Nuevos Umbrales de Fe.
Kenneth E. Hagin.
Lección
1 – ¿Cómo Obtenemos Fe?.
Textos Bíblicos: Romanos
10:8-10,13-14,17; Hechos 11:13-14; 14:7-10; 8:5-8.
Verdad Central: Dios ha provisto la
manera por la cual todos pueden tener fe.
Leemos en Hebreos 11:6, "Pero sin
fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan".
Si Dios demanda que tengamos fe cuando
es imposible que la tengamos, entonces tenemos derecho a desafiar Su justicia.
Pero si El pone en nuestras manos los medios por los cuales la fe puede ser
producida, entonces es nuestra responsabilidad el tener o no tener fe. Dios nos
ha dicho que sin fe es imposible agradarle. Pero también nos ha dicho cómo
obtener fe. Si no tenemos fe, no es culpa de Dios. El culpar a Dios por nuestra
falta de fe, no es más que ignorancia. Dios ha provisto la manera por la cual
todos podemos obtener fe.
Fe
Para Salvación.
El apóstol Pablo dijo que somos salvos
por la fe. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de
vosotros, pues es don de Dios" (Efesios 2:8). Pero, ¿cómo obtienes la fe
para ser salvo?
Romanos 10:8-10,13-14,17: “8Más ¿Qué
dice? Cerca de ti está la palabra, en tu
boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos.9Que si
confesores con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo.10Porque con el corazón se cree para
justicia, pero con la boca se confiesa para salvación...13Porque todo aquel que
invocare el nombre de¡ Señor, será salvo.14¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el
cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán
sin haber quien les predique?...17Así-que la fe es por el oír, y el oír por la
Palabra de Dios”.
Después de haber estudiado el pasaje
de escritura recién citado, ¿cuáles son los tres pasos que el hombre debe dar
para recibir la salvación? (1. Confesar 2. Creer 3. Aceptar) ¿Para quién está
disponible esta salvación, de acuerdo con el versículo 13? (Para cualquiera)
¿Según el versículo 17, de dónde proviene la fe? (Por el oír de la Palabra de
Dios).
Hechos 11:13-14: “Quien nos contó cómo
había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a
Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. El te hablará
palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”.
Dios le dijo a Cornelio que enviara a
buscar a Pedro para conocer el plan de la salvación. En la Gran Comisión,
registrada en Marcos 16:15-18, Jesús les dijo a Sus discípulos, "Id por
todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura...". Como Cornelio
no había oído todavía este evangelio glorioso, no era salvo. Dios le dijo a
Cornelio que enviara a buscar a Pedro para que conociera el plan de la
salvación. ¿Por qué tenía Cornelio que enviar a buscar a Pedro? ¿Por qué no
pudo el ángel explicarle a Cornelio el plan de la salvación? (Los ángeles no
pueden predicar el evangelio. Dios le ha dado esa tarea al hombre)
El versículo, “El te hablará palabras
por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa", nos muestra que los
hombres son salvos por el oír palabras. La razón es que "la fe viene por
el oír, y el oír por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).
Fe
Para Sanidad.
Hechos 14:7-10: “Y allí predicaban el
evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los
pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el
cual fijando en él sus ojos, y viendo que tenia fe para ser sanado, dijo a gran
voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo”.
Un lector casual de la Palabra dijo
una vez con respecto a este pasaje de escritura, "¿No es maravilloso como
Pablo sanó a ese hombre?" Sin embargo, Pablo no sanó a aquel hombre. Aquel
hombre no fue sanado porque Pablo era un apóstol. El no fue sanado por la fe de
Pablo. El hombre mismo tuvo fe.
Pablo hizo tres cosas:
1. El
predicó el evangelio (Versículo 7).
2. El
percibió que el hombre tenía fe para ser sanado (Versículo 9).
3. El
le dijo al hombre que se pusiera en pie y caminara (Versículo 10).
El hombre hizo tres cosas:
1. El
oyó predicar a Pablo (Versículo 9).
2. El
tuvo fe para ser sanado (Versículo 9).
3. El
saltó y anduvo (Versículo 10).
El hombre no fue sanado por algún
poder que Pablo tenía. El hombre mismo tuvo fe para ser sanado.
¿De dónde obtuvo el hombre la fe para
ser sanado? (Por el oír a Pablo hablar). ¿Qué fue lo que Pablo habló? (El
predicó el evangelio). Pablo predicó un evangelio de salvación y un evangelio
de sanidad: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente, y también al
griego" (Romanos 1:16). Una nota en la Biblia de Scofield refiriéndose a
este versículo dice, "La palabra griega y la palabra hebrea para
‘salvación' implica las ideas de liberación, seguridad, sanidad y
justicia". Por lo tanto, Pablo estaba diciendo, "No me avergüenzo del
evangelio de Cristo. Es el poder de Dios para liberación, seguridad, sanidad y
justicia”. Pablo predicaba el evangelio completo, no solamente una parte de él.
Hechos 8:5-8: “Entonces Felipe,
descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente,
unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las
señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos
dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. Así que había
gran gozo en aquella ciudad”.
Los grandes milagros que encontramos
en los versículos recién mencionados sucedieron como resultado de que Felipe
predicara a Cristo. El Nuevo Testamento no conoce a un Cristo que no sea el
Sanador. La sanidad física es parte del evangelio. Si no hay evangelio de
sanidad hoy en día, entonces tampoco hay un evangelio de salvación.
La
Fe en Acción.
P. C. Nelson, quien fue por muchos
años un ministro bautista notable, dijo, "la sanidad es parte del paquete
del evangelio". Mientras pastoreaba una iglesia en Detroit, Michigan en 1921,
fue atropellado por un automóvil. Los doctores dijeron que su pierna derecha
probablemente tendría que ser amputada a la altura de la rodilla. Aunque no
tuvieran que amputarla, le iba a quedar tiesa. Mientras estaba en su cama del
hospital, recordó los versículos de escritura en Santiago 5:14-15, "¿Hay
alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por
él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al
enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados". El trató de excusarse con el Señor diciendo que ellos no
practicaban esto en su iglesia. El Señor le recordó de cierto hombre y su
esposa que creían en El, y le dijo que los llamara para que vinieran a orar por
él. El lo hizo y ellos vinieron, lo ungieron con aceite y oraron la oración de
fe. El fue sanado y su pierna no tuvo que ser amputada, ni tampoco le quedó
tiesa la rodilla. "La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de
Dios".
Hace muchos años, siendo un joven
bautista, estaba yo acostado en el lecho de aflicción. Estando acostado leyendo
la Biblia de mi abuela, mientras más leía, más aprendía. Pronto me di cuenta de
que nunca había oído el evangelio completo, sino solamente parte de él.
Mientras más estudiaba la Palabra, más me daba cuenta que podía ser sanado.
El diablo no se alejaba, por supuesto,
trayendo a mi memoria toda la duda e incredulidad que yo había escuchado
durante toda mi vida. El me dijo que la sanidad ya no se practicaba
(Afortunadamente, no podía recordar haber escuchado alguna vez que la fe ya no
se practicaba). También se me había enseñado que Dios lo sanaría a uno si El
quería hacerlo (Esto, sin embargo, era un insulto aun más grande que el decir
que El no podía hacerlo).
Leí en Marcos 5:34 donde Jesús le
habló a la mujer con el flujo de sangre, diciendo, "Hija, tu fe te ha
hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote". Jesús no dijo que Su
poder la había hecho salva. El dijo, "Hija, TU FE te ha hecho salva...".
Cuando me di cuenta de esto, entonces supe que si la fe de ella la había hecho
salva, mi fe podía hacerme salvo. Y gracias a Dios, así sucedió. Mi parálisis
desapareció, la condición de mi corazón se normalizó, y he estado yendo de
salto en brinco desde entonces, predicando el evangelio completo por más de 50
años.
Texto Para Memorizar: "Así que la
fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).
Lección
2 – ¿Qué Es La Fe?.
Textos Bíblicos: Hebreos 11:1; Marcos
11:23-24; Juan 20:24-29; Romanos 4:17-21.
Verdad Central: La fe es apoderarse de
las irrealidades de la esperanza y traerlas al reino de la realidad.
Un versículo clave en el estudio de la
fe es uno familiar encontrado en Hebreos 11:1, "La fe es la certeza de lo
que se espera, la convicción de lo que no se ve". La traducción de Moffatt
de este versículo dice, "Ahora, la fe significa que estamos seguros de lo
que esperamos, convencidos de lo que no vemos". Otra traducción dice, "La
fe es dar substancia a las cosas que se esperan". Todavía otra traducción
dice, "La fe es el hecho de garantía de que las cosas que hemos esperado
son finalmente nuestras". Aquí Dios nos está diciendo lo que es la fe.
Hay muchas clases de fe. Toda persona,
salva o no salva, tiene una fe humana natural. La escritura de arriba, sin
embargo, está hablando de una fe sobrenatural – una fe que cree con el corazón
en vez de creer lo que sus sentidos físicos le puedan decir. La fe, en otras
palabras, es apoderarse de las irrealidades de la esperanza, y traerlas al
reino de la realidad. Y la fe nace de la Palabra de Dios.
Nuestro texto describe la fe como
"la evidencia de las cosas que no se ven". Por ejemplo: Tú esperas
tener el dinero para cumplir con las obligaciones que tienes. La fe te da la
seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Tú esperas tener la
fortaleza física para hacer el trabajo que debes hacer. La fe dice, "El
Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién temeré?" (Salmos 27:1). La fe
dirá de sí misma lo que la Palabra diga, porque la fe en Dios es simplemente fe
en su Palabra.
Aprendí una importante lección de fe
poco después de ser levantado del lecho de aflicción hace muchos años.
Necesitaba trabajo, y como esto sucedió durante la depresión, no era fácil
encontrar trabajo. Pude conseguir uno en un vivero ayudando a extirpar árboles
de melocotón. Con otro muchacho en el otro extremo del árbol, juntos
arrancábamos esos árboles de dos años de edad para llenar encargos que
llegaban. Este era un trabajo duro – especialmente ya que yo había estado
dieciséis meses postrado en cama y en aquel tiempo apenas habían pasado unos
pocos meses desde que me había levantado.
Cada día el número de trabajadores
disminuía, y cada día alguien me decía, "Bueno, no pensaba que vendrías
hoy. ¿Sabes? dos o tres renunciaron ayer".
"Si no fuera por el Señor yo no
estaría aquí", contestaba, "porque ves, Su fortaleza es mi fortaleza.
La Biblia dice, 'El Señor es la fortaleza de mi vida...'. Mi vida consiste de
lo físico así como también de lo espiritual, y el Señor es la fortaleza de mi
vida". Si me hubiera dejado llevar por mis sentimientos no habría salido
de la cama. Actué en la Palabra porque sabía lo que era la fe. Nunca recibí
ninguna fortaleza hasta que empecé a trabajar. Mucha gente quiere recibir y
entonces creer que lo tienen. Así no funciona. Tienes que creer primero, y
entonces recibirás. Así que me sacaba a mí mismo de la cama todas las mañanas y
me iba a trabajar, ganando fortaleza mientras iba confiando en la Palabra de Dios.
Aunque yo era el más débil y el más delgado entre ese grupo de hombres, fui el
último que me quedé en el trabajo.
Podemos decir que sabemos que la
Palabra de Dios es verdadera, pero no lo sabremos hasta que hayamos actuado en
ella y hayamos cosechado sus resultados. La fe es darle substancia a las cosas
que se esperan. Yo me fui a trabajar, actué en la Palabra de Dios. Yo esperé
fortaleza física para hacer el trabajo que sabía que tenía que hacer, y
actuando en la Palabra de Dios mi fe le dio substancia a aquello por lo que yo
esperaba. "Lo tendré alguna vez", dice la esperanza. La fe dice,
"Lo tengo ahora".
La
Fe de la Cabeza contra La Fe del Corazón.
John Wesley dijo una vez que el diablo
le ha dado a la iglesia un substituto para la fe, uno que se parece y suena
mucho como la fe, tanto que algunas personas no pueden ver la diferencia. El le
llamó a este substituto “asentimiento mental". Mucha gente lee la Palabra
de Dios y está de acuerdo en que es verdad, pero solamente están de acuerdo con
sus mentes. Y eso no es lo que produce resultados. Es la fe del corazón la que
recibe de Dios.
Marcos 11:23-24: “Porque de cierto os
digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le
será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo
recibiréis (cuando oréis), y os vendrá”.
¿Cómo podemos decir si tenemos esta fe
del corazón o si solamente estamos de acuerdo mentalmente? El asentimiento
mental dice, "Yo sé que la Palabra de Dios es verdad. Yo sé que Dios ha
prometido sanidad, pero por alguna razón yo no la puedo obtener; no lo
entiendo". Sin embargo, la fe verdadera en la Palabra de Dios dice,
"Si la Palabra de Dios lo dice, entonces así es. Es mío. Lo tengo
ahora". La fe dice, "lo tengo aunque no lo pueda ver".
He oído a algunas personas decir,
"pero todavía no ha sucedido la cosa por la que he estado orando". Si
ya lo tuvieras, no tendrías que creerlo porque ya lo sabrías. Tienes que dar
ese paso de creer para llegar al lugar de saber. Demasiadas personas quieren
saberlo desde el punto de vista en el que ya ha sucedido, y entonces creerlo.
Tenemos que creerlo porque la Palabra de Dios dice que es nuestro, entonces se
materializa.
Nótese en el versículo citado
anteriormente que el recibir viene después del creer. "Todo lo que
pidiereis orando, creed que lo recibiréis (al orar), y os vendrá". Jesús
estaba diciendo simplemente, "Tienes que creer que lo tienes antes de que lo
puedas recibir".
Yo nunca he podido recibir sanidad
física para mí mismo sin creer primero que la tengo, mientras todos los
síntomas en mi cuerpo están gritando, "No lo tienes". Yo simplemente
me mantengo firme en lo que la Palabra de Dios dice acerca de mi sanidad y continúo
diciendo que estoy sano. Entonces más adelante vienen los resultados. Pero si
yo me sentara quedándome y gimiendo, acongojado y lamentándome, esperando a que
todos los síntomas se vayan y que mis sentidos correspondan con mi fe antes de
creer, nunca llegaría muy lejos, Porque "la fe es...la evidencia de las
cosas no vistas".
La
Fe De Abraham contra La Fe De Tomás.
Demasiados cristianos tienen una
"fe como la de Tomás" cuando deberían tener "una fe como la de
Abraham". Tomás dijo, "Si no viere, no creeré", mientras que
Abraham "no titubeó ante la promesa de Dios ...sino que se fortaleció en
fe".
Juan 20:24-29: “Pero Tomás, uno de los
doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues,
los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus
manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y
metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez
sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas
cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás:
Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y
no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor
mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás creíste;
bienaventurados los que no vieron y creyeron”.
¿Por qué fue tan difícil para Tomás
creer que Jesús estaba vivo? Tomás había visto los clavos traspasar las manos
de Jesús y la lanza atravesar su costado. Sus sentidos físicos le decían que
Jesús estaba muerto. Tomás estaba usando el conocimiento mental, en vez de la
fe del corazón.
Compara ahora la fe de Abraham:
Romanos 4:17-21: “(Como está escrito:
Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el
cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El
creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes,
conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó
en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi
cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por
incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria
a Dios. Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo
que había prometido”.
Nótese la diferencia entre la fe de
Tomás y la fe de Abraham. Tomás solamente tenía una fe humana natural, la cual
decía, "no creeré a menos que sienta y vea". Abraham, sin embargo, creyó
la Palabra de Dios, no considerando su propio cuerpo – sus propios sentidos
naturales. Si Abraham no consideró su conocimiento físico o sus sentimientos,
¿entonces qué consideró? (La Palabra de Dios).
Hace bastantes años cuando fui sanado
de un problema en el corazón, yo estaba luchando con algunas de esas enseñanzas
de fe como mucha gente hace. Los alarmantes síntomas del corazón regresaban.
Mientras oraba y me mantenía en las promesas de Dios, aun mientras padecía un
severo dolor, el Señor me recordaba a Abraham quien "no consideró su
propio cuerpo". El me mostró que no debía considerar mi propio cuerpo,
sino que en vez de eso debía considerar Su Palabra. A medida que hice eso,
repitiendo para mí mismo alguna de las promesas de Dios en las escrituras concernientes
a la sanidad, como por ejemplo, "Ciertamente llevó El nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores", todos los síntomas se iban.
Demasiadas veces enfocamos nuestra atención en lo incorrecto. Consideramos
nuestro cuerpo físico y los síntomas en vez de mirar a la Palabra de Dios.
"Bueno, Dios no ha oído mi
oración todavía. Me estoy poniendo peor, y creo que terminaré siendo
operado", gemía un hermano querido. Y lo será, mientras él viaje en esa
carretera de incredulidad. En una iglesia que visité, cierta mujer terminaba su
testimonio regularmente con, "Oren por mí, creo que tengo cáncer".
Sin duda si sigue creyéndolo, lo tendrá. Jesús dijo, "Conforme a tu fe te
sea hecho". Otra persona solicitó oración diciendo, "Por favor, oren
por mí. Creo que me estoy resfriando". Si eso es lo que crees, mi oración
no hará ningún bien, porque "conforme a tu fe te sea hecho" (Mateo
9:29). Necesitamos andar por la fe, y no por la vista.
Algunos han malentendido este tipo de
enseñanza, pensando que les digo a las gentes que nieguen todo síntoma y que
sigan como si ni estuvieran ahí. Piensan que estoy enseñando Ciencia cristiana.
Sin embargo, esto no es Ciencia cristiana, esto es sentido cristiano. No
negamos los dolores u otros síntomas, porque ellos son muy reales. En vez de
eso, miramos más allá de ellos a las promesas de Dios.
La fe real en la Palabra dice,
"Si Dios dice que es así, entonces es así. Si El dice 'Por sus llagas
fuisteis curados’, entonces yo estoy sano. Si El dice, 'Dios suplirá todo lo
que os falta', entonces El lo hace. Si el dice, 'El Señor es la fortaleza de mi
vida', entonces El lo es". En otras palabras, le fe verdadera simplemente
dice acerca de uno lo que la Palabra de Dios dice.
La fe verdadera es edificada en la
Palabra. Debemos meditar en la Palabra; escudriñaría profundamente y
alimentarnos de ella. Entonces la Palabra se vuelve una parte de nosotros como
cualquier comida natural se vuelve una parte de nuestro cuerpo físico cuando
comemos. Lo que la comida natural es a nuestro hombre físico, la Palabra de
Dios es a nuestro hombre espiritual. La Palabra edifica en nosotros confianza y
seguridad.
Texto Para Memorizar: "Es, pues,
la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve"
(Hebreos 11:1).
Lección
3 – La Fe contra La Esperanza.
Textos Bíblicos: 1°Corintios 13:13;
Efesios 2:8-9; Romanos 10:9-10,13.
Verdad Central: Se requiere una fe
positiva – una fe de ahora – para obtener resultados positivos.
Cuando Pablo, escribiendo a los
corintios, dijo, "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos
tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1°Corintios 13:13), él no estaba
¡aplicando que la esperanza y la fe no son importantes. Cada una tiene su
lugar, y una no puede ser substituida por la otra. No podemos sustituir el amor
por la esperanza. Tampoco podemos sustituir la esperanza por la fe. Sin
embargo, muchas personas tratan de recibir de Dios basados en la esperanza en
vez de en la fe.
La
Fe Es Ahora.
La esperanza mira hacia el futuro. Es
siempre en tiempo futuro. La fe es ahora. La fe dice, "recibiré la
respuesta ahora mismo. La tengo ahora". No es por el esperar que el
trabajo es hecho, sino por el creer. Alguien dijo, "bueno, yo creo que
recibiré mi sanidad – algún día". Eso no es fe, eso es esperanza, porque
está viendo a un tiempo futuro indefinido. La fe dice, "recibo mi sanidad
– ¡ahora!". En una traducción moderna del Nuevo Testamento, el versículo
familiar en Hebreos 11:1 dice, "La fe es dar substancia...a las cosas
esperadas”. Si necesitas sanidad, no la quieres en el futuro – la quieres ahora
mismo, especialmente si padeces dolor. Si estás buscando el Bautismo del
Espíritu Santo, quieres recibir ahora – no en un tiempo futuro indefinido. Si
necesitas salvación, no la puedes dejar para el futuro, porque entonces puede
ser demasiado tarde. He hablado con gente que me decían que esperaban ser
salvos. Sin embargo, algunos de ellos están muertos. Dejaron el mundo sin ser
salvos, porque la salvación que está basada en esperanza nunca llega a
fruición.
Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por
obras, para que nadie se gloríe”.
Romanos 10:9-10,13: “9Que si
confesores con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo.10Porque con el corazón se cree para
justicia, pero con la boca se confiesa para salvación...13Porque todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo”.
Los versículos anteriormente citados
apuntan al hombre hacia el plan de salvación. Vemos que es por la fe – no por
la esperanza – que somos salvos. Jesús prometió que no echaría fuera a nadie
que viniera a El, sino que salvaría a todo aquel que "invocare el nombre
del Señor". Por lo tanto, no necesitamos esperar que el nos salvará. El
dijo que lo hará
¿Cómo
Obtenemos Fe?.
La fe, sabemos, nace de la Palabra de
Dios. "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios"
(Romanos 10:17). Otra traducción de este versículo lee, "la fe es el hecho
de garantía de que lo que has estado esperando tanto es finalmente tuyo".
La fe es "la convicción de lo que
no se ve", como leemos en Hebreos 11:1. Para ilustrar, tú puedes esperar
conseguir dinero para cumplir con cierta obligación, pero la fe te da la
seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Puedes esperar obtener
fortaleza física para hacer un trabajo que debes hacer, pero la fe dice, “El
Señor es 1,a fortaleza de mi vida" (Salmos 27:1). En otras palabras, la fe
dice lo mismo que la Palabra de Dios dice.
La incredulidad en realidad es el
tomar lugar contra la Palabra de Dios. Hay aquellos que hablan incredulidad y
toman lugar contra la Palabra de Dios y luego se preguntan por qué la Palabra
de Dios no resulta para ellos. Si queremos que la Palabra de Dios trabaje para
nosotros, tenemos que estar del mismo lado de ella.
Muchas veces cuando les pregunto a la
gente que viene para oración a mis reuniones, si ellos creen que serán sanados,
contestan: "Bueno, yo espero que sí". Yo simplemente les digo que no
se sanarán porque nosotros recibirnos de Dios por fe, y no a través de la
esperanza. Todavía otros contestan a mi pregunta diciendo: "Bueno, yo
quiero". Pero yo les digo, "podrías querer un Cadillac nuevo, pero eso
no significa que lo obtendrás. Verás, el querer solamente, no producirá
resultado”.'
No es por esperar o por querer, es la
fe la que hace el trabajo. Tú no recibirás de Dios porque tengas esperanza. En
ninguna parte de la Biblia dice que cuando oremos, recibiremos aquello que
tenemos esperanza de recibir. La Palabra de Dios dice, sin embargo, "Todo
lo que pidiereis en oración, CREED que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos
11:24). Jesús también dijo, "Y todo lo que pidiereis en oración, CREYENDO,
lo recibiréis" (Mateo 21:22). No esperando, sino creyendo.
Fíjese en la definición de fe en
Hebreos 11:1, "Ahora es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve". El verbo usado está en tiempo presente.
Recuerda, si no es ahora, no es fe. La fe es tiempo presente; la esperanza es
tiempo futuro, entonces no está creyendo. Está esperando. Para que obre
resultado, debe estar en el tiempo correcto – el tiempo presente. Algunas
personas están siempre creyendo que Dios hará algo por ellas, pero la fe cree
que El ya lo ha hecho, y que lo está haciendo.
Hace algunos años mientras estaba
predicando en el estado de Oklahoma, una mujer que no había dado un paso en
cuatro altos, fue traída al servicio una noche para oración. Ella era una mujer
mayor de unos setenta y pico de años, y los doctores le habían dicho que no
volvería a andar. Al terminar el culto, cuando nos preparamos para orar por los
enfermos, sus amigos la trajeron al frente y la sentaron en el altar. Me
arrodillé en frente de ella, puse mis manos sobre ella y oré. Entonces dije,
"Ahora levántate y anda en el nombre del Señor Jesucristo".
Ella hizo lo que pudo para levantarse,
pero todo el tiempo estuvo llorando y orando, "Oh, querido Jesús, por
favor, sáname, por favor, déjame caminar, ¡oh, por favor...por favor!".
Ella continuó de esa manera por algún tiempo hasta que por fin pude hacer que
callara lo suficiente para hablarle. Le pregunté, "Hermana, ¿sabía usted
que está sana?"
Sorprendida, me miró y dijo, "Oh,
¿lo estoy?"
"Sí", le dije, "usted
está sana, y se lo probaré a usted en la Biblia". Entonces abrí mi Biblia
en 1°Pedro 2:24, se la di y le pedí que leyera el versículo en voz alta. Ella
leyó, "Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,
para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia y por
cuya herida fuisteis sanados".
Entonces le pregunté, "Es
'fuisteis' tiempo pasado, tiempo futuro, o tiempo presente?"
"Es tiempo pasado",
contestó.
"Si usted fue sanada por la
herida de Jesús, entonces usted está sana ahora, ¿no es verdad?" le dije.
Una sonrisa se extendió en su cara y sus ojos se iluminaron con nuevo
entendimiento. Entonces le dije, "Levante las manos y mírelo a El.
Comience a alabarlo porque usted está sana, tiempo presente. Porque usted está sana
– no es que va estarlo, usted lo está ahora".
Con fe como la de un niño, miró hacia
arriba y dijo, "Querido Señor Jesús, estoy tan contenta de estar
sana". No había dado un paso, y por lo tanto no tenía evidencia física de
sanidad. Aun así dijo, “estoy tan feliz de estar sana".
Di la vuelta hacia ella y dije,
"ahora mi hermana, levántese y camine en el Nombre de Jesús".
Inmediatamente ella saltó del altar como si tuviera dieciséis años, y caminó,
saltó, corrió y alabó a Dios.
Ves, tuvimos que ayudarla a ponerlo en
el tiempo correcto – porque la fe es tiempo presente. Mientras estemos luchando
para poder recibir, esperando ver la respuesta algún día, no resultará. Eso es
solamente esperanza. La fe dice, "Es mío, lo tengo ahora".
La esperanza, por supuesto, usada
apropiadamente es muy bendecida y bella. Tenemos una esperanza bendita en el
pronto regreso de nuestro Señor Jesucristo, la resurrección de los justos
muertos, el rapto de los santos en vida, la esperanza del cielo, la esperanza
de ver a nuestros amados y amigos. Damos gracias a Dios por esa esperanza. Pero
esto es todo en tiempo futuro. Jesús viene, lo creamos o no. El viene porque la
Palabra lo dice. La resurrección se llevará a cabo tengamos fe en ello o no.
Los muertos en Cristo se levantarán para unirse a El en aire, lo creamos o no.
Nuestra fe, o falta de fe, no afectará estos acontecimientos. Jesús viene otra
vez, porque la Palabra lo dice. Esta es la esperanza bendita por la que todos
los cristianos esperamos.
Pero es la fe, no la esperanza, la que
puede cambiar lo imposible a lo posible. Es la fe, no la esperanza, la que trae
sanidad y victoria.
La esperanza es buena en esperar, pero
pobre en recibir. Demasiadas veces he oído quienes han dicho, "estoy
esperando y orando..." o "todo lo que podemos hacer es esperar y
orar". Si eso es todo lo que estás haciendo, estás derrotado. Se necesita
una fe positiva – una fe de ahora – para obtener resultados positivos.
Texto Para Memorizar: "Y ahora
permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es
el amor" (1°Corintios 13:13).
Lección
4 – La Fe Ve La Respuesta.
Textos Bíblicos: Proverbios 4:20-22;
Hebreos 13:5-6; 4:14; Marcos 11:23.
Verdad Central: Mirando continuamente
a la Palabra, la fe ve la respuesta.
En nuestras lecciones pasadas sobre la
fe, hemos estado aprendiendo que la fe no es tanto algo que nosotros tenemos
sino algo que hacemos. Hemos visto que la fe no es esperar que veremos la
respuesta en el futuro. La fe es creer que tenemos la respuesta ahora. Los ojos
de la fe ven la respuesta como si ya hubiera sucedido.
Proverbios 4:20-22: “Hijo mío, está
atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus
ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que la hallan, y
medicina a todo su cuerpo”.
Nótese que esta escritura dice,
"No se aparten (mis palabras) de tus ojos...". Mucha gente fracasa
porque se ven a sí mismos fracasar. Si están enfermos, piensan de sí mismos
como si estuvieran muriéndose. La Palabra de Dios dice, "El mismo tomó
nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias". (Mateo 8:17). Si esa
Palabra no se aparta de tus ojos, tendrás que verte a ti mismo sin
enfermedades. Sin embargo, si no te ves a ti mismo como si estuvieras sano,
entonces esa Palabra se ha apartado de tus ojos. Y aunque el quiera hacer de la
salud una realidad en tu vida, no puede porque tu no estás actuando en Su
Palabra.
Nótese también en el versículo 22,
"Porque (mis palabras) son vida a los que las hallan, y medicina a todo su
cuerpo”. La palabra hebrea traducida "medicina" aquí es también la
palabra salud. En otras palabras, "Mis palabras son salud a todo su
cuerpo". Los primeros dos versículos de este pasaje nos dan las direcciones
para tomar la medicina de Dios. ¿Cuáles son estas direcciones? ("Está
atento" o estudia la Palabra de Dios, y obedece esta Palabra,
"guárdala en medio de tu corazón")
¿Y cuál es la medicina de Dios?
"Mis palabras son vida a los que las hallan y medicina a todo su cuerpo".
Pero la medicina debe ser tomada según las direcciones para que obre resultado,
y una de las direcciones es, "No se aparten (mis palabras) de tus
ojos". Mantente mirando a lo que la Palabra dice.
Demasiadas personas oran y oran, pero
nunca se ven a sí mismas con la respuesta. Lo ven todo peor. Se mantienen
mirando a lo incorrecto – a los síntomas, a las condiciones, a sí mismos – así
que caminan en incredulidad y destruyen los efectos de su oración. Pon tu mente
en la respuesta. Mírate a ti mismo como si ya hubieras recibido. Constantemente
afirma, aun frente a la evidencia contradictoria, que Dios ha escuchado tu
oración porque la Palabra así lo dice. Entonces verás resultados.
Tienes que creer que lo tienes antes
de que lo puedas recibir. "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo
recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24). El creer viene antes del recibir.
Hay aquellos que dicen, "No voy a
creer nada que no pueda ver". Pero en lo natural creemos un montón de
cosas que no podemos ver. El mundo entero se alarmó cuando iban a explotar las
bombas atómicas dejando salir material radioactiva dentro de la atmósfera. No
lo puedes sentir, pero aun así es un poder destructivo.
La
Fe Contradice A Las Circunstancias
Hebreos 13:5-6: “Porque El dijo: no te
desampararé, ni te dejaré. De manera que podemos decir confiadamente: el Señor
es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.
¿Estamos diciendo confiadamente que el
Señor es nuestro ayudador? Esto es lo que deberíamos estar diciendo.
"Bueno, oren por mí. Me siento como si el Señor me hubiera
desamparado", lloraba una pobre hermana. Sin embargo Dios dijo, "No
te desampararé, ni te dejaré". "No sé si podré o no, espero poder
hacerlo. Oren por mí para que pueda mantenerme fiel hasta el final", es
una petición muy familiar en las reuniones de oración y testimonios. Pero eso
no fue lo que Dios nos dijo que dijéramos confiadamente.
Demasiada gente está diciendo
confiadamente, "estoy abatida, estoy derrotada. El diablo me tiene
atada". Pero en ninguna parte de la Biblia encontramos nosotros que Dios
nos dijo que confiadamente dijéramos eso. Dios dijo, "No te desampararé,
ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi
ayudador".
Dejemos de decir lo incorrecto y
empecemos a decir lo correcto. Di que el Señor es tu ayudador. Di que el Señor
es tu sanador. Di que el Señor tomó tus enfermedades y sufrió tus dolores.
Debes mantenerte hablando lo correcto. Debes mantenerte creyendo lo correcto.
Lo que abate a las personas es
simplemente el pensar lo incorrecto, el creer lo incorrecto y el hablar lo
incorrecto. El diablo no te puede derrotar porque Jesús ya ha derrotado al
diablo por ti. Satanás no te vence, te vences a ti mismo. O si lo hace es
porque tú se lo permites. Es un consentimiento de ignorancia. Dios nos ha dado
Su Palabra para que nos dirija de manera que nuestro creer sea correcto. Y si
nuestro pensar es correcto y nuestro creer es correcto, entonces nuestro hablar
será correcto. "El Señor es mi ayudador". "El Señor es mi
fortaleza".
La
Fe 'Dice' La Respuesta.
La fe verdadera en la Palabra dice que
si Dios dice que es así, entonces así es. Si El dice que "Por cuya herida
fuisteis sanados" (1°Pedro 2:24), entonces somos sanos. Si El dice que,
"Mi Dios suplirá todas vuestras necesidades conforme a sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19), entonces El lo hace. Si la
Palabra dice, “El Señor es la fortaleza de mi vida" (Salmos 27:1),
entonces lo es. En otras palabras, la fe verdadera en Dios simplemente dice acerca
de uno mismo lo que la Palabra dice. Tenemos lo que la Palabra dice. Somos lo
que la Palabra dice que somos. Si Dios dice que somos fuertes, entonces lo
somos. Si El dice que El tiene cuidado de mí, entonces es así.
Hebreos 4:14: “Por tanto, teniendo un
gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos
nuestra profesión”.
Porque Jesús es nuestro sumo sacerdote
y está sentado a la diestra de Dios en el cielo, haciendo intercesión por
nosotros, podemos tener las respuestas a nuestras peticiones ahora mismo.
Buscando la palabra griega aquí traducida "profesión" me enteré que
debería decir, "Retengamos el decir las mismas cosas".
Jesús está en el cielo,
representándonos ante el trono de Dios. El está diciendo, "Yo tomé su
lugar, o morí por y ellos como su substituto". Jesús no murió por si
mismo. El no necesitaba redimirse a sí mismo porque El no estaba perdido. El
murió por nosotros. El se volvió nuestro substituto. El tomó nuestros pecados,
tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias. El murió por nosotros,
se levantó de los muertos por nosotros, y ascendió a los cielos por nosotros.
El está allá arriba ahora diciendo, "Yo hice eso por ellos," y
nosotros debemos mantenernos diciendo las mismas cosas aquí abajo.
Marcos 11:23: “Porque de cierto os
digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le
será hecho”.
No es solamente un asunto de fe
saliendo de tu corazón hacia Dios, sin que tu digas nada. Eso no obrará
resultado. En ninguna parte de la Biblia leemos que eso es lo que debemos
hacer. La fe mantenida en el corazón solamente, nunca traerá sanidad a tu
cuerpo o la plenitud del Espíritu Santo, o una respuesta a la oración. Pero la
fe en tu corazón, que es soltada a través de tus labios, traerá resultados.
Texto para Memorizar: "No se
aparten (mis palabras) de tus ojos..." (Proverbios 4:21).
Lección
5 – La Fe En Acción (Parte 1).
Textos Bíblicos: Josué 6:2-5,16,20;
Lucas 5:18-20;24,25.
Verdad Central: Grandes milagros son
realizados por aquellos que actúan en la Palabra de Dios.
En ambos, el Antiguo Testamento y el
Nuevo Testamento vemos ejemplos de como el pueblo de Dios, poniendo su fe en
acción, fueron capaces de realizar hechos grandiosos. Grandes milagros fueron
llevados a cabo por hombres humildes, quienes en simple fe crédula, actuaron en
la Palabra de Dios.
La
Fe En Acción En El Antiguo 'Testamento.
Josué 6:2-5,16,20: “2Mas Jehová dijo a
Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de
guerra.3Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor
de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.4Y siete sacerdotes
llevarán siete bocinas de cuernos de carnero, delante del arca; y al séptimo
día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.5Y
cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de
la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá,
entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante...16Y cuando los
sacerdotes tocaron las la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque
Jehová os ha entregado la ciudad...20Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes
tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la
bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a
la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron”.
En el versículo 2 leemos que Dios le
dijo a Josué que El había entregado la ciudad de Jericó "en su mano".
Esto no significaba, sin embargo, que Josué y el pueblo de Israel podían
sentarse y relajarse mientras la ciudad automáticamente Regaba a ser suya.
Tuvieron que hacer algo.
Dios les dio instrucciones explícitas
de cómo ir a tomar posesión de la tierra que El ya les había dado, pero ellos
tenían que creer esa Palabra y actuar en ella. Su actuación en la Palabra fue
su fe en acción.
Tenían que marchar alrededor de los
muros de la ciudad una vez al día por seis días. En el séptimo día, tenían que
marchar alrededor de la ciudad siete veces. Luego cuando los instrumentos
musicales sonaran, tenían que gritar. Nótese que ellos gritaron mientras los
muros todavía estaban en pie. Cualquiera puede gritar cuando los muros se han
derrumbado – para hacer eso no se necesita fe. Pero ellos pusieron su fe en
acción. Ellos "gritaron con gran vocerío", y el muro se derrumbó.
Demasiadas personas están sentadas
esperando que algo les suceda. Ellos están más o menos inertes con una fe
pasiva en vez de una fe activa, esperando que algo suceda. Conocí a un hombre
así hace algunos años en Colorado. No tenía trabajo. Tenía una esposa y cinco
hijos, y estaba esperando que algo sucediera. Pero lo único que sucedía eran
más cuentas a pagar. El necesitaba ponerse a trabajar. Todos tenemos ciertas
obligaciones y no podemos quedarnos en casa y esperar que algo nos venga a
nosotros. Pero si oramos, creemos y entonces actuamos, algo sucederá.
La
Fe En Acción En El Nuevo Testamento.
Lucas 5:18-20,24-25: “18Y sucedió que
unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico,
procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él.19Pero no hallando cómo
hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le
bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús.20Al ver él la fe
de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados...24Pues para que
sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados
(dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu
casa.25Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en
que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios”.
Mientras Jesús estaba en una casa
enseñando, unos hombres trajeron a su amigo a Jesús para que lo sanara. El
hombre era paralítico y estaba postrado en cama. La multitud era tan grande que
estos hombres no podían llegar a donde Jesús estaba. Pero en vez de rendirse,
ellos tomaron la determinación de encontrar un medio de llevar a su amigo a
Jesús. Se subieron al techo y por una abertura del tejado, bajaron al hombre
con el lecho dentro del cuarto delante del Señor.
¿Por la fe de quién se realizó este
milagro – el hombre en el lecho, o los amigos que lo trajeron a Jesús? La escritura dice, "al ver él la fe DE
ELLOS...". La palabra "ellos" es plural. Fue la fe de todos
ellos. Hubiera sido fácil para los amigos del hombre, al ver la gran multitud
rodeando a Jesús, haberse encogido de hombros, rendirse y haber regresado a
casa diciendo, "Bueno, por lo menos hemos tratado. Hicimos lo que
pudimos". Pero ellos no se dieron por vencidos tan fácilmente. Ellos
encontraron una manera de llevar a su amigo a Jesús.
El hombre enfermo demostró tener una
gran fe también, porque ¿cuántos inválidos permitirían ser subidos a un tejado?
Más aun, cuando Jesús le dijo que se levantara y caminara, él no estaba mejor.
El estaba ahí acostado tan indefenso como siempre. El podría haber dicho,
“¿Levántate y anda? ¿Es que no has visto que estos hombres me han traído hasta
aquí? Yo no me puedo levantar. Tendrás que sanarme primero". Pero no,
cuando Jesús le dijo que se levantara, él comenzó a moverse y al hacerlo, el
resultado fue la sanidad. Si él se hubiera negado a actuar en la Palabra del
Maestro, no hubiera recibido la sanidad. Pero como actuó, recibió.
La
Fe En Acción En El Siglo Veinte.
En los tempranos días del movimiento
pentecostal, una mujer evangelista estaba ministrando a cuatro personas en
sillas de ruedas. En un tono muy bajo ella dijo, "Levántense y anden en el
Nombre de Jesús". Tres de estos se levantaron y caminaron. El cuarto dijo,
"No puedo caminar".
"Los otros no podían caminar
tampoco", dijo la evangelista, "pero lo hicieron". "Ya sé
que lo hicieron", dijo la mujer inválida, "pero yo no puedo. Hace
años que no he caminado". Y la evangelista tuvo que irse y dejarla allí
sentada. Los otros actuaron su fe y cosecharon los resultados.
En una iglesia donde yo estaba
ministrando había un hombre que se había quemado la parte inferior de su
cuerpo, quedando imposibilitado para caminar. Sólo deslizaba los pies sobre el
suelo. Durante el servicio de sanidad una noche este hombre pasó adelante para
recibir oración. El Señor me había dicho qué hacer, y cuando llegué a él le
dije, "¿puedes correr?" Sorprendido ante tal pregunta, dijo, "Oh
no, ni siquiera puedo caminar, mucho menos correr".
Entonces le dije, "El Señor me ha
dicho que te diga que corras". El hombre no lo pensó dos veces, se dio la
vuelta y empezó a deslizarse por el pasillo tan rápidamente como pudo. Hizo
esto alrededor de la iglesia tres o cuatro veces, y cuando regresó al frente
estaba andando normalmente. ¡El hombre estaba perfectamente curado! El activó
su fe.
En el servicio de la noche siguiente
vimos otro milagro como resultado del primero. Dos ancianos caballeros
respondieron a la invitación para ser salvos algo que no se ve con frecuencia.
Supe más tarde que esos hombres eran hermanos, de setenta y dos y setenta y
cuatro años de edad. Parece ser que estos hermanos eran vecinos del hombre que
había sido sanado la noche anterior. Cuando vieron al hombre inválido afuera
trabajando en su jardín el día siguiente, pensaron que había salido afuera a
gatas. Pero entonces lo vieron levantarse en pie y derecho, y caminar alrededor
de la casa. Se apresuraron para ver lo que había sucedido, y él les contó sobre
la sanidad y lo que el Señor había hecho por él. Como resultado los dos hombres
vinieron al servicio esa noche y dieron sus corazones al Señor.
Una de las mejores definiciones de la
fe es: Si crees, vas a actuar. Si crees la Palabra de Dios, actuarás como si
fuera verdad. "Ahora es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). La fe es dar substancia a
las cosas por las que se espera.
Texto Para Memorizar: “Es, pues, la fe
la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos
11:1).
Lección
6 – La Fe En Acción (Parte 2).
Textos Bíblicos: Hechos 19:1-6;
1°Corintios 14:14.
Verdad Central: La fórmula de la fe en
acción puede aplicarse para recibir el Espíritu Santo al igual que para recibir
cualquier don de Dios.
En la lección anterior hablamos de
cómo la fe es un hecho, es poner la Palabra de Dios en práctica. Muchos
milagros de sanidad han sucedido cuando la gente ha actuado en su fe, han dado
un paso en las promesas de Dios, y han recibido de Dios. Lo mismo es aplicable
para recibir el Bautismo del Espíritu Santo. Para recibir esta potente dotación
del poder de Dios debemos también dar un paso en fe y reclamar la promesa del
Padre.
El
Don Del Espíritu Santo: Ya Dado.
Hechos 19-1-6: “Y aconteció que entre
tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones
superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues,
fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan
bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en
aquel que vendría después de él esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron
esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto
Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban”.
A medida que estudiamos el libro de
los Hechos, notamos que después del día de Pentecostés, los discípulos siempre
le hacían a los creyentes la pregunta, "¿Has recibido el Espíritu
Santo?" Ellos no decían, "¿Te ha dado Dios el Espíritu Santo?"
Dios no te va a dar el Espíritu Santo. Según El, ya te lo ha dado. Depende de
ti el recibirlo. Eso es algo que tú mismo haces.
Algunos dicen, "yo quisiera que
recibir el Bautismo del Espíritu Santo fuera tan fácil como tu lo dices".
Pero ¿qué difícil es recibir un regalo? Si un hombre me pidiera un libro que yo
tuviera en mis manos, se lo daría. Le estaría dando el libro de regalo. Pero
supongamos que él entonces empezara a llorar y a suplicar, "por favor, oh,
por favor, hermano Hagin, ¡por favor, démelo! " Por supuesto, la gente
pensaría que aquel hombre no estaba bien. La gente pensaría y se preguntaría
por qué no extendía la mano y lo tomaba.
Las cosas espirituales son tan reales
como las cosas materiales, Dios nos ofrece el don del Espíritu Santo. No
tenemos que llorar y suplicar que nos lo dé. Dios dice, "aquí está el don
del Espíritu Santo. ¡Si eres nacido de nuevo, no tienes que esperar, estás
listo para recibir ahora mismo al Espíritu Santo!" "Así que la fe es
por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).
Tenemos Su promesa en la Palabra. La
fe es actuar en la Palabra.
Durante una reunión que yo estaba
dirigiendo en un pueblo en Texas, una señora pasó adelante para recibir oración
para recibir el Espíritu Santo. Le impuse las manos y oré, el Espíritu santo
vino sobre ella, pero ella no respondió. Abrí mi Biblia en Hechos 2:4, y le
pedí que leyera ese versículo de escritura en voz alta. Ella leyó, "Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les daba que hablasen".
“¿Quién dice esta escritura que habló
en lenguas?" le pregunté.
"Dice que el Espíritu Santo lo
hizo", contestó ella.
Le dije que lo leyera otra vez. Por
fin, después de leerlo cuatro veces, ella vio lo que no había visto antes.
Sorprendida, me miró y dijo, "Caramba, ellos hablaron en lenguas! Yo
siempre pensé que el Espíritu Santo fue el que habló". Entonces le dije,
"vamos a leer otras escrituras para no tomar solamente ésta", y le señalé
Hechos 10:44-46, "Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu
Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la
circuncisión que habían venido con Pedro quedaron atónitos de que también sobre
los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que
hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios".
Entonces leímos en Hechos 19:6,
"Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu
Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban".
"Ahora quiero hacerle una
pregunta", le dije, "Cuando yo le impuse las manos, ¿vino sobre usted
el Espíritu Santo? ¿Sintió el poder de Dios sobre usted?"
"Absolutamente", contestó.
“¿Quería su lengua decir algo que no
era en inglés?" le pregunté. "Sí", dijo ella, "Casi no
podía mantenerme sin hacerlo".
"Usted no debe mantenerse sin
hacerlo", le dije, "debe cooperar con ello". Algunos parecen
pensar que deben luchar contra esa necesidad tanto como puedan y finalmente el
Espíritu se apoderará de ellos. Cuando el Espíritu Santo te da lenguaje, debes
tener fe para actuar.
Hace algún tiempo yo estaba hablando
con un hombre que había estado esperando recibir durante unos quince años. El
dijo, "Yo sé todo lo que hay que saber acerca de buscar a Dios". El
sabía todo acerca de buscar, pero nada acerca de recibir. Y hay una gran
diferencia entre las dos cosas.
Un ministro amigo mío me contó acerca
de un hombre que le dijo, "he estado buscando el Espíritu Santo durante
diecinueve años". El ministro le contestó, "Tú no has hecho tal cosa.
Jesús dijo, 'buscad, y hallaréis’ (Mateo 7:7). Si hubieras estado buscando,
habrías encontrado. Todo lo que has estado haciendo, ha sido solamente andar
por el altar". Parece que esto es todo lo que muchos están haciendo. Es
hora ya de dejar de perder el tiempo y empezar a actuar en la Palabra de Dios,
porque la fe es actuar.
El
Don Del Espíritu Santo: Una Experiencia Espiritual.
1°Corintios 14:14: “Porque si yo oro
en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”.
El recibir el Espíritu Santo es una
experiencia espiritual, no una experiencia mental o física. El Espíritu Santo
viene a morar en tu espíritu y tu cuerpo se convierte en el templo del Espíritu
Santo. La razón por la cual tu cuerpo se convierte en el templo del Espíritu
Santo, es porque tu cuerpo es el templo o la casa de tu propio espíritu. El
Espíritu Santo está morando en tu espíritu. Tú no puedes establecer contacto
con Dios con tu mente. Dios no es una mente. Números 23:19 dice, "Dios no
es hombre..." y lo cual quiere decir que El no es un ser físico. El es un
espíritu.
Nótese que El no es
"espíritu", sino que El es "un espíritu". La palabra
“espíritu" para muchas personas significa una influencia o una atmósfera.
Pero Dios no es espíritu. Jesús dijo, "Dios es un Espíritu..." (Juan
4:24 traducido directamente del inglés). El es una personalidad divina. No
podemos establecer contacto con Dios con nuestras mentes; tampoco podemos
hacerlo con nuestros cuerpos. Nos ponemos en contacto con Dios a través de nuestro
espíritu, porque El es espíritu. Y aquí es donde muchos tienen dificultad
tratando de recibir el Espíritu Santo. Tratan de recibir el Espíritu Santo
mentalmente o físicamente. Quieren una experiencia física, y es una experiencia
espiritual. La única parte física de ello es el hecho de hablar en lenguas. El
te dará el denuedo, pero aquel denuedo sale de tu espíritu, y tú hablas las
palabras.
Pablo dijo, "porque si yo oro en
lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin
fruto" (1°Corintios 14:14). La traducción Amplificada dice, "Mi
espíritu (por el Espíritu Santo en mí) ora". En otras palabras, es el
Espíritu Santo dentro de ti quien te da la habilidad para hablar en otras
lenguas.
Jesús dijo, "Y yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre"
(Juan 14:16). El viene a vivir y a morar en ti, y tu debes aprender a responder
a El. El te dará el lenguaje. Muchas veces fallan aquí porque se fían de sus
sentidos naturales lo que pueden ver, oír o sentir. No creerán que tienen el
Espíritu Santo hasta que hablen en lenguas. Sin embargo, uno cree y recibe el
Espíritu Santo primero, luego habla en otras lenguas como resultado de haber
recibido.
"Y fueron todos llenos del
Espíritu Santo..." (Hechos 2:4). Nótese que esta escritura dice que ellos
fueron llenos. Entonces después que fueron llenos, comenzaron a hablar en otras
lenguas. Esta es la cosa con la que mucha gente tropieza. Quieren hablar en
lenguas primero, y después creer que tienen el Espíritu Santo. Pero tienes que
creer primero. Para recibir el don del Espíritu Santo, así como para recibir
cualquier cosa de Dios, tienes que dar un paso en fe poniendo tu fe a trabajar.
Entonces tendrás fe en acción.
Texto Para Memorizar: "...Vino
sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban". (Hechos
19:6).
Lección
7 – La Fe contra Los Sentimientos.
Textos Bíblicos: Juan 20:24-29;
2°Corintios 5:17.
Verdad Central: Una fórmula para la fe
es: (1) Encuentra una promesa en la Palabra de Dios para cualquier cosa que
estés buscando, (2) Cree la Palabra de Dios, (3) No consideres las
circunstancias contradictorias, y (4) Alaba al Señor por la respuesta.
El amado hombre de fe, Smith
Wigglesworth, dijo en cierta ocasión, "no puedo entender a Dios a través
de mis sentimientos. No puedo entender a Dios el Padre y a Jesucristo a través
de mis sentimientos. Solamente puedo entender a -Dios el Padre y a Jesucristo a
través de lo que la Palabra de Dios dice acerca de ellos. Dios es todo lo que
la Palabra dice que es. Necesitamos conocerlo a través de la Palabra".
Demasiadas veces muchos tratan de conocer a Dios a través de sentimientos
personales. Cuando se sienten bien, piensan que Dios ha escuchado sus
oraciones. Si no se sienten particularmente bien, piensan que El no les ha
escuchado. Su fe está basada en sus sentimientos cuando debería estar basada en
la Palabra de Dios.
Una
Fe De Tomás.
Juan 20:24-29: “Pero Tomás, uno de los
doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues,
los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus
manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y
metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez
sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas
cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás:
Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y
no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor
mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás creíste;
bienaventurados los que no vieron y creyeron”.
Tomás era uno que basaba su fe en sus
sentimientos, en lo que sus sentimientos le decían. El dijo que no creería a
menos que pudiera ver con sus propios ojos la señal de los clavos en las manos
de Jesús, y tocarlas con sus propias manos. El confiaba en lo que podía ver y
tocar, no en lo que Dios tenía que decirle. Tenemos muchos "cristianos
como Tomás" hoy día, aquellos que creen solamente lo que sienten, ven,
oyen o tocan. Pero la fe real en Dios está basada en la Palabra de Dios. La fe
verdadera en la Palabra dice, "Si Dios dice que es verdad, lo es".
Creer en Dios es creer en Su Palabra. Si la Palabra de Dios dice que El me oye,
entonces yo sé que El me oye porque El lo dice y Su Palabra no puede mentir.
Si tu fe está basada en sentimientos,
entonces estás usando una fe humana natural. No podemos obtener resultados con
fe humana natural. Tenemos que usar la fe de las escrituras, la fe de la
Biblia, creyendo en la Palabra de Dios.
En cierta ocasión oré por una señora,
quien había estado en muchas filas de sanidad, y nunca había recibido su
sanidad. Después de orar por ella, inmediatamente dijo, "todavía no la tengo,
ore otra vez". Oré otra vez y cuando terminé, dijo lo mismo. Después de
orar por tercera vez al parecer sin resultados, le pregunté, "¿Cuándo vas
a empezar a creer que estás curada?"
"Bueno", dijo ella,
"cuando esté sana". "¿Para qué quieres creerlo entonces? Me
parece que entonces ya lo sabrás", le dije.
Cualquiera puede creer lo que puede
sentir, oír o ver. Nosotros vivimos y operamos en el reino físico la mayor
parte del tiempo y obviamente tenemos que caminar por la vista entonces. Pero
cuando se trata de las cosas de la Biblia, de las cosas espirituales, entonces
no andamos por vista; andamos por fe.
La
Sanidad Es Espiritual.
La sanidad de Dios es sanidad
espiritual Si la ciencia médica sana, sana a través de lo físico. La Ciencia
Cristiana sana a través de la mente. Pero cuando Dios sana, El sana a través
del espíritu.
2°Corintios 5:17: “De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas”.
La sanidad espiritual, o sanidad divina,
se recibe de Dios de la misma manera que el nuevo nacimiento, el cual es un
renacimiento del espíritu. Cuando tú naces de nuevo, no es tu cuerpo el que
nace de nuevo, porque tu todavía tienes el mismo cuerpo que siempre habías
tenido. Cuando Pablo dijo, "De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es...". él no se estaba refiriendo al cuerpo del hombre hecho
nuevo. El nuevo nacimiento no cambia lo físico de ninguna manera. Después de
ser salvo, el hombre interior domina al hombre físico, por supuesto, pero es el
hombre de adentro, el hombre interior el que nace de nuevo.
El nuevo nacimiento es el renacimiento
del espíritu humano. Jesús dijo, "Lo que es nacido de la carne, carne es;
y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6). Lo que ha
sucedido en el interior de la persona, no puede verse inmediatamente, ya que
toma lugar en el espíritu humano. Pero a medida que la persona anda en la luz
de lo que tiene, con el transcurso del tiempo se volverá evidente.
Hemos estado equivocados muchas veces
cuando hemos visto a personas venir al altar, orar, llorar, saltar y abrazar a
todos a su alrededor, actuando muy felices. Después no se les vuelve a ver más.
Realmente pensamos que habían recibido algo maravilloso de Dios. Pero era
solamente un algo emocional, y no el nuevo nacimiento. Otras veces hemos visto
a gente venir al altar para salvación, quienes no han demostrado emoción
alguna, y nos hemos preguntado si habían recibido algo del Señor. Pensamos que
no habían estado en el altar suficiente tiempo para recibir cosa alguna. Sin
embargo, muchos de estos se vuelven cristianos sobresalientes durante toda su
vida. Este es otro ejemplo de fe basada en los sentidos físicos.
Yo creo en los sentimientos, pero los
pongo en último lugar. La Palabra de Dios viene primero, la fe en la Palabra de
Dios en segundo lugar, y los sentimientos por último. Demasiadas personas le
dan la vuelta al revés y ponen los sentimientos primero, la fe en sus
sentimientos segundo, y la Palabra de Dios al final. Estas gentes nunca van a
tener éxito en nada.
Al andar en el ámbito natural, tenemos
que guiarnos por nuestros sentidos físicos (Por ejemplo, si estamos cruzando la
calle y nuestros ojos nos dicen que vienen autos, tenemos que esperar hasta que
los autos pasen). Pero lo que mucha gente trata de hacer es creer en Dios con
esa fe física o natural, y si sus sentidos físicos les dicen que no es así,
entonces ellos creen que no es así. Pero nuestros sentimientos físicos no
tienen nada que ver con la Biblia. La Palabra de Dios es verdad, no importa lo
que nuestros sentimientos o las circunstancias digan. "Para siempre, oh
Jehová, permanece tu Palabra en los cielos" (Salmos 119:89).
Fórmula
Para La Fe.
Aquí hay una fórmula de fe que tu
puedes hacer que obre resultado para ti. Primero, ten la Palabra de Dios para
cualquier cosa que estés buscando; segundo, cree la Palabra de Dios; tercero,
rehúsa considerar las circunstancias contradictorias, o lo que tus sentidos
físicos te puedan decir acerca de eso; y cuarto, da gracias a Dios por la
respuesta. Sigue estos cuatro pasos, y siempre obtendrás resultados. Estos son
cuatro pasos seguros para liberación, sanidad, oraciones contestadas o
cualquier cosa que estés buscando del Señor.
Texto Para Memorizar: "Para
siempre, Oh Jehová, permanece tu Palabra en los cielos" (Salmos 119:89).
Lección
8 – Lo Que Significa Creer Con El Corazón (Parte 1).
Textos Bíblicos: 1°Tesalonicenses
5:23; Romanos 12:1-2; Lucas 16:19-25.
Verdad Central: El hombre es un
espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo.
Por años busqué una explicación
satisfactoria de lo que significa creer con el corazón. Leí en Marcos 11:23
donde dice, "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este
monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en SU CORAZON, sino creyere que
será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho". Romanos 10:10 también
habla de creer con el corazón. "Porque CON EL CORAZON se cree para
justicia...".
La palabra "corazón" que es
usada en estas escrituras no se refiere al órgano físico que hace circular la
sangre a través de nuestro cuerpo y nos mantiene vivos. Eso sería creer en Dios
con nuestro cuerpo. No podríamos creer con nuestro corazón físico más de lo que
podríamos creer con nuestra mano o nuestro dedo. La palabra "corazón"
es usada para transmitir un pensamiento.
Nótese como usamos la palabra
"corazón" hoy en día. Cuando hablamos del corazón de un árbol, nos
referimos al centro, el mismo núcleo. Cuando hablamos del corazón de un tema,
nos referimos a la parte más importante de ese tema, al mismo centro, la parte
principal alrededor de la cual gira el resto del tema. Y cuando Dios habla del
corazón del hombre, El se está refiriendo a la parte principal de él, el mismo
centro de su ser, el cual es su espíritu.
El
Hombre Es Un Espíritu.
1°Tesalonicenses 5:23: “Y el mismo
Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, ESPIRITU, ALMA y
CUERPO, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
Los términos, "espíritu del
hombre" y "corazón del hombre", son usados intercambiablemente
en toda la Biblia. Sabemos que el hombre es un espíritu porque es hecho a la
imagen y semejanza de Dios, y Jesús dijo, "Dios es Espíritu" (Juan
4:24). No son nuestros cuerpos físicos los que se asemejan a Dios, porque la
Biblia dice que Dios no es un hombre. Recuerda que hay un hombre interior y un
hombre exterior. El hombre es un espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo.
Pablo dijo en su carta a los Romanos, "Pues no es judío, el que lo es
exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;
sino que es judío el que lo es en lo interior, y la CIRCUNCISION ES LA DEL
CORAZON, EN EL ESPIRITU, no en la letra; la alabanza del cual no viene de los
hombres, sino de Dios" (Romanos 2:28-29). Según este texto, el corazón es
el espíritu.
Hablándole a Nicodemo, Jesús dijo,
“...Es necesario nacer de nuevo" (Juan 3:7). Nicodemo, siendo humano, sólo
pudo pensar en lo natural, y por eso preguntó, "...¿Cómo puede un hombre
nacer de nuevo siendo vicio? ¿Puede acaso entrar por segunda vez al vientre de
su madre y nacer?" (Versículo 4). Jesús contestó "Lo que es nacido de
la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es"
(versículo 6). El nuevo nacimiento es un renacimiento del espíritu humano.
En el capítulo 4 del evangelio según
San Juan también leemos donde Jesús le dijo a la mujer en el pozo de Samaria,
"Dios es Espíritu. y los que le adoraran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren" (Juan 4:24). No podemos ponernos en contacto con
Dios con nuestro cuerpo o con nuestra mente. Solamente podemos tener contacto
con Dios con nuestro espíritu.
1°Corintios 14:14 dice, "Porque
si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda
sin fruto". El espíritu no es la mente. Algunas personas creen
erróneamente que la mente es el espíritu. Sin embargo, como lo indica este
versículo sabemos que cuando hablamos en lenguas, esto no viene de nuestras
mentes, o de nuestro propio pensar humano, sino de nuestro espíritu, de lo más
profundo de nuestro ser, del Espíritu Santo en nuestro interior. Pablo siguió
diciendo, "¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el
entendimiento..." (versículo 15). En otras palabras, Pablo estaba diciendo
que su espíritu era el verdadero él.
El
Hombre Interior.
Pablo también dijo, "Por tanto,
no desmayamos, antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el
interior no obstante se renueva de día en día" (2°Corintios 4:16). Pablo
señaló que hay un hombre exterior y un hombre interior. El hombre exterior es
el cuerpo. El hombre interior es el espíritu, y el espíritu tiene un alma.
En 1°Corintios 9:27 Pablo dijo,
"Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo
sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado". Si el cuerpo
fuera el hombre real, Pablo hubiera dicho, "Yo me golpeo y me pongo en
servidumbre". El se refiere a su cuerpo como "lo".
"Yo" es el hombre de adentro, el hombre interior que ha renacido. Con
nuestro cuerpo hacemos algo: lo ponemos en servidumbre. El hombre al que
miramos no es el hombre verdadero, es solamente la casa donde vivimos.
Ahora podemos entender más fácilmente
los escritos de Pablo a los santos en Roma:
Romanos 12:1-2: “Así que, hermanos, os
ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”.
En esta epístola Pablo no le estaba
escribiendo a los incrédulos sino a los creyentes. El dirige la carta de esta
manera: "A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser
santos:..." (Romanos 1:7). Aunque estaba escribiéndoles a hombres y
mujeres nacidos de nuevo, él dijo que necesitaban hacer algo con sus cuerpos y
sus mentes. El nuevo nacimiento no es un renacimiento del cuerpo humano sino un
renacimiento del espíritu humano, y la plenitud del Espíritu Santa no es una
experiencia física sino una experiencia espiritual.
Pablo dijo que tenemos que hacer algo
con nuestros cuerpos físicos. Tenemos que presentarlos a Dios en sacrificio
vivo. Tenemos que renovar nuestras mentes con la Palabra. Nótese que esto es
algo que nosotros hacemos, no Dios. Dios da vida eterna. Nos ofrece Su
Espíritu. Pero Dios no hace nada con nuestro cuerpo. Si algo hay que hacer con
nuestro cuerpo, tenemos que hacerlo nosotros. La Palabra dice que tú has de ser
"transformado por medio de la renovación de tu entendimiento".
Nuestras mentes son renovadas a través de la Palabra de Dios.
Sabemos que el hombre es un espíritu,
hecho a la imagen y semejanza de Dios. Algunas personas creen que el hombre
solamente es un animal. Sin embargo, si eso fuera verdad, nos daría lo mismo
matar a un hombre y comérnoslo que matar a una vaca y comérnosla. El hombre
tiene un cuerpo físico en el que vive, pero no es un animal. El es algo más que
solamente una mente y un cuerpo. El es espíritu, alma y cuerpo. El es un
espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo.
Los animales tienen almas, pero ellos
no son espíritus. No hay nada en ellos que sea como Dios. Dios tomó algo de sí
mismo y lo puso en el hombre. El hizo el cuerpo del hombre del polvo de la
tierra, pero puso en las fosas nasales del hombre el aliento de la vida. La
palabra "aliento", significa en hebreo, aliento o espíritu, y es
traducido "Espíritu Santo" muchas veces en el Antiguo Testamento.
Dios es Espíritu, así que tomó algo de sí mismo, lo cual es espíritu, y lo puso
dentro del hombre. Cuando El hizo eso, el hombre se volvió alma viviente. No
estaba vivo hasta entonces, pero se volvió un alma viviente. Se volvió
consciente de sí mismo porque el cuerpo estaba muerto sin el espíritu.
El alma posee cualidades intelectuales
y emocionales, y los animales las tienen. Pero cuando sus cuerpos físicos
mueren, están muertos. Nuestras almas, nuestras cualidades intelectuales y
emocionales, no están basadas en lo físico, sino en el espíritu, y cuando el
cuerpo muere ellas todavía existen.
Lucas 16:19-25: “Había un hombre rico,
que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con
esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la
puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían
de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció
que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió
también el rico, y fue sepultado. Y en el hades alzó sus ojos, estando en
tormento, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entones él, dando
voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que
moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado
en esta llama. Pero Abraham le dijo: hijo, acuérdate que recibiste tus bienes
en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí y tu
atormentado”.
En este pasaje de escritura tenemos
una ilustración vívida de las tres partes del hombre – espíritu, alma y cuerpo.
Nótese que el versículo 22 dice, "...murió el mendigo, y fue llevado por
los ángeles al seno de Abraham". ¿Quién fue llevado? (El mendigo. No su
cuerpo, sino él) Su espíritu es la persona real. Su cuerpo fue puesto en la
sepultura, pero él estaba en "el seno de Abraham".
El hombre rico también murió, su
cuerpo fue puesto en la sepultura, pero “en el hades alzó sus ojos".
Aunque el cuerpo de Abraham había estado en la tumba por muchos años, el hombre
rico lo vio. También reconoció a Lázaro. Por lo tanto, en el reino espiritual,
el aspecto del hombre es muy similar al de esta vida. El hombre rico le suplicó
a Abraham, "Ten misericordia de mí y envía a Lázaro, para que moje la
punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en
esta llama. Pero Abraham dijo, hijo, recuerda...". El hombre es un
espíritu, y tiene un alma. Vemos en esta escritura que su alma está todavía
intacta. El todavía puede recordar. Tiene emoción. Estaba atormentado. Estaba preocupado
por sus cinco hermanos que aún vivían (versículos 27,28).
Dios es un espíritu. El se volvió
hombre, ya que Jesús era Dios manifestado en la carne, viviendo en un cuerpo
humano. El tomó un cuerpo físico y cuando lo hizo no fue menos Dios de lo que
era antes.
Sabemos que el hombre deja su cuerpo
físico cuando muere, y cuando lo hace, él no es menos hombre de lo que era
cuando tenía su cuerpo físico, como lo comprueba la historia del hombre rico y
Lázaro.
No podemos conocer a Dios a través de
nuestro conocimiento humano, a través de nuestra mente. Dios solamente se
revela al hombre a través de su espíritu. Es el espíritu del hombre el que hace
contacto con Dios, porque Dios es un Espíritu.
Texto Para Memorizar: "Porque con
el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación" (Romanos 10:10).
Lección
9 – Lo Que Significa Creer Con El Corazón (Parte 2).
Textos Bíblicos: 2°Corintios 5:1,6-8;
Proverbios 3:5-7.
Verdad Central: Creer con todo el
corazón es creer con nuestro espíritu, creer independientemente de nuestra
mente o nuestro cuerpo.
Las cosas espirituales son tan reales
como las cosas materiales. Dios es una persona tan real como si tuviera cuerpo
físico, aunque no lo tiene. El es Espíritu. Jesús tiene un cuerpo físico ahora,
un cuerpo de carne y hueso, pero no carne y sangre. Después de la resurrección,
El apareció a sus discípulos, y ellos pensaron que era un espíritu (o un
fantasma). Jesús dijo, "...palpad y ved...porque un espíritu no tiene
carne ni huesos..." (Lucas 24:39).
En otra ocasión mientras Pedro y
algunos de los otros discípulos estaban pescando, ellos vieron a Jesús en la
ribera. El los llamó, y ellos fueron a El y comieron con Él el pescado que El
había cocinado en el fuego. Así que El tiene un cuerpo físico ahora, un cuerpo
de carne y huesos, resucitado. Y Jesús, quien está ahora en el cielo con su
cuerpo físico, no es más real que el Espíritu Santo o que Dios el Padre.
Nótese que no decimos que Dios es
espíritu, pero sí que es un Espíritu. Algunos piensan que Dios es espíritu,
tomándolo como cierta influencia impersonal. Aunque decimos que Dios es un
Espíritu, eso no quiere decir que El no tiene una figura o forma en el terreno
espiritual, porque sí lo tiene. Los ángeles son espíritus, aun así los ángeles
tienen forma o un cuerpo espiritual.
En una ocasión cuando los israelitas
habían sido sitiados por el ejército sirio, el sirviente del profeta Eliseo
estaba lleno de temor al ver las huestes enemigas de caballos y carros, rodeando
la ciudad. Eliseo simplemente le dijo: "No temas: Porque los que están con
nosotros son más que los que están con ellos. Y Eliseo oró, y dijo, Señor abre
sus ojos, para que él pueda ver. Y el Señor abrió los ojos del joven y él vio:
y, he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego
alrededor de Eliseo". (2°Reyes 6:16-17). Algunas veces, según Dios lo
quiera, ángeles pueden tomar una forma en el terreno material donde pueden ser
vistos.
En Éxodo 33 leemos que Dios habló a
Moisés "cara a cara" (versículo 11), aunque Moisés no vio la cara de
Dios porque había una nube. "No podrás ver mi rostro, porque no me verá
hombre, y vivirá" (v. 20). Entonces dijo Dios a Moisés, "Y cuando
pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi
mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano y verás mis espaldas, mas
no se verá mi rostro". Aunque Dios es un Espíritu, nosotros sabemos que
tiene rostro y manos – algún tipo de forma, él no es menos real por ser un
Espíritu, de lo que seria si El tuviera un cuerpo físico. Las cosas
espirituales son tan reales como las materiales.
2°Corintios 5:1,6-8: “1Porque sabemos
que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciera, tenemos de
Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos...6Así que
vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo,
estamos ausentes del Señor.7(Porque por fe andamos, no por vista).8Pero
confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes en el
Señor”.
Cuando nuestro cuerpo es puesto en una
tumba, todavía tenemos un edificio de Dios, no hecho de manos y viviremos
eternamente en los cielos. ¿Quién estará ausente del cuerpo? Nosotros – el
hombre real – el hombre interior.
En 1°Pedro 3:4 nuestro espíritu es
llamado "el interno, el del corazón". Aquí vemos la palabra
"corazón" otra vez. El hombre interior, nuestro espíritu, es llamado
el interno. El es un hombre del corazón, del espíritu. El es interno del hombre
físico o natural. En Romanos 7:22 el espíritu es llamado el "hombre
interior" ("Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de
Dios"). Así que este "hombre interior" y el "hombre
interno" nos dan la definición de Dios del espíritu humano.
El hombre real es espíritu, tiene un
cuerpo y un alma. Con su espíritu él hace contacto con el mundo espiritual. Con
el alma hace contacto con el área intelectual. No podemos hacer contacto con
Dios con nuestra mente. Tampoco podemos tener contacto con Dios con nuestro
cuerpo. Podemos tener contacto con Dios solamente con nuestro espíritu.
La
Palabra De Dios – Llave Para La Fe Del Corazón
Cuando oímos la Palabra de Dios
predicada, la oímos con nuestra mente natural (Antes de ser cristianos, el
Espíritu Santo, a través de la Palabra, habló a nuestro corazón o nuestro
espíritu). Leemos en 1°Corintios 2:14, “Pero el hombre natural no percibe las
cosas que son del Espíritu de Dios...". Una traducción dice, "El
hombre natural o la mente natural no puede entender las cosas del Espíritu de
Dios, porque son tontería para él. Tampoco puede él saberlas porque son
discernidas espiritualmente".
No entendemos la Biblia con la mente,
la entendemos espiritualmente. La entendemos con el espíritu o el corazón. Esa
es la razón por la cual podemos leer ciertos pasajes docenas de veces y no
entender su significado verdadero. Luego un día de repente vemos lo que Dios
nos está mostrando a través de Su Palabra. Es en ese momento que lo entendemos
con el corazón. Tenemos que tener la revelación de la Palabra de Dios en
nuestro corazón. Por eso, tenemos que depender del Espíritu de Dios para que
nos abra y nos descubra el velo de la Palabra a nosotros.
Por lo tanto, creer con el corazón
significa creer con el espíritu. ¿Cómo es que nuestro espíritu alcanza fe que
nuestro intelecto no puede obtener? La respuesta es: a través de la Palabra.
Cuando Jesús dijo, "...No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda
Palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4), El estaba hablando de
alimento espiritual. El usó un término natural para enseñar un pensamiento
espiritual. Nuestros espíritus se llenan de seguridad y confianza a medida que
meditamos en la Palabra. La Palabra es el alimento del espíritu y de la fe. La
Palabra de Dios es el alimento que fortalece nuestros espíritus.
Creer con el corazón significa creer
sin tomar en cuenta lo que nuestro cuerpo físico nos pueda decir o lo que
nuestros sentidos físicos puedan indicar. Esto es porque el hombre físico cree
lo que ve con sus ojos físicos o lo que oye con sus oídos físicos, o lo que su
sentir físico le diga. Pero el espíritu, o el corazón, cree en la Palabra sin
prestar atención a lo visto, oído o sentido.
Proverbios 3:5-7: “Fíate de Jehová de
todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus
caminos, y El enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme
a Jehová, y apártate del mal”.
La mayoría practica el versículo 5,
pero lo hace al revés. Ellos se fían de toda su prudencia y no se apoyan en su
propio corazón. Santiago 1:19 dice, "Todo hombre sea pronto para oír,
tardo para hablar, tardo para airarse". Este es otro versículo que estamos
inclinados a practicar al revés. Somos prontos a hablar. prontos para airarnos,
pero tardos para escuchar.
Luego el versículo 6 en el pasaje de
escritura mencionado anteriormente dice, "No seas sabio en tu propia
opinión". En otras palabras, "no seas sabio con conocimiento humano
natural, el cual te hará actuar independientemente de la Palabra de Dios".
En el Nuevo Testamento encontramos la
contraparte de esta escritura. "Porque las armas de nuestra milicia no son
camales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando
argumentos (razonamientos) y toda altivez que se levanta contra el conocimiento
de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”
(2°Corintios 10:4-5).
Paz
– Un Resultado De La Fe Del Corazón
Si queremos andar por fe, la Palabra
debe estar por encima de cualquier otra cosa. Y mientras confiamos en Dios con
todo nuestro corazón, una tranquilidad y paz vienen a nuestro espíritu.
"Pero los que hemos creído entramos en el reposo...” (Hebreos 4:3).
"Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19).
Sabemos en nuestro espíritu que todo lo que necesitamos será suplido. No nos
preocupamos. No tenemos ansiedad. Si nos estamos preocupando, entonces no
estamos creyendo. Nuestro corazón se llena de valor al leer la Palabra. A
medida que vamos meditando en esta Palabra, nuestra seguridad se hace más
profunda. Esta seguridad en nuestro espíritu es independiente de nuestro
razonamiento humano o evidencia física. Pero creer en Dios con el corazón
significa creer aparte de nuestro cuerpo.
La doctora Lilian Yeomans dijo,
"Dios se deleita cuando Sus hijos atraviesan el doloroso vacío sin nada
más debajo de sus pies que la Palabra de Dios".
La razón por la que muchas personas
son vencidas es que lo aceptan. Pero la Palabra de Dios dice, "Hijitos,
vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en
vosotros, que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4). El Espíritu Santo se
levanta dentro de nosotros y sabemos que no podemos ser vencidos. ¡Nosotros
sabemos porque creemos!
Texto Para Memorizar: "Fíate de
Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia" (Proverbios
3:5).
Lección
10 – La Confesión: Llave Para Abrir La Fe.
Textos Bíblicos: Mateo 3:5-6; Juan
16:7-11; Mateo 10:32-33.
Verdad Central: La confesión del
Señorío de Jesucristo es el verdadero corazón del evangelio.
Muy pocos cristianos se dan cuenta del
lugar que la confesión ocupa en el esquema de las cosas de Dios. Y es
deplorable el hecho de que cada vez que usamos la palabra
"confesión", invariablemente la gente piensa en la confesión, de
pecados, debilidades y fracasos. Ese es el lado negativo de la confesión, pero
hay un lado positivo. Y la Biblia dice más acerca de los aspectos positivos de
la confesión que de los negativos.
El diccionario dice que confesar es
"admitir o apropiarse, admitir la fe adentro". Confesar, de acuerdo
con el diccionario, significa hacer confesión de las culpas de uno.
Hay cuatro clases de confesiones de
las que se habla en el Nuevo Testamento: (1) Las enseñanzas de Juan el Bautista
acerca de la confesión de pecados de los judíos; (2) La confesión del pecador
de hoy en día; (3) La confesión de Pecados del creyente cuando está fuera de
comunión con Dios; y (4) La confesión de nuestra fe en la Palabra de Dios.
La
Confesión de los Pecados De Los Judíos.
Es importante que sepamos distinguir
entre los pecados de los judíos bajo el primer pacto, a quienes Jesús y Juan el
Bautista estaban hablando, y los pecados del no creyente de hoy, quien nunca ha
conocido a Cristo.
Mateo 3:5-6: “Y salía a él Jerusalén y
toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán. Y eran bautizados por
él en el Jordán, confesando sus pecados”.
Aquí tenemos un cuadro del pacto de
Dios confesando sus pecados y siendo bautizados por Juan. Este no es el
bautismo del cristiano. Jesús no había muerto y resucitado. Juan no bautizaba
en el nombre del Padre. Esta gente eran judíos bajo la Ley.
La
Confesión Del Pecador De Hoy.
Juan 16:7-11: “Pero yo os digo la
verdad: Oí; conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no
vendría a vosotros; mas si me fuere os lo enviaré. Y mando él venga, convencerá
el mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en
mi; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más. Y de juicio, por
manto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”.
Nótense las palabras de Jesús en el
versículo 9: "De pecado, por cuanto no creen en mí". Jesús nos
muestra que el pecador será convencido por el Espíritu Santo de un solo pecado,
y ese es "por cuanto no creen en mí". Cuantas veces hemos insistido
en que el pecador confesara todos los pecados que había cometido para poder ser
salvo. Sin embargo, él no podía confesar todos los pecados que había cometido.
No podía recordar todo lo que había hecho. La principal confesión que el
pecador puede hacer es el señorío de Jesús.
En Hechos 19:18 leemos, "Y muchos
de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos".
Estos eran gentiles. No dice lo que confesaron, pero es evidente según el
versículo siguiente que ellos estaban confesando las artes mágicas que
practicaban. "Asimismo, muchos de los que habían practicado la magia
trajeron los libros y los quemaron delante de todos..." (v. 19). No estaban
confesando estas cosas para ser salvos, porque ellos ya eran salvos. Las
trajeron porque eran salvos. Después de ser salvos, fue más fácil hacerlo.
Muchas veces la gente ha tomado la carreta antes que el caballo. Les dicen a la
gente que todavía no es salva, "tú vas a tener que dejar esto y vas a
tener que renunciar esto o aquello antes que puedas ser salva". Pero lo
más importante es que acepten el señorío de Jesús. Entonces esas cosas se
ocuparán de sí mismas.
Había una familia en la última iglesia
que pastoreé, en la cual la esposa era salva pero el esposo no. Cuando les
visité e invité al esposo a venir a la iglesia, él me dijo, "no, no quiero
ir a la iglesia, porque cuando lo hago me siento incómodo. Me siento bajo
culpabilidad. Recientemente esta mañana, mi esposa me preguntó por qué no
dejaba esto o aquello para ser salvo. Ella no lo sabe, pero hace semanas que
llevo tratando de dejar estas cosas, pero siempre vuelvo a ellas. Lo he
intentado, y he fallado. No tiene sentido que yo vaya a la iglesia. Simplemente
no puedo vivirlo".
Aquí hay un ejemplo de confesión al
revés. El estaba tratando de limpiar su vida y dejar todos sus malos hábitos.
El estaba tratando de hacerlo por sí mismo para poder alcanzar la salvación.
Pero lo que él tenía que hacer era simplemente confesar el señorío de Jesús.
"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo" (Romanos 10:9).
El pecador ha servido a Satanás. El es
culpable solamente de un pecado ante los ojos de Dios y ése es el rechazar a
Jesús como Salvador y Señor. Dios requiere que el pecador confiese el señorío
de Jesús. El requerir que el pecador confiese sus pecados antes que Dios pueda
hacerle una nueva criatura no tiene más sentido que si el gobernador de un
estado le dijera a un convicto en prisión, "yo te absolveré si confiesas
que estás en prisión". Es un hecho autoevidente que está en la cárcel. Del
mismo modo es un hecho autoevidente que el pecador es un hijo del diablo. Lo
que debe confesar es el señorío de Cristo. Debe estar realmente arrepentido de
los pecados del pasado y apartarse de ellos, abandonándolos por completo, y
admitiendo su necesidad de un Salvador. Entonces debe permitir que Jesús domine
su vida diaria.
Nótense también las palabras, "Si
confesores con tu boca...". Tiene que haber una confesión oral. Los labios
deben enmarcar las palabras. La confesión no es solamente algo que hacemos para
nosotros, sino también para el mundo alrededor nuestro y para Satanás, quien ha
gobernado nuestras vidas.
Mientras dirigía una reunión en
Dallas, Texas, hace unos cuantos años, varios hombres en la iglesia se me
acercaron pidiendo oración por cierto hombre que todavía no era salvo, aunque
había estado viniendo a sus reuniones de oración matutinas cinco días por
semana, durante seis meses.
Cuando lo conocí unas noches después
en un estudio bíblico del sábado por la noche que yo estaba dirigiendo
especialmente para los hombres que trabajaban y no podían asistir a nuestras
reuniones diurnas, el Señor inmediatamente me habló al corazón y me mostró cual
era el problema. Tuvimos algunos testimonios en esta reunión, entonces le pedí
a este hombre que se levantara y diera su testimonio. Sorprendido, vaciló y
dijo, "¿Por qué? Yo no puedo. Todavía no soy salvo". Entonces le pedí
que buscara en su Biblia Romanos 10:9-10 y leyera estos versículos en voz alta.
El leyó, "Que si confesores con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres
en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el
corazón se cree para justicia pero con la boca se confiesa para salvación”.
Cuando le pedí que leyera la última
frase otra vez, él repitió, "Pero con la boca se confiesa para
salvación".
Yo dije, "Ciertamente usted no
puede ser salvo hasta que confiese. Es con la boca que la confesión se hace
para salvación, de acuerdo a las escrituras que usted acaba de leer. Ahora
póngase en pie y confiese que usted es salvo".
"Pero yo no me siento que soy
salvo", respondió.
"Tal vez no", le dije,
"pero usted ha estado viniendo a esta iglesia muy temprano cada mañana por
seis meses orando para ser salvo".
"Sí, yo me he arrepentido y he
orado, llorado y suplicado a Dios por perdón", dijo él. "Entonces
todo lo que le falta es mantenerse firme en este versículo", le dije. Entonces,
algo vacilante, él se puso en pie y dijo, "Bien, yo creo en estos
versículos, que Jesús murió por mis pecados y fue resucitado de los muertos, y
que Dios lo levantó para mi justificación. Así que lo tomo como mi Salvador y
lo confieso como mi Señor". Entonces rápidamente se sentó.
Para dirigir la atención lejos de él,
llamé a otro hombre para testificar. Varios otros también testificaron.
Mirando de nuevo a aquel hombre noté
que su rostro estaba brillando con la gloria de Dios. Me volví a él y le dije,
"¿Ahora le gustaría testificar otra vez?"
El saltó sobre sus pies y dijo,
"Cuando hice aquella declaración, cuando confesé a Jesús como mi Señor,
algo pasó dentro de mí", y continuó alabando al Señor con gozo.
Yo le dije, "¡Claro que algo le
pasó a usted! Vida eterna fue impartida a su espíritu."
Confesión
En Público.
Mateo 10:32-33: “A cualquiera, pues,
que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi
Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los
hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”.
Nótese que en estos versículos Jesús
establece que nuestra confesión debe ser pública. La confesión pública es
realmente el rompimiento con el mundo. Define nuestra posición. Muestra nuestro
cambio de señorío. La confesión del señorío de Jesús nos pone inmediatamente
bajo supervisión, cuidado y protección. Antes de esto Satanás era nuestro
señor, pero ahora Jesús es nuestro Señor. No solamente nos confesamos esto a
nosotros mismos y al mundo, sino que se lo confesamos al diablo. De esta manera
nos salimos de su sujeción y obtenemos la victoria a través de Jesús.
Texto Para Memorizar: "Porque con
el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación" (Romanos 10:10).
Lección
11 – La Confesión Restaura La Comunión Rota.
Textos Bíblicos: Salmo 137:1-4; 1°Juan
1:3-10; Santiago 5:14-15; Hebreos 10:1-4
Verdad Central: La fe no tiene cántico
cuando la comunión está rota.
En nuestros estudios sobre el tema de
la Confesión hemos cubierto los primeros dos tipos: la confesión de los judíos,
y la confesión del pecador de hoy en día. En esta lección trataremos sobre la
confesión del creyente que está fuera de la comunión con Dios.
En el Salmo 137 vemos un ejemplo
dramático de comunión rota. Como resultado del pecado, Israel había sido
llevado a Babilonia.
Salmo 137:1-4: “Junto a los ríos de
Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos acordándonos de Sión. Sobre
los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. Y los que nos habían
llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos
pedían alegría, diciendo: cantadnos algunos de los cánticos de Sión. ¿Como
cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?”.
En este pasaje Israel lamenta su
cautividad. El pueblo de Dios recordaba a Sión, pero ahora están tristes y sus
arpas estaban colgadas sobre los sauces. Ellos no podían cantar "cántico
de Jehová en tierra de extraños". La fe no tiene cántico cuando la
comunión está rota. Nosotros perdemos nuestro testimonio en el mismo momento en
que pecamos. El pecado siempre apaga la luz. La fe tiembla en la oscuridad de
la comunión rota.
La
Confesión Trae Perdón.
1°Juan 1:3-10: “Lo que hemos visto y
oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con
nosotros y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo
Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. Este
es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es la luz y no hay
ningunas tinieblas en El. Si decimos que tenemos comunión con El, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como
El está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su
Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos
a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros
pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad. Si decimos que no hemos pecado le hacemos a El mentiroso, y su
Palabra no está en nosotros”.
Nótese que la palabra
"comunión" es mencionada cuatro veces en estos versículos. Estas
palabras, las cuales son escritas para el creyente y no para el pecador, fueron
dadas, primero, como una advertencia contra la comunión perdida, y segundo,
para mostrar el camino para regresar a la comunión con el Señor.
El versículo 6 dice, "Si decimos
que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos
la verdad". En otras palabras, si estamos fuera de comunión y declaramos
que andamos bien, no estamos diciendo la verdad. Pero El dice que si nosotros
confesamos los pecados, El es "fiel y justo para perdonar pecados, y para
limpiamos de toda maldad".
Un punto que debemos aclarar aquí es
que si has pecado, lo sabrás. En el mismo instante en que hagas algo malo, algo
dentro de ti te lo dirá. El Espíritu Santo, el cual habita dentro del creyente
instantáneamente te hará saber que has cometido pecado. Si no damos en el
blanco en alguna manera, es importante que no esperemos, que nos detengamos ahí
mismo y pidamos al Señor Su perdón. El nos perdonará, y continuaremos andando
en comunión con El.
El
Perdón Restaura La Comunión.
Cuando tú has confesado tus pecados,
El te perdona en ese mismo momento y tú estás ante Su presencia como si nunca
hubieras pecado. No es necesario continuar confesando esos mismos pecados una y
otra vez, porque esto acrecienta la debilidad, la duda y la conciencia de pecado
dentro del espíritu.
Si lo confesaste una vez, El lo
perdonó y El lo olvidé. El no se acuerda de eso. "Yo, Yo soy el que borra
tus rebeliones por amor de mi mismo, y no me acordaré de tus pecados"
(Isaías 43:25). Y en Jeremías 31:34 leemos, "...Porque perdonaré la maldad
de ellos y no me acordaré más de su pecado".
Si Dios no se acuerda más de ese
pecado que rompió tu comunión con El, ¿por qué debes recordarlo tú? No es el
Espíritu Santo el que te está condenando. Es Satanás tratando de abusar de ti. El
Salmo 103:1-3 dice, "Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su
santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus
beneficios: El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus
dolencias".
Algunas veces hay personas que me
piden que ore por ellas y dicen, "No sé si el Señor me va a oír o no,
porque he pecado y fallado". Sin embargo, si ellos le han pedido perdón a
Dios, El no se acuerda de que ellos han hecho algo malo. Así que, ¿por qué
deben ellos recordarlo? Sin necesidad, se han hablado a sí mismos fuera de la
fe. El creyente debe estar dispuesto a perdonarse a sí mismo, tal y como Dios
desea perdonarle. Demasiadas personas se han robado de fe a sí mismas porque no
estaban dispuestas a perdonarse a sí mismas.
El
Perdón En Sanidad.
Santiago 5:14-15: “¿Hay alguno enfermo
entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole
con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el
Señor lo levantará, y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”.
Estos versículos son frecuentemente
usados en conexión con la oración para sanidad y está bien. Pero no debemos
pasar desapercibida la última parte – "...Y si hubiere cometido pecados,
le serán perdonados".
Muchas veces al ver que alguien se ha
enfermado que nosotros sabemos está fuera de comunión con el Señor, pensamos,
"él ha hecho algo malo; ahora va a recibir los resultados de su mala
actuación. Está enfermo por causa de su pecado". Algunas veces la comunión
rota causará enfermedad. Pero la Palabra de Dios dice, "Y si hubiere
cometido pecados, le serán perdonados".
Yo he conocido a personas quienes han
pensado que tenían que quedarse en el lecho de aflicción indefinidamente y que
habían fallado y pecado. Esto no es necesario, sin embargo, porque la escritura
dice, "la oración de fe salvara al enfermo, y el Señor lo levantará, Y SI
HUBIERE COMETIDO PECADOS, LE SERAN PERDONADOS". Hay Perdón en la sanidad.
Hebreos 10:1-4: “Porque la ley,
teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas,
nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año,
hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse,
pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más
conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los
pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar
los pecados”.
Esta es la historia del fracaso de la
sangre de los toros cabríos para quitar los pecados. Su sangre solamente podía
cubrirlos. El pecado lo dejaba en el corazón de los hombres. Y con el pecado
había conciencia de pecado. Pero en nuestra redención en Cristo, Jesús nos ha
redimido de la conciencia de pecado. “Si nosotros confesamos nuestros pecados,
El es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y para limpiarnos de toda
maldad" (1°Juan 1:9). Tú no debes tener más conocimiento de tu pecado.
Dios no lo tiene, ¿por qué deberías tenerlo tú? Así puedes ver con qué confianza
y seguridad puedes acudir a él en oración, sabiendo con certeza que El te
escucha.
Texto Para Memorizar: "Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad" (1°Juan 1:9).
Lección
12 – La Confesión De La Palabra de Dios Edifica La Fe.
Textos Bíblicos: Marcos 16:15-20;
Isaías 41:10; Salmos 119:28,130.
Verdad Central: La confesión es el
modo que la fe tiene de expresarse a sí misma. La confesión de la fe crea
realidad.
Siempre es posible saber si una
persona está creyendo de forma correcta por lo que dice. Si su confesión es
incorrecta, su creer es incorrecto, si su creer es incorrecto, su manera de
pensar es incorrecta. Si su pensar es incorrecto, es porque su mente aún no ha
sido renovada con la Palabra de Dios. Los tres – creer, pensar, decir – van
juntos. Dios nos ha dado Su Palabra para corregir nuestro pensar. Nosotros
podemos pensar de acuerdo con la Palabra de Dios.
En nuestros estudios sobre el tema de
la confesión hemos tratado con tres tipos de confesión: la confesión de los
pecados de los judíos, la confesión del pecador de hoy, y la confesión del
creyente que está fuera de comunión con Dios. En esta lección veremos la
confesión de nuestra fe en la Palabra de Dios.
Como ya lo mencionamos en una de las
lecciones previas, siempre que la palabra "confesión" es usada,
nosotros instintivamente pensamos en el pecado y en el fracaso. Pero ese es el
lado negativo. Eso es importante en su lugar, claro, pero hay un lado positivo
y la Biblia tiene mucho más que decir acerca del lado positivo que del
negativo.
Las
Cinco Partes De La Confesión.
Confesar es afirmar algo que creemos.
Es testificar de algo que nosotros sabemos. Es dar testimonio de una verdad que
nosotros hemos abrazado. Nuestra confesión debe centrarse alrededor de cinco
cosas:
1) Lo
que Dios en Cristo ha provisto para nosotros en su plan de redención.
2) Lo
que Dios, a través de Su Palabra y del Espíritu Santo, ha creado en nosotros en
el nuevo nacimiento y en la plenitud del Espíritu Santo.
3) Lo
que somos para Dios Padre en Cristo Jesús.
4) Lo
que Jesús está haciendo por nosotros ahora a la diestra del Padre donde él vive
siempre intercediendo por nosotros.
5) Lo
que Dios puede hacer por nosotros, o lo que Su Palabra puede hacer a través de
nuestros labios.
La
Confesión En Marcha – Predicando La Palabra.
Marcos 16:15-20: “y les dijo: Id por
todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere
bautizado será salvo, mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales
seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas. Tomarán en las manos serpientes y si bebieren cosa mortífera, no les
hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos y sanarán. Y el Señor, después
que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de
Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y
confirmando la palabra con las señales que la seguían”.
Dios obra a través de nosotros por su
palabra a través de nuestros labios. Jesús dijo, "Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura". Esa es la manera en que Dios obra
a través nuestro. Nosotros llevamos la Palabra a los perdidos. Si no llevamos
la Palabra al mundo, entonces perdemos el tiempo, orando para que Dios haga
algo. En otras palabras, sería inútil orar por alguien que está perdido sino le
lleváramos también el evangelio de la salvación. Si con solo orar pudiéramos
conseguir que la gente se salvara, no tendríamos que mandar misioneros por todo
el mundo. Sólo tendríamos que orar para que todos entraran al reino. Sin
embargo, el Espíritu Santo obra solamente en conexión con la Palabra.
En obediencia al mandato de Jesús de
ir por todo el mundo y predicar el evangelio, los discípulos fueron predicando
la Palabra por todas partes y el Señor trabajó con ellos y confirmó Su Palabra
con señales. Dios no hizo nada hasta que los discípulos predicaron la Palabra.
Entonces las señales seguían.
Hablando de señales que seguían, éstas
no siguen a un individuo, sino que siguen a la Palabra. Di la Palabra y las
señales se encargarán de sí mismas. Tú no sigues las señales, las señales
siguen la Palabra.
En la última iglesia que pastoreé,
llegué a preocuparme porque no sucedían muchas señales en mi ministerio. Me
encerré a orar por varios días, pidiéndole a Dios por más señales. Finalmente
el Señor me habló y dijo: "Tú has estado orando para que yo confirme mi
Palabra y sucedan señales. Pero todo lo que tienes que hacer es predicar la Palabra
y yo la confirmaré. Si tú predicas la Palabra, las señales seguirán. Si las
señales no están sucediendo, entonces no estás predicando la Palabra”.
Yo me sorprendí de esto, pero al
examinar más cuidadosamente mi predicación, descubrí que era cierto. Había mezclado
mucha tradición y muchas opiniones personales en mis sermones. Y Dios no va a
confirmar tradiciones con señales.
A medida que empecé a predicar más de
la no diluida, pura Palabra de Dios, comencé a ver que seguían más señales.
¡Mientras más predicaba la Palabra más señales tenía!
Dios se mueve solamente de acuerdo con
Su Palabra. El ha magnificado Su Palabra por encima de Su nombre. Y no podemos
esperar recibir ayuda de Dios si s ponemos en contra de Su Palabra, aunque éste
sea un acto inconsciente por nuestra parte. Deberíamos tratar la Palabra de
Dios con la misma reverencia que le demostraríamos a Jesús si él estuviera
presente en el mundo natural.
La
Confesión Dispersa El Temor.
Isaías 41:10: “No temas, porque yo
estoy contigo, no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
¿Has notado alguna vez, leyendo la
Biblia ¿cuántas veces Dios ha dicho a Sus hijos "No temas"? Cuando
Jairo pidió a Jesús que sanara a su hija, el Señor le dijo, "...no temas.
Cree solamente, y será salva" (Lucas 8:50). Cuando Cristo les estaba
enseñando a Sus discípulos, dijo, "No temáis, manada pequeña, porque a
vuestro Padre le ha placido daros el Reino" (Lucas 12:32).
Cuando el Señor le apareció a Isaac,
renovando el pacto que había hecho con su padre Abraham, el Señor le dijo,
"...No temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré..." (Génesis
26:24). Si Dios sólo hubiera dicho, “No temas", y nos hubiera dejado ahí,
podríamos decir ‘sí, pero no puedo evitar el tener miedo', pero El no solamente
dijo, "No temas", El también dijo, "Porque yo estoy
contigo". ¿Podemos creer que El está con nosotros y aún tener miedo? No.
Si tenemos miedo, es porque le estamos dudando. "Pero". alguien
podría decir, "yo soy tan débil". Dios dijo, "Yo te
esforzaré". "Pero soy tan indefenso", alguien podría decir. Dios
dijo, "Yo te sustentaré".
Salmos 119:28,130: “28Se deshace mi
alma de ansiedad; susténtame según tu palabra...130La exposición de tus
palabras alumbra; hace entender a los simples”.
Es cierto que en nosotros mismos
podemos ser débiles e indefensos, cargados de ansiedades y problemas. Pero en
nuestra debilidad miramos a Su Palabra para recibir fuerzas, porque "La
exposición de tus palabras alumbrar hace entender a los simples".
Nuestra confesión puede ser,
"Dios está conmigo". Podemos decir,...”Mayor es el que está en mí,
que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4). "...Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Romanos 8:31). Puedes estar enfrentándote
a un problema que parece imposible. En vez de hablar acerca de lo imposible que
es, míralo a El, que está dentro de ti y di, "Dios está en mí ahora".
Te encontrarás con que tu confesión de fe hará que obre a tu favor. El se
levantará dentro de ti y te dará éxito. ¡El Maestro de la Creación está en ti!
Puedes enfrentarte a la vida sin temor porque sabes que mayor es el que está en
ti, que cualquier fuerza que pueda ser organizada en contra tuya. Esta debería
ser tu confesión continua.
La
Confesión Aumenta La Fe.
Sin confesión no hay fe. La confesión
es el modo en que la fe se expresa a sí misma. La fe, como el amor, es del
corazón, del espíritu. Y sabemos que no hay amor sin palabra o acción.
Con razonamiento no podemos meter el
amor dentro de las personas ni lo podemos sacar con razonamiento tampoco. Es
algo del corazón. Como la fe también es del espíritu o corazón, podemos decir
con seguridad que no hay fe sin confesión. La fe crece con la confesión.
La confesión del creyente hace varias
cosas en él. Primero, lo ubica. Segundo, arregla las fronteras de su vida.
Nunca tendrás más de lo que confiesas.
Marcos 11:23: “Porque de cierto os
digo que CUALQUIERA QUE DIJERE a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino CREYERE QUE SERA HECHO LO QUE DICE, LO QUE DICE LE
SERA HECHO”.
Si decimos que no podemos hacer algo,
entonces por supuesto no podemos. Pero si decimos que podemos, entonces
podemos. De acuerdo con Marcos 11:23, podemos tener cualquier cosa que digamos,
o confesemos, sea creencia o incredulidad, éxito o fracaso, enfermedad o salud.
La razón por la que la mayoría de los
cristianos, aunque sean sinceros, son débiles, es que nunca se han atrevido a
hacer una confesión de lo que son en Cristo. Deberían averiguar cómo los ve
Dios y luego confesarlo. Estos privilegios se encuentran mayormente en las
epístolas del Nuevo Testamento, ya que fueron escritas a la iglesia. Cuando tú
descubras todo lo que Dios tiene para ti, entonces confiesa con valentía lo que
la Palabra de Dios declara que eres en Cristo. A medida que hagas esto, tu fe
va a abundar.
La razón por la cual la fe es ahogada
y detenida en cautiverio es que nunca te has atrevido a confesar lo que Dios
dice que eres. Recuerda, la fe nunca crece más allá de tu confesión. Tu confesión
diaria de lo que el Padre es para ti, de lo que Jesús está haciendo para ti
ahora a la diestra del Padre, y de lo que el Espíritu Santo está haciendo en ti
edificará una vida sólida de fe positiva.
No tendrás temor de ninguna
circunstancia. No tendrás temor de ninguna enfermedad. No le temerás a ninguna
situación. Enfrentarás la vida sin temores, serás un vencedor. Y para ser un
vencedor, debes confesar que lo eres. "Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37).
Viendo de nuevo la escritura en
Romanos 10:10, vemos en forma de cápsula la Ley de Dios de la fe: "Porque
con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación". Para conseguir algo de Dios, primero debemos Creer en nuestro
corazón lo que la Palabra dice. Luego debemos confesar con nuestra boca que es
así. Por ejemplo, para ser salvo un hombre debe creer en su corazón y entonces
confesar con su boca que Jesús murió por él de acuerdo a las escrituras, y que
fue levantado de los muertos para su justificación. Como resultado, recibirá (o
verá) la respuesta a su oración. Creerlo, confesarlo, recibirlo.
"...Cualquiera que CREYERE que será hecho lo que DICE, LO QUE DIGA LE SERA
HECHO" (Marcos 11:23).
A medida que estudias la Palabra de
Dios y aprendes lo que la Palabra dice que eres, quien eres, y lo que tienes en
Jesucristo, aunque no te parezca real al principio, empieza a confesar,
"Sí, es mío, de acuerdo con la Palabra de Dios". Entonces averiguarás
que la confesión de fe crea realidad.
Texto Para Memorizar: "Porque de
cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el
mar, y no dudare en su corazói4 sino creyere que será hecho lo que dice, lo que
diga le será hecho" (Marcos 11:23).
Lección
13 – La Confesión Del Creyente De Sus Privilegios En Cristo.
Textos Bíblicos: 2°Corintios 5:17;
Efesios 1:7-8; Hechos 17:28.
Verdad Central: Cuando sabemos lo que
somos en Cristo y pensamos de acuerdo con ello – cuando lo creemos y lo confesamos
– entonces no pueden haber fracasos para nosotros.
Brevemente tocamos las cinco partes de
la confesión en nuestra última lección, pero lo veremos con más detalle en
nuestro estudio de hoy para intentar aprender más acerca de lo que hemos de confesar.
Nuestra confesión se centra alrededor de estas cinco cosas:
1) Lo
que Dios en Cristo ha provisto para nosotros en su plan de redención.
2) Lo
que Dios, a través de la Palabra y del Espíritu Santo, ha creado para nosotros
en el nuevo nacimiento y la plenitud del Espíritu Santo.
3) Lo
que somos para Dios Padre en Cristo Jesús.
4) Lo
que Jesús está haciendo ahora a la diestra del Padre, donde El vive siempre
intercediendo por nosotros.
5) Lo
que Dios puede hacer a través nuestro, o lo que Su Palabra puede hacer a través
de nuestros labios.
Descubriendo
Nuestros Privilegios En Cristo.
Como dijimos, la confesión es
testificar de algo que nosotros sabemos. Es imposible testificar de algo que
nosotros no sabemos. Y es lo que sabemos personalmente acerca del Señor
Jesucristo y lo que somos en El lo que cuenta. Primero que nada, lo podemos
conocer a El personalmente. Es de primordial importancia el ser nacido de
nuevo. Pero solamente porque alguien ha nacido de nuevo, no significa
necesariamente que es un cristiano victorioso. También debe saber quien es él
en Cristo Jesús. Cuando sabemos lo que somos en El y pensamos de acuerdo con
ello, lo creemos y lo confesamos, entonces no hay fracaso para nosotros.
Para descubrir lo que somos en Cristo,
debemos mirar a la Palabra de Dios. Ve al Nuevo Testamento, especialmente las
epístolas escritas a la iglesia y subraya con lápiz rojo cada una de las
escrituras que tengan la expresión "en El", "En Cristo”, y
"En Quien". Aún mejor, toma varias hojas de papel y escribe todas
estas escrituras.
En el momento en que las encuentres,
empieza a confesar que esto es lo que eres y lo que tienes en Cristo. Si haces
esto, yo te garantizo que tu vida será diferente dentro de unos pocos días.
Ya que ni tiempo, ni espacio nos
permiten ver todas estas escrituras aquí, veamos algunas de ellas.
2°Corintios 5:17: “De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas”.
Nótese la expresión "en
Cristo". ¡Qué cosa más revolucionaria es para los creyentes creer y
confesar!
Somos nuevas criaturas en Cristo
Jesús. No solamente somos pecadores perdonados. No somos débiles, pobres,
vacilantes, escasamente siguiendo adelante, miembros de iglesia. Somos nuevas
criaturas, creados por Dios en Cristo Jesús. Somos nuevas criaturas con la vida
de Dios, la naturaleza de Dios y la habilidad de Dios en nosotros.
Como nuevo convertido a la edad de 17
años, nunca tuve los problemas que muchos tienen porque era pronto a decirles a
todos, "soy una nueva criatura". Era pronto a dar testimonio de la
gracia salvadera de Jesús en mi vida, dondequiera que iba. Encontré que
mientras más hablaba de ello, más real se volvía para mí la nueva creación,
porque eso es lo que somos y quienes somos.
Yo era activo en salvar almas
predicando en las cárceles, en las calles y trabajando en la iglesia. Mientras
estaba parado en la esquina de una calle, un día, un chico que yo conocía se me
acercó y me pidió que le hiciera un favor. "No te pediría que hicieras
esto," explicó, “pero ya se me ha hecho tarde y le prometí a mi novia que
le traería un amigo para su prima, quien ha venido de otra ciudad a visitarla.
¿Vendrías conmigo y me ayudarías a salir de esa dificultad? Te estaré
agradecido para siempre, y te prometo que no estaremos más de 30 ó 40 minutos,
y que no fumaremos, beberemos, ni bailaremos mientras tu estés ahí".
Vacilando un poco fui con él para sacarle de ese aprieto.
Cuando llegamos a la casa de su novia,
ella me presentó a su prima. Acabábamos de sentarnos cuando pusieron un disco
en el fonógrafo y empezaron a bailar. Cuando la prima de la novia de mi amigo
me pidió que bailara, le dije, "no, gracias, yo no bailo".
Ella me miró como si yo acabara de
venir de Marte y dijo, "¿no bailas? ¿Por qué?" "Porque soy una
nueva criatura", le contesté. "¿Qué quieres decir con que eres una
nueva criatura?" Entonces le cité 2°Corintios 5:17, "Por lo tanto si
alguno está en Cristo, nueva criatura es: Las cosas viejas pasaron, he aquí
todas son hechas nuevas". Hubo un tiempo cuando yo estaba interesado en
cosas como el bailar, pero ahora mi vida es diferente. He sido hecho una nueva
criatura en Cristo, con nuevos intereses y nuevos deseos". Mientras el
disco continuaba tocando y la otra pareja bailaba, yo seguí dándole a la chica
mi testimonio de fe en Cristo. Las palabras empezaron a apretar su corazón con
convicción y empezó a llorar. Cuando el disco terminó, el chico vio lo que
estaba pasando. El se dio la vuelta hacia mí y me dijo, “vámonos", y me
llevó a mi casa.
No importaba donde estuviera – en las
cárceles, en las calles, en la escuela o en la iglesia – siempre estaba listo
para dar mi testimonio a toda persona con la que tuviera contacto, de que había
nacido de nuevo y que era una nueva criatura en Cristo Jesús. Y si confesamos
esto, hará una gran diferencia en nuestras vidas. Yo no era tentado por las
cosas del mundo porque constantemente confesaba que era una nueva criatura en
Cristo Jesús.
Redención
De La Maldición De La Ley.
Efesios 1:7-8: “En quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.
Que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia”.
Nótense las palabras "en quien
tenemos redención...". Qué agradecidos debemos estar porque no estamos
tratando de alcanzarla, ya la tenemos. No la tendremos algún día, sino que ya
la tenemos. El dominio de Satanás ha sido roto, él perdió su dominio sobre
nuestras vidas en el mismo momento en que nos volvimos nuevas criaturas.
Recibirnos un nuevo Señor. Jesucristo reina sobre nosotros. Satanás era nuestro
Señor, pero ahora Jesús es nuestro Señor (Romanos 10:9 dice, "Que si
confesores con tu boca que Jesús es el Señor..." o a Jesús como Señor). El
dominio de Satanás terminó, el dominio de Jesús empezó en el momento en que lo
aceptamos como Señor y nacimos de nuevo.
¿De qué y de quién somos redimidos?
Cuando esta pregunta es hecha, mucha gente dice: "soy redimido del
pecado". Y esa es parte de la respuesta, pero ni siquiera está cerca de
ser toda la respuesta. Gálatas 3:13 dice, "Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito
todo el que es colgado en un madero)". Somos redimidos de la maldición de
la Ley. Para averiguar qué es la maldición de . la ley, debemos regresar a los
cinco primeros libros de la Biblia. Ahí vemos que la maldición de la ley o el
castigo por quebrantar la Ley de Dios es tripartita: pobreza, enfermedad y la
segunda muerte. Dios nos ha redimido de la maldición de la pobreza, de la
maldición de la enfermedad, y de la maldición de la muerta – de la muerte
espiritual ahora y de la muerte física cuando Jesús venga otra vez. No debemos
temer de la muerte segunda.
Hechos 17:28: “Porque en El vivimos, y
nos movemos, y somos...”.
¡Qué almacén tan vasto de poder
pasamos desapercibido muchas veces! En El, en Cristo nuestro Salvador y Señor,
tenemos vida, energía, fuerza para las tareas imposibles. No dice que podemos
hacer estas cosas en nosotros mismos, pero a través de El, a través de Su
poder, porque "en El vivimos, y nos movemos, y somos”.
Liberación
Del Poder De Satanás.
Vamos a ver dos escrituras que, aunque
no contienen las palabras "en El", “en quien" o "en
Cristo", llevan algo del mismo mensaje de lo que tenemos en El.
"Quien (Dios) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y tras al
reino de su amado Hijo" (Colosenses 1:13). Este versículo dice que somos
libres de la autoridad de las tinieblas, del poder de Satanás.
"Hijitos, vosotros sois de Dios,
y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros, que el que está
en el mundo" (1°Juan 4:4). La contraparte de este versículo en el Antiguo
Testamento es encontrado en Isaías 41:10: "No temas, porque yo estoy
contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré,
siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia".
Luego en el Nuevo Testamento
encontramos, "Qué, pues diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién
contra nosotros?" (Romanos 8:31). Podemos tomar esto como un mensaje
personal para nosotros. Porque estamos bajo el nuevo pacto, podemos decir,
"Gracias a Dios. El está en nosotros". Esta es la mejor razón en la
que puedo pensar para no tener miedo.
Una mujer me dijo, "Pero no es
así en mi vida, yo sé que no lo es".
Yo le contesté, "Dios dice que es
así; tú dices que no. Por lo tanto, o tu o Dios está mintiendo al respecto. Si
tú fueras a pararte delante de tu madre y la llamaras mentirosa, te sentirías
muy mal, ¿no es así? Entonces, ¿cómo puedes esperar sentirte bien cuando te
paras delante de Dios y dices: ‘Tu Palabra no es verdad, no es así. Tú eres un
mentiroso'? Para remediar esta situación tienes que empezar a confesar que es
así, aunque pienses que no es así en tu vida. Entonces se volverá una
realidad".
Tenemos que poner nuestro pensar en
línea con la Palabra de Dios, entonces nuestro creer será correcto. Cuando
nuestro creer sea correcto, podremos empezar a confesar – decir, afirmar, dar
testimonio, testificar – de la Palabra de Dios. Entonces tendremos éxito.
¡Entonces la vida será diferente para nosotros!
Texto Para Memorizar: "Porque en
El vivimos, y nos movemos, y somos..." (Hechos 17:18)
Lección
14 – La Confesión Correcta E Incorrecta.
Textos Bíblicos: 2°Timoteo 1:7;
1°Pedro 2:24; Mateo 8:17.
Verdad Central: La confesión de
nuestros labios dará el dominio sobre nosotros a Dios o a Satanás.
La Biblia es la Palabra de Dios y
contiene los pensamientos de Dios. Y por supuesto, los pensamientos de Dios son
diferentes de los pensamientos de los hombres. "Porque mis pensamientos no
son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor.
Porque como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más
altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos"
(Isaías 55:8-9). A medida que vamos estudiando la Palabra de Dios y conociendo
sus pensamientos, podemos atrevemos a pensar los pensamientos de Dios poniendo
nuestro pensar en línea con Su Palabra.
Estudiando acerca de la confesión
hemos aprendido que si nuestra confesión es incorrecta es porque nuestro creer
es incorrecto. Si nuestro creer es
incorrecto es porque nuestro pensar es incorrecto. Y si nuestro pensar es
incorrecto, es porque nuestra mente no ha sido aún renovada con la Palabra de
Dios.
Algunas veces las enseñanzas de la
Palabra de Dios no le parecen razonables al hombre natural, pero eso es porque
su mente no ha sido renovada por la Palabra. Marcos 11:22-24 dice,
"...Tened fe en Dios (o la clase de fe que Dios tiene). Porque de cierto
os digo que cualquiera que dijere...y no dudare en su corazón sino creyere...lo
que diga le será hecho. Por tanto os digo que todo lo que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis, y os vendrá". La versión amplificada de este
versículo dice, "Por esta razón os digo, cualquier cosa que pidiereis en
oración, creed – confiad y estar seguros – de que se os ha otorgado, y lo
obtendréis".
Las cosas más grandiosas que le
sucederán a un cristiano ocurrirán cuando él se mueva en ese ámbito o reino
espiritual. Su intelecto y los sentidos físicos se le pondrán a cada paso del
camino para evitar que entre en ese ámbito, porque, si la mente natural no ha
sido renovada por la Palabra de Dios, lo querrá mantener en el terreno natural.
Pero hay un terreno espiritual, y este es realmente el terreno del cristiano.
La
Confesión Correcta E Incorrecta.
Mirando dentro del asunto del pensar
incorrecto, el creer incorrecto y la confesión incorrecta, hagamos la pregunta,
¿Qué es exactamente la confesión incorrecta? La confesión incorrecta es una
confesión de derrota y fracaso, y de la supremacía de Satanás. El hablar de
cómo el diablo le está impidiendo a triunfar, manteniéndole en cautiverio, o
manteniéndole enfermo, es una confesión de derrota. Y una confesión como esa,
simplemente glorifica al diablo.
Como hemos dicho en las lecciones
anteriores, la confesión es dar testimonio de una verdad que hemos abrazado,
testificar de algo que sabemos, y afirmar algo que creemos. Muchas veces
nuestras confesiones, en vez de dar testimonio de lo que la Palabra de Dios
tiene que decir acerca de determinado asunto, admiten nuestra derrota y
glorifican al diablo en vez de a Dios. Pocos de nosotros somos como la querida
anciana que se puso en pie en la iglesia para testificar, "el diablo ha
estado detrás de mí toda la semana, bendito sea su nombre". Pero muchos de
nuestros testimonios testifican más de la supremacía de Satanás en nuestras
vidas que del dominio de Cristo. Cuando testificamos de lo que Dios ha hecho
por nosotros, lo estamos glorificando a El; de la misma manera, cuando hablamos
de lo que el diablo está haciendo, de nuestras derrotas y fracasos, estamos
glorificando al diablo.
Mucha gente pierde la bendición que
Dios tiene para ellos solo por hacer la confesión incorrecta. Están derrotados
y la vida es solamente un continuo roce para ellos.
¡En realidad, una confesión que
glorifica al diablo es una declaración inconsciente de que Dios es un
fracaso! Una confesión como ésa destruye
nuestra fe y nos mantiene en cautiverio. La confesión de la habilidad del
diablo para estancarnos y evitar que triunfemos le da dominio a él sobre
nosotros. Por lo tanto, con tu boca, vas a darle a Dios dominio sobre ti o a
Satanás. La confesión de tus labios que ha crecido de la fe en tu corazón va a
derrotar absolutamente al diablo en cada combate.
Cuando somos salvos, confesamos el
Señorío de Jesús. El comienza a tener dominio sobre nosotros y a gobernar
nuestra vida. Pero cuando confesamos la capacidad de Satanás para estancarnos y
evitarnos triunfar, entonces, aunque seamos cristianos, le estarnos dando a
Satanás dominio sobre nuestras vidas. El es el dios de este mundo, y él tomará
lugar porque nosotros se lo permitimos. Aunque puede ser una permisión hecha
por ignorancia o un consentimiento inconsciente, es, sin embargo, un
consentimiento. Y cuando Satanás tiene dominio, estamos Henos de debilidad y
temor.
Venciendo
El Temor Y La Duda.
2°Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado
Dios espíritu de cobardía (temor), sino de poder, de amor y de dominio propio”.
Aunque en lo natural podemos algunas
veces sentir miedo, nunca debemos confesar temor. El temor no es de Dios. La
escritura anterior dice que Dios no nos ha dado un espíritu de temor,
"sino de poder, de amor, y de dominio propio". El temor no es algo
que viene de dentro de ti. Es algo que viene de afuera, tratando de dominarte.
Es del enemigo. No debemos confesar temor, debemos confesar poder, amor y
dominio propio.
Lo mismo es cierto sobre la duda. No
confieses tus dudas. Esto no quiere decir que no debes admitir duda si la
tienes. Únicamente que no digas nada acerca de ella. La duda es del diablo. La
duda es un artículo de contrabando. La duda es mala. El cristiano no tiene nada
que ver con la duda, porque no le pertenece a él. Mucha gente piensa que está
siendo sincera cuando confiesa que duda. Puedes haber sido tentado a dudar,
pero puedes hacer que el diablo huya, resistiéndolo.
Así que no confieses duda, confiesa
fe. Empieza a hablar de quien eres en Cristo. Tú eres un creyente. Eres una
nueva criatura. Habla eso, cree eso, piensa eso. Y si eres tentado – y ninguno
de nosotros está exento de ser tentado "resistid al diablo y huirá de
vosotros" (Santiago 4:7). Niégate a dudar en el nombre del Señor
Jesucristo y la duda te dejará.
Confesando
La Palabra De Dios………………..
En vez de confesar tus dudas y
temores, confiesa lo que la Palabra de Dios dice. Dios dijo, "No temas,
porque yo estoy contigo..." (Isaías 41:10). Por lo tanto puedes decir,
"Yo no tengo miedo. Yo soy un hijo de Dios y El está conmigo. El no me ha
dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio. No soy un
desconfiado, soy un creyente".
Deja de hablar el lenguaje del diablo
de duda y temor. Empieza a hablar el lenguaje de Dios. Dios es un Dios de fe.
Nosotros somos hijos de fe de un Dios de fe.
En una de nuestras reuniones una mujer
me dijo acerca de su hermana, quien estaba en una institución mental,
"Ella no está muy mal, pero sí necesita los cuidados de una institución
mental. Ella entiende lo que se le dice. En ocasiones puedo traerla a casa por
períodos de dos semanas. La traeré a casa ahora para que pueda asistir a estas
reuniones. Creo que le ayudarán".
Yo no oré por la mujer enferma durante
esas dos semanas, pero estuvo en cada reunión. Sólo por escuchar la Palabra, su
mente se volvió clara y nunca tuvo que volver a la institución mental. Los
doctores le dieron por alta, dándole una tarjeta limpia de salud. En el pasado
ella había estado confesando derrota, temor y duda hasta que se volvieron parte
de ella. Pero a medida que escuchó la Palabra de Dios predicada vio donde había
fallado, comenzó a confesar lo correcto y fue sanada.
Viendo la notable recuperación de esta
mujer, otra señora en la iglesia fue inspirada para traer a su vecina, quien
había sido asignada al hospital mental del estado pero todavía no se había ido.
Ni esta mujer ni su esposo eran cristianos, pero él consintió en dejarla
asistir a nuestras reuniones con su vecina. En una semana, la mujer fue salva,
sana y llena del Espíritu Santo, y nunca tuvo que ir al hospital mental.
La gente se puede enfermar mentalmente
así como físicamente, y Dios puede sanar enfermedades mentales tan fácilmente
como puede sanar las físicas. Tenemos que reconocer que Dios no nos ha dado un
espíritu de temor. Necesitamos aprender a estar firmes contra el enemigo.
Recuerda, la confesión de temor, le da
al temor dominio sobre ti. Tus temores se vuelven más fuertes y tú te metes más
dentro del cautiverio del enemigo. Pero si tú confiesas el cuidado que tu Padre
tiene de ti, confiesas Su protección, confiesas Su Palabra, y declaras con
denuedo que lo que dice Dios acerca de ti es cierto, confiesas que mayor es El
que está en ti que el que está en el mundo, te levantarás por encima de la
influencia satánica en toda ocasión.
Cuando confiesas tus dudas y temores,
tus debilidades y enfermedades, estás confesando abiertamente que la Palabra de
Dios no es verdad y que Dios ha fracasado en hacerlo bien. Su Palabra declara
que por sus llagas tu fuiste sanado.
1°Pedro 2:24: “Quien llevó El mismo
nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando
muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis
sanados”.
Mateo 8:17: “Para que se cumpliese lo
dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades,
y llevó nuestras dolencias”.
Si en vez de confesar que "Jesús
tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias", declaramos que
todavía las tenemos, permaneceremos enfermos. Pero cuando empezamos a confesar
que El ha hecho algo con respecto a nuestras enfermedades, entonces recibiremos
sanidad. Demasiadas veces tomamos el testimonio de nuestros sentidos físicos en
vez de tomar el testimonio de la Palabra de Dios. Tenemos que practicar la
Palabra de Dios, para que pueda obrar a nuestro favor.
Texto Para Memorizar: "Porque no
nos ha dado Dios espíritu de cobarde sino de poder, de amor, y de dominio
propio" (2°Timoteo 1:7).
Lección
15 – Fe Para Prosperidad.
Textos Bíblicos: Gálatas 3:13-14,29;
Deuteronomio 28:1-8,11-12.
Verdad Central: Como creyentes nacidos
de nuevo, somos redimidos de la maldición de la Ley y somos herederos de las
bendiciones de Abraham y de las promesas de prosperidad de Dios.
Durante muchos años no podía entender
que la voluntad de Dios es que Sus hijos prosperen. Yo pensaba como muchos
hacen que la pobreza era una característica de la humildad, y que para ser
humilde uno debe ser pobre. Yo pensaba que un hombre justo no podía ser rico y
que un hombre rico no podía ser justo. Pensaba que cualquier promesa en las
escrituras sobre bendición financiera se refería solamente a los judíos. Desde
entonces he aprendido, a través del estudio de la Palabra de Dios y su
aplicación en mi propia vida, que Dios quiere que Sus hijos sean “prosperados
en todas las cosas, y que tengan salud, así como prospera su alma" (3°Juan
2).
"Pero", alguien puede decir,
"la Biblia dice que el dinero es la raíz de todos los males". Sin
embargo, la Biblia no dice eso. 1°Timoteo 6:10 dice, "Porque raíz de todos
los males ES EL AMOR AL DINERO, el cual codiciando algunos, se extraviaron de
la fe, y fueron traspasados de muchos dolores".
Una persona puede ser culpable de ese
pecado y no tener ni diez centavos. He oído a la gente decir, "Bueno, creo
que debo ser otro Job". Alguna gente piensa que el pobre Job se pasó la
vida agobiado por la pobreza, enfermo y afligido. Sin embargo, el libro entero
de Job sucedió en un período de nueve meses, y el último capítulo dice que Dios
quitó la aflicción de Job, y que "el Señor aumentó al doble las cosas que
hablan sido de Job" (Job 42:10).
Cuando los ladrones entraron y robaron
las cosas de Job, él estaba bajo la aflicción de Satanás. Cuando el fuego cayó
y quemó sus rebaños, estaba bajo la aflicción de Satanás. Cuando vino la tormenta
y azotó su casa y ésta cayó sobre sus hijos y los mató; cuando Job fue herido
con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la cabeza, cuando su esposa
se volvió a él y dijo, "maldice a Dios y muérete," Job estaba bajo la
aflicción de Satanás. Pero Dios quitó la aflicción de Job.
Si tú piensas que eres otro Job, eso
quiere decir que serás uno de los hombres más ricos de los alrededores. Tendrás
el doble de lo que tenías antes, y serás sano y vivirás hasta ser viejo. Job
vivió ciento cuarenta años después de los acontecimientos escritos en la
Biblia. Si tú eres otro Job, vas a prosperar.
Redimido
De La Maldición De La Ley.
Gálatas 3:13-14,29: “13Cristo nos
redimió de la maldición de la Ley, hecho por nosotros maldición (porque está
escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero).14Para que en Cristo
Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu...29Y si vosotros sois de Cristo,
ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”.
Las escrituras recién mencionadas nos
dicen que Cristo nos ha redimido de la maldición de la Ley. ¿Qué, pues, es la
maldición de la Ley? Para encontrar esta respuesta volvamos a los primeros
cinco libros del Antiguo Testamento, referidos como el Pentateuco, o los libros
de la Ley. Ahí aprenderemos que la maldición o castigo por quebrantar la Ley de
Dios, es tripartita: la pobreza, la enfermedad, y la muerte segunda. Cristo nos
ha redimido de la maldición de la pobreza. El nos ha redimido de la maldición
de la enfermedad. El nos ha redimido de la maldición de la muerte de la muerte
espiritual ahora y de la muerte física cuando Jesús venga de nuevo. No debemos
tener miedo de la segunda muerte.
La
Bendición De Abraham.
Así como la maldición es tripartita,
la bendición de Abraham también lo es. Primero, fue una bendición material,
financiera. Segundo, fue una bendición física. Tercero, fue una bendición
espiritual. La escritura del Nuevo Testamento, 3°Juan 2, está de acuerdo en que
Dios quiere que tengamos prosperidad material, física y espiritual, porque
dice, "Amado, deseo que seas prosperado en todas las cosas y que tengas
salud, así como prospera tu alma". Demasiada gente está bajo la impresión
de que todas las promesas de bendición material y de prosperidad en la Biblia,
se refieren únicamente a los judíos. sin embargo, este versículo fue escrito
para cristianos neotestamentarios.
La palabra "judío" es un
término corto o un sobrenombre para "Judá". Los israelitas nunca
fueron llamados judíos hasta después de la división de las tribus. Judá no
tenía más promesas de bendición material y financiera que las que tenían las
otras tribus de Israel. Ellos recibieron y heredaron la bendición a través de
su padre Jacob. Jacob heredó la bendición a través de su padre Abraham. Así que
no es la bendición o promesa de los judíos. No es la bendición de Israel. Es la
bendición de Abraham. Y esa bendición es mía.
"Para que en Cristo Jesús la
bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu..." (Gálatas 3:14). En este tercer
capítulo de Gálatas, también leemos en el versículo 7, "Sabed, por tanto,
que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham". Al ser cristianos
nacidos de nuevo, "Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de
Abraham sois, y herederos según la promesa" (Gálatas 3:29).
Después que estas escrituras se me
hicieron claras y vi lo que me pertenecía como un Hijo de Dios, a través de la
fe en El, otras escrituras empezaron a abrirse. Todo le pertenece a Dios y está
a su disposición. "Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de
animales en los collados...porque mío es el mundo y su plenitud" (Salmos
50:10-12). "De Jehová es la tierra y su plenitud..." (Salmos 24:1).
Dios creó todo, entonces hizo al hombre, Adán, y le dio dominio sobre todo.
Dios lo hizo todo para su hombre Adán. El le dio a Adán dominio sobre los
animales en los millares de collados, sobre la plata y el oro, sobre el mundo y
su plenitud. En otras palabras, Adán era el dios de este mundo.
Pero Adán cometió alta traición y se
lo vendió a Satanás. Así Satanás llegó a ser el dios de este mundo. Jesús, sin
embargo, vino a redimirnos del poder de Satanás y de su dominio sobre nosotros.
Romanos 5:17 dice, "Pues si por la transgresión de uno solo reinó la
muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la
abundancia de la gracia y del don de la justicia". La versión amplificada
de esta escritura lee así: "Ellos reinarán como reyes en vida, por uno,
Jesucristo". Nosotros hemos de reinar como reyes en vida. Eso quiere decir
que nosotros tenemos dominio sobre nuestras vidas. Hemos de dominar, no ser
dominados. Las circunstancias no han de dominarte. Tú has de dominar las
circunstancias. La pobreza no ha de gobernar y reinar sobre nosotros. Tú has de
gobernar y reinar sobre la pobreza. Las enfermedades no han de gobernar y
reinar sobre ti. Tú debes gobernar y reinar sobre las enfermedades. Hemos de
reinar como reyes en vida por Cristo Jesús, en quien tenemos nuestra redención.
Deuteronomio 28:1-8,11-12:
“1Acontecerá que si oyeres, atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar
y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová
tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.2Y vendrán sobre ti
todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu
Dios.3Bendito serás tu en la ciudad, y bendito tu en el campo.4Bendito el fruto
de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus
vacas y los rebaños de tus ovejas. 5Benditas serán tu canasta y tu artesa de
amasar.6Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.7Jehová derrotará a
tus enemigos que se levantaron contra ti; por un camino saldrán contra ti y por
siete caminos huirán de delante de ti.8Jehová te enviará su bendición sobre tus
graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la
tierra que Jehová tu Dios te da...11Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en
el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra,
en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.12Te abrirá Jehová
su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia”.
La primera parte de Deuteronomio 28
enumera todas las maneras en que el Señor bendeciría a su pueblo si ellos le
obedecían. El prometió bendecir a sus hijos, sus tierras y sus animales. El
prometió bendecirlos y protegerlos en las batalla. El prometió hacer
“sobreabundar en bienes", y bendecirlos en "todo aquello sobre lo que
pusieren su mano”.
Esta bendición lo incluía todo, pero
también era condicional. Ellos debían guardar todos los mandamientos de Dios.
Debían ser gente santa, que no lo dejaran a El para irse detrás de otros
dioses, si no que lo sirvieran a El con todo su corazón. El resto de este
capítulo, versículos 15 a 68, da una lista de las maldiciones que caerían sobre
su pueblo si no guardaban sus mandamientos.
Cuando me di cuenta por primera vez de
esta verdad, y vi la prosperidad, material y espiritual que Dios ha planeado
para su pueblo, y que todo creyente nacido de nuevo en Cristo es un heredero de
esta promesa, casi no podía contener mi gozo. Me conmoví al darme cuenta que
estaba redimido de la maldición de la Ley, de la maldición de la pobreza, y que
la bendición de Abraham era mía. Nosotros como cristianos no tenemos que
padecer retrasos financieros, ¡no tenemos que estar cautivos de la pobreza o de
la enfermedad Dios ha provisto sanidad y prosperidad para sus hijos si ellos
obedecen sus mandamientos.
Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra,
El dijo, "Si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos, CUANTO MAS vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a
quienes le pidan" (Mateo 7:11). ¿Cuántos de nosotros que somos padres
queremos que nuestros hijos pasen por la vida hambrientos, enfermos o
afligidos, nunca teniendo suficiente? Ningún padre quiere eso. De hecho,
trabajamos y nos sacrificamos para tratar de que nuestros hijos alcancen una
mejor educación que la que nosotros tenemos Para que reciban mayor
remuneración.
Dios puso todos los animales aquí,
todo el oro y la plata. ¿Es razonable el pensar que El hizo todo esto solo para
los que no creen en Dios? Ciertamente El ama al pecador, pero, ¿ama El más al
pecador que a su propios hijos? No. Dios puso todas estas cosas aquí para Su
pueblo. El le dijo a Israel, "Si quisierais y oyereis, comeréis el bien de
la tierra" (Isaías 1:19). Y si Dios quiere que sus hijos coman lo mejor,
El quiere que ellos usen la mejor ropa, El quiere que ellos conduzcan los
mejores autos, y El quiere que ellos tengan lo mejor de todo.
Probado
A Través De Experiencia Personal.
Cuando esta verdad se volvió real en
mi corazón, el Señor me habló y me dijo, "No ores más por dinero. Tú
tienes autoridad a través de mi nombre para reclamar prosperidad. Yo ya he
puesto oro, plata, y ganado sobre millares de collados para mi hombre Adán, y
yo le di dominio sobre ellos. Después que él le vendió todo a Satanás, el
segundo Adán, Jesucristo, vino a redimirte de la mano del enemigo y a liberarse
de la maldición de la ley. Ahora en vez de orar que yo lo haga, ya que yo he
hecho provisiones para tus necesidades, todo lo que tienes que hacer es decir,
'Satanás, quita tus manos de mi dinero'. Solamente reclama lo que necesitas. Tú
reinas en vida por Cristo Jesús”.
Durante este tiempo en mi vida yo era
un evangelista. A la siguiente iglesia donde fui dije, "Señor, si consigo
lo que necesito aquí, esto tendrá que funcionar. La última vez que estuve aquí
recibí solamente $60.00 por semana. Voy a reclamar $150.00 para esta
semana". Entonces dije, "Satanás, quita tus manos de mi dinero, en el
nombre del Señor Jesucristo". Ves, nunca se cree por lo posible, se cree
por lo imposible. Se suponía que yo iba a estar en esta iglesia solo por una
semana, pero resultó que estuve diez días. Entonces reclamé
$200.00 por esos diez días. El pastor
no suplicó por dinero para nada, él simplemente pasó los platillos de la
ofrenda, y cuando la ofrenda fue contada
yo recibí $240.00.
Después de eso cuando iba a iglesias a
tener reuniones, el dinero venía fácilmente y muchas veces el pastor decía con
sorpresa, "Esta es la ofrenda más grande que esta iglesia le ha dado a un
evangelista". Y no había pedido ningún favor. Yo tenía la llave que abre
la puerta.
¡Gracias a Dios, no estamos bajo la
maldición, porque Jesús nos ha liberado! "Por enfermedad, tengo salud; por
pobreza, riqueza; ya que Jesús ha pagado mi rescate".
Texto Para Memorizar: "Amados,
deseo sobre todas las cosas que seas prosperado y que tengas salud, así como
prospera tu alma" (3°Juan 2).
Lección
16 – Siete Pasos Hacia La Clase Más Elevada De Fe (Parte 1).
Textos Bíblicos: Colosenses 1:12-14;
1°Corintios 6:19-20.
Verdad Central: Es por la sangre del
Cordero y la palabra de nuestro testimonio que vencemos a Satanás, que somos
liberados del poder de las tinieblas, y somos trasladados al Reino de Su amado
Hijo.
En esta próxima serie de lecciones de
fe tengo un doble propósito en mente. Ya hemos cubierto la mayoría de estos siguientes
puntos en una forma u otra, pero quise ponerlos juntos para que puedas ver el
progreso que estás haciendo. Si has estudiado estas lecciones de fe y ellas han
formado parte de tu vida, el diablo va a tratar de vencerte. El Señor quiere
que estés preparado para el futuro, y a través del poder de la Palabra de Dios
puedes estar listo para cualquier emergencia que se presente.
Paso
1 – La Integridad De La Palabra De Dios.
Lo primero que necesitamos saber es
que la Palabra de Dios es realmente lo que en sí declara ser. Es una revelación
de Dios a nosotros. Es Dios hablándonos ahora, No es solamente un libro del
pasado y un libro del futuro, es también un libro del ahora. Este libro tiene
el aliento de Dios, es habitado por Dios, y es un mensaje inspirado por Dios.
"Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón" (Hebreos 4:12). La traducción de Moffat de este versículo
(traducida del inglés) dice así, “Porque la Palabra de Dios es una cosa
viviente". La Palabra de Dios es viva. Pero solamente se hará viva para ti
cuando la uses y actúes en ella.
Así que vemos que el primer paso hacia
la clase más elevada de fe es aceptar y entender la integridad de la Palabra de
Dios. La Palabra es de gran importancia. Algunas veces las personas piensan que
Dios no les da gran importancia. Algunas veces las personas piensan que Dios no
les ha hablado a ellos a menos que tengan un mensaje en lenguas o profecía.
Pero la Palabra de Dios es Dios hablándonos. El don de profecía, lenguas e
interpretación de lenguas no sobrepasan a la Palabra. La Palabra viene primero.
Estos dones orales inspiracionales nos son dados para inspirarnos en línea con
la Palabra de Dios, pero si dicen algo aparte de la Palabra, no es el Espíritu
Santo el que está hablando; esa persona está hablando de su propio pensamiento.
Siempre debemos juzgar estas cosas a la luz de la Palabra de Dios.
También hay aquellos que tratan de
hacer que la Palabra diga ciertas cosas porque quieren que diga lo que ellos
creen. Están tratando de adaptar la Palabra a sus propias creencias en vez de
adaptar sus creencias a la Palabra. Algunas gentes tratan de pasar
desapercibidos ciertos pasajes o explicarlos de manera que les roban su valor.
Pero debemos aceptarlos por lo que dicen y caminar en su luz. Debemos creer lo
que la Palabra dice, no lo que pensamos que dice. Cuando empieces a estudiar la
Palabra en esta luz, aceptándola como es, te sorprenderás al darte cuenta que
algunas de las cosas que siempre has creído no se encontraban en la Palabra. Te
preguntarás por qué creíste algunas cosas como lo hiciste.
Esto ocurrió en mi propia experiencia.
Mientras pasé muchos meses en el lecho de aflicción, estudié la Biblia y vi en
ella verdades de la fe y de sanidad. Pero mientras más estudiaba la Palabra de
Dios, más vela que era verdad.
A pesar de las enseñanzas de mi
iglesia, decidí que iba a andar a la luz de la Palabra de Dios porque creí que
esta Palabra era Dios hablándonos a nosotros hoy en día. Cuando tomé ese paso,
la mayor parte de la batalla fue ganada.
Para creer realmente la Palabra de
Dios tuve que ir en contra, no solo de las enseñanzas de mi iglesia, sino
también de mi familia. Es sorprendente como podemos hacerle más caso a lo que
enseñan en una iglesia que a la misma Biblia. Y algunas veces nuestros amados,
pensando que ellos saben lo que mejor nos conviene, se opondrán a que caminemos
en la luz completa de la Palabra de Dios. Aun así, yo tomé la determinación de
seguir la Palabra de Dios, sabiendo que ésta es Dios hablándome a mí hoy en
día.
Paso
2 – Nuestra Redención En Cristo.
Lo segundo que necesitamos saber es la
realidad de nuestra redención en Cristo – no como doctrina, filosofía o credo
de algún tipo – sino como una redención real de la autoridad de Satanás. Por el
nuevo nacimiento hemos sido trasladados al reino de Su Hijo, al reino de Dios.
En otras palabras, hemos nacido dentro de la misma familia de Dios.
Colosenses 1:12-14: “Con gozo dando
gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los
santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas y
trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados”.
Qué maravilloso que podemos entrar a
nuestra herencia en Cristo. Dios nos ha capacitado para poder tener parte de
esta herencia, como acabamos de leer.
El versículo 13 continúa diciendo,
"El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas”. La palabra
griega traducida "potestad" aquí, quiere decir "autoridad".
"El cual nos ha librado de la AUTORIDAD de las tinieblas...". Se
refiere al reino de Satanás. Nótese también que la escritura no dice que El nos
va a librar. Dice, "El cual nos HA librado...”.
El versículo 14 nos dice el precio de
la redención. "En quien tenemos redención por su sangre...". En
conexión con esta escritura leemos en Apocalipsis 12:11, "Y ellos le han
vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de
ellos...". La versión revisada Americana de este versículo dice, "por
la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos".
La sangre de Jesús es la base de
nuestra victoria. Pero tenemos que agregarle nuestro testimonio, nuestra
confesión. Tenemos que defender nuestra posición en contra del enemigo. Ya que
Satanás es el dios de este mundo, él tratará de ejercer autoridad sobre ti.
Pero no tiene que ser él el que gane, por. que tú has sido librado a través de
la sangre de Jesucristo del poder de las tinieblas, de la autoridad de Satanás.
Por la virtud del nuevo nacimiento has sido trasladado al reino de Su amado
Hijo. En toda batalla con Satanás tú puedes ganar, no importa la clase de
prueba que sea, porque tienes redención a través de la sangre del Cordero y por
la palabra de tu testimonio.
¡Hay
Poder En Su Sangre!.
El dominio de Satanás sobre nosotros
como nuevas criaturas en Cristo terminó. Jesús es el Señor y Cabeza de este
nuevo cuerpo. Las escrituras se refieren a El como a la Cabeza de la Iglesia.
La Iglesia, la cual es todos los creyentes nacidos de nuevo, es llamada el
Cuerpo de Cristo. Satanás no tiene derecho de gobernar sobre el Cuerpo de
Cristo. Cristo es la Cabeza del Cuerpo. El es quien debe gobernar y dominar el
Cuerpo.
Algunas gentes aceptan la derrota en
la vida porque no entienden la Palabra en su plenitud. Ellos me han dicho que
no triunfaron porque no era la voluntad de Dios. Han dicho, "Nuestros
espíritus pertenecen al Señor, pero nuestros cuerpos no han sido redimidos
todavía. Por lo tanto, debemos sufrir enfermedades en el terreno físico ahora.
Pero el tiempo viene cuando no tendremos que hacerlo”. En respuesta a esto
vayamos a 1°Corintios 6.
1°Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el
cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los
cuales son de Dios”.
Este pasaje nos dice que no solamente
nuestro espíritu, pero nuestro cuerpo es también comprado con un precio. Por lo
tanto, tú has de "glorificar a Dios en tu cuerpo y en tu espíritu, los
cuales son de Dios". ¿Recibe Dios alguna gloria cuando Satanás nos domina
físicamente? Podría Dios obtener alguna gloria de un cuerpo, templo del
Espíritu Santo, que está deformado o desfigurado con enfermedad? Ciertamente
que no. Necesitamos entender esto claramente y aprender a tomar una posición
firme contra el diablo cuando ataca nuestros cuerpos – tal y como lo haríamos
cuando ataca nuestros espíritus.
Veamos de nuevo Colosenses 1:12,
"Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la
herencia de los santos en luz". Esto es parte de tu herencia como hijo de
Dios cuando andas en la luz. Tenemos autoridad sobre el diablo a través de la
sangre de Jesús. Es por la sangre del Cordero y la palabra de nuestro
testimonio que vencemos a Satanás, que somos librados del poder de las
tinieblas y somos trasladados al reino de su amado Hijo.
Nótense las palabras, "Dando
gracias al Padre, que nos hizo APTOS para participar de la herencia...".
Puedo tomar de mi herencia ahora mismo. No tenemos que relegar eso al futuro.
Tenemos una herencia ahora. Estamos libres de la autoridad de las tinieblas
ahora. Hemos sido trasladados al reino de Su amado Hijo ahora. Tenemos libertad
y redención de la mano de Satanás ahora Podemos vencerlo ahora por la sangre
del Cordero y por la palabra de nuestro testimonio. Podemos glorificar a Dios
ahora en nuestros cuerpos y en nuestros espíritus, los cuales son de Dios.
Texto Para Memorizar: "Y ellos le
han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio
de ellos..." (Apocalipsis 12:11).
Lección
17 – Siete Pasos Hacia La Clase Más Elevada De Fe (Parte 2).
Textos Bíblicos: 2°Corintios 5:17;
1°Juan 1:3-4,7; Juan 14:13-14.
Verdad Central: La comunión es la
misma madre de la fe. Es la madre del gozo. Es la fuente de la victoria.
A medida que perseveramos en nuestro
estudio de la Palabra de Dios hacia un entendimiento más profundo del
significado de la fe, en esta lección veremos tres pasos más hacia la clase más
elevada de fe. Estos pasos van a imprimir en nosotros la realidad de (1) la
nueva creación, (2)nuestra comunión con el Padre, y (3) la autoridad del nombre
de Jesús.
Paso
3 – La Realidad De La Nueva Creación.
2°Corintios 5:17: “De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas”.
Para lograr la clase más elevada de te
es necesario que sepamos la realidad de la nueva creación. Necesitamos saber
que en la mente de Dios, fuimos creados en Cristo Jesús cuando El fue hecho
pecado como nuestro substituto. Deberíamos saber que en el momento en que
aceptamos a Cristo como a nuestro Salvador y lo confesamos como Señor, fuimos
recreados. Ahí es cuando el aspecto legal se volvió una realidad en nuestra
vida.
Tenemos hoy en nuestros espíritus la
misma vida y naturaleza de Dios. Esto no es una experiencia, no es una
religión, no es unirse a una iglesia. Es un nacimiento real de nuestro
espíritu. Somos los mismos hijos e hijas de Dios. El es nuestro propio Padre.
Sabemos que hemos pasado del dominio de Satanás y muerte espiritual al reino de
la vida a través de Jesucristo. "Nosotros sabemos que hemos pasado de
muerte a vida, en que amamos a los hermanos" (1°Juan 3:14). Sabemos que
estamos en la familia de Dios, somos hijos de Dios. Uno no puede unirse a esta
familia, debe nacer dentro de ella.
¿Cómo nos afecta esto en la vida
diaria? Si Dios es nuestro propio Padre y nosotros somos sus propios hijos.
Tenemos tanta libertad y comunión con el Padre como tuvo Jesús en su andar por
la tierra, ¡porque el Padre nos ama tanto como amó a Jesús! "Para que el
mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos COMO TAMBIEN A MI
ME HAS AMADO".
Colosenses 1:18 dice, "Y El es la
cabeza del cuerpo, que es la iglesia: El que es el principio, el primogénito de
los muertos; para que en todo tenga la preeminencia". Jesús es el
primogénito, pero nosotros también hemos nacido de los muertos. Pedro dijo,
"Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por
la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1°Pedro 1:23).
Somos engendrados por Dios, somos nacidos de Dios. Somos hijos de Dios,
herederos de Dios y coherederos con Cristo.
Cuando decimos esto, no nos estamos
magnificando a nosotros mismos, estamos magnificando a Dios y lo que El ha
hecho por nosotros a través del Señor Jesús. No nos hicimos nosotros mismos
nuevas criaturas. El es el autor y el con. sumador de nuestra fe. “Porque somos
hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras..." (Efesios
2:10). Nosotros mismos no nos hicimos quienes y lo que somos, Dios lo hizo.
Cuando una persona se achica a sí
misma, en realidad está achicando la misma hechura de Dios. Está criticando
algo que el Señor ha hecho. Debemos dejar de mirarnos desde un punto natural y
mirarnos como Dios nos ve, como creados en Cristo Jesús. El Padre no nos ve
como cualquier otro nos ve, El nos ve en Cristo. Muchos cristianos son
derrotados porque se ven a sí mismos desde el punto de vista natural cuando
podrían ser victoriosos mirándose a sí mismos como Dios lo hace.
Un cristiano que estaba teniendo
serios problemas en su vida una vez me dijo, "Creo que estoy pagando por
la vida que viví antes de ser salvo. Fui tan pecador". Sin embargo, cuando
nacemos de nuevo, somos redimidos no solamente del pecado, sino también de la
paga del pecado. No tenemos que pagar por nuestros pecados porque Cristo ya lo
ha hecho por nosotros. Ni siquiera nos es posible pagar por ellos.
Muchas personas no saben la diferencia
entre el arrepentimiento y el hacer penitencia. Si los acusaras de seguir las
enseñanzas de cierta otra religión, lo negarían acaloradamente. Pero eso es
exactamente lo que están haciendo – están tratando de hacer penitencia por su
vida pasada.
Cuando un hombre se arrepiente
entonces Dios no tiene conocimiento de que ese hombre haya hecho algo malo
alguna vez. "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo,
y NO ME ACORDARE DE TUS PECADOS" (Isaías 43:25). Si Dios no se acuerda,
¿por qué debes hacerlo tú?
Si después de ser salvo un hombre
tuviera que cosechar lo que había sembrado como pecador, entonces tendría que
ir al infierno al morir, porque eso también es parte de la pena. Si va a
cosechar cualquier parte de la pena, va a cosecharla toda completa. Pero, somos
redimidos no solo del, poder, sino también de la paga del pecado. Jesús tomó
nuestro lugar. El sufrió la paga de nuestro pecado. El nos ha capacitado para
disfrutar de la herencia de los santos en luz, como vimos en nuestra última
lección.
Paso
4 – La Realidad De Nuestra Comunión Con El Padre.
La razón principal de la redención es
la comunión. "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión
con su Hijo Jesucristo nuestro Señor" (1°Corintios 1:9). Nótese que fuimos
llamados a "la comunión con su Hijo”.
1°Juan 1:3-4,7: “3Lo que hemos visto y
oído, eso anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros;
y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo
Jesucristo.4Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea
cumplido...7Pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos
con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.
El honor más alto que el Señor nos ha
conferido es el de tener comunión con El, con Su Hijo, y con el Espíritu Santo
en la realización de su sueño de la redención de la raza humana. La relación
sin comunión es una cosa insípida. Es como un matrimonio sin amor o sin
compañerismo. La comunión es la madre de la fe. Es la madre del gozo. Es la
fuente de la victoria. Y El nos ha llamado individualmente para tener comunión
con su Hijo.
Si tenemos comunión con El y andamos
en luz, entonces la oración se convierte en uno de los privilegios más dulces y
grandiosos que heredamos en Cristo. Al oír a algunas personas hablar, uno
pensaría que la oración es un trabajo penoso. Los oímos hablar de luchar y
pelear; de tratar de creer. Pero nunca ha sido un problema o una lucha para mí
el orar. El orar nunca me ha sacado algo, más bien ha puesto algo en mí. Yo a
menudo oro cinco horas o más al día.
El problema con la gente que tiene tal
dificultad con la oración es que en vez de dejar que el Espíritu Santo los
ayude y ore a través de ellos, están tratando de hacer todo por sí mismos, con
su propia energía. Naturalmente esto los va a extenuar. Dios quiere que
vengamos al lugar de descanso en El. "Porque en lengua de tartamudos, y en
extraña lengua hablará a este pueblo. A los cuales El dijo: Este es el reposo;
dad reposo al cansado; y este es el refrigerio" (Isaías 28:11-12). Podemos
encontrar un tiempo de refrigerio en el Señor mientras oramos en otras lenguas.
Paso
5 – La Realidad De La Autoridad Del Nombre De Jesús.
Juan 14:13-14: “Y todo lo que
pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en
el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.
Suponga que un hombre rico le diera a
usted un documento firmado diciendo que a usted se le ha conferido derecho para
usar su nombre y así recibir cualquier cosa que usted necesite para vivir
confortablemente. Suponga que ése fuera un documento legal, dado ante testigos,
por el cual cada una de sus necesidades pudieran ser suplidas para el resto de
su vida. ¿Suena esto demasiado bueno para ser verdad? ¡Lo más maravilloso de
ello es que es verdad!
Dios nos ha hecho
"apoderados" para usar el nombre de Jesús para suplir toda necesidad
– espiritual, física o financiera. El nos ha dado poder sobre las fuerzas
satánicas. El ha dicho que "todo lo que pidiereis en mi nombre" El
nos lo dará. Tenemos autoridad para usar su nombre. El hecho de que muchos no
lo hagan no es por falta de fe, sino por no saber cuáles son sus derechos
legales en Cristo. Debemos tomar el lugar de un hijo o hija y aprovecharnos de
nuestros derechos como hijos de Dios. Debemos saber lo que nos pertenece y
hacer lo que la Palabra dice.
Texto Para Memorizar: "Fiel es
Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo
nuestro Señor" (1°Corintios 1:9).
Lección 18 – Siete Pasos Hacia La
Clase Más Elevada De Fe (Parte 3).
Textos Bíblicos: 2°Corintios 6:14-16;
Romanos 3:23-26; Salmos 32:1-2.
Verdad Central: Podemos acercarnos a
Dios con completa seguridad porque hemos sido hechos la justicia de Dios en
Cristo Jesús.
Esta lección nos trae al paso 6 en
nuestro estudio de la clase más elevada de fe. En ella queremos ayudarte a
ganar nueva comprensión dentro del significado de las palabras
"justo" y "justicia", tal y como se muestra en las
escrituras.
Paso
6 – La Realidad De Nuestra Justicia En Cristo.
2°Corintios 6:14-16: “No os unáis en
yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia
con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué acuerdo hay
entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios
viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos y seré su Dios, y ellos
serán mi pueblo”.
Leyendo la escritura anterior, mucha
gente ve en ella solamente la enseñanza de la separación del mundo. Y ellos
inmediatamente practican la segregación' pensando que eso es lo que la
separación quiere decir. Piensan que no pueden tener nada que ver con el mundo
o con nadie del mundo. Hasta se segregan de otros cristianos, si no están
completamente de acuerdo con ellos. Sin embargo, Jesús dijo, "Vosotros
sois la sal de la tierra...vosotros sois la luz del mundo" (Mateo
5:13-14). Para poder ser la sal y la luz del mundo, debemos permanecer en el
mundo, haciendo nuestro trabajo para el Señor.
Quiero que notes algo más en esta
escritura, igualmente importante: los creyentes son llamados "creyentes"
y los incrédulos son llamados "incrédulos". El creyente es llamado
"justicia" y el incrédulo es referido como a "injusticia".
El creyente es llamado "luz" y el incrédulo "tinieblas".
Para muchos, la idea de llamarse a sí mismos "justicia" suena egoísta.
Aún así estas mismas personas no objetan a llamarse a sí mismas
"creyentes" o "luz". Esta escritura usa los tres términos
para referirse a los creyentes. En el versículo 15 vemos a la iglesia, a los
creyentes, referidos como a Cristo, porque El es la Cabeza y nosotros somos el
cuerpo. Y por supuesto, la cabeza no va a ser llamada por un nombre, y el
cuerpo por otro. La iglesia es Cristo, y nosotros somos el cuerpo de Cristo.
Romanos 3:23-26: “Por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. A
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados. Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”.
¿Qué significa todo esto? Qué nos está
enseñando Dios a través de esta escritura? Que Dios a través de Jesús declaró
Su justicia. Que Dios mismo es justo, y que Dios es mi justicia. El es "el
que justifica", o la justicia del que es de la fe de Jesús.
Romanos 5:17 dice, "Pues si por
la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno
solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la
justicia". La mayoría de la gente ha pensado que justicia es algo que uno
logra viviendo correctamente. La justicia, sí quiere decir rectitud, o recto,
pero esta escritura dice que es un don, no algo que podamos ganar haciendo
buenas obras y viviendo limpiamente. Un don es algo que nosotros recibimos
instantáneamente; un estado de desarrollo espiritual es el fruto. Si la
justicia fuera un fruto, la escritura leería, "Y del fruto de la
justicia". Sin embargo, dice, "Y del donde la justicia".
Cada uno de los amados hijos de Dios
tiene la misma justicia y el mismo derecho para con Dios. El no ama a uno más
que a otro. El no escuchará las oraciones de uno más que las de otro. Cuando
esta verdad te haya penetrado completamente, ¡Tus oraciones obrarán resultado!
¡Tus oraciones serán contestadas!
Mucha gente lucha en el terreno de la
autocondenación, dejando que el enemigo les robe la herencia que es de ellos en
Cristo Jesús. Creen que sus oraciones no obrarán resultado y que Dios no los
escuchará. Piensan que si pudieran encontrar a un hombre justo para orar por
ellos, las oraciones de él sí que obrarían resultados.
Qué triste es que ellos no hayan visto
la verdad en las escrituras que acabamos de leer. Dios es nuestra justicia. Él
se convirtió en nuestra justicia cuando nos impartió su naturaleza, su vida
eterna, cuando nacimos de nuevo. El se volvió nuestra justicia en el momento en
que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y lo confesamos como Señor.
Yo descubrí las verdades de estas
escrituras por primera vez siendo un joven cristiano, cuando por 16 meses pasó
acostado en cama sin poder moverme de ella por mí mismo. No las entendí
entonces. Al principio eran como un rayito de luz en una esquina obscura.
Estaba sosteniendo las mismas luchas que muchos de ustedes sostienen para salir
de algún problema en su vida o para obtener salud.
Leyendo mi Biblia me encontró un día
con la escritura en Santiago 5:14-15, "¿Está alguno enfermo entre
vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él, ungiéndole con
aceite en el nombre del Señor. y la oración de fe salvará al enfermo, y el
Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados le serán perdonados".
Pero mientras leía, cualquier fe que momentáneamente flameara, era extinguida
rápidamente por el pensamiento de que yo sabía, que mi iglesia no creía en
sanidad o en la unción con aceite. Yo no tenía a nadie a quien llamar para
oración, como decía esta escritura.
Entonces el Señor me habló y me dijo,
"Es la oración de fe la que sana a los enfermos. Tú puedes hacer esa
oración tú mismo como cualquier otro podría hacerlo".
Yo era simplemente un bebé en Cristo.
Sólo tenía 16 años de edad, y hacía pocos meses que había sido salvo, ¡aún así
el Señor dijo que yo podía hacer esa oración de fe! Inmediatamente mi pensar
erróneo me derrotó. Pensé, "sí, podría – si fuera justo" (Yo me daba
cuenta de todos mis errores y sabía que no era justo, por lo menos según mi
entendimiento de la Palabra). Leyendo más adelante en el libro de Santiago, leí
donde Elías es puesto como ejemplo de un hombre justo orando: "Elías era
un hombre sujeto a pasiones como nosotros, y oró fervientemente para que no
lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses"
(Santiago 5:17).
Al estudiar acerca de Elías, determiné
que él no era mi idea de hombre justo. Cuando la mano del Señor estaba sobre
él,-podía correr más rápidamente que el carro del rey. Pero cuando se dio
cuenta que la reina Jezabel lo quería matar, corrió y se escondió debajo de un
árbol de enebro y le rogó al Señor que lo dejara morirse. Entonces él gimió al
Señor, "Todos han apostatado, menos yo. Yo soy el único que te está
sirviendo, Señor". Semejante inconsistencia no podía ser la marca de un
hombre justo, yo pensé, "¿Cómo pudo Santiago haberlo puesto como ejemplo
de un hombre justo orando? ¡El no era más justo que yo!"
Entonces recordé que Santiago dijo que
Elías era un "hombre sujeto a pasiones como nosotros". Y no solamente
estaba sujeto a estas pasiones, sino que también se rindió a ellas. Aunque
permitió que el desánimo dominara sus acciones, fue llamado un hombre justo.
Un
Mejor Pacto.
Salmos 32:1-2: “Bienaventurado aquel
cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el
hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño”.
Bajo el antiguo pacto, la sangre de
animales inocentes cubrían el pecado. Dios no les atribuyó iniquidad a la gente
aunque habían hecho maldad. El lo encubrió y lo perdonó y les imputó justicia.
Ante El ellos eran justos. "Y veré la sangre, y pasaré de
vosotros..." (Éxodo 12:13). Si Dios hizo esto por sus hijos bajo el pacto
de le Ley, ¿cuánto más hará lo el por nosotros? Bajo la gracia tenemos un mejor
pacto, establecido sobre mejores promesas. La sangre de Jesucristo no solamente
cubre nuestros pecados, sino que nos limpia "de toda maldad".
"Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre"
(Apocalipsis 1:5).
Cuando leí esta escritura vi que
cuando nací de nuevo todos mis pecados fueron perdonados y mi vida pasada dejó
de ser. Vi que me había convertido en nueva criatura en Cristo, y yo sabía que
él nunca hacía nuevas criaturas no justas.
Inmediatamente el diablo estaba ahí
diciendo, "Eso no puede ser verdad, pero, ¿y desde entonces? No hace mucho
tiempo te enojaste mucho. Esa ciertamente no es la manera de actuar de un
hombre justo". El hizo que mirara a lo natural de nuevo en vez de a la
Palabra de Dios.
Entonces leí 1°Juan 1:9, "Si
confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad" (Esta escritura no fue escrita a pecadores,
sino a creyentes). Esto significaba que yo me había convertido en la justicia
de Dios en Cristo cuando nací de nuevo. Si había pecado desde entonces – y lo
había hecho – sólo tenía que confesar mis pecados y El me perdonaba y me
limpiaba de toda maldad (Si estoy limpio de maldad, entonces soy justo de
nuevo).
Antes, cuando había leído Santiago
5:16, "La oración del justo puede mucho" había pensado que si algún
día me pudiera volver justo, entonces si tendría una vida de oración tremenda y
vería respuestas prominentes a mis oraciones. Ahora yo veía que mis oraciones
obrarían resultado, porque Dios me escucharía tan pronto como El escucha a
cualquier otro. En mi Biblia al lado de esta escritura en Santiago 5:16 escribí
estas palabras, "Yo soy ese hombre justo". Esto no es jactarme de
nada que yo haya hecho, es jactarme de lo que soy en Cristo. Es alabar a Dios
por lo que El ha hecho posible para nosotros en Cristo.
Esto significa que podemos estar en la
presencia de Dios sin ningún sentimiento de culpa, condenación o inferioridad.
Esto quiere decir que el problema de la oración está resuelto. Ya no
necesitamos ir ante su presencia con la lengua atada por la condenación o
llenos de temor por la ignorancia. Podemos entrar en su presencia en completa
seguridad porque hemos sido hechos justicia a través de la sangre de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo.
Texto Para Memorizar: "Al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en El" (2°Corintios 5:21).
Lección
19 – Siete Pasos Hacia La Clase Más Elevada De Fe (Parte 4).
Textos Bíblicos: 1°Corintios 6:19-20;
2°Corintios 6:16; Hechos 8:14-15; 9:17; 19:1-2
Verdad Central: Dios mismo, en la
persona del Espíritu Santo, habita en el creyente.
Muy a menudo, aquellos que han sido
llenos del Espíritu Santo piensan de ellos mismos como que acaban de recibir una
bendición maravillosa o algún tipo de experiencia espiritual rica. Y dejan
pasar la enseñanza de la Palabra por completo. 1°Juan 4:4 dice, "Mayor es
El que está en vosotros que el que está en el mundo".
La plenitud del Espíritu Santo
significa que El – el Espíritu Santo – viene a morar en nosotros. Jesús dijo,
"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, PARA QUE ESTE CON
VOSOTROS PARA SIEMPRE" (Juan 14:16).
Por lo tanto, el séptimo – y
extremadamente vital – paso en nuestra búsqueda de la clase más elevada de fe,
es darnos cuenta de que nuestro cuerpo es el templo de Dios. ¡Dios mismo, en la
persona del Espíritu Santo habita en nosotros!
Paso
7 - La Realidad del Espíritu Morador.
En los tiempos del Antiguo Testamento,
el lugar donde Dios moraba en la tierra era el tabernáculo o el templo. Pero
después que Cristo murió en la cruz, se levantó otra vez y regresó al cielo,
enviando al Espíritu Santo sobre los creyentes en el día de Pentecostés. El no
habita más en el Lugar Santísimo hecho por hombres. Nuestros cuerpos se han
vuelto Su templo.
1°Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestros espíritus, los
cuales son de Dios”.
2°Corintios 6:16: “...Porque vosotros
sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo, habitaré y andaré entre
ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”.
En toda crisis de nuestra vida debemos
instintivamente decir, "soy más que vencedor. Soy más que victorioso,
porque el Creador habita en mí. El más grande vive en mí. El puede hacerme
triunfar. El me puede hacer un éxito. No puedo fracasar". Esto no es jactancia
de uno mismo. Es jactarse de El que está en ti. Sin embargo, muy frecuentemente
creyentes llenos del Espíritu Santo tiemblan ante las pruebas de la vida, y sin
haber necesidad le permiten al diablo que los derrote.
Andan de un lado a otro llorando en
los hombros de otro, orando oraciones débiles y sin poder, preguntándose por
qué no les llega la victoria. Sin embargo la ayuda estaba presente todo el
tiempo – porque el Espíritu Santo está dentro de ellos listo para ayudarles.
El
Revestimiento de Poder en la Iglesia Primitiva.
En la iglesia del Nuevo Testamento era
una excepción y no una regla que hubiera algún creyente que no hubiera recibido
la plenitud del Espíritu Santo con la señal sobrenatural de hablar en otras
lenguas. Los apóstoles reconocieron la necesidad del Espíritu de Dios morando
en el interior, y enfatizaron esto en sus enseñanzas a los nuevos convertidos.
Hechos 8:14-15: “Cuando los apóstoles
que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la Palabra de Dios,
enviaron allá a Pedro y a Juan. Los cuales, habiendo venido, oraron por ellos
para que recibiesen el Espíritu Santo”.
Hechos 9:17: “Fue entonces Ananías y
entró en la case y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor
Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que
recibas la viste y seas lleno del Espíritu Santo”.
Hechos 19:1-2: “Aconteció que entre
tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones
superiores, vino a Efeso, y hablando a ciertos discípulos, les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo”.
Ciertamente la iglesia hoy no tiene
menor necesidad de este revestimiento de poder.
El apóstol Pablo dijo, "No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?"
(1°Corintios 3:16). La Versión Amplificada de este versículo dice: "¿No
disciernen y entienden que ustedes (toda la iglesia en Corinto) son templo de
Dios (Su Santuario), y que el Espíritu de Dios tiene habitación permanente en
ustedes, para estar en Su hogar en ustedes (colectivamente como una iglesia, y
también individualmente)?". Somos el templo de Dios. Dios habita en
nosotros, no sólo como un cuerpo, sino como individuos.
Nótese la expresión, "estar en Su
hogar en ti". Dios está realmente haciendo Su hogar en nuestros cuerpos.
Ya no habita más en un lugar Santísimo hecho por hombre, como en los tiempos
del Antiguo Testamento. Entonces era requerido que cada varón se presentara a
sí mismo, por lo menos una vez al año en Jerusalén ante Dios. Los varones
tenían que viajar a Jerusalén, ya que la presencia de Dios solamente estaba en
el Lugar Santísimo. Nadie se atrevía a acercarse a la presencia Santa excepto
el Sumo Sacerdote, y él solamente con gran precaución. Cualquier otro que se
metiera al Lugar Santo caía muerto instantáneamente.
Pero ahora todo esto ha pasado y
podemos "acercamos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:16).
Poco antes de que Jesús muriera El
dijo, "Consumado es". El no se estaba refiriendo al plan de
redención, porque aun no estaba terminado cuando El murió. El tuvo que
levantarse de los muertos y ascender al Lugar Santísimo en los Cielos con su propia
sangre como sacrificio para obtener nuestra redención. Después tuvo que
ascender hasta lo Alto para sentarse a la diestra del Padre y empezar Su
intermediaria intercesión, para ser el mediador entre Dios y los hombres. Hasta
entonces el Nuevo Pacto no había entrado en vigor. Cuando Jesús dijo en la
cruz, "Consumado es", se estaba refiriendo a la terminación del
Antiguo Pacto.
Cuando esto sucedió, el velo o cortina
que separaba al Lugar Santísimo fue rasgado en dos desde arriba abajo.
Los historiadores judíos nos dicen que
esta cortina tenía 40 pies de anchura, 20 pies de altura y 4 pulgadas de
grosor. ¡Imagínate que difícil sería para un hombre rasgar en dos algo de estas
dimensiones! Pero nota que las escrituras no dicen que la cortina fue rasgada
de abajo para arriba. Sino "...el velo del templo se rasgó en dos, DE
ARRIBA ABAJO..." (Mateo 27:51). Esto significó que fue Dios y no el hombre
quien rasgó la cortina, la barrera que separaba al hombre de Dios.
La presencia de Dios se fue del Lugar
Santísimo hecho por hombre y nunca más habitó allí. Ahora Su presencia divina
habita en nosotros.
El ser lleno del Espíritu Santo es
mucho más que solamente una experiencia estremecedora. ¡El Espíritu Santo, la
divina personalidad, realmente viene a vivir en ti!. “Porque vosotros sois el
templo del Dios viviente, como Dios dijo, HABITARE Y ANDARE ENTRE ELLOS, y seré
su Dios. Y ellos serán mi pueblo" (2°Corintios 6:16). Pero ¿cuántos de
nosotros nos damos cuenta completa de esta maravillosa verdad? ¿Cuántos de
nosotros reconocemos el hecho de que en nosotros, listo para nuestro uso, está
todo el poder que necesitaremos para triunfar en la vida?
Si comenzamos a creer lo que la Biblia
dice, a confesar lo que la Palabra de Dios dice, entonces el Espíritu Santo se
levantará dentro de nosotros y dará iluminación a nuestras mentes. El dará
dirección a nuestros espíritus, salud a nuestros cuerpos y ayuda en cada
aspecto de la vida. Podemos estar conscientes de Su presencia moradora a cada
momento.
Veamos otra vez la traducción
Amplificada de 1°Corintios 3:16, "...El Espíritu de Dios tiene su
residencia permanente en ti, para estar en Su hogar en ti".
Muy pocos de nosotros estamos
conscientes de que Dios vive en nuestros cuerpos, porque no podríamos estar
conscientes de que El vive en nosotros y ¡todavía hablar como lo hacemos! Por
ejemplo, cuando se nos pide hacer alguna cosa difícil, que prontos somos para
decir, "No, no puedo hacer eso". ¿Por qué hacemos esto? Es porque
estamos confiando en nosotros mismos para hacerlo y sabemos que no tenemos la
habilidad. Pero si sabemos que El está en nosotros, sabemos que El tiene la
habilidad. Entonces cambiamos el "no puedo" por "yo puedo",
porque estamos confiando en El. Decimos "yo puedo, porque El está en mí.
“Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo". No importa qué
imposibilidades estemos afrontando, podemos decir, "El me hará un éxito,
porque El mora en mí".
Esta clase de creencia, esta manera de
hablar es hablar con fe, y lo pondrá a El a obrar a tu favor.
Algunos tienen un concepto erróneo del
papel del Espíritu Santo en su vida. Piensan que El entrará, tomará posesión y
se ocupará de todo. Esperan que El se convierta en algo así como un gran jefe,
sin que ellos tengan que hacer nada. Sin embargo, el Espíritu Santo es un caballero.
El nos guiará y nos dirigirá, pero El nunca nos obligará o controlará nuestra
vida. Los demonios y los espíritus malignos controlarán a aquellos en quienes
entren, forzándolos a hacer cosas que ellos no quieren hacer. Pero el Espíritu
Santo gentilmente nos dirige y nos guía. El no hará nada hasta que nosotros lo
pongamos a trabajar para nosotros, porque El ha sido enviado para ser nuestro
ayudador. El no es enviado para hacer el trabajo, pero para ayudarnos a
hacerlo, "...Porque El dijo: No te desampararé, ni te dejaré, de manera
que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me
pueda hacer el hombre" (Hebreos 13:5-6).
La Versión Amplificada de Efesios
3:16-17 dice, "Que el te dé de los ricos tesoros de Su gloria, que seas
esforzado y reforzado con superpoder en el hombre interior por el Espíritu
Mismo morando en lo más profundo de tu ser y personalidad. Pueda Cristo a
través de tu fe realmente morar, establecerse, habitar y hacer hogar en
vuestros corazones. Puedas tú ser enraizado profundamente en el amor, y
cimentado muy seguro sobre el amor". En este pasaje de escritura Pablo
estaba escribiéndoles a aquellos que ya habían nacido de nuevo y eran Henos del
Espíritu Santo. ¿Cómo habita Dios en nuestros corazones? A través de nuestra
fe. Cristo quiere morar en nuestros corazones, reinar como Rey en el trono de
nuestros corazones. Pero muy pocos le hemos permitido que lo haga.
La gente espera que Dios haga algo
independientemente de ellos, cantan "Pasa por aquí, Señor, pasa por aquí"
(Pensamos que si tan solo pudiéramos hacerlo pasar por aquí, quizás haría algo
por nosotros). Luego cantamos, "alarga tus brazos y toca al Señor cuando
pase". Pero esto es todo un conocimiento de los sentidos. Está todo fuera,
es todo físico. Alguien quiere discutir, "pero en la Biblia, la mujer con
el flujo de sangre, ¿no alargó ella los brazos y tocó al Señor?" Sí, pero
eso fue cuando El estaba aquí en la tierra con forma física. Ahora El no está
con nosotros, El está en nosotros. No tenemos que alargar nuestros brazos y
tocarlo, El está siempre en nosotros. Pero esto no te servirá de nada a menos
que lo sepas y lo creas, porque el Espíritu Santo no se levantará y tomará
control. Cuando sabemos que El está ahí dentro y actuamos sobre la Palabra de
Dios inteligentemente, entonces El obrará a través de ti.
Podemos decir, "Mayor es El que
está en mí que el que está en el mundo. El más grande está en mí. Estoy
dependiendo en El. Me hará triunfar, me hará un éxito, porque El está en mí. El
Maestro de la creación está haciendo Su hogar en mi cuerpo".
Texto Para Memorizar: "...Mayor
es El que está en mí que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4).
Lección
20 – Seis Enemigos De La Fe.
Textos Bíblicos: 2°Corintios 5:17,21;
Juan 16:23-24; Romanos 10:10; Marcos 11:23-24
Verdad Central: Cuando nosotros
"peleamos la buena batalla de la fe", podemos salir fuera del angosto
lugar del fracaso y entrar al infinito poder de Dios.
Nuestra lección hoy trata con "la
buena batalla de la fe", como menciona 1°Timoteo 6:12. Yo algunas veces he
oído a algunos decir que van a pelear contra el diablo. Yo no sé porqué, porque
en primer lugar no podrían. En segundo lugar, Jesús ya ha derrotado al diablo a
nuestro favor. Jesús fue nuestro substituto. También he oído a algunas personas
decir que van a pelear contra el pecado. Yo no voy a pelear contra el pecado,
voy a predicar la cura para el pecado. Jesús es la cura.
La única batalla que el creyente está
llamado a pelear es la "buena batalla de la fe". Y si hay una pelea,
entonces deberán haber enemigos o estorbos para la fe. Si no hubieran enemigos
de la fe, no habría pelea. En esta lección trataremos con seis enemigos de la
fe.
Enemigo
No. 1 – Falta De Entender Lo Que Significa Ser una Nueva Criatura En Cristo.
2°Corintios 5:17: “De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas”.
La falta de entendimiento de lo que
significa ser una nueva criatura obstaculiza nuestra vida de fe. Mucha gente no
se da cuenta que ellos son realmente nuevas criaturas; piensan que cuando
fueron salvos, Dios solamente los perdonó de sus pecados. Les sería de poco
provecho si esto fuera todo lo que el pecador recibiera, porque es un hijo del
diablo y todavía iría al infierno. El tiene que nacer de nuevo. El tiene que
convertirse en una nueva criatura dejando todos sus viejos caminos pecaminosos.
No, nosotros no sólo somos pecadores perdonados. No somos meros miembros de
iglesia que apenas pueden ir pasando. No estarnos viviendo al final de la
cuadra en la calle "Luchando para llegar al Cielo", contiguo al
callejón "queja". ¡Eso no es para nosotros! Somos nuevas criaturas,
creadas por Dios en Cristo Jesús con la misma vida y naturaleza de Dios en
nuestros espíritus. Somos los niños de Dios, hijos de Dios, herederos de Dios y
coherederos con Cristo Jesús.
Enemigo
No. 2 – Falta De Entender Nuestro Lugar En Cristo.
Dondequiera que voy sugiero que los
cristianos vayan a través del Nuevo Testamento, particularmente las epístolas,
y escriban las frases "en Cristo", “en quien", y "en
El". El escribirlas ayudará a recordarlas. Hay aproximadamente 140 de
estas expresiones en el Nuevo Testamento. Si lees y meditas en estas escrituras
hasta que se vuelvan una parte de ti, la vida se te hará diferente. A medida
que leas estos versículos, dite a ti mismo, "Esto es lo que soy. Esto es
lo que tengo en Cristo Jesús".
En una iglesia que yo visité había una
mujer a quien el pastor describió como una de las trabajadoras cristianas más sobresalientes
que él había conocido. Ella se había graduado en un seminario de líderes con un
grado en educación cristiana, y prestaba sus servicios a la iglesia
gratuitamente. Durante nuestro avivamiento en ese lugar, yo urgí a la gente
para que comenzaran a memorizar y a reclamar estos versículos. Después de un
tiempo esta mujer se me acercó y me dijo que había estado confesando
veinticinco de estas escrituras, y que se había convertido en una persona
completamente diferente. Se dio cuenta de que ya no se preocupaba más. Ella
dijo que pensaba y actuaba de diferente manera. Se sentía diferente. Estaba
sorprendida de ella misma. Yo le dije que estaba comenzando ahora a andar en la
luz de lo que siempre había tenido: Ella, como muchos cristianos, no había llegado
a comprender lo que Cristo era en su vida. Esto obstaculizaba su fe. El recibir
ese entendimiento la curó de su hábito de la preocupación.
Enemigo
No. 3 - Falta De Entender La Justicia.
2°Corintios 5:21: “Al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos la
justicia de Dios en El”.
La sangre de Jesús nos limpia de todo
pecado (1°Juan 1:7). Por lo tanto por el nuevo nacimiento nos volvemos una
nueva criatura justa.
Sabemos que Dios no hizo ninguna nueva
criatura injusta. Somos creados por Dios en Cristo Jesús. El hizo una nueva
criatura justa. Somos hijos e hijas de Dios como si nunca hubiéramos pecado.
Podemos estar en Su presencia sin conciencia de pecado, sin ningún sentimiento
de culpa o vergüenza. No tenemos que estar paralizados por el temor. Podemos
venir a la presencia de Dios porque ahí pertenecemos. Cuando nosotros nacimos
de nuevo, nuestros pecados fueron perdonados porque nuestra vida pasada dejó de
existir. Dios dijo que El no recordaría nuestras transgresiones (Jeremías
31:34). Y si El no las recuerda, ¿por qué debemos hacerlo nosotros?
Algunos pueden preguntar, "Pero
yo he cometido pecados desde que me hice cristiano, ¿cómo puedo ser
justo?" La respuesta a esta pregunta se encuentra en 1°Juan 1:9, "Si
confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados
y limpiarnos de toda maldad". Cuando el creyente que ha pecado confiesa su
pecado y pide perdón, el Señor hace dos cosas: Primero, El lo perdona. Segundo,
El lo limpia de toda maldad.
Cuando hemos pecado nos sentimos
culpables y tenemos una sensación de injusticia. Nos sentimos indignos de venir
a la presencia del Señor. Pero cuando confesamos nuestro pecado. El perdona y
también limpia. Ganamos de nuevo nuestra posición correcta con El.
La palabra "injusticia" es
la palabra "justicia" con el prefijo "in" por delante,
significando "no" o "no-justicia". Si somos limpios de
"no-justicia", entonces somos justos otra vez.
Enemigo
No. 4 – Falta De Entender Nuestro Derecho A Usar El Nombre De Jesús.
Juan 16:23-24: "...Todo cuanto
pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en
mi nombre; pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea cumplido”.
Cuando nos damos cuenta del poder del
nombre de Jesús, cuando entendemos lo que ese nombre hará, entonces podemos
derrotar a Satanás y disfrutar la victoria.
En el capítulo 16 de Marcos, Jesús les
dijo a sus discípulos, "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no
creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen..."
(Marcos 16:15-17). A aquellos que creen este evangelio, estas señales les
seguirán – no solamente a la iglesia primitiva, no solamente a los apóstoles, no
solamente a los predicadores. Todos los creyentes pueden echar fuera demonios
en Su nombre. Todo cristiano tiene autoridad sobre los demonios y espíritus
malignos en el nombre de Jesús. En Su nombre ellos hablarán con nuevas lenguas.
En Su nombre impondrán las manos sobre los enfermos y sanarán.
¡El nombre de Jesús tiene autoridad y
poder hoy, y ese nombre nos pertenece!
Enemigo
No. 5 – Falta De Actuar Sobre La Palabra.
Si sabemos que la Palabra de Dios es
verdad, y actuamos como si es verdad, entonces se convierte en una realidad en
nuestras vidas. La Biblia dice, "Confía en el Señor con todo tu corazón y
no te apoyes en tu propio entendimiento" (Proverbios 3:5). Todo lo que es
necesario que sepamos es "¿Qué dice la Palabra de Dios?".
La gente con frecuencia me pregunta
por qué no reciben sanidad. Ellos citan escrituras como "...El mismo tomó
nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Mateo 8:17), y
"Quien llevó El mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para
que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia y por cuya
herida fuisteis sanados" (1°Pedro 2:24). Ellos me dicen que creen estas
escrituras. Entonces les pregunto, "Pero, ¿han actuado ustedes como que
estos versículos son verdad?"
A la edad de 46 años, al Doctor A.B.
Simpson, un ministro Presbiteriano que más tarde fundó la Alianza Misionera
Cristiana, se le dijo que estaba muriendo de una condición del corazón y que
solamente tenía seis meses de vida. Tomó una vacación y se fue a su granja
donde pudiera tener tiempo para estudiar la Palabra de Dios sobre el tema de la
sanidad divina, un tema que había adquirido su interés. El escribió en el libro
titulado, El Evangelio de la Sanidad, "...durante aquel verano oí a varias
personas dando testimonio de su sanidad por el simple hecho de confiar en la
Palabra de Cristo, tal y como lo hicieron para recibir su salvación. Esto me
llevó a estudiar la Biblia. Determiné que debía resolver este asunto una vez
por todas.
"Me alegro de no haber acudido a
ningún hombre", continué. "A Sus pies, solamente, con la Biblia
abierta, y con nadie para ayudarme o guiarme, me convencí de que esta era parte
del Glorioso Evangelio de Cristo para un mundo pecador y sufriente, y que era
parte de Su Compra en la Bendita Cruz, para todo aquel que creyere y recibiese
Su Palabra”.
Simpson le prometió solemnemente a
Dios que aceptaba la sanidad sin ninguna cuestión, que recibía a Jesús como su
Sanador; y que predicaría y ministraría la sanidad en cualquier forma que Dios
se lo pidiera.
Dos días después, Simpson fue invitado
a predicar en una reunión en New Hampshire. Todo lo que le vino a la mente para
hablar fueron las palabras "El mismo" en Mateo 8:17. Así que El abrió
su Biblia, leyó el versículo y les dijo a la audiencia que quería enfocar su
atención a esas palabras. Entonces dio su testimonio acerca de como había
estado escudriñando la Biblia y había llegado a la conclusión de que Jesús
todavía sana hoy.
El día siguiente fue invitado a ir a
escalar montañas. Su primera reacción fue que no podía ir por la condición de
su corazón. Entonces recordó que había declarado su sanidad, así que aceptó la
invitación. Hasta ese punto él no había sentido realmente su sanidad sino que
solamente la había declarado. Luchó todo el camino montaña arriba. Cada vez que
quitaba su mente de la escritura comenzaba a sentir dolor, y miedo. Pero a
medida que venció estos sentimientos y reclamaba su sanidad, los síntomas se
iban. El peleó esa batalla todo el camino hasta llegar a la cima de la
montaría, pero salió victorioso. Prosiguió llevando una vida energética y
activa en el servicio de Dios sin ningún tipo de síntomas. "Yo necesitaba
tomar ese paso y reclamar mi victoria", concluyó diciendo.
La fe real es hija del conocimiento de
la Palabra de Dios. Simpson actuó en la Palabra y obtuvo fe real de ella. En
vez de tratar de creer, él actuó sobre la Palabra.
Enemigo
No. 6 – Falta de Asirnos Bien De Nuestra Confesión De Fe.
Romanos 10:10: “Porque con el corazón
se cree para justicia; pero con la boca se confiesa para salvación”.
Marcos 11:23-24: “Porque de cierto os
digo, que cualquiera que dijere a este monte, quítate y échate en el mar; y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le
será hecho. Por tanto, os digo, todo lo que pidiereis orando, creed que lo
recibiréis, y os vendrá”.
Un joven ministro en San Luis, una vez
me dijo, "Tengo treinta y dos años. Los doctores han dicho que es
imposible que mi esposa tenga hijos. ¿Hablarás y orarás con nosotros?" A
medida que hablábamos y orábamos juntos, su esposa dijo que ella confesaría que
tendrían un hijo. En el pasado había dicho que a ella le gustaría tener un
niño. Ahora diría que ellos tendrían un hijo. Doce meses más tarde recibí una
carta diciendo que tenían una robusta bebé. Todo lo que ellos necesitaban hacer
era actuar sobre la Palabra. La fe es medida por nuestra confesión. Nuestra
utilidad para el Señor es medida por nuestra confesión. Eventualmente nos
convertimos en lo que confesamos para bien o para mal. Hay una confesión de nuestro
corazón y una confesión de nuestros labios, y cuando estas dos armonizan, nos
volvemos poderosos en nuestra vida de oración. La razón por la que muchos
cristianos son derrotados es por que hacen una confesión negativa. Siempre
están hablando de sus debilidades y fracasos, e invariablemente se hunden al
nivel de su confesión.
Hay una ley en las escrituras que yo
descubrí de los labios de Jesús en Marcos 11:23-24, la cual fue citada
anteriormente. Esta es la ley que dice que nuestros confesiones nos gobiernan.
Somos lo que decimos. La mujer con el flujo de sangre, cuya historia
encontramos en Marcos 5:25-34 dice, "Si tocare solamente su manto, seré
salva". Jesús dijo, "Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz y queda
sana de tu azote". Lo que ella dijo era su fe hablando – y así sucedió.
Cuando nosotros peleemos "la
buena batalla de la fe", como el apóstol Pablo nos exhorta, podemos salir
del angosto lugar del fracaso y la debilidad en el que vivimos y entrar al
infinito poder de Dios.
Texto Para Memorizar: "Pelea la
buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste
llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos"
(1°Timoteo 6:12).
Lección
21 – La Clase De Fe De Dios.
Textos Bíblicos: Marcos 11:12-14,20-24;
Romanos 10:13-14,17.
Verdad Central: La clase de fe que
habló trayendo al universo a la existencia es repartida a nuestros corazones.
Hay dos cosas que se deben notar
acerca de la clase de fe de Dios. Primero, el hombre cree en su corazón.
Segundo, él cree con sus palabras. No es suficiente el creer con el corazón.
Para conseguir que Dios obre para ti, tienes que creer con tus palabras
también. Jesús dijo, "Cualquiera que dijere...y no dudare en su corazón,
sino creyere que será hecho lo que dice; lo que diga le será hecho"
(Marcos 11:23). Esta es la inalterable ley de la fe.
Marcos 11:12-14,20-24: “12Al día
siguiente cuando salieron de Betania, tuvo hambre.13Y viendo de lejos una
higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando
llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos.14Entonces
Jesús dijo a la higuera; nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus
discípulos...20Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado
desde las raíces.21Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la
higuera que maldijiste se ha secado. 22Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe
en Dios.23Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte:
Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.24Por tanto, os digo que todo lo
que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá”.
Vamos a enfocar nuestra atención en la
afirmación, "Tened fe en Dios", o como el margen lee, "tened la
fe de Dios". Los escolares del griego nos dicen que esto debería
traducirse, "Tened la clase de fe de Dios". Jesús demostró que tenía
la clase de fe de Dios. De lejos, Jesús vio que la higuera tenía hojas. Pero cuando
se acercó, buscando fruto, vio que era estéril. Algunos preguntan por qué buscó
Jesús higos en este árbol cuando no era tiempo para que tuviera fruto. Sin
embargo, en aquel lugar, los árboles que retenían sus hojas generalmente
también tenían fruto.
Al no encontrar fruto en el árbol,
Jesús dijo, "Nunca jamás coma nadie fruto de ti".
Al día siguiente, cuando Jesús y Sus
discípulos pasaron otra vez por ahí encontraron el árbol seco desde las raíces.
Sorprendido Pedro dijo: "Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha
secado. Fue entonces cuando Jesús hizo la afirmación, "Tened fe (tened la
fe de Dios, o la clase de fe de Dios). Porque de cierto os digo, que cualquiera
que dijere a este monte: quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón,
sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (vs.
22-23).
Después de decirles a sus discípulos
que tuvieran la clase de fe de Dios, Jesús prosiguió explicando en el versículo
23, lo que eso significaba: la clase de fe de Dios es la clase de fe en la cual
un hombre cree con su corazón y dice con su boca lo que él cree en su corazón,
y sucede.
Jesús mostró que El tenía esa clase de
fe, porque creyó que lo que dijo sucedería. El dijo ala higuera: "Nunca
jamás coma nadie fruto de ti". Esta es la clase de fe que habló al mundo a
existir. “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la
Palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía"
(Hebreos 11:3). ¿Cómo lo hizo? Dios creyó que lo que dijo sucedería. El habló
la Palabra y se hizo la tierra. El habló al reino vegetal a existir. Habló al
reino animal a existir. Habló a existir los cielos así como también la tierra,
la luna, el sol, las estrellas y el universo. El lo dijo y fue así. Esa es la
clase de fe de Dios. El creyó que lo que dijo sucedería y sucedió.
La
Medida De Fe.
Jesús demostró la clase de fe de Dios
a sus discípulos, y entonces les dijo que ellos también tenían esa clase de fe
– la fe que un hombre cree con su corazón, dice con su boca lo que cree, y
sucede. Alguien puede decir, "yo quiero esa clase de fe. Voy a orar para
que Dios me la dé". Sin embargo, no necesitas orar por eso – tú ya la
tienes. "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está
entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí mismo que el que debe
tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios
repartió a cada uno" (Romanos 12:3).
Nota que Pablo escribió esto a
creyentes, porque él dice, "A cada cual que está entre vosotros". La
epístola a los Romanos no fue escrita a los pecadores en el mundo, es una carta
para los cristianos. El dirige esta carta "A todos los que están en Roma,
amados de Dios, llamados a ser santos” (Romanos 1:7). Y en ella les dice que
Dios ha dado a "cada uno la medida de fe". Pablo también dijo,
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros,
pues es don de Dios" (Efesios 2:8). Pablo está diciendo aquí que esta fe
no es tuya. El no se estaba refiriendo a la gracia, porque todos saben que la
gracia es de Dios. El está diciendo que la fe por la cual somos salvos no es
nuestra. No es una fe humana natural. Fue dada por Dios a los pecadores. y
¿cómo le dio Dios fe a los pecadores para ser salvos? Romanos 10:17 dice,
"Así que la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios". En
estos versículos Pablo ha dicho que la fe: (1) es dada, (2) es repartida, y (3)
viene.
Creer
y Decir – La Clave Para La Fe.
Nota otra vez las palabras de Romanos
10:8, "Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu
corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos". ¿Cómo se compara esto
con las palabras de Jesús en Marcos 11:23?
Los escritos de Pablo a los Romanos concuerdan exactamente con lo que
Jesús les dijo a sus discípulos cuando dijo, "Cualquiera que diga...y no
dudare en su corazón, sino creyere...lo que diga le será hecho". Vemos
aquí el principio básico inherente a la clase de fe de Dios: el creer con el
corazón y decirlo con la boca. Jesús lo creyó y lo dijo. Dios lo creyó y lo
dijo, creando la tierra en existencia a través de palabras.
Los versículos 9 y 10 de este mismo
capítulo 10 de Romanos dice: "Que si confesares con tu boca que Jesús es
el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación". Una medida de fe es repartida al pecador por el
oír de la Palabra. Entonces él la usa para crear la realidad de la salvación en
su propia vida.
Cuando se les pregunta a los
cristianos, "¿cuándo fuiste salvo?", con frecuencia, contestan algo
así: "alrededor de las nueve de la noche del 10 de Julio". Están
equivocados, sin embargo, porque Dios los salvó hace cerca de 2,000 años. Sólo
se volvió una realidad cuando ellos lo creyeron y lo confesaron. La salvación
le pertenece a todos. Todo hombre y mujer en este mundo tiene derecho legal a
la salvación. Jesús murió por todo el mundo, no solo por ti y por mí. Cuando la
verdad es predicada al pecador, esto causa que la fe venga. Cuando él cree y
confiesa, él crea la realidad de ello en su propia vida a través de su fe.
Romanos 10:13-14,17: “13Porque todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.14¿Cómo, pues, invocaran a
aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
17Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”.
Así como la fe viene por el oír la
Palabra de Dios, es también con todo lo que recibimos de Dios. La clase de fe
de Dios viene por el oír la Palabra de Dios. En otras palabras, Dios hace que
la clase de fe de Dios venga a los corazones de aquellos que la oyen. Con razón
Jesús dijo, "Mirad pues, como oís" (Lucas 8:18). No puedes dejarlo
entrar por un oído y salir por el otro, porque eso no haría ningún bien. La fe
no vendrá así. Si actúas como si la Palabra de Dios fuera una leyenda, la fe no
va a venir así. Pero cuando la aceptas reverentemente, cuando actúas sobre
ella, la fe viene.
Pablo escribió a la iglesia de
Corinto, "pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está
escrito. Creí por lo tanto hablé, nosotros también creemos, por lo cual también
hablamos" (2°Corintios 4:13).
Pablo dijo que tenemos el mismo
espíritu de fe. Y lo que le pertenece a la iglesia de Corinto, le pertenece a
la iglesia de hoy en día. En ninguna ocasión Pablo o alguno de los apóstoles
escribió para animar a la gente a creer; nunca les dijeron que tuvieran fe.
Nuestra necesidad de animar a los creyentes a creer o a tener fe es resultado
directo de que la Palabra de Dios ha perdido su realidad en nosotros. ¡Somos
creyentes! Cuando nuestros hijos están lejos, no tenemos que decirles,
"acordaos de continuar respirando". Ellos seguirán respirando
mientras estén vivos. Tampoco tenemos que animar a los creyentes a creer porque
esto es lo que son – creyentes. ¿Cuántos de nosotros nos damos cuenta de que
nuestras palabras nos dominan? "Te has enlazado con las palabras de tu
boca..." (Proverbios 6:2). Otra versión dice: "Vosotros habéis sido
tomados cautivos con las palabras de vuestra boca". Un joven una vez me
dijo que nunca fue vencido hasta que confesó que lo era. Un ministro bautista
lo puso de esta manera: "Dijiste que no tenías fe y la duda se levantó
como un gigante y te ató. Eres aprisionado con tus propias palabras. Tú hablas
fracaso y el fracaso te mantiene en cautiverio".
La derrota y el fracaso no le
pertenecen al hijo de Dios. ¡Dios nunca hizo un fracaso! Dios nos hizo nuevas
criaturas. No somos nacidos de la voluntad de la carne o del hombre, sino de la
voluntad de Dios. Somos creados en Cristo Jesús. Los fracasos son hechos por el
hombre. Son hechos por el creer erróneo y el pensar erróneo. 1°Juan 4:4 dice:
"Mayor es El que está en ti, que el que está en el mundo". Aprende a
confiar en el que es Mayor que está en ti. El es más poderoso que cualquiera en
el mundo.
¡Dios creó el universo con palabras!
Las palabras llenas de fe son las cosas más poderosas del mundo.
La clave para la clase de fe de Dios
es creer con el corazón y confesar con la boca.
Nuestros labios pueden hacernos
millonarios o mantenernos pobres.
Nuestros labios nos pueden hacer
vencedores o mantenernos cautivos.
Podemos llenar nuestras palabras con
fe o podemos llenar nuestras palabras con duda.
Podemos llenar nuestras palabras con
amor que derretirá el corazón más frío, o podemos llenar nuestras palabras con
odio y veneno.
Podemos llenar nuestras palabras con
amor que ayudará al desanimado y al de corazón quebrantado, con fe que
conmoverá el cielo.
Podemos hacer nuestras palabras
respirar la misma atmósfera del cielo.
Nuestra fe nunca se levantará por
encima de las palabras de nuestros labios. Jesús dijo a la mujer con el flujo
de sangre que su fe la había hecho salva.
Pueden venir pensamientos y persistir
en quedarse. Pero si rehusamos poner esos pensamientos en palabras, ¡se mueren
sin haber nacido!
Cultiva el hábito de pensar en cosas
grandes. Aprende a usar palabras que reaccionarán sobre tu propio espíritu.
Las confesiones de fe crean
realidades. La realización sigue a la confesión. La confesión precede a la
posesión.
Texto Para Memorizar: "Mas ¿qué
dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la
palabra de fe que predicamos" (Romanos 10:8).
Lección
22 – Acciones Que Corresponden Con La Fe.
Textos Bíblicos: Santiago 2:14-22;
Mateo 7:24-27.
Verdad Central: Las acciones de un
hacedor de la Palabra coinciden con su confesión.
Uno de los errores más grandes que
muchos creyentes cometen es confesar su fe en la Palabra de Dios y al mismo tiempo
contradecir su confesión con acciones incorrectas.
Decimos que estamos confiando en que
Dios provee para nuestras necesidades financieras, pero al mismo tiempo nos
estamos preocupando de cómo vamos a pagar nuestras cuentas. En un momento
confesamos que la Palabra de Dios es verdadera, y el minuto siguiente
repudiamos todo lo que dijimos con acciones incorrectas. Nuestras acciones
tienen que corresponder con nuestro creer, si hemos de recibir de Dios.
La
Fe Hecha Perfecta.
Santiago 2:14-22: “Hermanos míos, ¿de
qué aprovecha si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del
mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos
y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de
qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras
y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces.
También los demonios creen y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la
fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro
padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó
juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?”.
La traducción de Weymouth de los
versículos 14 y 22 lee, "hermanos míos, ¿de qué aprovechará si un hombre
profesa tener fe y, sin embargo, sus acciones no corresponden?...Notas que su
fe estaba cooperando con sus acciones, y por sus acciones su fe fue
perfeccionada".
Algunos han pensado que el libro de
Santiago fue escrito acerca de la salvación y dirigido al no creyente. Sin
embargo, Santiago no estaba escribiendo a los que no eran salvos, sino a los
creyentes, el dijo: "¿de qué aprovechará, HERMANOS MIOS...". El
estaba escribiendo a sus hermanos y hermanas en Cristo, señalando que la fe sin
las correspondientes acciones no funcionará para ellos, aunque sean creyentes.
Santiago también dijo: "Pero sed
hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros
mismos" (Santiago 1:22). Otra traducción lee: "...burlándoos a
vosotros mismos".
Hay muchos que se engañan a sí mismos
y le achacan sus problemas al diablo o a algunos individuos, cuando realmente
ellos se engañan a sí mismos. Esto es porque ellos no son hacedores de la
Palabra.
¡Las acciones de un hacedor de la
Palabra coinciden con su confesión!
Las
Tormentas De La Vida.
Mateo 7:24-27: “Cualquiera, pues, que
me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que
edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron
vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada
sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le
compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y
descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplan vientos, y dieron con ímpetu contra
aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”.
Las tormentas de la vida nos vienen a
todos. Pueden ser tormentas de enfermedad, dificultad financiera, problemas
familiares, o cualquier otra prueba. No son las tormentas de la vida las que
nos derrotan, sin embargo. Si las tormentas fueran las que nos derrotaran,
derrotarían a todo el mundo. No, es nuestra reacción a las tormentas lo que nos
derrota.
Los vientos soplan y las inundaciones
llegan pero aquel que es un hacedor de la Palabra se aferrará a su confesión de
fe, porque él sabe que Dios no puede fallar. Si la enfermedad viene, se
mantiene firme y rehúsa aceptarla. Otros pueden ser derrotados con la misma
prueba.
Aquellos que no son derrotados por las
tormentas de la vida actúan según la Palabra de Dios. Aquellos que son
derrotados, pueden ser verdaderamente salvos, pero sus acciones no corresponden
con su fe.
El mismo viento y la misma tormenta
vinieron contra las dos casas de nuestro texto. La razón por la cual una fue
destruida y la otra no, es que el hombre sabio fue hacedor de la Palabra, y el
insensato no.
Muchos profesan a Cristo y declaran
que creen en la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis, pero no son hacedores
de la Palabra. Son habladores de la Palabra. Eso es diferente.
Los "habladores" han
asentido mentalmente simplemente que la Palabra de Dios es verdad, pero no les
hace ningún bien, porque no la están haciendo suya. No están reclamando sus
promesas.
Confiar
en Dios es Confiar en Su Palabra.
La manera de hacer la Palabra de Dios
tuya es actuando sobre ella. Haz lo que ella dice. "Confía en el Señor de
todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento" (Proverbios
3:5).
No puedes confiar en el Señor sin
confiar en Su Palabra. Dios y Su Palabra son uno, así como tú y tu palabra son
uno. Si tu palabra no puede confiarse, entonces tú tampoco. Si la Palabra de
Dios no sirve, El tampoco. Pero Su Palabra es de confiar. El vigila sobre Su
Palabra. “Entonces me dijo el Señor: Bien has visto; porque yo apresuro mi
Palabra para ponerla por obra" (Jeremías 1:12). Otra versión lee: "Yo
vigilo sobre mi Palabra para ponerla por obra".
Si no tomas la Palabra y la haces
tuya, El no tiene nada para poder usar para traer bien a tu vida. El quiere que
tengas lo que Su Palabra promete. Pero si no actúas sobre Su Palabra, entonces
El no tiene nada con lo que trabajar para traer bien a tu vida.
Cuando confío en la Palabra con todo
mi corazón y dejo de apoyarme en razonamientos humanos y dejo de mirar a la
gente para recibir liberación, entonces tengo acciones que corresponden con mi
fe. Mis acciones están en completa comunión con mi confesión de fe.
A algunos de nosotros nos ha costado
mucho tiempo aprender esto; y a otros les costará más tiempo porque han estado
caminando en el camino equivocado. Sus mentes están tan estancadas con
razonamientos humanos que les costará algún tiempo renovar sus mentes con la
Palabra de Dios hasta que tengan acciones que correspondan con su confesión de
fe.
Hasta que haya acciones
correspondientes, habrá continuo fracaso en la vida. Yo puedo confesar y decir
que Dios es la fortaleza de mi vida, pero si al mismo tiempo continúo hablando
acerca de mi debilidad y falta de fe, seré derrotado porque no hay acción
correspondiente. El acudir a métodos humanos en vez de confiar en el Señor,
trae confusión a mi espíritu. Trae debilidad y derrota a mi vida. Solamente hay
una cosa que podemos hacer: Volver a la Palabra de Dios y actuar sobre ella.
Nuestro peor enemigo es la carne. La
carne y el razonamiento humano natural nos limitarán a nuestra propia
habilidad. Vemos las circunstancias, los problemas, las pruebas y tormentas y
decimos que no podemos. El lenguaje de la duda, la carne y los sentidos es
"No puedo, no tengo la habilidad, la oportunidad o la fortaleza. Estoy
limitado". Pero el lenguaje de la fe dice: "Todo lo puedo en Cristo
que me fortalece" (Filipenses 4:13).
Pablo no dijo que él podía hacerlo
todo porque él era un apóstol y tenía poder especial o gracia. El dijo:
"Todo lo puedo en Cristo..." y nosotros tenemos el mismo acceso a
Cristo, Pablo dijo: "Por lo tanto, si alguno está en Cristo nueva criatura
es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas"
(2°Corintios 5:17). Tú eres una nueva criatura en Cristo también. Cristo no le
pertenece más a Pablo de lo que te pertenece a ti.
El lenguaje de la fe dice: "Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece. Nuestro Padre me fortalece. No puedo ser
conquistado y no puedo ser derrotado".
Si vienen contra ti fuerzas naturales,
no pueden derrotarte, porque no hay suficientes fuerzas naturales en todo el
mundo que puedan conquistar al Espíritu Santo que mora en ti. "Mayor es El
que está en ti que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4). ¡Tú eres
fortalecido desde adentro!
Yo he aprendido como poner el que es
Mayor a trabajar a mi favor. No solamente soy nacido de Dios, copartícipe de Su
amor, sino que mora en mí el Espíritu de Aquel que levantó a Jesús de los
muertos.
Yo tengo la sabiduría, la fuerza y la
habilidad de Dios en mí. Estoy aprendiendo a permitirle a esa sabiduría
gobernar mi intelecto. Le estoy permitiendo a El gobernar mi mente y hablar a
través de mis labios. Me estoy atreviendo a pensar los pensamientos de Dios
después de El. Me estoy atreviendo a decir en presencia de todos mis enemigos:
"Dios es mi habilidad". "Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis enemigos" (Salmo 23:5). "El Señor es la fortaleza de
mi vida, ¿de quién temeré?" (Salmo 27:1). Dios me ha hecho mayor que mis
enemigos. Dios me ha hecho aplastar el cuello de la debilidad, el temor y la
inhabilidad.
La fortaleza de Dios es mía. Yo no estoy
confiando en ni¡ propia fortaleza porque la Biblia no dice ni una palabra
acerca de ser fuerte en mi mismo. Dice que Dios es mi fortaleza.
Hay tanta gente luchando y tratando de
hacer algo por sí solos. Se levantan a testificar y piden a todos que oren por
ellos para que puedan "aguantar hasta el final". Pero Dios no quiere
que aguantes así. El quiere que tú le permitas a El hacerlo. ¡Envuélvete en las
promesas de Dios!
Una vez oí la historia de un hombre
que estaba caminando por la vía del tren con un bulto en sus espaldas. Cuando
llegó a una sección donde estaban reparando la vía él pensó que el capataz le
iba a decir que se saliera de la vía férrea, así que le mostró el billete que
tenía. El capataz le dijo que ese boleto no le daba el derecho de caminar por
la vía del tren.
Muchas personas son así, están en la
vía correcta, pero deberían estar viajando en tren en vez de caminando.
También, deberían registrar su equipaje porque no tienen por qué cargarlo. La
Biblia dice: "Echando toda vuestra ansiedad sobre él porque él tiene
cuidado de vosotros” (1°Pedro 5:7).
Texto Para Memorizar: "Hermanos
míos, ¿de qué aprovecha si alguno dice que tiene fe y no tiene obras?"
(Santiago 2:14).
Lección
23 – Cómo Rellenar Tu Propio Boleto Con Dios.
Textos Bíblicos: Marcos 5:25-34;
1°Samuel 17:45-47,49-50,54; Lucas 15:18-20,24.
Verdad Central: Si nos encontramos al
pie de la escalera de la vida, es porque eso es por lo que hemos creído. Cuando
hablemos y crearnos correctamente, escalaremos hasta la cima.
Los cuatro pasos hacia la fe que
delineamos en esta lección son tan simples que casi parecen tontos. Pero en el
ministerio de Jesús en la tierra, El habló en términos que aún la gente sin
educación podían entender. El habló acerca de viñas y viñeros, rebaños y
pastores. El ilustró verdades espirituales en una forma tan simple que la gente
sencilla pudo entenderlo. Su mensaje nunca fue complicado, sino más bien claro
y conciso.
Marcos 5:25-34: “Pero una mujer que
desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de
muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le
iba peor. Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó
su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en
seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana
de su azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de
él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus
discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha
tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la
mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y
se postró delante de él y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te
ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”.
Paso
1 – Dilo.
¿Qué es lo primero que esta mujer
hizo? El versículo 28 dice: "Porque decía: Si tocare tan solamente su
manto, seré salva". Alguien le había contado a esta mujer acerca de Jesús.
Ella sabía que El andaba sanando gente. Teniendo esta información, ¿cuál fue su
primer paso para recibir sanidad? Lo primero que hizo fue decirlo.
Hay un lado de Dios y un lado del
hombre en cada batalla, en cada victoria, en todo lo que recibirnos de Dios.
Nosotros tenemos que cumplir con nuestra parte. Hay algo que nosotros debemos
hacer. Dios no va a fallar. Si hay alguna falta, es por nuestra parte. Sin
embargo, si cumplimos con nuestra parte, podemos estar seguros de que habrá una
respuesta y una victoria. Esta mujer pudo haber hecho una confesión negativa, y
eso es lo que habría recibido. Podría haber dicho que era inútil, que ya había
sufrido tanto y visitado tantos doctores, que quizás era mejor morir. Pero ella
no habló negativamente, habló positivamente. Dijo: "Si tocare tan
solamente su manto, seré salva". Y sucedió – porque podemos tener lo que
decimos. Por lo tanto, el primer paso para rellenar nuestro propio boleto con
Dios es: decirlo. Si somos derrotados, somos derrotados con nuestros propios
labios. "Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso
en los dichos de tus labios" (Proverbios 6:2).
Paso
2 – Hazlo.
No le hubiera hecho ningún bien a esta
mujer si cuando ella dijo, "Si tocare tan solamente su manto, seré
salva", no hubiera actuado sobre ello. Nuestras acciones nos pueden
derrotar o llevarnos al triunfo. De acuerdo con nuestras acciones, recibimos o
nos impedimos recibir. La mujer con el flujo de sangre lo dijo y actuó sobre
ello. Tocó Sus ropas.
Paso
3 – Recíbelo.
Primero, la mujer lo dijo. Confesó su
fe. Luego, actuó de acuerdo con aquella fe extendiéndose y tocando al Maestro.
Luego, recibió su sanidad. Ella sintió en su cuerpo que estaba sana de su
azote.
Nótese que los sentimientos y la
sanidad siguieron al decir y al actuar. La mayoría de la gente quieren tener el
sentimiento y la sanidad primero, y piensan que después tendrán el decir y el
hacer. Pero no es así como funciona. Tienes que tener el decir y el hacer
primero. Luego tendrás el sentimiento y la sanidad.
Jesús percibió que de El había salido
poder. El mundo entero se está preocupando por las bombas nucleares porque
sueltan material radioactiva dentro de la atmósfera – un poder que no puede ser
visto o sentido, pero un poder mortal y peligroso. Sin embargo, hay un poder
que no se ve, obrando en la tierra, el cual no es mortal ni peligroso, y ese
poder está siempre presente en todo lugar. Este poder nos puede liberar de
cualquier cosa que nos ate o nos dañe. Es el poder de Dios.
Paso
4 – Cuéntalo.
El versículo 33 nos dice que la mujer
con el flujo de sangre dijo lo que había hecho. Ella "...le dijo toda la
verdad". Jesús quiere que nosotros lo contemos para que otros puedan
recibir.
El primer paso al rellenar nuestro
propio boleto es decirlo; el cuarto paso es contarlo. Hay una diferencia. Al
principio la mujer dijo lo que ella creía. Luego contó lo que había pasado.
Tenemos que decir algunas cosas en fe, antes que las recibamos de Dios. La
gente dice cosas incorrectas. Cuando empiecen a creer lo correcto y a decir lo
correcto, entonces eso es lo que van a tener.
1°Samuel 17:45-47,49-50,54:
“45Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y
jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de
los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.46Jehová te entregará hoy
en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de
los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la
tierra sabrá que hay Dios en Israel.47Y sabrá toda esta congregación que Jehová
no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla y él os
entregará en nuestras manos...49Y metiendo su mano en la bolsa, tomó de allí
una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la
piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.50Así
venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin
tener David espada en su mano...54Y David tomó la cabeza del filisteo y la
trajo a Jerusalén...”.
Cuando David derribó al gigante con su
honda de pastor, él sabía que podía rellenar su propio boleto con Dios. El
sabía que Dios haría cualquier cosa que él dijera. Y en los versículos de
arriba vemos como David usó estos cuatro pasos para recibir su propio billete
con Dios.
Primero, él dijo, "Jehová te
entregará hoy en mi mano..." (versículo 46). David tenía fe – no en su
propia fuerza, sino en la fuerza de su Dios. David sabía que en su propia fuerza
él no tenía poder contra el filisteo. Pero no estaba confiando en su propia
fuerza. Estaba confiando en el Señor. Entonces David actuó sobre su fe. "Y
metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la
honda, e hirió al filisteo en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra"
(versículo 49).
Si David hubiese sido guiado por sus
sentidos naturales, si hubiera escuchado el razonamiento humano, habría sabido
que era imposible matar a un gigante con una honda de pastor. Pero él estaba
sintonizado con la voz interior de fe, no con la voz exterior del razonamiento
humano, y la victoria fue suya. El recibió victoria para los israelitas sobre
sus enemigos, los filisteos (Este es el tercer paso).
Luego David tomó el paso número 4. La noticia
de la gran victoria del día fue publicada por toda la tierra. “Y David tomó la
cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén" (Versículo 54).
Muy poca gente sabe que puede rellenar
su propio billete con Dios. La razón por la cual Dios no ha hecho más por ellos
es porque ellos no han dicho nada más; no han actuado nada más. Todo lo que
tienen hoy es el resultado de lo que ellos dijeron ayer.
Si tú estás al pie de la escalera, es
porque eso es lo que has creído. Si tú hablas correctamente y crees correctamente,
subirás hasta el final de ella. ¿Puede el pecador usar estos cuatro pasos para
escribir su propio boleto con Dios? ¿Puede el pecador dar estos cuatro pasos
para la salvación? El pasaje siguiente
prueba que sí.
Lucas 15:18-20,24: “18Me levantaré e iré
a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.19Ya no soy
digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.20Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le
besó...24Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es
hallado. Y comenzaron a regocijarse”.
En la historia que Jesús contó acerca
del hijo pródigo, vemos que lo primero que hizo el hijo fue decirlo. "Me
levantaré e iré a mi padre, y le diré..." (versículo 18). El confesó su fe
y su necesidad. Luego actuó. "Y levantándose, vino a su padre..."
(ver. 20). El no se sentó a tratar de imaginar qué clase de recibimiento iba a
tener en su hogar. Se levantó del lugar de su vida pecaminosa y regresó a su
casa.
Cuando lo hizo, recibió completo
perdón y fue restaurado a su padre. "...lo vio su padre, y fue movido a
misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó" (ver. 20).
El padre gozoso fue pronto para contar las buenas nuevas de que su hijo
vagabundo había regresado al hogar. "Porque este mi hijo muerto era, y ha
revivido; se había perdido, y es hallado..." (ver. 24).
Si aquellos que están fuera de
comunión con Dios el Padre se humillan como lo hizo el hijo pródigo, y toman
estos simples pasos para la salvación, Dios correrá para encontrarlos y
traerlos dentro de la completa comunión con El.
Texto Para Memorizar: "Y él dijo.
Hija, tu fe te ha hecho salve; ve en paz, y queda sana de tu azote" (Marcos
5:34).
Lección
24 – La Duda, Ladrón De Las Más Grandes Bendiciones De Dios.
Textos Bíblicos: Marcos 14:22-31;
Mateo 17:14-20; Marcos 4:35-40.
Verdad Central: La duda le robará al
creyente lo mejor de Dios para su vida.
En la lección de hoy vamos a
concentrarnos en algunos ejemplos de duda, los cuales encontramos en historias
bíblicas familiares.
Fe
Para Caminar Sobre las Aguas.
Mateo 14:22-31: “En seguida Jesús hizo
a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre
tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a
orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en
medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la
cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los
discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y
dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo;
yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú,
manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de
la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento,
tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al
momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe!
¿Por qué dudaste?”.
En esta historia Jesús envió a sus
discípulos al otro lado del mar mientras él iba solo a un monte a orar. A la
cuarta vigilia de la noche (entre cuatro y seis de la mañana siguiente) los
discípulos vieron a Jesús caminando hacia ellos sobre las aguas. Pensando que
estaban viendo un fantasma, gritaron con miedo. Entonces Jesús les habló,
"yo soy, no temáis". El impetuoso Pedro gritó, "Señor, si eres
tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas". Jesús le contestó con una
palabra: "ven".
Pedro comenzó con fe y mientras
mantuvo sus ojos puestos en Jesús, le fue bien. Pero cuando quitó sus ojos de
Jesús y miró a las circunstancias que le rodeaban – el viento batiendo el mar a
su alrededor – le dio miedo y empezó a hundirse. "¡Señor, sálvame!",
le dijo a Jesús.
Jesús tomó la mano de Pedro y lo llevó
a salvo de regreso a la barca, reprendiéndole con las palabras "hombre de
poca fe, ¿por qué dudaste?".
La fe es actuar sobre la Palabra de
Dios. Mientras Pedro actuó sobre la Palabra que Jesús le había dicho, todo fue
bien. Pero cuando empezó a dudar cuando tuvo miedo, dejó de actuar en las
palabras de Jesús – comenzó a hundirse. Jesús no tenía la intención de que
Pedro se hundiera. El tenía la intención de que Pedro caminara de regreso a la
barca con El. La duda le robó a Pedro su bendición.
La duda y el temor van de mano a mano,
pero la fe y el amor también van de mano a mano. "...El perfecto amor echa
fuera el temor..." (1°Juan 4:18).
Fe
Para Echar Fuera Demonios.
Mateo 17:14-20: “Cuando llegaron al
gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor,
ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas
veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos,
pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula
y perversa ¿Hasta cuando os he de soportar? ¿Hasta cuando he de estar con
vosotros? Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del
muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los
discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo
fuera? Jesús le dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si
tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí
allá, y se pasará, y nada os será imposible”.
En el pasaje de escritura anterior,
¿cuál fue la explicación de Jesús para el fracaso de los discípulos en sanar al
muchacho poseído por un demonio? Fue por su duda o incredulidad (ver.20). ¿Pero
tenían los discípulos en realidad el poder para echar fuera el demonio? Sí, de
acuerdo con Mateo 10:1, “Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio
autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para
sanar toda enfermedad y toda dolencia".
Cuán a menudo escuchamos a cristianos
decir que necesitan más poder para hacer más para Dios. Sin embargo, ese no es
el problema. Si ellos tienen el Espíritu Santo, tienen el poder. Ellos piensan
que si tuvieran más poder, obraría resultados automáticamente; pero obra por la
fe. ¡El problema es la falta de fe, no la falta de poder!
La duda es la que está robándoles lo
mejor de Dios. Jesús no les dijo a estos discípulos que no podían echar fuera
al diablo porque no tenían el poder. Dijo que era por su incredulidad.
¿Cuánta fe se necesita para echar
fuera demonios? Jesús dijo en el pasaje anterior que una fe no más grande que
un grano de mostaza podía mover una montaña entera. Todo creyente lleno del
Espíritu tiene dentro de él suficiente poder para reclamar lo mejor de Dios
para su vida. Si él está viviendo debajo de sus privilegios, no es por falta de
poder, sino por falta de dejar que este poder se suelte a través de la fe.
Fe
Para Aplacar Una Tormenta.
Marcos 4:35-40: “Aquel día, cuando
llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le
tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se
levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal
manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y
le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose,
reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se
hizo grande bonanza”. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no
tenéis fe?”.
Por la noche después de un día
completo de predicar a multitudes que lo apretaban, Jesús dijo a sus discípulos
reunidos a su alrededor en una barca "Pasemos al otro lado". Como
estaba tan cansado, fue a la popa de la barca donde pronto se durmió. Estaba
tan dormido que no se percató de la tormenta que se levantaba. A pesar de que
las olas golpeaban la pequeña embarcación, Jesús continuó durmiendo en completa
paz. Sus discípulos no estaban en paz, sin embargo. Mientras el rugiente viento
aumentaba y la barca se llenaba de agua, los discípulos despertaron a Jesús
diciendo, "¿no tienes cuidado de que nuestra barca se hunde y
moriremos?". Ellos habían olvidado las palabras de Jesús cuando empezaron
el viaje, "pasemos al otro lado".
Jesús se levantó, reprendió al viento
y aplacó la tormenta hasta que el mar estuvo de nuevo en calma. Entonces se
volvió a Sus discípulos y los reprendió, "¿Por qué dudasteis de mí? ¿Por
qué estáis llenos de temor? ¿Dónde está vuestra fe? ¿No os dije al comienzo de
este viaje que cruzaríamos a la otra orilla? ¿Por qué no me creísteis?"
Los discípulos permitieron que la duda
y el temor entraran a sus corazones, llevándose la fe en la promesa de Jesús de
que llegarían a salvo al otro lado. Una vez más el ladrón llamado duda había
triunfado.
Notemos las similaridades de estas
tres ilustraciones bíblicas. En cada una Jesús reprendió a los discípulos por
su incredulidad. (Mateo 14:31; Mateo 17:20; Marcos 4:40), y en cada instancia
Jesús resolvió el problema que los discípulos, a través de su falta de fe,
habían fallado en resolver.
En cada instancia el ladrón duda privó
a los discípulos de recibir lo mejor que Dios tenía para ellos. Lo más alto y
lo mejor de El para sus vidas era que ellos lo recibieran por la fe.
Si nosotros, al igual, utilizamos el
poder que está en nosotros y actuamos en la Palabra de Dios, obtendremos las
más grandes bendiciones que Dios ha planeado para nuestras vidas.
Texto Para Memorizar: "Porque de
cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el
mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que
diga le será hecho" (Marcos 11:23).
Lección
25 – Puedes Tener Lo Que Dices.
Textos Bíblicos: Marcos 11:23; Números
13:17-18, 25, 27-28,30-32; Números 14:6-9.
Verdad Central: No fueron los gigantes
de la tierra de Canaán los que mantuvieron a los israelitas afuera, sino los
gigantes del temor en sus corazones.
Nuestro texto para esta lección,
Marcos 11:23, es uno que hemos usado muchas veces en nuestra serie de estudios
acerca de la fe, porque en él vemos la "fórmula de la fe" para mover
cualquier montaña que se presente en nuestras vidas. Ya sea que tu montaña
particular sea enfermedad, seres queridos inconversos, dificultad financiera o
problemas familiares, puedes encontrar la solución en este versículo de
escritura.
Marcos 11:23: “Porque de cierto os
digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le
será hecho”.
La última frase de nuestro texto dice,
“...lo que diga le será hecho". En otras palabras, puedes tener lo que tú
dices que puedes tener. Lo que dices es tu fe hablando. Esto obra en una forma
negativa así como en una forma positiva, como vemos en la historia del Antiguo
Testamento de los doce espías que fueron enviados a Canaán a reconocer la
tierra.
Un
Reporte De Temor.
Números 13:17-18,25,27-28,30-32:
“17Los envié, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid
de aquí al Neguev, y subid al monte,18y observad la tierra cómo es, y el pueblo
que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso...25y volvieron de
reconocer la tierra al fin de cuarenta días...27Y les contaron, diciendo:
Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye
leche y miel; y este es el fruto de ella.28Mas el pueblo que habita aquella
tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos
allí a los hijos de Anac...30Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de
Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos
nosotros que ellos.31Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos
subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.32Y hablaron mal
entre los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo: La
tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores;
y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de gran estatura”.
De los doce espías que fueron a Canaán
a reconocer la tierra, solamente dos, Caleb y Josué eran hombres de fe y visión.
Ellos dijeron: "Subamos luego, y tomemos posesión de ella, porque más
podremos nosotros que ellos".
Los otros diez regresaron con un
reporte negativo, lleno de temor de los gigantes de la tierra. La Biblia dice
de su reporte, que "...hablaron mal..." ¿Por qué? Porque era un
reporte de duda y de temor. ¿Cuál es entonces un buen reporte? Un reporte de
fe.
Los diez espías temerosos eran la
mayoría y el pueblo de Israel aceptó el informe de la mayoría. Al hacerlo,
ellos estaban diciendo que no podrían tomar la tierra. Y obtuvieron exactamente
lo que dijeron. Estos espías y el resto de aquella generación de los
israelitas, con excepción de Josué y Caleb, nunca vieron la Tierra Prometida.
Creyeron que no podrían tomarla y no lo hicieron. Anduvieron en el desierto
hasta que murieron. ¡Lo que dijeron, sucedió!
El de ellos, es un ejemplo de fe al
revés. Después de todo, ¡aun cuando dudas, estás creyendo algo! Estás creyendo
en derrota. Estás creyendo en lo incorrecto.
Siempre obtienes en tu vida aquello
por lo que crees y lo que dices. Si no lo que estás diciendo, entonces no debes
decirlo, porque si continúas diciendo algo durante un tiempo suficientemente
largo, esas palabras eventualmente se registrarán en tu espíritu. Y una vez que
estén registradas en tu espíritu, controlarán tu vida.
Un
Reporte De Fe.
Números 14:6-9: “Y Josué hijo de Nun y
Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra,
rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de
Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en
gran manera buena. Si Jehová se agradare en nosotros, él nos llevará a esta
tierra y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis
rebeldes contra Jehová, ni temáis el pueblo de esta tierra; porque nosotros los
comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está
Jehová; no los temáis”.
Nota el buen informe de Josué y Caleb.
Su confianza estaba en el Señor y sus corazones estaban llenos con la fe que
Dios era capaz de llevarlos a la tierra que El les había prometido a sus
padres. Dos veces en el versículo nueve, ellos reconvinieron a la gente para
que no tuvieran temor. ¿Y cuál fue el resultado de su informe de fe? ¡Ellos
fueron los únicos dos hombres de su generación que entraron a la Tierra
Prometida! Puedes tener lo que dices.
Muchas personas me preguntan porqué no
es pueden sanar. Yo siempre sonrío y le digo que ya han dicho que no pueden.
Sus palabras les delatan. Puedes ubicar a la gente por lo que dicen.
Antes de orar por la gente,
generalmente trato de que hagan algún tipo de confesión de fe. Les pregunto si
serán sanos cuando imponga mis manos sobre ellos y ore. Si ellos contestan que
esperan que sí, yo les digo que no se sanarán, porque ellos están en esperanza
y no en fe.
Otros hacen una confesión con alguna
vacilación, paro esa vacilación los derrota. Aquellos que tienen una pronta
confesión llena de fe reciben casi instantáneamente (Son las "pequeñas
zorras las que dañan la enredadera").
No es algo grande lo que impide que
los hijos de Dios sean sanos. No fueron los gigantes de la tierra de Canaán los
que mantuvieron a los hijos de Israel afuera. No fueron los gigantes los que
los derrotaron. Si hubieran sido los gigantes, éstos hubieran derrotado a Josué
y Caleb también. La gente se derrotó a sí misma por su propio pensamiento, su
propia incredulidad, su propia declaración de incredulidad.
No son los gigantes en la vida los que
te derrotan. No son las tormentas de la vida las que te derrotan. Si eres
derrotado, es porque te has derrotado a ti mismo. Te has derrotado a ti mismo
con el pensar erróneo. Te has derrotado a ti mismo con el hablar erróneo.
Puedes tener lo que digas.
Caleb y Josué dijeron que ellos eran
capaces de vencer a los gigantes. Después de cuarenta años de vagar en el
desierto, y que toda la gente de esa generación que habían aceptado el informe
maligno de los diez espías se murieron, Josué se convirtió en el líder de la
gente, y él y Caleb los guiaron a la victoria.
Cuando Caleb vino a Josué y dijo
"Dame esta montaña", Josué miró hacia atrás varios años, y se dio
cuenta que su hablar correcto les había hecho ganar la victoria antes. El
quería ubicar a Caleb, así que le preguntó si era capaz de tomar la montaña.
Josué quería oír su confesión de fe. Le dijo a Caleb que había gigantes en la
montaña. Pero Caleb, lleno de fe, dijo que él era capaz de tomarla – y lo hizo.
Muchas cosas pasan porque esperamos
que pasen de cierta manera. Pasan porque las creemos y las hablamos, hasta que
vienen a suceder. Yo he encontrado que esto es verdad en mi propia experiencia.
Hace algún tiempo leí acerca de un científico que dijo que cuando uno se
envejece, las arterias del cerebro no son tan suaves como cuando uno era joven;
se van endureciendo gradualmente. Había llegado al lugar donde no podía recordar
cosas tan bien como una vez lo hice. Seguí así por un tiempo hasta que me di
cuenta que no había necesidad de esto. La mente es parte de mi ser interior y
espíritu, y nunca se envejece. El mismo momento en que empecé a creer
correctamente y a hablar correctamente, pude citar todas las escrituras que
siempre había sabido, y mi memoria en realidad mejoró. Fallamos muchas veces
porque nos preparamos a perder. Nos disponemos a perder. Lo pensamos y lo
creemos y entonces lo hacemos. Como creyentes, sin embargo, no tenemos porqué
hablar duda o derrota.
Texto Para Memorizar: "Porque de
cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el
mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que
diga le será hecho" (Marcos 11:23).
Lección
26 – Cómo Entrenar El Espíritu Humano.
Textos Bíblicos: Josué 1:8; Santiago
1:22; Proverbios 4:20-22.
Verdad Central: Dios usará nuestros
propios espíritus para guiamos.
Así como la mente humana puede ser
educada y entrenada intelectualmente, también el espíritu puede ser entrenado
espiritualmente. Puede ser edificado en fuerza al igual que el cuerpo. En esta
lección veremos las cuatro maneras por las cuales se puede alcanzar esto.
1. Meditando
en la Palabra de Dios.
2. Practicando
la Palabra de Dios.
3. Dándole
a la Palabra de Dios el primer lugar.
4. Obedeciendo
instantáneamente la voz de nuestro espíritu.
Aplicando estos cuatro principios a
nuestra vida diaria, podemos llegar a conocer la voluntad de Dios aun en los
menores detalles de la vida
Dios se comunica con nuestro espíritu
y no con nuestras facultades de razonamiento. Al obedecer instantáneamente a
nuestro espíritu, encontraremos que le estamos obedeciendo al Espíritu Santo.
Dios dijo en Su Palabra: "Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la
cual escudriña lo más profundo del corazón" (Proverbios 20:27). Esto
significa que Dios usará nuestro propio espíritu para guiarnos. El espíritu del
hombre es la lámpara del Señor.
Regla
1 – Meditando en la Palabra de Dios.
Josué 1:8: “Nunca se apartará de tu
boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.
Después de la muerte de Moisés, cuando
Dios ungió a Josué para guiar a los hijos de Israel, Dios le dijo al principio
de su ministerio la importancia de meditar en la Palabra. Otra traducción de la
última frase de Josué 1:8, citado anteriormente dice: "Tú podrás tratar
sabiamente en las cosas de la vida". Ciertamente, no tendríamos éxito si
no pudiéramos tratar sabiamente en las cosas de la vida. Dios le dijo a Josué
que meditara en la Palabra, y que si lo hacía, Dios haría prosperar su camino y
todo le saldría bien.
Los hombres y mujeres más
profundamente espirituales que yo he conocido n aquellos que dedican tiempo a
la meditación. Uno no puede desarrollar sabiduría espiritual sin meditar en la
Palabra de Dios.
Un pastor una vez me dijo que él había
estado tratando de hacer de su iglesia un éxito. Voló a todas partes de la
nación visitando muchas de las iglesias más grandes, estudiando sus métodos y
tratando de averiguar qué era lo que las hacía triunfar. Traía a su iglesia sus
programas e ideas, pero parecía que no funcionaban.
Después de oírme enseñar sobre la
meditación en la Palabra de Dios, decidió tratarlo. En vez de pedirle a Dios
por nada, diariamente dedicaba un tiempo para meditar en la Palabra de Dios.
Después de treinta días, al final de su sermón matinal del domingo, un gran
número de almas acudieron al altar. Más personas fueron salvas en ese culto,
que las que habían sido salvas en los últimos dos o tres años en esa iglesia.
Su gente recibió un avivamiento y el pastor empezó a tener buen éxito.
Su testimonio puede ser el de
cualquier creyente que siga su ejemplo y dedique tiempo a meditar en la Palabra
de Dios. Enciérrate solo con tu espíritu, y deja al mundo afuera. Si tienes
ambiciones de hacer algo que valga la pena, te sugiero que empieces tomando diez
o quince minutos diariamente para meditación. Comienza a desarrollar tu
espíritu.
Regla
2 – Practicando la Palabra de Dios.
Santiago 1:22: “Pero sed hacedores de
la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”.
El practicar la Palabra es lo que
Santiago llamó ser un "hacedor de la Palabra". Algunas personas
piensan que ser un hacedor de la Palabra es seguir los Diez Mandamientos. Sin
embargo, bajo el nuevo pacto tenemos un mandamiento – el mandamiento del amor.
Si amas a alguien, no le robarás. No dirás mentiras acerca de él. Pablo dijo
que el amor es el cumplimiento de la ley. Si andas en amor, no quebrantarás
ninguna ley que haya sido dada para restringir al pecado.
En este versículo, Santiago estaba
incitando a los creyentes a hacer primeramente lo que está escrito en las
epístolas, a actuar en la Palabra. Por ejemplo, Pablo les escribió a los
Filipenses: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias"
(Filipenses 4:6). La Versión Amplificada en inglés dice: "No te preocupes
ni tengas ansiedad por nada. Sino que en todas las cosas deja que sean
conocidas delante de Dios tus peticiones por oración y mego, con acción de
gracias". Generalmente practicamos solamente parte de esto. No nos importa
practicar la parte que nos dice que oremos, pero si solamente practicamos una
parte y no la otra, no estamos practicando la Palabra. No somos hacedores de la
Palabra.
Primero que nada, el Señor dijo que no
nos preocupáramos. Si vamos a preocuparnos y a tener ansiedades, entonces no
nos hará ningún bien hacer peticiones. Si Dios dijo que no nos preocupáramos,
entonces esto quiere decir que podemos abstenernos de hacerlo. Dios es un Dios
justo y El no nos va a pedir que hagamos algo que no podamos hacer.
Hubo un tiempo en el que yo creía que
podía hacer mis peticiones conocidas delante de Dios, pero tenía dificultad en
creer que no podía dejar de preocuparme. Sin embargo, Dios dijo que no tenemos
que preocuparnos. Así que yo digo, "rehúso preocuparme o tener alguna
ansiedad por cualquier cosa". Le traigo al Señor mis peticiones, y luego
le doy las gracias. Esto apacigua y pacifica el espíritu preocupado que el
diablo trata de que yo tenga. Si este malestar interno persiste, simplemente
regreso a este versículo y lo leo otra vez. Continúo reclamándolo.
Si seguimos el consejo de Pablo y
"no nos preocupamos o no tenemos ninguna ansiedad por nada", podemos
creer en Dios por la promesa del versículo que sigue: "Y la paz de Dios,
que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:7). Mucha gente quiere lo que
dice este versículo siete, pero no quieren hacer lo que el versículo seis dice
hacer para alcanzarlo. sin embargo, para recibir esta "paz...que sobrepasa
todo entendimiento", tenemos que hacer lo que dice el v.6. "Por nada
estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias" (versículo 6).
"La paz de Dios...fortificará y
montará guardia", es la versión amplificada de este versículo siete.
Mantendrá guardia sobre tu corazón y sobre tu espíritu.
La educación de nuestros espíritus
viene al practicar la Palabra de Dios. ¿Puedes recibir los resultados y tener
paz sin ser un hacedor de la Palabra? No, realmente no podemos. Sé un hacedor
de la Palabra y crecerás espiritualmente.
Regla
3 – Dando el Primer Lugar a la Palabra.
Proverbios 4:20-22: “Hijo mío, está
atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus
ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y
medicina a todo su cuerpo”.
Con tantas voces diferentes
rodeándonos, es a menudo difícil detenernos y oír la voz de la palabra de Dios.
La familia y los amigos están siempre listos para darnos sus opiniones y
consejos. Sin embargo, parte esencial del entrenamiento del hombre espiritual
es aprender a escuchar lo que la Palabra de Dios nos dice a nosotros. Es dar el
primer lugar a la Palabra en nuestras vidas.
En los versículos citados
anteriormente, Dios nos dice que hagamos tres cosas con Su Palabra: (1)
Escucharla; (2) leerla; y (3) memorizaría. En el versículo 20 leemos,
"...inclina tu oído a mis razones". Siempre que la Biblia es leída en
voz alta – en la iglesia, en los devocionales familiares, el evangelio radiado
o televisado – dale especial atención a Sus palabras.
El versículo 21 nos dice, "No se
aparten de tus ojos...". En otras palabras, dedica tiempo a la lectura de
la Palabra, permite que se hunda dentro de tus pensamientos y en tu corazón.
Memorízala, como la segunda parte del versículo 21 dice, "...guárdalas en
medio de tu corazón".
Si hacemos estas tres cosas
encontraremos que la Palabra de Dios es "...vida a los que las hallan, y
medicina a todo su cuerpo" (versículo 22). Entraremos en una vida más
abundante en Cristo Jesús. Encontraremos sanidad física para nuestros cuerpos.
Todo lo que necesitarnos hacer es darle a la Palabra de Dios el primer lugar en
nuestras vidas.
Regla
4 – Obedeciendo Instantáneamente a la Voz de Nuestro Espíritu.
El espíritu humano tiene una voz.
Nosotros le llamamos a esa voz, la conciencia. Algunas veces se le llama
intuición. O le llamamos una voz interior que nos guía. Es nuestro espíritu
hablándonos.
El espíritu de todos los hombres tiene
una voz, ya sean salvos o no. Pero el nuevo nacimiento es un renacer del
espíritu humano. Tu espíritu recibe información a medida que meditas en la
Palabra de Dios. Aprende a obedecer a tu espíritu.
Tu espíritu tiene la vida y la
naturaleza de Dios en él, porque el Espíritu Santo mora dentro de ti. El diablo
no puede estar dándote la información porque él no está en ti. El está fuera de
ti. Dios tiene que comunicarse contigo a través de tu espíritu porque ahí es donde
El está. Tu espíritu obtiene su información a través de él. Aprende a obedecer
a tu espíritu.
Algunos dicen que la conciencia no es
una guía segura, pero eso no es siempre cierto. La conciencia es una guía
segura en el creyente Heno del Espíritu Santo porque Dios está morando dentro
de él. La conciencia del creyente, la voz de su espíritu, se vuelve la voz de
Dios. Dios le está hablando. Pablo dijo que él obedecía a su conciencia (Hechos
23:1).
"Lámpara de Jehová es el espíritu
del hombre..." (Proverbios 20:27). Dios usará tu espíritu para guiarte. Lo
usará para alumbrarte. A medida que tu espíritu se alimente y medite en la
Palabra, se convertirá más y más en una guía segura; está entrenado en la
Palabra.
El Espíritu Santo habla un poquito
diferente con aquellos de nosotros que tenemos ciertos dones del ministerio.
Pero como regla en las vidas de los creyentes, la voz interior es la voz del
espíritu hablando; no el Espíritu Santo. El Espíritu Santo con frecuencia me
habla acerca de otros, pero nunca lo oigo para mi propio beneficio. El
ministerio de un profeta no le es dado a uno para su propio beneficio, sino
para el beneficio de otros. Yo tengo que recibir guía para mí mismo a través de
mi propia voz interior.
Cuando aprendamos a oír la voz de
nuestro espíritu, llegaremos al lugar donde sabremos qué hacer en todas las
fases de la vida. El Señor nos guiará. "Reconócelo en todos tus caminos, y
él enderezará tus veredas" (Proverbios 3:6).
Texto Para Memorizar: "Lámpara de
Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del
corazón" (Proverbios 20:27).
Comunidad Cristiana
Centro de Avivamiento
“JESUCRISTO ES EL
SEÑOR”
Lima-Perú.
Si Usted. Nesecita ayuda en
su vida por causa de algún problema de tipo personal, conyugal o familiar,
ponemos a su disposición un servicio de
Conserjería Espiritual, Fundada en la Palabra de Dios. Con toda libertad llame
al Pastor: Ramiro Roque Paiva, al Celular: 997201914, para hacer una cita y
Orar por Usted. Y ayudarle a cambiar su
vida, o envie su petición de Oración a la siguiente dirección de Correo
Electrónico: ramiroroque2003@yahoo.com. Este servicio es totalmente gratis para Usted.
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