Redimido.
Kenneth E. Hagin.
Capítulo 1 – Redención de la Maldición
de la Pobreza.
“Cristo nos redimió de la maldición de
la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que
es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del
Espíritu... Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y
herederos según la promesa”. Gálatas 3:13-14,29
¡Cristo nos ha redimido de la
maldición de la ley!
¿Cuál es la maldición de la ley? La
única forma de poder averiguarlo es volviendo a la ley. La expresión "la
ley" como encontrada en el Nuevo Testamento se refiere generalmente al
Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia. Al volver a estos libros -
o la ley - encontramos que la maldición, o castigo, por romper la ley de Dios
es triple: pobreza, enfermedad, y muerte espiritual.
1°Timoteo 4:8 “Porque el ejercicio
corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues
tiene promesa de este vida presente, y de la venidera”.
Algunos quisieran que creyésemos que
no tenemos ninguna promesa en esta vida de ninguna bendición material o de otra
clase, pero esta Escritura declara enfáticamente que sí.
De acuerdo con Deuteronornio
28:15-17,38-40; la maldición de la pobreza vendría sobre los hijos de Dios si
le desobedecían. Era una maldición que vendría sobre ellos por no guardar y
hacer conforme a todos Sus mandamientos y Sus estatutos.
Pablo dijo, escribiendo a la iglesia
en Filipos, "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús " (Filipenses 4:19). Todo lo que os
falta incluiría necesidades financieras, materiales, y otras. De hecho, en este
capítulo, Pablo está hablando de cosas financieras y materiales.
Jesús Mismo dijo: "Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas" (Mateo 6:33). Estas cosas que os serán añadidas son cosas
materiales en la vida – algo para comer, algo para vestir, etc.
Algunos parecen tener el concepto de
que si una persona es cristiana, creyente en Dios, es una marca de humildad –
una marca de piedad – el vivir en pobreza y no poseer nada. Piensan que
deberían ir por la vida con la suela de los zapatos salida, la punta del
sombrero salida, y el asiento de los pantalones gastada – apenas siendo capaces
de continuar.
Pero esto no es lo que Jesús dijo. El
dijo, "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas”. No quitadas; ¡El dijo que os serán añadidas! ¡Gloria
a Dios!
Lucas 6:38 “Dad y se os dará; medida
buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la
medida con que medís, os volverán a medir”.
Primero, hagamos esta pregunta: ¿Es la
verdad? ¿Dijo Cristo la verdad, o estaba mintiendo? Yo creo que es la verdad,
¿no es así? Ahora nota que El dijo, "darán".
Claro está, Dios está por detrás de
ello, pero El dijo, "(ellos) darán en vuestro regazo".
Recuerdo que un amigo me preguntó hace
un tiempo, "¿Hermano Hagin, predicas alguna vez sobre Lucas 6:38?"
"Bueno," le contesté,
"He usado esa escritura. No sé si la he usado nunca como texto, pero la he
citado en mi predicación en varias ocasiones".
Este hombre contestó, "Bueno, no
hace mucho tuvimos a un ministro en nuestra iglesia que predicó durante unas
reuniones de dos semanas, y se refirió a esa escritura cada noche. Una noche
predicó un sermón al respecto. Sabes, yo nunca había pensado demasiado acerca
de ese versículo hasta que él lo enfatizó tanto. Luego, en el último servicio
de la reunión, después de que nuestro pastor había recibido la ofrenda para él,
el evangelista dijo, “Hermanos, estoy impresionado por el Espíritu Santo a
recibir una ofrenda para esta iglesia para poner un sistema de aire
acondicionado".
Mi amigo, el cual enseñaba la Clase
Bíblica de Hombres, una larga clase de unos 100, continuó contándome acerca del
último servicio.
"El evangelista les dijo a la
congregación de unos 1,800, ¡Quiero recibir los $10,000 dólares esta noche!
Suena demasiado, lo sé, y ya han dado durante esta reunión, pero quiero
retarles". Nos leyó este texto nuevamente el cual había mencionado cada
noche, "Dad y se os dará".
"Luego dijo, 'No quiero que nadie
dé lo que esté al alcance de sus medios. Da lo que no esté al alcance de tus
medios. Si te parece que puedes dar $50 pero no $100, da los $100. Si piensas
que puedes dar $500 pero no $1,000, da los $1,000. Allí es donde está la bendición
– y ésa es la verdad”.
"Luego añadió, 'Voy a poner mi
Biblia aquí en el altar, y quiero que vengan y pongan su dinero en este
versículo de escritura y digan, "Querido Señor, estoy actuando de acuerdo
a Tu Palabra". Yo oraré en especial por ustedes, pero sé que Dios se lo va
a devolver. Dará resultado a tu favor. Y si no lo hace, yo me aseguraré de que
se te devuelva, el dinero, y nada más se dirá del asunto' ".
El maestro de Escuela Dominical dijo,
"Hermano Hagin, yo tenía varios hombres de negocios en mi clase. Dos de
ellos se me habían acercado con anterioridad para pedirme que orara ya que sus
negocios estaban a punto de quebrar. A no ser que Dios hiciera algo en 30 días,
dijeron que tendrían que cerrar las puertas".
Continuó, "Hermano Hagin, yo soy
testigo del hecho de que uno de estos hombres dio $500 en aquella ofrenda y el
otro dio $250. En realidad fue dinero prestado, ¡pero en 30 días ambos negocios
se salieron de peligro! Dios los bendijo
inmensurablemente".
El Señor, en Malaquías 3:10, habló
estas palabras, "Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi
casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré
las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde".
De hecho, no hemos dado en realidad
hasta que hemos pagado nuestro diezmo.
Un hombre me dijo, "Hermano
Hagin, el pagar el diezmo – eso esta solamente bajo el Antiguo Testamento. Está
solamente bajo la Ley de Moisés. ¿No lo sabía?"
Yo me avergonzaría al demostrar tal ignorancia
de la Biblia al hacer dicha declaración. Abraham pagó diezmos 500 años antes de
que la ley fuera dada a Moisés. Jacob pagó diezmos 250 años antes.
"Sí," dijo alguien, “pero no
hay ninguna escritura en el Nuevo Testamento sobre el pagar el diezmo".
Esta gente debería aprender a leer.
Mira en Hebreos 7:8. ¿Qué sucede con esto?
Esto es Nuevo Testamento, ¿no?
"Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero
allí, uno de quien se da testimonio de que vive".
Se está refiriendo a Cristo.
La Bendición de Abraham es Nuestra.
Casi cada vez que obtienes algo bueno
de la Palabra de Dios, o la promesa de algo bueno y una escritura en la que
apoyarte, alguien salta y dice, "Eso es sólo para los judíos. Esto no es
para nosotros hoy en día."
Quiero que sepas que la bendición de
Abraham nos pertenece a nosotros. No sólo le pertenece a los descendientes
físicos de Abraham; ¡nos pertenece a nosotros!
Recuerda como dijo nuestro versículo
para este capítulo, "Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles... Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de
Abraham sois, y herederos según la promesa" (Gálatas 3:14,29).
¡La bendición de Abraham es
nuestra! No nos la pueden quitar nunca
más. Esos desconfiados, incrédulos, matadores del gozo, y vendedores de la duda
no serán capaces de quitárnosla. ¡La bendición de Abraham es mía – la bendición
de Abraham es nuestra a través de Cristo Jesús! ¡Aleluya!
La bendición de Abraham era una
bendición triple. Lo primero que Dios le prometió a Abraham fue que El le iba a
hacer rico.
"¿Quieres decir que Dios nos va a
hacer a todos ricos?" Sí, eso es lo que quiero decir.
“¿Quieres decir que El nos va a hacer
a todos millonarios?" No, eso no es lo que he dicho.
Pero El nos va a hacer ricos. Puede
que no entiendas lo que la palabra "rico" significa. El diccionario
dice que significa "provisto por entero," o "abundantemente
suplido". Gloria a Dios, ¡en Cristo hay completa provisión!
En cierta ocasión tuve un auto, pero
me gastaba demasiada gasolina – sólo me daba 13 millas y media por galón en la
carretera. Este auto en particular tenía la reputación de no gastar mucha
gasolina, así que le dieron una revisión al motor, le cambiaron las bujías de
encendido y el condensador, y trabajaron con el carburador.
Mientras miraba, el mecánico me dijo,
"Predicador, aquí hay algo que está mal. No sé por qué lo hicieron, pero
en este modelo cambiaron el carburador. Hay un engaste por dentro y otro por
fuera. Puede colocarse en rico o en flaco. En este caso está colocado en rico.
Está colocado para que reciba una provisión completa".
Dios no prometió que recibiríamos una
provisión flaca, sino una provisión rica. ¡Tenemos una provisión abundante!
¡Gloria a Dios para siempre!
Prediqué una reunión hace varios años
en una pequeña ciudad de New Jersey para el Pastor A. A. Swift de la Iglesia
Pentecostal Trinitaria. En aquel tiempo él tenía 70 años de edad. Yo no
predicaba en estas líneas en aquellos tiempos – predicaba hasta llegar allí y
alrededor de ello. Sabía que era verdad, pero nadie más estaba predicando que
Dios nos había redimido de la maldición de la pobreza, así que no sabía si
debía declararlo o no.
Sabiendo que el Hermano Swift era un
hombre de Dios, un veterano en Pentecostés considerado ser uno de los más
destacados maestros bíblicos del Evangelio completo, hablé con él acerca de
algunas de estas escrituras.
"Hermano Hagin, tienes toda la
razón," dijo él. "Deberías predicarlo dondequiera que vayas. Dios nos
ha prometido hacernos ricos a todos."
Luego dijo, "Déjame que te cuente
cómo lo descubrí. Recibí el Espíritu Santo en 1908 y en 1911 mi esposa y yo
fuimos a la China de misioneros. (Esto fue mucho antes de que hubiera una
organización del Evangelio Completo o algún círculo Pentecostal).
Nací y me crié en Londres, vine a
Canadá, y luego a los Estados Unidos, así que tenía algunas conexiones en
Inglaterra, y una misión de allí nos sostenía. Nos daban $1,236 al año. Esto
era $103 al mes de sustentación. Y pasamos el año 1911, o casi todo, en China
como misioneros.
"Pero cada vez que iba a orar –
tenía un lugar donde iba a hacer mis oraciones secretas – el Espíritu de Dios
trataba con mi corazón y me decía, "Envía tu renuncia. Si esta gente
supiera que crees en el hablar en lenguas, no te sostendrían, porque ellos no
creen que el hablar en lenguas es la evidencia del bautismo del Espíritu Santo.
Tú te has mantenido callado, lo cual es lo mismo que el recibir el dinero bajo
falsas pretensiones. No puedes predicar lo que la Biblia enseña. A hurtadillas
puede que lo comuniques a algunos pocos, pero si fueras a salir abiertamente y
predicarlo, eso sería el fin. Quiero que prediques la verdad completa".
"Señor, ¿qué debo hacer?" el
Hermano Swift finalmente le preguntó al Señor. "Si hago tal cosa, mi
esposa y yo y nuestros hijos seremos desprovistos de todo sostén aquí en China.
Sería lo suficientemente difícil quedarse sin sostenimiento en América en 1912,
aun más en la China. ¿Qué debo hacer?"
Dios le contestó, "Quiero que les
devuelvas esta estación de misiones a ellos.
No estaría bien que la robaras de ellos. (Y no estaría bien) Tú vete a
otro lugar y empieza una nueva obra".
"Señor, ¿empezar una nueva obra
en China en 1912 sin nadie que la mantenga?"
"Eso es lo que quiero que
hagas".
"Señor, no podremos seguir adelante".
"¿No sabías que Yo prometí
hacerte rico?"
El Hermano Swift contestó, "Si lo
hiciste, yo no lo sabía. Pero sí que estaría contento de saberlo".
Entonces el Espíritu del Señor
preguntó, "¿Has leído Gálatas 3:13-14 donde dice que Cristo te redimió de
la maldición de la ley, siendo hecho maldición por ti, para que la bendición de
Abraham alcanzase a los gentiles; eso es, a ti? Lo primero que le prometí a
Abraham fue que le haría rico".
Al contarme esto el Hermano Swift, me
dijo, "Luego las cosas se me empezaron a abrir. Abrí la Biblia y lo leí –
y claro está, ¡allí estaba! Envié mi renuncia y fui a otro lugar y empecé una
nueva obra. Por los primeros seis meses, fue difícil".
No pienses que no habrá pruebas. Pero
sólo porque vienen las tareas, las pruebas se amontonan, y parece que no está
resultando, no quiere decir que no es verdad. Verás, Dios no siempre paga en
sábado por la noche. Dios no siempre paga a principios de cada mes. ero quiero decirte - Dios sí que paga más
tarde o más temprano. ¡Más tarde o más temprano llega el día de cobrar!
Mucha gente piensa que se han escapado
con el pecado ya que se escaparon con él una semana y el juicio no les ha
caído. Se han escapado dos semanas y el juicio no les ha caído. Siguieron así
durante un mes o más y el juicio no vino. Empezaron a sentirse un poco mejor,
un poco más fácil. Dijeron, "Bueno, parece que me he salido con la
mía". Pero quiero decirte que más tarde o más temprano, vendrá.
"Durante los primeros seis meses
de aquel año," me contó el Hermano Swift, "parecía que mi esposa y yo
y nuestros dos hijos pequeños nos íbamos a morir de hambre en China, sin ningún
tipo de sostén de Inglaterra, sin nadie de América para mantenernos. ¿Qué
hicimos?
"Bueno, yo me mantuve calmado,
dulce y callado - no hice mucha oración. Simplemente le recordé a Dios de lo
que Su Palabra decía. Sabía que iba a hacer algo al respecto.
"Cuando el año había pasado y yo
lo examiné, ¡Dios me había dado $3,750 dólares americanos!"
En 1912, $3,750 eran como $15,000 o
más hoy día. El había estado recibiendo $1,236 al año. Este año recibió tres
veces más. Dios le prometió que le haría rico. ¡Gloria a Dios para siempre! De
hecho, amigos, muchos de nosotros no somos pobres porque hemos honrado a Dios –
sino porque le hemos deshonrado. (He dado escrituras que lo prueban).
Alguien dijo, "Oh, sí, pero
hermano Hagin, le tengo miedo al dinero".
"¿Por qué?" le pregunté.
La Biblia dice que el dinero es la
raíz de todo mal.
La Biblia no dice tal cosa ni mucho
menos. La Biblia dice, “Porque raíz de todos los males es el amor al
dinero" (1 Timoteo 6:10). Tu podrías ser culpable de ese pecado y no tener
un céntimo. El tener dinero no es malo; lo que es malo es que el dinero te
tenga a ti.
Si el dinero llega a ser un señor del
hombre, eso es malo. Un hombre puede amar al dinero de tal manera que lo
recogería en cualquier sitio y de cualquier manera. Si le cortaras las manos,
lo cogería con los dedos de los pies, lo cogería con los dientes. Si le
quitaras los dientes, lo mordería con las encías. Si eso esta en él, lo
recogerá de una manera u otra. Es su señor.
La Biblia dice que la plata y el oro
son de Dios (Hageo 2:8). La Biblia dice que los millares de animales en los
collados son de Dios (Salmo 50:10). ¿Por qué puso Dios todas estas cosas aquí,
entonces? ¡Por supuesto no lo puso todo aquí para el diablo y su
cuadrilla! Si lo hizo, entonces El ama a
los hijos del diablo más que a Sus propios hijos.
Esto sería como si un hombre dejara
que sus hijos pasaran hambre y no pagara la renta mientras iba al otro lado de
la calle y le pagara la renta a otra mujer y diera a comer a los hijos de la
otra mujer. Dios no ama al diablo más que nos ama a nosotros. ¿No es así?
Alguien dijo, "Hermano, parece
que soy otro Job." ¿Qué quieres decir con que eres otro Job? Gloria a
Dios, si eres el Job de Dios, recibirás tu sanidad. Job se sanó.
Algunos piensan, "Pobre Job – se
pasó la vida enfermo, sufriendo, y afligido".
De hecho, el libro entero de Job
sucedió en el transcurso de nueve meses. Si Job enfermo alguna otra vez en su
vida, no lo sé. La Biblia no lo dice. Y si hubiera padecido algo más, la Biblia
nos lo hubiera dicho.
¡Dios sanó su cuerpo! Dios le dio otra
esposa. Dios le dio 10 hijos más. Dios le dio el doble de lo que tenía al
principio: el doble de camellos, el doble de ovejas, el doble de vacas, y el
doble de mulas. Y Job vivió 140 años más. El vivió para poder ver los hijos de
sus hijos hasta la cuarta generación. ¡Gloria a Dios! Este es el modo en que
Dios hace las cosas. Si está mal el ser próspero, entonces Dios hizo mal al
hacer todo aquello.
Proverbios 19:17 “A Jehová presta el
que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar”.
Siempre hay quienes son desafortunados
en la sociedad. Dios nos ha bendecido y prosperado, y El no quiere que seamos
avaros. El quiere que ayudemos a otros, así que Dios dijo, "A Jehová
presta el que da al pobre". Si el Señor se te acercara hoy y te dijera,
"Necesito $100", ¿se lo prestarías? O si uno de tus hermanos viniera
y te pidiera prestados $100, ¿se los prestarías si pudieras?
"A Jehová presta el que da al
pobre" es lo que la Biblia dice. Y Dios dijo, "Yo se lo
devolveré".Yo creó que lo hará, ¿no lo crees tú? No creo que mintiera a
ese respecto.
¿Y cómo va a devolverlo? No lo sé,
pero creo que podemos tener una idea al ver Lucas 5:4-7, donde Cristo le pidió
prestada a Pedro su barca. El le devolvió a Pedro dándole dos barcas enteras de
peces. Algo es cierto con respecto al Señor: ¡No hay nada de tacaño en El!
Yo quiero que la gente sepa que estoy
a favor de Dios. Estoy a favor de la bendición. Voy a aprovecharme de aquello
que me pertenece en Cristo. Y quiero que tomes tu posición. Ahora sabes cuál es
la bendición. ¡Aleluya!
Capítulo 2 – La Redención de la
Maldición de la Enfermedad.
“Cristo nos redimió de la maldición de
la ley, hecho por nosotros maldición...” Gálatas 3:13
Deuteronomio 28:15-22,27-29,35,58-61
“15Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar
cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán
sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzaran.16Maldito serás tú en la
ciudad, y maldito en el campo.17Maldita tu canasta, y tu artesa de
amasar.18Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus
vacas, y los rebaños de tus ovejas.19Maldito serás en tu entrar, y maldito en
tu salir.20Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo
cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a
causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado.21Jehová traerá
sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para
tomar posesión de ella.22Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y
de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con anublo; y te perseguirán
hasta que perezcas...27Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores,
con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.28Jehová te herirá con
locura, ceguera y turbación de espíritu;29y palparás a mediodía como palpa el
ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino
oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve...35Te herirá
Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de
tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.58Si no cuidares de poner
por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro,
temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVA TU DIOS,59entonces Jehová
aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas
grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;60y traerá sobre ti
todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te
dejarán.61Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro
de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido”.
Podemos ver claramente en estas
escrituras que la enfermedad es una maldición de la ley. Las terribles
dolencias enumeradas aquí – de hecho, toda enfermedad y toda dolencia, de
acuerdo con el versículo 61 – son parte del castigo del rompimiento de la ley
de Dios.
La versión Reina Valera de estas
escrituras nos llevaría a creer que Dios mismo puso enfermedades y aflicciones
sobre Su pueblo, ya que lee, “El Señor te herirá. ..."
El Dr. Robert Young, autor de Hints to
Bible Interpretation (Sugerencias Para la Interpretación de la Biblia), señala
que en el Hebreo original, el verbo está en el sentido permisivo y no en el
causativo. De hecho, debería haber sido traducido algo así: "El Señor
permitirá que seas herido ... El Señor permitirá que estas plagas te
ataquen..."
Muchos otros verbos fueron traducidos
en el sentido causativo en la Versión Reina Valera. Por ejemplo, Isaías 45:7
lee, "Que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la
adversidad. Yo Jehová soy el que hago
todo esto". ¿Creó Dios el mal? No. Eso haría de Dios un diablo. Dios puede
que lo permita, pero El no lo crea.
Amós 3:6 declara en la Versión Reina
Valera, "Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo?
¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?". Si Dios
comete el mal, entonces El no tiene derecho alguno de juzgar al hombre por el
pecado. Hay una gran diferencia entre la comisión y la permisión.
Cuando el Rey Saúl se apartó del
Señor, 1°Samuel 16:14 dice, "el Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le
atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová".
Lo que sucedió en realidad fue que el
pecado de Saúl quebrantó la comunión con Dios, y Dios permitió que el espíritu
malo del diablo le atormentara.
El Hebreo original de estas escrituras
estaba en el sentido permisivo, pero ya que el lenguaje español no tiene un
sentido permisivo correspondiente, los verbos fueron traducidos en el
causativo.
No, Dios no envía plagas y
enfermedades sobre Su pueblo como estos versículos parecen indicar. La Palabra
de Dios no enseña que estas cosas vienen directamente de Dios.
Cuando el pueblo de Dios rompió Sus
mandamientos, ya no estaban más bajo Su divina protección. Todo lo que El podía
hacer era permitir que el diablo trajera esas aflicciones sobre ellos. Su
pecado y maldad trajo esas terribles plagas sobre ellos.
Deuteronomio 28 da una lista de varias
dolencias en la maldición de la ley quebrantada. Entre ellas están: la
mortandad, tisis (tuberculosis), fiebre (incluyendo todos los tipos, como la
tifus, escarlatina, tifoidea, viruelas, y toda clase de fiebres irruptivas),
inflamación, ardor, la úlcera de Egipto, tumores, sarna (toda clase de
dolencias de la piel), comezón, locura, y ceguera.
De acuerdo con el versículo 60,
podemos añadir esto a la lista "todos los males de Egipto, delante de los
cuales temiste". Y el versículo 61 incluye todo lo demás: "Asimismo
toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de la ley".
Podemos concluir de estas escrituras que
las enfermedades y dolencias son parte de la maldición de la ley – y deberían
venir sobre nosotros. Pero gloria a Dios, "Cristo nos redimió de la
maldición de la ley" (Gálatas 3:13).
La Enfermedad: ¿Bendición o Maldición?.
¿Es la enfermedad una bendición o es
una maldición? La Palabra de Dios declara que es una maldición. Algunos te
harían creer que Dios "bendice" a Sus hijos con enfermedades y
dolencias. (Si lo hace, yo preferiría que otro recibiera tal
"bendición") ¡Pero, de acuerdo con la Palabra de Dios, la enfermedad
es una maldición y la salud es una bendición!
La dolencia es la quietud rota. La
enfermedad es dolor y sufrimiento. Hace esclavos de la familia y amistades
quienes deben cuidar de sus seres queridos. La dolencia y la enfermedad son enemigos
de la humanidad.
La enfermedad es un ladrón y
bandolero. Le ha robado a muchas madres jóvenes de su salud, belleza, y gozo.
Le ha robado a su esposo de su esposa, y les ha despojado a los hijos de su
madre, ya que ella ya no es capaz de cumplir con sus deberes de esposa y madre.
Las dolencias han robado muchos
hombres jóvenes, viniendo a ellos en medio de su masculinidad, llenándoles de
ansiedad y temor, robándoles la fe.
La enfermedad y la dolencia roban a la
gente de la felicidad, salud, y el dinero que necesitan para otras cosas.
La Enfermedad: ¿Es la Voluntad de
Dios?.
La enfermedad y la dolencia no son la
voluntad de Dios para Su pueblo. El no quiere que una maldición esté sobre Sus
hijos a causa de su desobediencia; El quiere bendecirles con salud.
"Oh, sí," algunos me han
dicho, "Yo creo que Dios era el Sanador de Israel bajo el Antiguo Pacto, y
El quería que el pueblo de Israel tuviera salud, pero nosotros no estamos
viviendo bajo aquel pacto".
Eso es verdad. Pero si el Antiguo
Pacto proveía para la sanidad y el Nuevo Pacto (o Testamento) no lo hace, ¿me
pregunto si el Nuevo Pacto es tan bueno como el viejo? Gracias a Dios la Biblia
dice que el Nuevo Pacto es mejor.
Hebreos 8:6 “Pero ahora tanto mejor
ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un MEJOR pacto, establecido sobre
MEJORES promesas”.
Permíteme recordarte que nuestro texto
es del Nuevo Testamento: "Cristo nos ha redimido de la maldición de la
ley, hecho por nosotros maldición" (Gálatas 3:13).
No es la voluntad de Dios que estemos
enfermos. En los tiempos de la Biblia, no era la voluntad de Dios que los hijos
de Israel estuvieran enfermos, y ellos eran siervos de Dios. Hoy en día,
nosotros somos hijos de Dios. ¡Si no era Su voluntad que ni Sus siervos
estuvieran enfermos, no podría ser Su voluntad que Sus hijos estuvieran
enfermos! La enfermedad y la dolencia no son del amor. Dios es amor.
En Lucas 13, Jesús estaba enseñando en
una de las sinagogas en el día de reposo. Una mujer entró quien estaba
encorvado. Podía haber tenido artritis o algo por el estilo, ya que su cuerpo
estaba encorvado en una posición estacionaria. Jesús la llamó a El y le dijo,
"Mujer, eres libre de tu enfermedad" (v. 12).
Cuando el principal de la sinagoga se
enojó porque Cristo sanó a la mujer enferma, Jesús dijo, "Y a esa hija de
Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de
esta ligadura en el día de reposo?" (v. 16). Jesús dijo que era Satanás el
que había atado a esta mujer.
Predicando en casa de Cornelio, Pedro
dijo en Hechos 10:38 “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús
de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos
por el diablo, porque Dios estaba con él”.
Esta escritura aclara que la gente que
Jesús sanaba estaban oprimidos por el diablo.
Algunos hoy en día te harían creer que
Dios envía enfermedades a la gente para bendecirles. Te dirán, "No vayas a
esas reuniones donde oran para que los enfermos se sanen. Eso es del
diablo."
¡Si tienen razón, entonces Dios y el
diablo han debido de cambiar de trabajo últimamente! Hace dos mil años, Satanás
oprimía a la gente y Jesús los sanaba,
La Biblia nos dice, "Jesucristo,
el mismo, hoy, ayer y por los siglos " (Hebreos 13:8). ¡Jesús nunca
cambia! Desde el principio hasta el fin de Su ministerio público, Cristo
combatió con Satanás. Su guerra no era en contra de los hombres, sino contra
los demonios que vivían en ellos.
Nunca le digas a nadie que la
enfermedad es la voluntad de Dios para nosotros. ¡No lo es! La sanidad y la
salud son la voluntad de Dios para la humanidad. Si la enfermedad fuera la
voluntad de Dios, el cielo estaría lleno de enfermedad y dolencia.
Recuerda, Jesús en su andar en la
tierra era la voluntad de Dios en acción. El vino a revelarnos al Padre. Él es
la Palabra de Dios. El es Dios hablándonos a nosotros. (Ver Juan 1:14; Hebreos
1:1-2) ¡Si quieres saber lo que Dios piensa acerca de la enfermedad, mira a
Jesús! ¡El anduvo sanando a los enfermos!
Isaías 53:4-5 “4Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido.5Más él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados”.
Mateo cita una porción de estas
escrituras en Mateo 8:17 “Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías,
cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”.
El Espíritu Santo, volviendo a mirar
al Calvario, escribió en el tiempo pasado a través de Pedro en 1°Pedro 2:24
“Quien llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, par que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados”.
Leí de la pluma del Dr. John Alexander
Dowie sobre cómo él recibió luz sobre el tema de la sanidad divina.
El Dr. Dowie era pastor de una iglesia
Congregacional en Newton, un suburbio de Sydney, Australia, cuando las plagas
bubónicas atacaron allí alrededor de 1875. Gente se moría como moscas. El Dr.
Dowie enterró a 40 miembros de su congregación en menos de un mes. Cuatro más
murieron y aun tenían que ser enterrados, y muchos más habían sido atacados con
la plaga. No había cura.
Un día después de visitar los muchos
miembros enfermos de su rebaño, el Dr. Dowie volvió a su casa y se sentó en su
estudio, con los brazos cruzados sobre su escritorio, la cabeza encima de los
brazos, llorando delante del Señor.
"Dios, ¿se van a morir
todos?" lloró. "¿Vas a llevártelos a todos? ¿De dónde ha venido esta
plaga? ¿Eres Tu el autor de esto?" El estaba afligido al pensar en las
familias que serían quebrantadas por la plaga; en los niños que se quedarían
huérfanos.
"Entonces las palabras del
Espíritu Santo inspiradas en Hechos 10:38 se me presentaron delante todas
radiantes de luz, revelando a Satanás como al Corruptor, y a Cristo como al
Sanador," el Dr. Dowie escribió muchos años más tarde.
"Mis lágrimas fueron
secadas," dijo el Dr. Dowie, "mi corazón fue fortalecido. Vi el
camino de la sanidad, y la puerta a él estaba abierta ampliamente, así que
dije, 'Dios, ayúdame ahora a predicar la Palabra a todos los que se están muriendo
alrededor, y a contarles que es Satanás el que aun corrompe, y Jesús aun
libera, porque "El es el mismo hoy"' ".
No tuvo que esperar mucho tiempo.
Dentro de unos minutos, dos hombres jóvenes entraron en su estudio,
suplicándole sin aliento, "¡Oh, venga ahora núsmo, María se está
muriendo!" El Dr. Dowie corrió a la calle detrás de ellos, sin siquiera
pararse a coger su sombrero. Estaba furioso que Satanás hubiera atacado a esta
joven inocente miembro de su rebaño.
El Dr. Dowie entró en la habitación de
María y la encontró en convulsiones. Su médico, habiendo perdido toda
esperanza, se estaba preparando a salir. Se volvió al Dr. Dowie y señaló,
señor, ¿no son misteriosos los caminos de Dios?"
La revelación que el Dr. Dowie acababa
de recibir de la Palabra de Dios estaba ardiendo en su corazón. "¡Los
caminos de Dios!" el explotó. “¡Cómo se atreve a llamar a esto el camino
del Señor! No, señor, esta es la obra del diablo!"
El desafió al doctor, el cual era un
miembro de su congregación, "¿Puede usted orar la oración de fe que salva
al enfermo?"
El doctor contestó, "Usted está
demasiado excitado, lo mejor es decir que la voluntad de Dios sea hecha",
y se marchó.
"¡Excitado! Esa palabra era
bastante inadecuada ya que yo estaba casi frenético con ira impartida Divinamente
y odio para con el inmundo destructor, Enfermedad, que estaba cumpliendo la
voluntad de Satanás," escribió Dowie.
" 'No es así', exclamé, 'ninguna
voluntad de Dios envía tal crueldad, y yo nunca diré "qué la voluntad de
Dios sea hecha" a las obras de Satanás, las cuáles el mismo Hijo de Dios
vino a destruir, y ésta es una de ellas...’ Oh, cómo ardía la Palabra de Dios
en mi corazón..."
Furioso del ataque de Satanás, el Dr.
Dowie oró la oración de fe por María. Años más tarde, el dijo que oró algo así:
“¡Nuestro Padre, ayúdame! y Espíritu
Santo, enséñame a orar. Intercede ahora por nosotros, oh, Jesús, Salvador,
Sanador, Amigo y Abogado para con Dios el Padre. ¡Escucha y sana, Dios Eterno!
De toda enfermedad y muerte libra a esta dulce niña Tuya. Descanso en tu
Palabra. Reclamamos la promesa ahora mismo. La Palabra es verdad, 'Yo soy el
Señor tu sanador.' Entonces sánala ahora. La Palabra es verdad, 'Yo soy el
Señor, Yo no cambio'. Dios que nunca cambias, prueba que eres el Sanador ahora.
La Palabra es verdad, 'Estas señales seguirán a los que creen: En Mi Nombre,
pondrán las manos sobre los enfermos, y sanarán'. Y yo creo, y pongo las manos
sobre ella en el Nombre de Jesús, y reclamo esta promesa ahora. Tu Palabra es
verdad. 'La oración de fe salvará al enfermo'. Confiando en Ti solamente, te
pido, oh, sálvala ahora, por la causa de Jesús, ¡Amén!"
Las convulsiones de la muchacha
cesaron inmediatamente, y cayó en tal profundo sueño que su madre temió que se
había muerto. "No está muerta," le aseguró el triunfante Dr. Dowie.
"Vi que Cristo había oído y que una vez más, como hacía tiempo en la casa
de Pedro, 'El la tocó y la fiebre la dejó' ".
Después de varios minutos, el Dr.
Dowie despertó a María. Ella se volvió a su madre y exclamó, "¡Madre, me
siento tan bien!"
Recordando el modo en que Jesús había
ministrado a la muchacha que El había resucitado de la muerte en los tiempos de
la Biblia, el Dr. Dowie preguntó, "¿Y tienes hambre?"
"Oh, sí," contestó ella.
"Tengo tanta hambre".
El Dr. Dowie le instruyó a la enfermera
de María para que le preparara una taza de chocolate y pan con mantequilla.
Calladamente dando gracias al Señor, fue a la habitación siguiente, donde el
hermano y la hermana de la muchacha estaban en cama con la misma plaga. Después
de orar, ellos, también fueron instantáneamente curados.
"Al salir del hogar donde Cristo
el Sanador había sido victorioso", el Dr. Dowie recordó, "no pude por
menos que tener en mi corazón parte de la canción triunfante que resonaba en
los Cielos, sin embargo yo me encontraba maravillado a mis propias extrañas
obras, y aun más a mi descubrimiento de que EL ES EL MISMO HOY..."
Desde aquel día en adelante, el Dr.
Dowie ministró a su rebaño sobre la sanidad divina y oró por su sanidad. Nunca
perdió otro de sus miembros con la plaga.
Pero, ¿no es extraño que el médico, el
cual era un miembro de la iglesia de Dowie, trataba a la gente y les daba
medicina, pero cuando llegaban al punto en que la ciencia médica no podía hacer
nada, lo llamaba la voluntad de Dios?
Me desconcierta el hecho de que la
gente tome medicina y haga todo lo que pueda para ponerse mejor, pero si
sugieres que le pidan a alguien que ore por su sanidad, dicen, "Puede que
no sea la voluntad de Dios el sanarme".
¿Por qué no pidieron la voluntad de
Dios para empezar? Si no es la voluntad de Dios que se pongan bien, no deberían
tomar ninguna medicación o tratamiento. ¡Tratando de ponerse bien estarían
fuera de la voluntad de Dios!
No tengo intenciones de desacreditar a
la profesión médica. Los doctores están luchando con el mismo diablo que
nosotros. Simplemente quiero señalar que este es un razonamiento humano y un
pensamiento erróneo, y les ha robado a muchos de las bendiciones de la sanidad
y la salud.
La Dra. Lilian B. Yeomans era una
doctora que practicaba medicina y cirugía hace muchos años en uno de los
hospitales más grandes de New York. Ella empezó a tomar pequeñas cantidades de
droga para tranquilizarle los nervios y ayudarle a dormir cuando se encontraba
agotada por tanto trabajo. Llegó el
momento en que dependía tanto de las drogas – especialmente morfina – que se
volvió una adicta. Diariamente tomaba 50 veces más que la dosis normal de
morfina que normalmente se le recetaba a un hombre adulto además de otras
drogas.
Aunque la Dra. Yeomans tomó todas las
curas celebradas en su día y desesperadamente trató de parar de tomar drogas,
se puso peor. Una enfermera la describió como a "un esqueleto con un
demonio por dentro". Sus amistades la consideraban un caso sin esperanza.
La Dra. Yeomans había sido salva de
joven, pero se había apartado del Señor. Cuando se encontró a la puerta de la
muerte, se sumergió en su tan abandonada Biblia, volvió a la comunión con el
Señor, y fue sanada en 1898 del terrible hábito a la droga que casi había
reclamado su vida.
Después de recibir esta sanidad, la
Dra. Yeomans predicó el evangelio durante unos 40 años. Cuando ella y su
hermana heredaron cierta propiedad, la transformaron en un "hogar de
fe", recibiendo a personas abandonadas por la ayuda médica quienes buscaban
sanidad para sus cuerpos.
La Dra. Yeomans dijo que casi toda
esta gente fue sanada por medio de trabajar con ellos hasta que recibieran
suficiente fe edificada en sus corazones (espíritus) para recibir sanidad de
Dios. En uno de sus libros ella dio el ejemplo siguiente de fe edificada en un
paciente.
Un día una mujer en los últimos
períodos de tuberculosis fue traída al hogar. Los doctores habían declarado que
estaba fuera del alcance de la ciencia médica. Cuando la ambulancia trajo
adentro a la mujer, la Dra. Yeomans sabía que se estaba muriendo. Si aun
hubiera estado practicando la medicina, la Dra. Yeomans habría empezado a
administrar fuertes drogas inmediatamente.
En lugar de esto, la mujer fue llevada
a un cuarto de arriba, y la Dra. Yeomans empezó a leerle la Biblia. Pasó unas
dos horas leyendo Escrituras con respecto a la sanidad divina; especialmente
Deuteronomio 28 y Gálatas 3:13.
Luego le instruyó a la moribunda a que
se repitiera a sí misma en todo momento en que estuviera despierta, "De
acuerdo con Deuteronomio 28:22, la tisis (o tuberculosis) es una maldición de
la ley. Pero de acuerdo con Gálatas 3:13, Cristo nos ha redimido de la
maldición de la ley. Por lo tanto, yo ya no tengo la tuberculosis más".
A la mañana siguiente, la Dra. Yeomans
le preguntó a la mujer si había estado repitiendo lo que ella le había
instruido que dijera. Ella contestó que parecía que lo hubiera dicho 10,000
veces, pero que no podía entender lo que significaba. La Dra. Yeomans le leyó
más escrituras y le pidió que continuara repitiendo las mismas palabras.
Al día siguiente la historia fue la
misma. A la tercera mañana, la mujer aun no comprendía. La Dra. Yeomans ni aun
había orado con ella, aunque ella había estado en su "hogar de fe"
tres noches. (Yo creo que a veces oramos por la gente demasiado pronto.
Deberíamos instruirles más en la Palabra primero)
A la tarde del tercer día, la Dra.
Yeomans y su hermana estaban ayudando a preparar la cena cuando oyeron una
conmoción de arriba. Su nueva paciente vino corriendo bajando las escaleras,
gritando a todo tope, "Hermana Yeomans – ¿lo sabía? ¡Cristo me ha
redimido, y no tengo la tuberculosis más! ¡Ahora se ha ido!"
Verás, la Dra. Yeomans se dio cuenta
que el camino al corazón es a través de la mente. Sabía que si la mujer se dijera
a sí misma lo suficientemente a menudo, "De acuerdo a Deuteronomio 28:22,
la tisis es una maldición de la ley. Pero de acuerdo a Gálatas 3:13, Cristo me
ha redimido de la maldición de la ley. Por tanto, yo ya no tengo tuberculosis
nada más", la verdad eventualmente se registraría en su corazón.
Yo te desafío a que tomes estas
escrituras y que intercales en lugar de la tisis el nombre de la enfermedad de
la que tu o cualquier ser querido desea ser sanado, porque Deuteronomio 28:61
dice que toda enfermedad es una maldición de la ley. Obrará resultado para ti
también.
Justo antes de su muerte, la Dra.
Yeomans publicó un libro de salmos, himnos y cánticos espirituales titulado
Gold of Ophir (Oro de Ophir). Estos eran los salmos, hinmos y cánticos
espirituales (Colosenses 3:16) que el Espíritu de Dios le dio a su hermana.
La Dra. Yeomans dijo que cuando ella y
su hermana oraban, su hermana cantaba cánticos o salmos en lenguas y luego
cantaba la interpretación. A veces los cantaba en profecía. La Dra. Yeomans los
apuntó y los coleccionó en este libro. Uno de esos cánticos espirituales dados
por el Espíritu de Dios a la hermana de la Dra. Yeomans era basado en Gálatas
3:13:
“Cristo me redimió de la maldición de
la ley, al colgar de aquel árbol vergonzoso, y todo lo peor se contiene en la
maldición y Jesús me ha liberado. No bajo la maldición, no bajo la maldición,
Jesús me ha liberado. Por enfermedad, tengo salud, por pobreza, riqueza, desde
que Jesús me ha rescatado.
Capítulo 3 – Redención de la Maldición
de la Muerte Espiritual.
“Cristo nos redimió de la maldición de
la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que
es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del
Espíritu”. Gálatas 3:13-14
La primera maldición que Dios dijo que
vendría sobre el hombre por quebrantar Su ley se encuentra en Génesis 2:17,
donde Dios le dijo a Adán, "porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás".
Adán y Eva podían comer del fruto de
todos los árboles en el Huerto del Edén menos del fruto del árbol del
conocimiento del bien y del mal. La maldición de la muerte espiritual vendría
sobre ellos si desobedecían a Dios. Génesis 3:22-24 nos dice que el hombre
desobedeció a Dios, fue sacado del Huerto, y no pudo comer más del árbol de la
vida. Se volvió esclavo del pecado y la muerte.
La muerte ha sido siempre un misterio
para el hombre. No era parte de la creación o parte del plan original de Dios.
La Biblia nos dice que la muerte física es un enemigo de Dios y el hombre.
1°Corintios 15:26 nos dice que la muerte física es el último enemigo que será
destruido.
Antes de que podamos entender la
muerte, sin embargo, debemos entender que el hombre no es un ser físico. El
hombre es un espíritu que posee un alma y vive en un cuerpo (1°Tesalonicenses
5:23).
Jesús le dijo a Nicodemo, “Es
necesario nacer de nuevo"
Nicodemo estaba pensando desde el
punto de vista natural cuando le preguntó, "¿Cómo puede un hombre nacer
siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y
nacer?"
Jesús explicó, "Lo que es nacido
de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan
3:4,6).
El Nuevo Nacimiento es el renacimiento
del espíritu humano.
El hombre real es el espíritu. El
espíritu opera a través del alma: el intelecto, sensibilidades, y
voluntad. Y el alma opera a través del
cuerpo.
El hombre real (tu espíritu) y tu alma
viven en un cuerpo físico. Cuando mueres físicamente, tu espíritu y alma dejan
el cuerpo y van a su hogar eterno.
En Lucas 16:19-24, Cristo nos dio la
experiencia del hombre rico y Lázaro: “19Había un hombre rico, que se vestía de
púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.20Había
también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél,
lleno de Hagas,21y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del
rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.22Aconteció que mudó el
mendigo, y fue llevado por los ángeles el seno de Abraham; (Nota que los
ángeles lo llevaron, no a su cuerpo, sino a él – espíritu y alma – al seno de
Abraham.) y murió también el rico, y fue sepultado.23Y en el Hades alzó sus
ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su
seno.24Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y
envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi
lengua; porque estoy atormentado en esta llama”.
Ambos Lázaro y el hombre rico aun
estaban conscientes. El hombre no se muere como un animal, como algunos
quisieran que creyeras. Y no hay tal cosa como "el dormir del alma".
Varias clases de muerte son referidas
en la Biblia, pero hay tres clases con las que necesitamos familiarizarnos: (1)
la muerte espiritual; (2) la muerte física; (3) la muerte eterna, la cual es el
ser echado al lago que quema con fuego y azufre.
La muerte espiritual es aquella que se
apodera de nuestros espíritus más bien que de nuestros cuerpos. La muerte
física es una manifestación de la muerte espiritual. La segunda muerte es la
última finalidad de la muerte, o el hogar de los muertos espiritualmente.
La muerte espiritual llegó a la tierra
primero, luego se manifestó a sí misma en el cuerpo físico destruyéndolo. La
muerte física es una manifestación de la ley que está obrando en el interior.
Pablo la llamó "la ley del pecado y de la muerte" (Romanos 8:2).
Cuando Dios le dijo a Adán, "el
día que de él comieres, ciertamente morirás", no se refería a la muerte
física, sino a la muerte espiritual. Si el hombre nunca se hubiera muerto
espiritualmente, no se habría muerto físicamente.
La muerte espiritual significa la
separación de Dios.
En el momento en que Adán pecó, fue
separado de Dios.
Cuando Dios bajó al fresco del día,
como era su costumbre, a andar y hablar con Adán, El llamó, "Adán ¿Dónde
estas?" Y Adán dijo, "Me escondí". Fue separado de Dios.
Cuando Adán y Eva escucharon al
diablo, él se volvió su padre espiritual, y tenían la naturaleza del diablo en
sus espíritus. Esto es la muerte espiritual. Aquella naturaleza inmediatamente
empezó a manifestarse a sí misma en la familia humana. Eventualmente, el hijo
primogénito de Adán y Eva mató el segundo hijo.
El hombre estaba ahora unido al
diablo. Era un desechado, desterrado, sacado del Huerto sin ninguna base para
acercarse a Dios.
El hombre ya no responde al llamado de
Dios. Responde solamente a su nueva naturaleza; a su nuevo maestro. El hombre
es más que un trasgresor; más que un quebrantador de la ley y pecador. El
hombre es el hijo del diablo espiritualmente, y él comparte la naturaleza de su
padre.
Jesús les dijo a los fariseos,
"Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre
queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en ¿a
verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla porque
es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:44).
Los fariseos eran muy religiosos. Iban
a la sinagoga los días de reposo. Oraban. Pagaban sus diezmos. Ayunaban. Hacían
muchas de las otras cosas refinadas y buenas. Pero mintieron acerca de Cristo y
lo mataron. Jesús dijo que eran hijos del diablo. Tenían las características
del diablo.
Esto explica porque el hombre no puede
ser salvo por su conducta o buenas obras; el debe nacer de nuevo. Si el hombre
no fuese hijo del diablo, podría actuar correctamente y estaría bien. Pero ya
que es un hijo del diablo, incluso si trata de actuar bien, aun irá al infierno
cuando muera – al lago que quema con fuego y azufre, lo cual es la segunda muerte.
¿Por qué? El hombre no puede estar en
la presencia de Dios tal y como es, porque tiene la naturaleza de su padre, el
diablo, en él. El hombre tenía que ser salvo por medio de alguien que pagara el
castigo por sus pecados y le diera una nueva naturaleza.
Podrías coger una mula vieja y tratar
de convertirla en un caballo de carrera, pero no resultará. Podrías afilarle
los dientes, abrillantarle los cascos, alimentarle con lo mejor, hacer que
corriera alrededor de la pista cada día, y colocarle en el mejor establo. El
día de la carrera, cuando sonara el disparo, todo lo que dará serán zancadas
por la pista porque es una mula. No está en el – no está en su naturaleza – el
ser un caballo de carreras.
Sin embargo puedes coger un caballo de
carreras, e incluso sin darle el cuidado debido, cuando suena el disparo, ¡allí
va disparado! Es su naturaleza. Nace y se cría para carreras. Para poder hacer
que la mula llegara a ser un caballo de carrera, tendría que ser renacida como
un caballo de carreras, y eso es imposible.
El hombre, sin embargo, quien es un
espíritu viviendo en un cuerpo, ¡puede ser renacido! ¡Su naturaleza puede ser
cambiada! ¡El puede llegar a ser una nueva criatura en Cristo Jesús!
No importa cuánta educación pueda
conseguir, cuántos dólares tenga, o cuán religioso sea – el hombre de por sí no
puede estar en la presencia de Dios, porque su naturaleza es mala.
El hombre está perdido hoy, no por lo
que hace, sino por lo que es (Lo que hace es el resultado de lo que es). El
hombre necesita vida de Dios, porque está muerto espiritualmente. Gracias sean
dadas a Dios, ¡Cristo nos ha redimido de la muerte espiritual!
Juan 5:26 “Porque como el Padre tiene
vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo”.
El nuevo Hombre, Jesucristo, no tenía
muerte en El. El no nació como nacimos nosotros. El no tenía la naturaleza
espiritual de muerte – el diablo – en él. Sin embargo Hebreos 2:9 dice que el
probó la muerte por todos los hombres. El cargó sobre El mismo nuestra
naturaleza pecadora. Hebreos 9:26 dice que El "quitó de en medio el pecado
(no pecados)". El cargó sobre Sí mismo nuestra naturaleza de pecado, la
naturaleza de la muerte espiritual, para que nosotros pudiéramos tener vida
eterna.
Jesús dijo, "El ladrón no viene
sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para
que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).
También dijo, "De cierto, de
cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida" (Juan
5:24).
Jesús vino a redimirnos de la muerte
espiritual. Adán fue desechado del árbol de la vida por rechazar la Palabra de
Dios. Pero de acuerdo con Apocalipsis 2:7, todos aquellos que ahora aceptan y
obedecen la Palabra de Dios son traídos de vuelta al árbol de la vida.
Este Nuevo Nacimiento no toma lugar
gradualmente. ¡Es instantáneo! Es un don de Dios recibido el momento en que
creemos.
Efesios 2:1 dice que a vosotros que
estabais muertos en delitos y pecados (esa es la muerte espiritual) El ha
vivificado – ¡hecho vivos! Efesios 2:8-9
nos dicen cómo sucedió: “8Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios;9no por obras, para que nadie se
gloríe”.
No por obras. ¡Esto desinfla el globo
del ego! El hombre quiere hacer algo para salvarse a sí mismo. Quiere tener
parte en ello. Pero no puede. El debe admitir simplemente su necesidad de ayuda
y su estado de desesperación. Debe admitir que es solamente lo que la Biblia
dice que es – un perdido pecador. Luego debe venir y aceptar el don de la
redención que Cristo le compró.
Romanos 8:14-16 “14Porque todos los
que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.15Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre!16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios”.
¿Has pasado de la muerte espiritual a
la vida espiritual? ¿Es Dios tu Padre? ¿Puedes mirar al cielo y decir,
"Padre Dios"? ¿Está Su Espíritu dentro de tu espíritu dando
testimonio de que eres un hijo de Dios? ¿Tienes el Espíritu Santo en tu
espíritu clamando, "Abba, Padre"?
Sí, si has nacido de nuevo.
Si no lo has hecho, ¡acepta a Cristo
como a tu Salvador hoy!
Comunidad Cristiana
Centro de Avivamiento
“JESUCRISTO ES EL
SEÑOR”
Lima-Perú.
Si Usted. Nesecita ayuda en
su vida por causa de algún problema de tipo personal, conyugal o familiar,
ponemos a su disposición un servicio de
Conserjería Espiritual, Fundada en la Palabra de Dios. Con toda libertad llame
al Pastor: Ramiro Roque Paiva, al Celular: 997201914, para hacer una cita y
Orar por Usted. Y ayudarle a cambiar su
vida, o envie su petición de Oración a la siguiente dirección de Correo
Electrónico: ramiroroque2003@yahoo.com. Este servicio es totalmente gratis para Usted.
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