domingo, 15 de septiembre de 2013

Nuevos Umbrales de Fe. Por: Kenneth E. Hagin.

Nuevos Umbrales de Fe.

Kenneth E. Hagin.


Lección 1 – ¿Cómo Obtenemos Fe?.

Textos Bíblicos: Romanos 10:8-10,13-14,17; Hechos 11:13-14; 14:7-10; 8:5-8.
Verdad Central: Dios ha provisto la manera por la cual todos pueden tener fe.

Leemos en Hebreos 11:6, "Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan".
Si Dios demanda que tengamos fe cuando es imposible que la tengamos, entonces tenemos derecho a desafiar Su justicia. Pero si El pone en nuestras manos los medios por los cuales la fe puede ser producida, entonces es nuestra responsabilidad el tener o no tener fe. Dios nos ha dicho que sin fe es imposible agradarle. Pero también nos ha dicho cómo obtener fe. Si no tenemos fe, no es culpa de Dios. El culpar a Dios por nuestra falta de fe, no es más que ignorancia. Dios ha provisto la manera por la cual todos podemos obtener fe.

         Fe Para Salvación.
El apóstol Pablo dijo que somos salvos por la fe. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios" (Efesios 2:8). Pero, ¿cómo obtienes la fe para ser salvo?
Romanos 10:8-10,13-14,17: “8Más ¿Qué dice?  Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos.9Que si confesores con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación...13Porque todo aquel que invocare el nombre de¡ Señor, será salvo.14¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?...17Así-que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios”.
Después de haber estudiado el pasaje de escritura recién citado, ¿cuáles son los tres pasos que el hombre debe dar para recibir la salvación? (1. Confesar 2. Creer 3. Aceptar) ¿Para quién está disponible esta salvación, de acuerdo con el versículo 13? (Para cualquiera) ¿Según el versículo 17, de dónde proviene la fe? (Por el oír de la Palabra de Dios).
Hechos 11:13-14: “Quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. El te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”.
Dios le dijo a Cornelio que enviara a buscar a Pedro para conocer el plan de la salvación. En la Gran Comisión, registrada en Marcos 16:15-18, Jesús les dijo a Sus discípulos, "Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura...". Como Cornelio no había oído todavía este evangelio glorioso, no era salvo. Dios le dijo a Cornelio que enviara a buscar a Pedro para que conociera el plan de la salvación. ¿Por qué tenía Cornelio que enviar a buscar a Pedro? ¿Por qué no pudo el ángel explicarle a Cornelio el plan de la salvación? (Los ángeles no pueden predicar el evangelio. Dios le ha dado esa tarea al hombre)
El versículo, “El te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa", nos muestra que los hombres son salvos por el oír palabras. La razón es que "la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).

         Fe Para Sanidad.
Hechos 14:7-10: “Y allí predicaban el evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual fijando en él sus ojos, y viendo que tenia fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo”.
Un lector casual de la Palabra dijo una vez con respecto a este pasaje de escritura, "¿No es maravilloso como Pablo sanó a ese hombre?" Sin embargo, Pablo no sanó a aquel hombre. Aquel hombre no fue sanado porque Pablo era un apóstol. El no fue sanado por la fe de Pablo. El hombre mismo tuvo fe.
Pablo hizo tres cosas:
1.         El predicó el evangelio (Versículo 7).
2.         El percibió que el hombre tenía fe para ser sanado (Versículo 9).
3.         El le dijo al hombre que se pusiera en pie y caminara (Versículo 10).
El hombre hizo tres cosas:
1.         El oyó predicar a Pablo (Versículo 9).
2.         El tuvo fe para ser sanado (Versículo 9).
3.         El saltó y anduvo (Versículo 10).
El hombre no fue sanado por algún poder que Pablo tenía. El hombre mismo tuvo fe para ser sanado.
¿De dónde obtuvo el hombre la fe para ser sanado? (Por el oír a Pablo hablar). ¿Qué fue lo que Pablo habló? (El predicó el evangelio). Pablo predicó un evangelio de salvación y un evangelio de sanidad: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente, y también al griego" (Romanos 1:16). Una nota en la Biblia de Scofield refiriéndose a este versículo dice, "La palabra griega y la palabra hebrea para ‘salvación' implica las ideas de liberación, seguridad, sanidad y justicia". Por lo tanto, Pablo estaba diciendo, "No me avergüenzo del evangelio de Cristo. Es el poder de Dios para liberación, seguridad, sanidad y justicia”. Pablo predicaba el evangelio completo, no solamente una parte de él.
Hechos 8:5-8: “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. Así que había gran gozo en aquella ciudad”.
Los grandes milagros que encontramos en los versículos recién mencionados sucedieron como resultado de que Felipe predicara a Cristo. El Nuevo Testamento no conoce a un Cristo que no sea el Sanador. La sanidad física es parte del evangelio. Si no hay evangelio de sanidad hoy en día, entonces tampoco hay un evangelio de salvación.

         La Fe en Acción.
P. C. Nelson, quien fue por muchos años un ministro bautista notable, dijo, "la sanidad es parte del paquete del evangelio". Mientras pastoreaba una iglesia en Detroit, Michigan en 1921, fue atropellado por un automóvil. Los doctores dijeron que su pierna derecha probablemente tendría que ser amputada a la altura de la rodilla. Aunque no tuvieran que amputarla, le iba a quedar tiesa. Mientras estaba en su cama del hospital, recordó los versículos de escritura en Santiago 5:14-15, "¿Hay alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados". El trató de excusarse con el Señor diciendo que ellos no practicaban esto en su iglesia. El Señor le recordó de cierto hombre y su esposa que creían en El, y le dijo que los llamara para que vinieran a orar por él. El lo hizo y ellos vinieron, lo ungieron con aceite y oraron la oración de fe. El fue sanado y su pierna no tuvo que ser amputada, ni tampoco le quedó tiesa la rodilla. "La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios".
Hace muchos años, siendo un joven bautista, estaba yo acostado en el lecho de aflicción. Estando acostado leyendo la Biblia de mi abuela, mientras más leía, más aprendía. Pronto me di cuenta de que nunca había oído el evangelio completo, sino solamente parte de él. Mientras más estudiaba la Palabra, más me daba cuenta que podía ser sanado.
El diablo no se alejaba, por supuesto, trayendo a mi memoria toda la duda e incredulidad que yo había escuchado durante toda mi vida. El me dijo que la sanidad ya no se practicaba (Afortunadamente, no podía recordar haber escuchado alguna vez que la fe ya no se practicaba). También se me había enseñado que Dios lo sanaría a uno si El quería hacerlo (Esto, sin embargo, era un insulto aun más grande que el decir que El no podía hacerlo).
Leí en Marcos 5:34 donde Jesús le habló a la mujer con el flujo de sangre, diciendo, "Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote". Jesús no dijo que Su poder la había hecho salva. El dijo, "Hija, TU FE te ha hecho salva...". Cuando me di cuenta de esto, entonces supe que si la fe de ella la había hecho salva, mi fe podía hacerme salvo. Y gracias a Dios, así sucedió. Mi parálisis desapareció, la condición de mi corazón se normalizó, y he estado yendo de salto en brinco desde entonces, predicando el evangelio completo por más de 50 años.

Texto Para Memorizar: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).















































Lección 2 – ¿Qué Es La Fe?.

Textos Bíblicos: Hebreos 11:1; Marcos 11:23-24; Juan 20:24-29; Romanos 4:17-21.
Verdad Central: La fe es apoderarse de las irrealidades de la esperanza y traerlas al reino de la realidad.

Un versículo clave en el estudio de la fe es uno familiar encontrado en Hebreos 11:1, "La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". La traducción de Moffatt de este versículo dice, "Ahora, la fe significa que estamos seguros de lo que esperamos, convencidos de lo que no vemos". Otra traducción dice, "La fe es dar substancia a las cosas que se esperan". Todavía otra traducción dice, "La fe es el hecho de garantía de que las cosas que hemos esperado son finalmente nuestras". Aquí Dios nos está diciendo lo que es la fe.
Hay muchas clases de fe. Toda persona, salva o no salva, tiene una fe humana natural. La escritura de arriba, sin embargo, está hablando de una fe sobrenatural – una fe que cree con el corazón en vez de creer lo que sus sentidos físicos le puedan decir. La fe, en otras palabras, es apoderarse de las irrealidades de la esperanza, y traerlas al reino de la realidad. Y la fe nace de la Palabra de Dios.
Nuestro texto describe la fe como "la evidencia de las cosas que no se ven". Por ejemplo: Tú esperas tener el dinero para cumplir con las obligaciones que tienes. La fe te da la seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Tú esperas tener la fortaleza física para hacer el trabajo que debes hacer. La fe dice, "El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién temeré?" (Salmos 27:1). La fe dirá de sí misma lo que la Palabra diga, porque la fe en Dios es simplemente fe en su Palabra.
Aprendí una importante lección de fe poco después de ser levantado del lecho de aflicción hace muchos años. Necesitaba trabajo, y como esto sucedió durante la depresión, no era fácil encontrar trabajo. Pude conseguir uno en un vivero ayudando a extirpar árboles de melocotón. Con otro muchacho en el otro extremo del árbol, juntos arrancábamos esos árboles de dos años de edad para llenar encargos que llegaban. Este era un trabajo duro – especialmente ya que yo había estado dieciséis meses postrado en cama y en aquel tiempo apenas habían pasado unos pocos meses desde que me había levantado.
Cada día el número de trabajadores disminuía, y cada día alguien me decía, "Bueno, no pensaba que vendrías hoy. ¿Sabes? dos o tres renunciaron ayer".
"Si no fuera por el Señor yo no estaría aquí", contestaba, "porque ves, Su fortaleza es mi fortaleza. La Biblia dice, 'El Señor es la fortaleza de mi vida...'. Mi vida consiste de lo físico así como también de lo espiritual, y el Señor es la fortaleza de mi vida". Si me hubiera dejado llevar por mis sentimientos no habría salido de la cama. Actué en la Palabra porque sabía lo que era la fe. Nunca recibí ninguna fortaleza hasta que empecé a trabajar. Mucha gente quiere recibir y entonces creer que lo tienen. Así no funciona. Tienes que creer primero, y entonces recibirás. Así que me sacaba a mí mismo de la cama todas las mañanas y me iba a trabajar, ganando fortaleza mientras iba confiando en la Palabra de Dios. Aunque yo era el más débil y el más delgado entre ese grupo de hombres, fui el último que me quedé en el trabajo.
Podemos decir que sabemos que la Palabra de Dios es verdadera, pero no lo sabremos hasta que hayamos actuado en ella y hayamos cosechado sus resultados. La fe es darle substancia a las cosas que se esperan. Yo me fui a trabajar, actué en la Palabra de Dios. Yo esperé fortaleza física para hacer el trabajo que sabía que tenía que hacer, y actuando en la Palabra de Dios mi fe le dio substancia a aquello por lo que yo esperaba. "Lo tendré alguna vez", dice la esperanza. La fe dice, "Lo tengo ahora".

         La Fe de la Cabeza contra La Fe del Corazón.
John Wesley dijo una vez que el diablo le ha dado a la iglesia un substituto para la fe, uno que se parece y suena mucho como la fe, tanto que algunas personas no pueden ver la diferencia. El le llamó a este substituto “asentimiento mental". Mucha gente lee la Palabra de Dios y está de acuerdo en que es verdad, pero solamente están de acuerdo con sus mentes. Y eso no es lo que produce resultados. Es la fe del corazón la que recibe de Dios.
Marcos 11:23-24: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis (cuando oréis), y os vendrá”.
¿Cómo podemos decir si tenemos esta fe del corazón o si solamente estamos de acuerdo mentalmente? El asentimiento mental dice, "Yo sé que la Palabra de Dios es verdad. Yo sé que Dios ha prometido sanidad, pero por alguna razón yo no la puedo obtener; no lo entiendo". Sin embargo, la fe verdadera en la Palabra de Dios dice, "Si la Palabra de Dios lo dice, entonces así es. Es mío. Lo tengo ahora". La fe dice, "lo tengo aunque no lo pueda ver".
He oído a algunas personas decir, "pero todavía no ha sucedido la cosa por la que he estado orando". Si ya lo tuvieras, no tendrías que creerlo porque ya lo sabrías. Tienes que dar ese paso de creer para llegar al lugar de saber. Demasiadas personas quieren saberlo desde el punto de vista en el que ya ha sucedido, y entonces creerlo. Tenemos que creerlo porque la Palabra de Dios dice que es nuestro, entonces se materializa.
Nótese en el versículo citado anteriormente que el recibir viene después del creer. "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis (al orar), y os vendrá". Jesús estaba diciendo simplemente, "Tienes que creer que lo tienes antes de que lo puedas recibir".
Yo nunca he podido recibir sanidad física para mí mismo sin creer primero que la tengo, mientras todos los síntomas en mi cuerpo están gritando, "No lo tienes". Yo simplemente me mantengo firme en lo que la Palabra de Dios dice acerca de mi sanidad y continúo diciendo que estoy sano. Entonces más adelante vienen los resultados. Pero si yo me sentara quedándome y gimiendo, acongojado y lamentándome, esperando a que todos los síntomas se vayan y que mis sentidos correspondan con mi fe antes de creer, nunca llegaría muy lejos, Porque "la fe es...la evidencia de las cosas no vistas".

         La Fe De Abraham contra La Fe De Tomás.
Demasiados cristianos tienen una "fe como la de Tomás" cuando deberían tener "una fe como la de Abraham". Tomás dijo, "Si no viere, no creeré", mientras que Abraham "no titubeó ante la promesa de Dios ...sino que se fortaleció en fe".
Juan 20:24-29: “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron”.
¿Por qué fue tan difícil para Tomás creer que Jesús estaba vivo? Tomás había visto los clavos traspasar las manos de Jesús y la lanza atravesar su costado. Sus sentidos físicos le decían que Jesús estaba muerto. Tomás estaba usando el conocimiento mental, en vez de la fe del corazón.
Compara ahora la fe de Abraham:
Romanos 4:17-21: “(Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios. Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”.
Nótese la diferencia entre la fe de Tomás y la fe de Abraham. Tomás solamente tenía una fe humana natural, la cual decía, "no creeré a menos que sienta y vea". Abraham, sin embargo, creyó la Palabra de Dios, no considerando su propio cuerpo – sus propios sentidos naturales. Si Abraham no consideró su conocimiento físico o sus sentimientos, ¿entonces qué consideró? (La Palabra de Dios).
Hace bastantes años cuando fui sanado de un problema en el corazón, yo estaba luchando con algunas de esas enseñanzas de fe como mucha gente hace. Los alarmantes síntomas del corazón regresaban. Mientras oraba y me mantenía en las promesas de Dios, aun mientras padecía un severo dolor, el Señor me recordaba a Abraham quien "no consideró su propio cuerpo". El me mostró que no debía considerar mi propio cuerpo, sino que en vez de eso debía considerar Su Palabra. A medida que hice eso, repitiendo para mí mismo alguna de las promesas de Dios en las escrituras concernientes a la sanidad, como por ejemplo, "Ciertamente llevó El nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores", todos los síntomas se iban. Demasiadas veces enfocamos nuestra atención en lo incorrecto. Consideramos nuestro cuerpo físico y los síntomas en vez de mirar a la Palabra de Dios.
"Bueno, Dios no ha oído mi oración todavía. Me estoy poniendo peor, y creo que terminaré siendo operado", gemía un hermano querido. Y lo será, mientras él viaje en esa carretera de incredulidad. En una iglesia que visité, cierta mujer terminaba su testimonio regularmente con, "Oren por mí, creo que tengo cáncer". Sin duda si sigue creyéndolo, lo tendrá. Jesús dijo, "Conforme a tu fe te sea hecho". Otra persona solicitó oración diciendo, "Por favor, oren por mí. Creo que me estoy resfriando". Si eso es lo que crees, mi oración no hará ningún bien, porque "conforme a tu fe te sea hecho" (Mateo 9:29). Necesitamos andar por la fe, y no por la vista.
Algunos han malentendido este tipo de enseñanza, pensando que les digo a las gentes que nieguen todo síntoma y que sigan como si ni estuvieran ahí. Piensan que estoy enseñando Ciencia cristiana. Sin embargo, esto no es Ciencia cristiana, esto es sentido cristiano. No negamos los dolores u otros síntomas, porque ellos son muy reales. En vez de eso, miramos más allá de ellos a las promesas de Dios.
La fe real en la Palabra dice, "Si Dios dice que es así, entonces es así. Si El dice 'Por sus llagas fuisteis curados’, entonces yo estoy sano. Si El dice, 'Dios suplirá todo lo que os falta', entonces El lo hace. Si el dice, 'El Señor es la fortaleza de mi vida', entonces El lo es". En otras palabras, le fe verdadera simplemente dice acerca de uno lo que la Palabra de Dios dice.
La fe verdadera es edificada en la Palabra. Debemos meditar en la Palabra; escudriñaría profundamente y alimentarnos de ella. Entonces la Palabra se vuelve una parte de nosotros como cualquier comida natural se vuelve una parte de nuestro cuerpo físico cuando comemos. Lo que la comida natural es a nuestro hombre físico, la Palabra de Dios es a nuestro hombre espiritual. La Palabra edifica en nosotros confianza y seguridad.

Texto Para Memorizar: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).





















Lección 3 – La Fe contra La Esperanza.

Textos Bíblicos: 1°Corintios 13:13; Efesios 2:8-9; Romanos 10:9-10,13.
Verdad Central: Se requiere una fe positiva – una fe de ahora – para obtener resultados positivos.

Cuando Pablo, escribiendo a los corintios, dijo, "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1°Corintios 13:13), él no estaba ¡aplicando que la esperanza y la fe no son importantes. Cada una tiene su lugar, y una no puede ser substituida por la otra. No podemos sustituir el amor por la esperanza. Tampoco podemos sustituir la esperanza por la fe. Sin embargo, muchas personas tratan de recibir de Dios basados en la esperanza en vez de en la fe.

         La Fe Es Ahora.
La esperanza mira hacia el futuro. Es siempre en tiempo futuro. La fe es ahora. La fe dice, "recibiré la respuesta ahora mismo. La tengo ahora". No es por el esperar que el trabajo es hecho, sino por el creer. Alguien dijo, "bueno, yo creo que recibiré mi sanidad – algún día". Eso no es fe, eso es esperanza, porque está viendo a un tiempo futuro indefinido. La fe dice, "recibo mi sanidad – ¡ahora!". En una traducción moderna del Nuevo Testamento, el versículo familiar en Hebreos 11:1 dice, "La fe es dar substancia...a las cosas esperadas”. Si necesitas sanidad, no la quieres en el futuro – la quieres ahora mismo, especialmente si padeces dolor. Si estás buscando el Bautismo del Espíritu Santo, quieres recibir ahora – no en un tiempo futuro indefinido. Si necesitas salvación, no la puedes dejar para el futuro, porque entonces puede ser demasiado tarde. He hablado con gente que me decían que esperaban ser salvos. Sin embargo, algunos de ellos están muertos. Dejaron el mundo sin ser salvos, porque la salvación que está basada en esperanza nunca llega a fruición.
Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe”.
Romanos 10:9-10,13: “9Que si confesores con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación...13Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.
Los versículos anteriormente citados apuntan al hombre hacia el plan de salvación. Vemos que es por la fe – no por la esperanza – que somos salvos. Jesús prometió que no echaría fuera a nadie que viniera a El, sino que salvaría a todo aquel que "invocare el nombre del Señor". Por lo tanto, no necesitamos esperar que el nos salvará. El dijo que lo hará

         ¿Cómo Obtenemos Fe?.
La fe, sabemos, nace de la Palabra de Dios. "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17). Otra traducción de este versículo lee, "la fe es el hecho de garantía de que lo que has estado esperando tanto es finalmente tuyo".
La fe es "la convicción de lo que no se ve", como leemos en Hebreos 11:1. Para ilustrar, tú puedes esperar conseguir dinero para cumplir con cierta obligación, pero la fe te da la seguridad de que tendrás el dinero cuando lo necesites. Puedes esperar obtener fortaleza física para hacer un trabajo que debes hacer, pero la fe dice, “El Señor es 1,a fortaleza de mi vida" (Salmos 27:1). En otras palabras, la fe dice lo mismo que la Palabra de Dios dice.
La incredulidad en realidad es el tomar lugar contra la Palabra de Dios. Hay aquellos que hablan incredulidad y toman lugar contra la Palabra de Dios y luego se preguntan por qué la Palabra de Dios no resulta para ellos. Si queremos que la Palabra de Dios trabaje para nosotros, tenemos que estar del mismo lado de ella.
Muchas veces cuando les pregunto a la gente que viene para oración a mis reuniones, si ellos creen que serán sanados, contestan: "Bueno, yo espero que sí". Yo simplemente les digo que no se sanarán porque nosotros recibirnos de Dios por fe, y no a través de la esperanza. Todavía otros contestan a mi pregunta diciendo: "Bueno, yo quiero". Pero yo les digo, "podrías querer un Cadillac nuevo, pero eso no significa que lo obtendrás. Verás, el querer solamente, no producirá resultado”.'
No es por esperar o por querer, es la fe la que hace el trabajo. Tú no recibirás de Dios porque tengas esperanza. En ninguna parte de la Biblia dice que cuando oremos, recibiremos aquello que tenemos esperanza de recibir. La Palabra de Dios dice, sin embargo, "Todo lo que pidiereis en oración, CREED que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24). Jesús también dijo, "Y todo lo que pidiereis en oración, CREYENDO, lo recibiréis" (Mateo 21:22). No esperando, sino creyendo.
Fíjese en la definición de fe en Hebreos 11:1, "Ahora es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". El verbo usado está en tiempo presente. Recuerda, si no es ahora, no es fe. La fe es tiempo presente; la esperanza es tiempo futuro, entonces no está creyendo. Está esperando. Para que obre resultado, debe estar en el tiempo correcto – el tiempo presente. Algunas personas están siempre creyendo que Dios hará algo por ellas, pero la fe cree que El ya lo ha hecho, y que lo está haciendo.
Hace algunos años mientras estaba predicando en el estado de Oklahoma, una mujer que no había dado un paso en cuatro altos, fue traída al servicio una noche para oración. Ella era una mujer mayor de unos setenta y pico de años, y los doctores le habían dicho que no volvería a andar. Al terminar el culto, cuando nos preparamos para orar por los enfermos, sus amigos la trajeron al frente y la sentaron en el altar. Me arrodillé en frente de ella, puse mis manos sobre ella y oré. Entonces dije, "Ahora levántate y anda en el nombre del Señor Jesucristo".
Ella hizo lo que pudo para levantarse, pero todo el tiempo estuvo llorando y orando, "Oh, querido Jesús, por favor, sáname, por favor, déjame caminar, ¡oh, por favor...por favor!". Ella continuó de esa manera por algún tiempo hasta que por fin pude hacer que callara lo suficiente para hablarle. Le pregunté, "Hermana, ¿sabía usted que está sana?"
Sorprendida, me miró y dijo, "Oh, ¿lo estoy?"
"Sí", le dije, "usted está sana, y se lo probaré a usted en la Biblia". Entonces abrí mi Biblia en 1°Pedro 2:24, se la di y le pedí que leyera el versículo en voz alta. Ella leyó, "Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia y por cuya herida fuisteis sanados".
Entonces le pregunté, "Es 'fuisteis' tiempo pasado, tiempo futuro, o tiempo presente?"
"Es tiempo pasado", contestó.
"Si usted fue sanada por la herida de Jesús, entonces usted está sana ahora, ¿no es verdad?" le dije. Una sonrisa se extendió en su cara y sus ojos se iluminaron con nuevo entendimiento. Entonces le dije, "Levante las manos y mírelo a El. Comience a alabarlo porque usted está sana, tiempo presente. Porque usted está sana – no es que va estarlo, usted lo está ahora".
Con fe como la de un niño, miró hacia arriba y dijo, "Querido Señor Jesús, estoy tan contenta de estar sana". No había dado un paso, y por lo tanto no tenía evidencia física de sanidad. Aun así dijo, “estoy tan feliz de estar sana".
Di la vuelta hacia ella y dije, "ahora mi hermana, levántese y camine en el Nombre de Jesús". Inmediatamente ella saltó del altar como si tuviera dieciséis años, y caminó, saltó, corrió y alabó a Dios.
Ves, tuvimos que ayudarla a ponerlo en el tiempo correcto – porque la fe es tiempo presente. Mientras estemos luchando para poder recibir, esperando ver la respuesta algún día, no resultará. Eso es solamente esperanza. La fe dice, "Es mío, lo tengo ahora".
La esperanza, por supuesto, usada apropiadamente es muy bendecida y bella. Tenemos una esperanza bendita en el pronto regreso de nuestro Señor Jesucristo, la resurrección de los justos muertos, el rapto de los santos en vida, la esperanza del cielo, la esperanza de ver a nuestros amados y amigos. Damos gracias a Dios por esa esperanza. Pero esto es todo en tiempo futuro. Jesús viene, lo creamos o no. El viene porque la Palabra lo dice. La resurrección se llevará a cabo tengamos fe en ello o no. Los muertos en Cristo se levantarán para unirse a El en aire, lo creamos o no. Nuestra fe, o falta de fe, no afectará estos acontecimientos. Jesús viene otra vez, porque la Palabra lo dice. Esta es la esperanza bendita por la que todos los cristianos esperamos.
Pero es la fe, no la esperanza, la que puede cambiar lo imposible a lo posible. Es la fe, no la esperanza, la que trae sanidad y victoria.
La esperanza es buena en esperar, pero pobre en recibir. Demasiadas veces he oído quienes han dicho, "estoy esperando y orando..." o "todo lo que podemos hacer es esperar y orar". Si eso es todo lo que estás haciendo, estás derrotado. Se necesita una fe positiva – una fe de ahora – para obtener resultados positivos.

Texto Para Memorizar: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1°Corintios 13:13).




















































Lección 4 – La Fe Ve La Respuesta.

Textos Bíblicos: Proverbios 4:20-22; Hebreos 13:5-6; 4:14; Marcos 11:23.
Verdad Central: Mirando continuamente a la Palabra, la fe ve la respuesta.

En nuestras lecciones pasadas sobre la fe, hemos estado aprendiendo que la fe no es tanto algo que nosotros tenemos sino algo que hacemos. Hemos visto que la fe no es esperar que veremos la respuesta en el futuro. La fe es creer que tenemos la respuesta ahora. Los ojos de la fe ven la respuesta como si ya hubiera sucedido.
Proverbios 4:20-22: “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que la hallan, y medicina a todo su cuerpo”.
Nótese que esta escritura dice, "No se aparten (mis palabras) de tus ojos...". Mucha gente fracasa porque se ven a sí mismos fracasar. Si están enfermos, piensan de sí mismos como si estuvieran muriéndose. La Palabra de Dios dice, "El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias". (Mateo 8:17). Si esa Palabra no se aparta de tus ojos, tendrás que verte a ti mismo sin enfermedades. Sin embargo, si no te ves a ti mismo como si estuvieras sano, entonces esa Palabra se ha apartado de tus ojos. Y aunque el quiera hacer de la salud una realidad en tu vida, no puede porque tu no estás actuando en Su Palabra.
Nótese también en el versículo 22, "Porque (mis palabras) son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”. La palabra hebrea traducida "medicina" aquí es también la palabra salud. En otras palabras, "Mis palabras son salud a todo su cuerpo". Los primeros dos versículos de este pasaje nos dan las direcciones para tomar la medicina de Dios. ¿Cuáles son estas direcciones? ("Está atento" o estudia la Palabra de Dios, y obedece esta Palabra, "guárdala en medio de tu corazón")
¿Y cuál es la medicina de Dios? "Mis palabras son vida a los que las hallan y medicina a todo su cuerpo". Pero la medicina debe ser tomada según las direcciones para que obre resultado, y una de las direcciones es, "No se aparten (mis palabras) de tus ojos". Mantente mirando a lo que la Palabra dice.
Demasiadas personas oran y oran, pero nunca se ven a sí mismas con la respuesta. Lo ven todo peor. Se mantienen mirando a lo incorrecto – a los síntomas, a las condiciones, a sí mismos – así que caminan en incredulidad y destruyen los efectos de su oración. Pon tu mente en la respuesta. Mírate a ti mismo como si ya hubieras recibido. Constantemente afirma, aun frente a la evidencia contradictoria, que Dios ha escuchado tu oración porque la Palabra así lo dice. Entonces verás resultados.
Tienes que creer que lo tienes antes de que lo puedas recibir. "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24). El creer viene antes del recibir.
Hay aquellos que dicen, "No voy a creer nada que no pueda ver". Pero en lo natural creemos un montón de cosas que no podemos ver. El mundo entero se alarmó cuando iban a explotar las bombas atómicas dejando salir material radioactiva dentro de la atmósfera. No lo puedes sentir, pero aun así es un poder destructivo.
         La Fe Contradice A Las Circunstancias
Hebreos 13:5-6: “Porque El dijo: no te desampararé, ni te dejaré. De manera que podemos decir confiadamente: el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.
¿Estamos diciendo confiadamente que el Señor es nuestro ayudador? Esto es lo que deberíamos estar diciendo. "Bueno, oren por mí. Me siento como si el Señor me hubiera desamparado", lloraba una pobre hermana. Sin embargo Dios dijo, "No te desampararé, ni te dejaré". "No sé si podré o no, espero poder hacerlo. Oren por mí para que pueda mantenerme fiel hasta el final", es una petición muy familiar en las reuniones de oración y testimonios. Pero eso no fue lo que Dios nos dijo que dijéramos confiadamente.
Demasiada gente está diciendo confiadamente, "estoy abatida, estoy derrotada. El diablo me tiene atada". Pero en ninguna parte de la Biblia encontramos nosotros que Dios nos dijo que confiadamente dijéramos eso. Dios dijo, "No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador".
Dejemos de decir lo incorrecto y empecemos a decir lo correcto. Di que el Señor es tu ayudador. Di que el Señor es tu sanador. Di que el Señor tomó tus enfermedades y sufrió tus dolores. Debes mantenerte hablando lo correcto. Debes mantenerte creyendo lo correcto.
Lo que abate a las personas es simplemente el pensar lo incorrecto, el creer lo incorrecto y el hablar lo incorrecto. El diablo no te puede derrotar porque Jesús ya ha derrotado al diablo por ti. Satanás no te vence, te vences a ti mismo. O si lo hace es porque tú se lo permites. Es un consentimiento de ignorancia. Dios nos ha dado Su Palabra para que nos dirija de manera que nuestro creer sea correcto. Y si nuestro pensar es correcto y nuestro creer es correcto, entonces nuestro hablar será correcto. "El Señor es mi ayudador". "El Señor es mi fortaleza".

         La Fe 'Dice' La Respuesta.
La fe verdadera en la Palabra dice que si Dios dice que es así, entonces así es. Si El dice que "Por cuya herida fuisteis sanados" (1°Pedro 2:24), entonces somos sanos. Si El dice que, "Mi Dios suplirá todas vuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19), entonces El lo hace. Si la Palabra dice, “El Señor es la fortaleza de mi vida" (Salmos 27:1), entonces lo es. En otras palabras, la fe verdadera en Dios simplemente dice acerca de uno mismo lo que la Palabra dice. Tenemos lo que la Palabra dice. Somos lo que la Palabra dice que somos. Si Dios dice que somos fuertes, entonces lo somos. Si El dice que El tiene cuidado de mí, entonces es así.
Hebreos 4:14: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión”.
Porque Jesús es nuestro sumo sacerdote y está sentado a la diestra de Dios en el cielo, haciendo intercesión por nosotros, podemos tener las respuestas a nuestras peticiones ahora mismo. Buscando la palabra griega aquí traducida "profesión" me enteré que debería decir, "Retengamos el decir las mismas cosas".
Jesús está en el cielo, representándonos ante el trono de Dios. El está diciendo, "Yo tomé su lugar, o morí por y ellos como su substituto". Jesús no murió por si mismo. El no necesitaba redimirse a sí mismo porque El no estaba perdido. El murió por nosotros. El se volvió nuestro substituto. El tomó nuestros pecados, tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias. El murió por nosotros, se levantó de los muertos por nosotros, y ascendió a los cielos por nosotros. El está allá arriba ahora diciendo, "Yo hice eso por ellos," y nosotros debemos mantenernos diciendo las mismas cosas aquí abajo.
Marcos 11:23: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”.
No es solamente un asunto de fe saliendo de tu corazón hacia Dios, sin que tu digas nada. Eso no obrará resultado. En ninguna parte de la Biblia leemos que eso es lo que debemos hacer. La fe mantenida en el corazón solamente, nunca traerá sanidad a tu cuerpo o la plenitud del Espíritu Santo, o una respuesta a la oración. Pero la fe en tu corazón, que es soltada a través de tus labios, traerá resultados.

Texto para Memorizar: "No se aparten (mis palabras) de tus ojos..." (Proverbios 4:21).


















Lección 5 – La Fe En Acción (Parte 1).

Textos Bíblicos: Josué 6:2-5,16,20; Lucas 5:18-20;24,25.
Verdad Central: Grandes milagros son realizados por aquellos que actúan en la Palabra de Dios.

En ambos, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento vemos ejemplos de como el pueblo de Dios, poniendo su fe en acción, fueron capaces de realizar hechos grandiosos. Grandes milagros fueron llevados a cabo por hombres humildes, quienes en simple fe crédula, actuaron en la Palabra de Dios.

         La Fe En Acción En El Antiguo 'Testamento.
Josué 6:2-5,16,20: “2Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.3Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.4Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero, delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.5Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá, entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante...16Y cuando los sacerdotes tocaron las la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad...20Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron”.
En el versículo 2 leemos que Dios le dijo a Josué que El había entregado la ciudad de Jericó "en su mano". Esto no significaba, sin embargo, que Josué y el pueblo de Israel podían sentarse y relajarse mientras la ciudad automáticamente Regaba a ser suya. Tuvieron que hacer algo.
Dios les dio instrucciones explícitas de cómo ir a tomar posesión de la tierra que El ya les había dado, pero ellos tenían que creer esa Palabra y actuar en ella. Su actuación en la Palabra fue su fe en acción.
Tenían que marchar alrededor de los muros de la ciudad una vez al día por seis días. En el séptimo día, tenían que marchar alrededor de la ciudad siete veces. Luego cuando los instrumentos musicales sonaran, tenían que gritar. Nótese que ellos gritaron mientras los muros todavía estaban en pie. Cualquiera puede gritar cuando los muros se han derrumbado – para hacer eso no se necesita fe. Pero ellos pusieron su fe en acción. Ellos "gritaron con gran vocerío", y el muro se derrumbó.
Demasiadas personas están sentadas esperando que algo les suceda. Ellos están más o menos inertes con una fe pasiva en vez de una fe activa, esperando que algo suceda. Conocí a un hombre así hace algunos años en Colorado. No tenía trabajo. Tenía una esposa y cinco hijos, y estaba esperando que algo sucediera. Pero lo único que sucedía eran más cuentas a pagar. El necesitaba ponerse a trabajar. Todos tenemos ciertas obligaciones y no podemos quedarnos en casa y esperar que algo nos venga a nosotros. Pero si oramos, creemos y entonces actuamos, algo sucederá.

         La Fe En Acción En El Nuevo Testamento.
Lucas 5:18-20,24-25: “18Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él.19Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús.20Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados...24Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.25Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios”.
Mientras Jesús estaba en una casa enseñando, unos hombres trajeron a su amigo a Jesús para que lo sanara. El hombre era paralítico y estaba postrado en cama. La multitud era tan grande que estos hombres no podían llegar a donde Jesús estaba. Pero en vez de rendirse, ellos tomaron la determinación de encontrar un medio de llevar a su amigo a Jesús. Se subieron al techo y por una abertura del tejado, bajaron al hombre con el lecho dentro del cuarto delante del Señor.
¿Por la fe de quién se realizó este milagro – el hombre en el lecho, o los amigos que lo trajeron a Jesús?  La escritura dice, "al ver él la fe DE ELLOS...". La palabra "ellos" es plural. Fue la fe de todos ellos. Hubiera sido fácil para los amigos del hombre, al ver la gran multitud rodeando a Jesús, haberse encogido de hombros, rendirse y haber regresado a casa diciendo, "Bueno, por lo menos hemos tratado. Hicimos lo que pudimos". Pero ellos no se dieron por vencidos tan fácilmente. Ellos encontraron una manera de llevar a su amigo a Jesús.
El hombre enfermo demostró tener una gran fe también, porque ¿cuántos inválidos permitirían ser subidos a un tejado? Más aun, cuando Jesús le dijo que se levantara y caminara, él no estaba mejor. El estaba ahí acostado tan indefenso como siempre. El podría haber dicho, “¿Levántate y anda? ¿Es que no has visto que estos hombres me han traído hasta aquí? Yo no me puedo levantar. Tendrás que sanarme primero". Pero no, cuando Jesús le dijo que se levantara, él comenzó a moverse y al hacerlo, el resultado fue la sanidad. Si él se hubiera negado a actuar en la Palabra del Maestro, no hubiera recibido la sanidad. Pero como actuó, recibió.

         La Fe En Acción En El Siglo Veinte.
En los tempranos días del movimiento pentecostal, una mujer evangelista estaba ministrando a cuatro personas en sillas de ruedas. En un tono muy bajo ella dijo, "Levántense y anden en el Nombre de Jesús". Tres de estos se levantaron y caminaron. El cuarto dijo, "No puedo caminar".
"Los otros no podían caminar tampoco", dijo la evangelista, "pero lo hicieron". "Ya sé que lo hicieron", dijo la mujer inválida, "pero yo no puedo. Hace años que no he caminado". Y la evangelista tuvo que irse y dejarla allí sentada. Los otros actuaron su fe y cosecharon los resultados.
En una iglesia donde yo estaba ministrando había un hombre que se había quemado la parte inferior de su cuerpo, quedando imposibilitado para caminar. Sólo deslizaba los pies sobre el suelo. Durante el servicio de sanidad una noche este hombre pasó adelante para recibir oración. El Señor me había dicho qué hacer, y cuando llegué a él le dije, "¿puedes correr?" Sorprendido ante tal pregunta, dijo, "Oh no, ni siquiera puedo caminar, mucho menos correr".
Entonces le dije, "El Señor me ha dicho que te diga que corras". El hombre no lo pensó dos veces, se dio la vuelta y empezó a deslizarse por el pasillo tan rápidamente como pudo. Hizo esto alrededor de la iglesia tres o cuatro veces, y cuando regresó al frente estaba andando normalmente. ¡El hombre estaba perfectamente curado! El activó su fe.
En el servicio de la noche siguiente vimos otro milagro como resultado del primero. Dos ancianos caballeros respondieron a la invitación para ser salvos algo que no se ve con frecuencia. Supe más tarde que esos hombres eran hermanos, de setenta y dos y setenta y cuatro años de edad. Parece ser que estos hermanos eran vecinos del hombre que había sido sanado la noche anterior. Cuando vieron al hombre inválido afuera trabajando en su jardín el día siguiente, pensaron que había salido afuera a gatas. Pero entonces lo vieron levantarse en pie y derecho, y caminar alrededor de la casa. Se apresuraron para ver lo que había sucedido, y él les contó sobre la sanidad y lo que el Señor había hecho por él. Como resultado los dos hombres vinieron al servicio esa noche y dieron sus corazones al Señor.
Una de las mejores definiciones de la fe es: Si crees, vas a actuar. Si crees la Palabra de Dios, actuarás como si fuera verdad. "Ahora es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). La fe es dar substancia a las cosas por las que se espera.

Texto Para Memorizar: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).




Lección 6 – La Fe En Acción (Parte 2).

Textos Bíblicos: Hechos 19:1-6; 1°Corintios 14:14.
Verdad Central: La fórmula de la fe en acción puede aplicarse para recibir el Espíritu Santo al igual que para recibir cualquier don de Dios.

En la lección anterior hablamos de cómo la fe es un hecho, es poner la Palabra de Dios en práctica. Muchos milagros de sanidad han sucedido cuando la gente ha actuado en su fe, han dado un paso en las promesas de Dios, y han recibido de Dios. Lo mismo es aplicable para recibir el Bautismo del Espíritu Santo. Para recibir esta potente dotación del poder de Dios debemos también dar un paso en fe y reclamar la promesa del Padre.

         El Don Del Espíritu Santo: Ya Dado.
Hechos 19-1-6: “Y aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban”.
A medida que estudiamos el libro de los Hechos, notamos que después del día de Pentecostés, los discípulos siempre le hacían a los creyentes la pregunta, "¿Has recibido el Espíritu Santo?" Ellos no decían, "¿Te ha dado Dios el Espíritu Santo?" Dios no te va a dar el Espíritu Santo. Según El, ya te lo ha dado. Depende de ti el recibirlo. Eso es algo que tú mismo haces.
Algunos dicen, "yo quisiera que recibir el Bautismo del Espíritu Santo fuera tan fácil como tu lo dices". Pero ¿qué difícil es recibir un regalo? Si un hombre me pidiera un libro que yo tuviera en mis manos, se lo daría. Le estaría dando el libro de regalo. Pero supongamos que él entonces empezara a llorar y a suplicar, "por favor, oh, por favor, hermano Hagin, ¡por favor, démelo! " Por supuesto, la gente pensaría que aquel hombre no estaba bien. La gente pensaría y se preguntaría por qué no extendía la mano y lo tomaba.
Las cosas espirituales son tan reales como las cosas materiales, Dios nos ofrece el don del Espíritu Santo. No tenemos que llorar y suplicar que nos lo dé. Dios dice, "aquí está el don del Espíritu Santo. ¡Si eres nacido de nuevo, no tienes que esperar, estás listo para recibir ahora mismo al Espíritu Santo!" "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).
Tenemos Su promesa en la Palabra. La fe es actuar en la Palabra.
Durante una reunión que yo estaba dirigiendo en un pueblo en Texas, una señora pasó adelante para recibir oración para recibir el Espíritu Santo. Le impuse las manos y oré, el Espíritu santo vino sobre ella, pero ella no respondió. Abrí mi Biblia en Hechos 2:4, y le pedí que leyera ese versículo de escritura en voz alta. Ella leyó, "Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen".
“¿Quién dice esta escritura que habló en lenguas?" le pregunté.
"Dice que el Espíritu Santo lo hizo", contestó ella.
Le dije que lo leyera otra vez. Por fin, después de leerlo cuatro veces, ella vio lo que no había visto antes. Sorprendida, me miró y dijo, "Caramba, ellos hablaron en lenguas! Yo siempre pensé que el Espíritu Santo fue el que habló". Entonces le dije, "vamos a leer otras escrituras para no tomar solamente ésta", y le señalé Hechos 10:44-46, "Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios".
Entonces leímos en Hechos 19:6, "Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban".
"Ahora quiero hacerle una pregunta", le dije, "Cuando yo le impuse las manos, ¿vino sobre usted el Espíritu Santo? ¿Sintió el poder de Dios sobre usted?"
"Absolutamente", contestó.
“¿Quería su lengua decir algo que no era en inglés?" le pregunté. "Sí", dijo ella, "Casi no podía mantenerme sin hacerlo".
"Usted no debe mantenerse sin hacerlo", le dije, "debe cooperar con ello". Algunos parecen pensar que deben luchar contra esa necesidad tanto como puedan y finalmente el Espíritu se apoderará de ellos. Cuando el Espíritu Santo te da lenguaje, debes tener fe para actuar.
Hace algún tiempo yo estaba hablando con un hombre que había estado esperando recibir durante unos quince años. El dijo, "Yo sé todo lo que hay que saber acerca de buscar a Dios". El sabía todo acerca de buscar, pero nada acerca de recibir. Y hay una gran diferencia entre las dos cosas.
Un ministro amigo mío me contó acerca de un hombre que le dijo, "he estado buscando el Espíritu Santo durante diecinueve años". El ministro le contestó, "Tú no has hecho tal cosa. Jesús dijo, 'buscad, y hallaréis’ (Mateo 7:7). Si hubieras estado buscando, habrías encontrado. Todo lo que has estado haciendo, ha sido solamente andar por el altar". Parece que esto es todo lo que muchos están haciendo. Es hora ya de dejar de perder el tiempo y empezar a actuar en la Palabra de Dios, porque la fe es actuar.

         El Don Del Espíritu Santo: Una Experiencia Espiritual.
1°Corintios 14:14: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”.
El recibir el Espíritu Santo es una experiencia espiritual, no una experiencia mental o física. El Espíritu Santo viene a morar en tu espíritu y tu cuerpo se convierte en el templo del Espíritu Santo. La razón por la cual tu cuerpo se convierte en el templo del Espíritu Santo, es porque tu cuerpo es el templo o la casa de tu propio espíritu. El Espíritu Santo está morando en tu espíritu. Tú no puedes establecer contacto con Dios con tu mente. Dios no es una mente. Números 23:19 dice, "Dios no es hombre..." y lo cual quiere decir que El no es un ser físico. El es un espíritu.
Nótese que El no es "espíritu", sino que El es "un espíritu". La palabra “espíritu" para muchas personas significa una influencia o una atmósfera. Pero Dios no es espíritu. Jesús dijo, "Dios es un Espíritu..." (Juan 4:24 traducido directamente del inglés). El es una personalidad divina. No podemos establecer contacto con Dios con nuestras mentes; tampoco podemos hacerlo con nuestros cuerpos. Nos ponemos en contacto con Dios a través de nuestro espíritu, porque El es espíritu. Y aquí es donde muchos tienen dificultad tratando de recibir el Espíritu Santo. Tratan de recibir el Espíritu Santo mentalmente o físicamente. Quieren una experiencia física, y es una experiencia espiritual. La única parte física de ello es el hecho de hablar en lenguas. El te dará el denuedo, pero aquel denuedo sale de tu espíritu, y tú hablas las palabras.
Pablo dijo, "porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto" (1°Corintios 14:14). La traducción Amplificada dice, "Mi espíritu (por el Espíritu Santo en mí) ora". En otras palabras, es el Espíritu Santo dentro de ti quien te da la habilidad para hablar en otras lenguas.
Jesús dijo, "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre" (Juan 14:16). El viene a vivir y a morar en ti, y tu debes aprender a responder a El. El te dará el lenguaje. Muchas veces fallan aquí porque se fían de sus sentidos naturales lo que pueden ver, oír o sentir. No creerán que tienen el Espíritu Santo hasta que hablen en lenguas. Sin embargo, uno cree y recibe el Espíritu Santo primero, luego habla en otras lenguas como resultado de haber recibido.
"Y fueron todos llenos del Espíritu Santo..." (Hechos 2:4). Nótese que esta escritura dice que ellos fueron llenos. Entonces después que fueron llenos, comenzaron a hablar en otras lenguas. Esta es la cosa con la que mucha gente tropieza. Quieren hablar en lenguas primero, y después creer que tienen el Espíritu Santo. Pero tienes que creer primero. Para recibir el don del Espíritu Santo, así como para recibir cualquier cosa de Dios, tienes que dar un paso en fe poniendo tu fe a trabajar. Entonces tendrás fe en acción.

Texto Para Memorizar: "...Vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban". (Hechos 19:6).

Lección 7 – La Fe contra Los Sentimientos.

Textos Bíblicos: Juan 20:24-29; 2°Corintios 5:17.
Verdad Central: Una fórmula para la fe es: (1) Encuentra una promesa en la Palabra de Dios para cualquier cosa que estés buscando, (2) Cree la Palabra de Dios, (3) No consideres las circunstancias contradictorias, y (4) Alaba al Señor por la respuesta.

El amado hombre de fe, Smith Wigglesworth, dijo en cierta ocasión, "no puedo entender a Dios a través de mis sentimientos. No puedo entender a Dios el Padre y a Jesucristo a través de mis sentimientos. Solamente puedo entender a -Dios el Padre y a Jesucristo a través de lo que la Palabra de Dios dice acerca de ellos. Dios es todo lo que la Palabra dice que es. Necesitamos conocerlo a través de la Palabra". Demasiadas veces muchos tratan de conocer a Dios a través de sentimientos personales. Cuando se sienten bien, piensan que Dios ha escuchado sus oraciones. Si no se sienten particularmente bien, piensan que El no les ha escuchado. Su fe está basada en sus sentimientos cuando debería estar basada en la Palabra de Dios.

         Una Fe De Tomás.
Juan 20:24-29: “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron”.
Tomás era uno que basaba su fe en sus sentimientos, en lo que sus sentimientos le decían. El dijo que no creería a menos que pudiera ver con sus propios ojos la señal de los clavos en las manos de Jesús, y tocarlas con sus propias manos. El confiaba en lo que podía ver y tocar, no en lo que Dios tenía que decirle. Tenemos muchos "cristianos como Tomás" hoy día, aquellos que creen solamente lo que sienten, ven, oyen o tocan. Pero la fe real en Dios está basada en la Palabra de Dios. La fe verdadera en la Palabra dice, "Si Dios dice que es verdad, lo es". Creer en Dios es creer en Su Palabra. Si la Palabra de Dios dice que El me oye, entonces yo sé que El me oye porque El lo dice y Su Palabra no puede mentir.
Si tu fe está basada en sentimientos, entonces estás usando una fe humana natural. No podemos obtener resultados con fe humana natural. Tenemos que usar la fe de las escrituras, la fe de la Biblia, creyendo en la Palabra de Dios.
En cierta ocasión oré por una señora, quien había estado en muchas filas de sanidad, y nunca había recibido su sanidad. Después de orar por ella, inmediatamente dijo, "todavía no la tengo, ore otra vez". Oré otra vez y cuando terminé, dijo lo mismo. Después de orar por tercera vez al parecer sin resultados, le pregunté, "¿Cuándo vas a empezar a creer que estás curada?"
"Bueno", dijo ella, "cuando esté sana". "¿Para qué quieres creerlo entonces? Me parece que entonces ya lo sabrás", le dije.
Cualquiera puede creer lo que puede sentir, oír o ver. Nosotros vivimos y operamos en el reino físico la mayor parte del tiempo y obviamente tenemos que caminar por la vista entonces. Pero cuando se trata de las cosas de la Biblia, de las cosas espirituales, entonces no andamos por vista; andamos por fe.

         La Sanidad Es Espiritual.
La sanidad de Dios es sanidad espiritual Si la ciencia médica sana, sana a través de lo físico. La Ciencia Cristiana sana a través de la mente. Pero cuando Dios sana, El sana a través del espíritu.
2°Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
La sanidad espiritual, o sanidad divina, se recibe de Dios de la misma manera que el nuevo nacimiento, el cual es un renacimiento del espíritu. Cuando tú naces de nuevo, no es tu cuerpo el que nace de nuevo, porque tu todavía tienes el mismo cuerpo que siempre habías tenido. Cuando Pablo dijo, "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es...". él no se estaba refiriendo al cuerpo del hombre hecho nuevo. El nuevo nacimiento no cambia lo físico de ninguna manera. Después de ser salvo, el hombre interior domina al hombre físico, por supuesto, pero es el hombre de adentro, el hombre interior el que nace de nuevo.
El nuevo nacimiento es el renacimiento del espíritu humano. Jesús dijo, "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6). Lo que ha sucedido en el interior de la persona, no puede verse inmediatamente, ya que toma lugar en el espíritu humano. Pero a medida que la persona anda en la luz de lo que tiene, con el transcurso del tiempo se volverá evidente.
Hemos estado equivocados muchas veces cuando hemos visto a personas venir al altar, orar, llorar, saltar y abrazar a todos a su alrededor, actuando muy felices. Después no se les vuelve a ver más. Realmente pensamos que habían recibido algo maravilloso de Dios. Pero era solamente un algo emocional, y no el nuevo nacimiento. Otras veces hemos visto a gente venir al altar para salvación, quienes no han demostrado emoción alguna, y nos hemos preguntado si habían recibido algo del Señor. Pensamos que no habían estado en el altar suficiente tiempo para recibir cosa alguna. Sin embargo, muchos de estos se vuelven cristianos sobresalientes durante toda su vida. Este es otro ejemplo de fe basada en los sentidos físicos.
Yo creo en los sentimientos, pero los pongo en último lugar. La Palabra de Dios viene primero, la fe en la Palabra de Dios en segundo lugar, y los sentimientos por último. Demasiadas personas le dan la vuelta al revés y ponen los sentimientos primero, la fe en sus sentimientos segundo, y la Palabra de Dios al final. Estas gentes nunca van a tener éxito en nada.
Al andar en el ámbito natural, tenemos que guiarnos por nuestros sentidos físicos (Por ejemplo, si estamos cruzando la calle y nuestros ojos nos dicen que vienen autos, tenemos que esperar hasta que los autos pasen). Pero lo que mucha gente trata de hacer es creer en Dios con esa fe física o natural, y si sus sentidos físicos les dicen que no es así, entonces ellos creen que no es así. Pero nuestros sentimientos físicos no tienen nada que ver con la Biblia. La Palabra de Dios es verdad, no importa lo que nuestros sentimientos o las circunstancias digan. "Para siempre, oh Jehová, permanece tu Palabra en los cielos" (Salmos 119:89).

         Fórmula Para La Fe.
Aquí hay una fórmula de fe que tu puedes hacer que obre resultado para ti. Primero, ten la Palabra de Dios para cualquier cosa que estés buscando; segundo, cree la Palabra de Dios; tercero, rehúsa considerar las circunstancias contradictorias, o lo que tus sentidos físicos te puedan decir acerca de eso; y cuarto, da gracias a Dios por la respuesta. Sigue estos cuatro pasos, y siempre obtendrás resultados. Estos son cuatro pasos seguros para liberación, sanidad, oraciones contestadas o cualquier cosa que estés buscando del Señor.

Texto Para Memorizar: "Para siempre, Oh Jehová, permanece tu Palabra en los cielos" (Salmos 119:89).












Lección 8 – Lo Que Significa Creer Con El Corazón (Parte 1).

Textos Bíblicos: 1°Tesalonicenses 5:23; Romanos 12:1-2; Lucas 16:19-25.
Verdad Central: El hombre es un espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo.

Por años busqué una explicación satisfactoria de lo que significa creer con el corazón. Leí en Marcos 11:23 donde dice, "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en SU CORAZON, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho". Romanos 10:10 también habla de creer con el corazón. "Porque CON EL CORAZON se cree para justicia...".
La palabra "corazón" que es usada en estas escrituras no se refiere al órgano físico que hace circular la sangre a través de nuestro cuerpo y nos mantiene vivos. Eso sería creer en Dios con nuestro cuerpo. No podríamos creer con nuestro corazón físico más de lo que podríamos creer con nuestra mano o nuestro dedo. La palabra "corazón" es usada para transmitir un pensamiento.
Nótese como usamos la palabra "corazón" hoy en día. Cuando hablamos del corazón de un árbol, nos referimos al centro, el mismo núcleo. Cuando hablamos del corazón de un tema, nos referimos a la parte más importante de ese tema, al mismo centro, la parte principal alrededor de la cual gira el resto del tema. Y cuando Dios habla del corazón del hombre, El se está refiriendo a la parte principal de él, el mismo centro de su ser, el cual es su espíritu.

         El Hombre Es Un Espíritu.
1°Tesalonicenses 5:23: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, ESPIRITU, ALMA y CUERPO, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
Los términos, "espíritu del hombre" y "corazón del hombre", son usados intercambiablemente en toda la Biblia. Sabemos que el hombre es un espíritu porque es hecho a la imagen y semejanza de Dios, y Jesús dijo, "Dios es Espíritu" (Juan 4:24). No son nuestros cuerpos físicos los que se asemejan a Dios, porque la Biblia dice que Dios no es un hombre. Recuerda que hay un hombre interior y un hombre exterior. El hombre es un espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo. Pablo dijo en su carta a los Romanos, "Pues no es judío, el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la CIRCUNCISION ES LA DEL CORAZON, EN EL ESPIRITU, no en la letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios" (Romanos 2:28-29). Según este texto, el corazón es el espíritu.
Hablándole a Nicodemo, Jesús dijo, “...Es necesario nacer de nuevo" (Juan 3:7). Nicodemo, siendo humano, sólo pudo pensar en lo natural, y por eso preguntó, "...¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo siendo vicio? ¿Puede acaso entrar por segunda vez al vientre de su madre y nacer?" (Versículo 4). Jesús contestó "Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (versículo 6). El nuevo nacimiento es un renacimiento del espíritu humano.
En el capítulo 4 del evangelio según San Juan también leemos donde Jesús le dijo a la mujer en el pozo de Samaria, "Dios es Espíritu. y los que le adoraran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:24). No podemos ponernos en contacto con Dios con nuestro cuerpo o con nuestra mente. Solamente podemos tener contacto con Dios con nuestro espíritu.
1°Corintios 14:14 dice, "Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto". El espíritu no es la mente. Algunas personas creen erróneamente que la mente es el espíritu. Sin embargo, como lo indica este versículo sabemos que cuando hablamos en lenguas, esto no viene de nuestras mentes, o de nuestro propio pensar humano, sino de nuestro espíritu, de lo más profundo de nuestro ser, del Espíritu Santo en nuestro interior. Pablo siguió diciendo, "¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento..." (versículo 15). En otras palabras, Pablo estaba diciendo que su espíritu era el verdadero él.

         El Hombre Interior.
Pablo también dijo, "Por tanto, no desmayamos, antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día" (2°Corintios 4:16). Pablo señaló que hay un hombre exterior y un hombre interior. El hombre exterior es el cuerpo. El hombre interior es el espíritu, y el espíritu tiene un alma.
En 1°Corintios 9:27 Pablo dijo, "Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado". Si el cuerpo fuera el hombre real, Pablo hubiera dicho, "Yo me golpeo y me pongo en servidumbre". El se refiere a su cuerpo como "lo". "Yo" es el hombre de adentro, el hombre interior que ha renacido. Con nuestro cuerpo hacemos algo: lo ponemos en servidumbre. El hombre al que miramos no es el hombre verdadero, es solamente la casa donde vivimos.
Ahora podemos entender más fácilmente los escritos de Pablo a los santos en Roma:
Romanos 12:1-2: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
En esta epístola Pablo no le estaba escribiendo a los incrédulos sino a los creyentes. El dirige la carta de esta manera: "A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos:..." (Romanos 1:7). Aunque estaba escribiéndoles a hombres y mujeres nacidos de nuevo, él dijo que necesitaban hacer algo con sus cuerpos y sus mentes. El nuevo nacimiento no es un renacimiento del cuerpo humano sino un renacimiento del espíritu humano, y la plenitud del Espíritu Santa no es una experiencia física sino una experiencia espiritual.
Pablo dijo que tenemos que hacer algo con nuestros cuerpos físicos. Tenemos que presentarlos a Dios en sacrificio vivo. Tenemos que renovar nuestras mentes con la Palabra. Nótese que esto es algo que nosotros hacemos, no Dios. Dios da vida eterna. Nos ofrece Su Espíritu. Pero Dios no hace nada con nuestro cuerpo. Si algo hay que hacer con nuestro cuerpo, tenemos que hacerlo nosotros. La Palabra dice que tú has de ser "transformado por medio de la renovación de tu entendimiento". Nuestras mentes son renovadas a través de la Palabra de Dios.
Sabemos que el hombre es un espíritu, hecho a la imagen y semejanza de Dios. Algunas personas creen que el hombre solamente es un animal. Sin embargo, si eso fuera verdad, nos daría lo mismo matar a un hombre y comérnoslo que matar a una vaca y comérnosla. El hombre tiene un cuerpo físico en el que vive, pero no es un animal. El es algo más que solamente una mente y un cuerpo. El es espíritu, alma y cuerpo. El es un espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo.
Los animales tienen almas, pero ellos no son espíritus. No hay nada en ellos que sea como Dios. Dios tomó algo de sí mismo y lo puso en el hombre. El hizo el cuerpo del hombre del polvo de la tierra, pero puso en las fosas nasales del hombre el aliento de la vida. La palabra "aliento", significa en hebreo, aliento o espíritu, y es traducido "Espíritu Santo" muchas veces en el Antiguo Testamento. Dios es Espíritu, así que tomó algo de sí mismo, lo cual es espíritu, y lo puso dentro del hombre. Cuando El hizo eso, el hombre se volvió alma viviente. No estaba vivo hasta entonces, pero se volvió un alma viviente. Se volvió consciente de sí mismo porque el cuerpo estaba muerto sin el espíritu.
El alma posee cualidades intelectuales y emocionales, y los animales las tienen. Pero cuando sus cuerpos físicos mueren, están muertos. Nuestras almas, nuestras cualidades intelectuales y emocionales, no están basadas en lo físico, sino en el espíritu, y cuando el cuerpo muere ellas todavía existen.
Lucas 16:19-25: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el hades alzó sus ojos, estando en tormento, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entones él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí y tu atormentado”.
En este pasaje de escritura tenemos una ilustración vívida de las tres partes del hombre – espíritu, alma y cuerpo. Nótese que el versículo 22 dice, "...murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham". ¿Quién fue llevado? (El mendigo. No su cuerpo, sino él) Su espíritu es la persona real. Su cuerpo fue puesto en la sepultura, pero él estaba en "el seno de Abraham".
El hombre rico también murió, su cuerpo fue puesto en la sepultura, pero “en el hades alzó sus ojos". Aunque el cuerpo de Abraham había estado en la tumba por muchos años, el hombre rico lo vio. También reconoció a Lázaro. Por lo tanto, en el reino espiritual, el aspecto del hombre es muy similar al de esta vida. El hombre rico le suplicó a Abraham, "Ten misericordia de mí y envía a Lázaro, para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham dijo, hijo, recuerda...". El hombre es un espíritu, y tiene un alma. Vemos en esta escritura que su alma está todavía intacta. El todavía puede recordar. Tiene emoción. Estaba atormentado. Estaba preocupado por sus cinco hermanos que aún vivían (versículos 27,28).
Dios es un espíritu. El se volvió hombre, ya que Jesús era Dios manifestado en la carne, viviendo en un cuerpo humano. El tomó un cuerpo físico y cuando lo hizo no fue menos Dios de lo que era antes.
Sabemos que el hombre deja su cuerpo físico cuando muere, y cuando lo hace, él no es menos hombre de lo que era cuando tenía su cuerpo físico, como lo comprueba la historia del hombre rico y Lázaro.
No podemos conocer a Dios a través de nuestro conocimiento humano, a través de nuestra mente. Dios solamente se revela al hombre a través de su espíritu. Es el espíritu del hombre el que hace contacto con Dios, porque Dios es un Espíritu.

Texto Para Memorizar: "Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación" (Romanos 10:10).





























Lección 9 – Lo Que Significa Creer Con El Corazón (Parte 2).

Textos Bíblicos: 2°Corintios 5:1,6-8; Proverbios 3:5-7.
Verdad Central: Creer con todo el corazón es creer con nuestro espíritu, creer independientemente de nuestra mente o nuestro cuerpo.

Las cosas espirituales son tan reales como las cosas materiales. Dios es una persona tan real como si tuviera cuerpo físico, aunque no lo tiene. El es Espíritu. Jesús tiene un cuerpo físico ahora, un cuerpo de carne y hueso, pero no carne y sangre. Después de la resurrección, El apareció a sus discípulos, y ellos pensaron que era un espíritu (o un fantasma). Jesús dijo, "...palpad y ved...porque un espíritu no tiene carne ni huesos..." (Lucas 24:39).
En otra ocasión mientras Pedro y algunos de los otros discípulos estaban pescando, ellos vieron a Jesús en la ribera. El los llamó, y ellos fueron a El y comieron con Él el pescado que El había cocinado en el fuego. Así que El tiene un cuerpo físico ahora, un cuerpo de carne y huesos, resucitado. Y Jesús, quien está ahora en el cielo con su cuerpo físico, no es más real que el Espíritu Santo o que Dios el Padre.
Nótese que no decimos que Dios es espíritu, pero sí que es un Espíritu. Algunos piensan que Dios es espíritu, tomándolo como cierta influencia impersonal. Aunque decimos que Dios es un Espíritu, eso no quiere decir que El no tiene una figura o forma en el terreno espiritual, porque sí lo tiene. Los ángeles son espíritus, aun así los ángeles tienen forma o un cuerpo espiritual.
En una ocasión cuando los israelitas habían sido sitiados por el ejército sirio, el sirviente del profeta Eliseo estaba lleno de temor al ver las huestes enemigas de caballos y carros, rodeando la ciudad. Eliseo simplemente le dijo: "No temas: Porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos. Y Eliseo oró, y dijo, Señor abre sus ojos, para que él pueda ver. Y el Señor abrió los ojos del joven y él vio: y, he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo". (2°Reyes 6:16-17). Algunas veces, según Dios lo quiera, ángeles pueden tomar una forma en el terreno material donde pueden ser vistos.
En Éxodo 33 leemos que Dios habló a Moisés "cara a cara" (versículo 11), aunque Moisés no vio la cara de Dios porque había una nube. "No podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre, y vivirá" (v. 20). Entonces dijo Dios a Moisés, "Y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano y verás mis espaldas, mas no se verá mi rostro". Aunque Dios es un Espíritu, nosotros sabemos que tiene rostro y manos – algún tipo de forma, él no es menos real por ser un Espíritu, de lo que seria si El tuviera un cuerpo físico. Las cosas espirituales son tan reales como las materiales.
2°Corintios 5:1,6-8: “1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciera, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos...6Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor.7(Porque por fe andamos, no por vista).8Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes en el Señor”.
Cuando nuestro cuerpo es puesto en una tumba, todavía tenemos un edificio de Dios, no hecho de manos y viviremos eternamente en los cielos. ¿Quién estará ausente del cuerpo? Nosotros – el hombre real – el hombre interior.
En 1°Pedro 3:4 nuestro espíritu es llamado "el interno, el del corazón". Aquí vemos la palabra "corazón" otra vez. El hombre interior, nuestro espíritu, es llamado el interno. El es un hombre del corazón, del espíritu. El es interno del hombre físico o natural. En Romanos 7:22 el espíritu es llamado el "hombre interior" ("Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios"). Así que este "hombre interior" y el "hombre interno" nos dan la definición de Dios del espíritu humano.
El hombre real es espíritu, tiene un cuerpo y un alma. Con su espíritu él hace contacto con el mundo espiritual. Con el alma hace contacto con el área intelectual. No podemos hacer contacto con Dios con nuestra mente. Tampoco podemos tener contacto con Dios con nuestro cuerpo. Podemos tener contacto con Dios solamente con nuestro espíritu.

         La Palabra De Dios – Llave Para La Fe Del Corazón
Cuando oímos la Palabra de Dios predicada, la oímos con nuestra mente natural (Antes de ser cristianos, el Espíritu Santo, a través de la Palabra, habló a nuestro corazón o nuestro espíritu). Leemos en 1°Corintios 2:14, “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios...". Una traducción dice, "El hombre natural o la mente natural no puede entender las cosas del Espíritu de Dios, porque son tontería para él. Tampoco puede él saberlas porque son discernidas espiritualmente".
No entendemos la Biblia con la mente, la entendemos espiritualmente. La entendemos con el espíritu o el corazón. Esa es la razón por la cual podemos leer ciertos pasajes docenas de veces y no entender su significado verdadero. Luego un día de repente vemos lo que Dios nos está mostrando a través de Su Palabra. Es en ese momento que lo entendemos con el corazón. Tenemos que tener la revelación de la Palabra de Dios en nuestro corazón. Por eso, tenemos que depender del Espíritu de Dios para que nos abra y nos descubra el velo de la Palabra a nosotros.
Por lo tanto, creer con el corazón significa creer con el espíritu. ¿Cómo es que nuestro espíritu alcanza fe que nuestro intelecto no puede obtener? La respuesta es: a través de la Palabra. Cuando Jesús dijo, "...No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4), El estaba hablando de alimento espiritual. El usó un término natural para enseñar un pensamiento espiritual. Nuestros espíritus se llenan de seguridad y confianza a medida que meditamos en la Palabra. La Palabra es el alimento del espíritu y de la fe. La Palabra de Dios es el alimento que fortalece nuestros espíritus.
Creer con el corazón significa creer sin tomar en cuenta lo que nuestro cuerpo físico nos pueda decir o lo que nuestros sentidos físicos puedan indicar. Esto es porque el hombre físico cree lo que ve con sus ojos físicos o lo que oye con sus oídos físicos, o lo que su sentir físico le diga. Pero el espíritu, o el corazón, cree en la Palabra sin prestar atención a lo visto, oído o sentido.
Proverbios 3:5-7: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal”.
La mayoría practica el versículo 5, pero lo hace al revés. Ellos se fían de toda su prudencia y no se apoyan en su propio corazón. Santiago 1:19 dice, "Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse". Este es otro versículo que estamos inclinados a practicar al revés. Somos prontos a hablar. prontos para airarnos, pero tardos para escuchar.
Luego el versículo 6 en el pasaje de escritura mencionado anteriormente dice, "No seas sabio en tu propia opinión". En otras palabras, "no seas sabio con conocimiento humano natural, el cual te hará actuar independientemente de la Palabra de Dios".
En el Nuevo Testamento encontramos la contraparte de esta escritura. "Porque las armas de nuestra milicia no son camales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos (razonamientos) y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2°Corintios 10:4-5).

         Paz – Un Resultado De La Fe Del Corazón
Si queremos andar por fe, la Palabra debe estar por encima de cualquier otra cosa. Y mientras confiamos en Dios con todo nuestro corazón, una tranquilidad y paz vienen a nuestro espíritu. "Pero los que hemos creído entramos en el reposo...” (Hebreos 4:3). "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19). Sabemos en nuestro espíritu que todo lo que necesitamos será suplido. No nos preocupamos. No tenemos ansiedad. Si nos estamos preocupando, entonces no estamos creyendo. Nuestro corazón se llena de valor al leer la Palabra. A medida que vamos meditando en esta Palabra, nuestra seguridad se hace más profunda. Esta seguridad en nuestro espíritu es independiente de nuestro razonamiento humano o evidencia física. Pero creer en Dios con el corazón significa creer aparte de nuestro cuerpo.
La doctora Lilian Yeomans dijo, "Dios se deleita cuando Sus hijos atraviesan el doloroso vacío sin nada más debajo de sus pies que la Palabra de Dios".
La razón por la que muchas personas son vencidas es que lo aceptan. Pero la Palabra de Dios dice, "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4). El Espíritu Santo se levanta dentro de nosotros y sabemos que no podemos ser vencidos. ¡Nosotros sabemos porque creemos!

Texto Para Memorizar: "Fíate de Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia" (Proverbios 3:5).




















































Lección 10 – La Confesión: Llave Para Abrir La Fe.

Textos Bíblicos: Mateo 3:5-6; Juan 16:7-11; Mateo 10:32-33.
Verdad Central: La confesión del Señorío de Jesucristo es el verdadero corazón del evangelio.

Muy pocos cristianos se dan cuenta del lugar que la confesión ocupa en el esquema de las cosas de Dios. Y es deplorable el hecho de que cada vez que usamos la palabra "confesión", invariablemente la gente piensa en la confesión, de pecados, debilidades y fracasos. Ese es el lado negativo de la confesión, pero hay un lado positivo. Y la Biblia dice más acerca de los aspectos positivos de la confesión que de los negativos.
El diccionario dice que confesar es "admitir o apropiarse, admitir la fe adentro". Confesar, de acuerdo con el diccionario, significa hacer confesión de las culpas de uno.
Hay cuatro clases de confesiones de las que se habla en el Nuevo Testamento: (1) Las enseñanzas de Juan el Bautista acerca de la confesión de pecados de los judíos; (2) La confesión del pecador de hoy en día; (3) La confesión de Pecados del creyente cuando está fuera de comunión con Dios; y (4) La confesión de nuestra fe en la Palabra de Dios.

         La Confesión de los Pecados De Los Judíos.
Es importante que sepamos distinguir entre los pecados de los judíos bajo el primer pacto, a quienes Jesús y Juan el Bautista estaban hablando, y los pecados del no creyente de hoy, quien nunca ha conocido a Cristo.
Mateo 3:5-6: “Y salía a él Jerusalén y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán. Y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados”.
Aquí tenemos un cuadro del pacto de Dios confesando sus pecados y siendo bautizados por Juan. Este no es el bautismo del cristiano. Jesús no había muerto y resucitado. Juan no bautizaba en el nombre del Padre. Esta gente eran judíos bajo la Ley.

         La Confesión Del Pecador De Hoy.
Juan 16:7-11: “Pero yo os digo la verdad: Oí; conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere os lo enviaré. Y mando él venga, convencerá el mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mi; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más. Y de juicio, por manto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”.
Nótense las palabras de Jesús en el versículo 9: "De pecado, por cuanto no creen en mí". Jesús nos muestra que el pecador será convencido por el Espíritu Santo de un solo pecado, y ese es "por cuanto no creen en mí". Cuantas veces hemos insistido en que el pecador confesara todos los pecados que había cometido para poder ser salvo. Sin embargo, él no podía confesar todos los pecados que había cometido. No podía recordar todo lo que había hecho. La principal confesión que el pecador puede hacer es el señorío de Jesús.
En Hechos 19:18 leemos, "Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos". Estos eran gentiles. No dice lo que confesaron, pero es evidente según el versículo siguiente que ellos estaban confesando las artes mágicas que practicaban. "Asimismo, muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos..." (v. 19). No estaban confesando estas cosas para ser salvos, porque ellos ya eran salvos. Las trajeron porque eran salvos. Después de ser salvos, fue más fácil hacerlo. Muchas veces la gente ha tomado la carreta antes que el caballo. Les dicen a la gente que todavía no es salva, "tú vas a tener que dejar esto y vas a tener que renunciar esto o aquello antes que puedas ser salva". Pero lo más importante es que acepten el señorío de Jesús. Entonces esas cosas se ocuparán de sí mismas.
Había una familia en la última iglesia que pastoreé, en la cual la esposa era salva pero el esposo no. Cuando les visité e invité al esposo a venir a la iglesia, él me dijo, "no, no quiero ir a la iglesia, porque cuando lo hago me siento incómodo. Me siento bajo culpabilidad. Recientemente esta mañana, mi esposa me preguntó por qué no dejaba esto o aquello para ser salvo. Ella no lo sabe, pero hace semanas que llevo tratando de dejar estas cosas, pero siempre vuelvo a ellas. Lo he intentado, y he fallado. No tiene sentido que yo vaya a la iglesia. Simplemente no puedo vivirlo".
Aquí hay un ejemplo de confesión al revés. El estaba tratando de limpiar su vida y dejar todos sus malos hábitos. El estaba tratando de hacerlo por sí mismo para poder alcanzar la salvación. Pero lo que él tenía que hacer era simplemente confesar el señorío de Jesús. "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo" (Romanos 10:9).
El pecador ha servido a Satanás. El es culpable solamente de un pecado ante los ojos de Dios y ése es el rechazar a Jesús como Salvador y Señor. Dios requiere que el pecador confiese el señorío de Jesús. El requerir que el pecador confiese sus pecados antes que Dios pueda hacerle una nueva criatura no tiene más sentido que si el gobernador de un estado le dijera a un convicto en prisión, "yo te absolveré si confiesas que estás en prisión". Es un hecho autoevidente que está en la cárcel. Del mismo modo es un hecho autoevidente que el pecador es un hijo del diablo. Lo que debe confesar es el señorío de Cristo. Debe estar realmente arrepentido de los pecados del pasado y apartarse de ellos, abandonándolos por completo, y admitiendo su necesidad de un Salvador. Entonces debe permitir que Jesús domine su vida diaria.
Nótense también las palabras, "Si confesores con tu boca...". Tiene que haber una confesión oral. Los labios deben enmarcar las palabras. La confesión no es solamente algo que hacemos para nosotros, sino también para el mundo alrededor nuestro y para Satanás, quien ha gobernado nuestras vidas.
Mientras dirigía una reunión en Dallas, Texas, hace unos cuantos años, varios hombres en la iglesia se me acercaron pidiendo oración por cierto hombre que todavía no era salvo, aunque había estado viniendo a sus reuniones de oración matutinas cinco días por semana, durante seis meses.
Cuando lo conocí unas noches después en un estudio bíblico del sábado por la noche que yo estaba dirigiendo especialmente para los hombres que trabajaban y no podían asistir a nuestras reuniones diurnas, el Señor inmediatamente me habló al corazón y me mostró cual era el problema. Tuvimos algunos testimonios en esta reunión, entonces le pedí a este hombre que se levantara y diera su testimonio. Sorprendido, vaciló y dijo, "¿Por qué? Yo no puedo. Todavía no soy salvo". Entonces le pedí que buscara en su Biblia Romanos 10:9-10 y leyera estos versículos en voz alta. El leyó, "Que si confesores con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia pero con la boca se confiesa para salvación”.
Cuando le pedí que leyera la última frase otra vez, él repitió, "Pero con la boca se confiesa para salvación".
Yo dije, "Ciertamente usted no puede ser salvo hasta que confiese. Es con la boca que la confesión se hace para salvación, de acuerdo a las escrituras que usted acaba de leer. Ahora póngase en pie y confiese que usted es salvo".
"Pero yo no me siento que soy salvo", respondió.
"Tal vez no", le dije, "pero usted ha estado viniendo a esta iglesia muy temprano cada mañana por seis meses orando para ser salvo".
"Sí, yo me he arrepentido y he orado, llorado y suplicado a Dios por perdón", dijo él. "Entonces todo lo que le falta es mantenerse firme en este versículo", le dije. Entonces, algo vacilante, él se puso en pie y dijo, "Bien, yo creo en estos versículos, que Jesús murió por mis pecados y fue resucitado de los muertos, y que Dios lo levantó para mi justificación. Así que lo tomo como mi Salvador y lo confieso como mi Señor". Entonces rápidamente se sentó.
Para dirigir la atención lejos de él, llamé a otro hombre para testificar. Varios otros también testificaron.
Mirando de nuevo a aquel hombre noté que su rostro estaba brillando con la gloria de Dios. Me volví a él y le dije, "¿Ahora le gustaría testificar otra vez?"
El saltó sobre sus pies y dijo, "Cuando hice aquella declaración, cuando confesé a Jesús como mi Señor, algo pasó dentro de mí", y continuó alabando al Señor con gozo.
Yo le dije, "¡Claro que algo le pasó a usted! Vida eterna fue impartida a su espíritu."

         Confesión En Público.
Mateo 10:32-33: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”.
Nótese que en estos versículos Jesús establece que nuestra confesión debe ser pública. La confesión pública es realmente el rompimiento con el mundo. Define nuestra posición. Muestra nuestro cambio de señorío. La confesión del señorío de Jesús nos pone inmediatamente bajo supervisión, cuidado y protección. Antes de esto Satanás era nuestro señor, pero ahora Jesús es nuestro Señor. No solamente nos confesamos esto a nosotros mismos y al mundo, sino que se lo confesamos al diablo. De esta manera nos salimos de su sujeción y obtenemos la victoria a través de Jesús.

Texto Para Memorizar: "Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación" (Romanos 10:10).















































Lección 11 – La Confesión Restaura La Comunión Rota.

Textos Bíblicos: Salmo 137:1-4; 1°Juan 1:3-10; Santiago 5:14-15; Hebreos 10:1-4
Verdad Central: La fe no tiene cántico cuando la comunión está rota.

En nuestros estudios sobre el tema de la Confesión hemos cubierto los primeros dos tipos: la confesión de los judíos, y la confesión del pecador de hoy en día. En esta lección trataremos sobre la confesión del creyente que está fuera de la comunión con Dios.
En el Salmo 137 vemos un ejemplo dramático de comunión rota. Como resultado del pecado, Israel había sido llevado a Babilonia.
Salmo 137:1-4: “Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos acordándonos de Sión. Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: cantadnos algunos de los cánticos de Sión. ¿Como cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?”.
En este pasaje Israel lamenta su cautividad. El pueblo de Dios recordaba a Sión, pero ahora están tristes y sus arpas estaban colgadas sobre los sauces. Ellos no podían cantar "cántico de Jehová en tierra de extraños". La fe no tiene cántico cuando la comunión está rota. Nosotros perdemos nuestro testimonio en el mismo momento en que pecamos. El pecado siempre apaga la luz. La fe tiembla en la oscuridad de la comunión rota.

         La Confesión Trae Perdón.
1°Juan 1:3-10: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es la luz y no hay ningunas tinieblas en El. Si decimos que tenemos comunión con El, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado le hacemos a El mentiroso, y su Palabra no está en nosotros”.
Nótese que la palabra "comunión" es mencionada cuatro veces en estos versículos. Estas palabras, las cuales son escritas para el creyente y no para el pecador, fueron dadas, primero, como una advertencia contra la comunión perdida, y segundo, para mostrar el camino para regresar a la comunión con el Señor.
El versículo 6 dice, "Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad". En otras palabras, si estamos fuera de comunión y declaramos que andamos bien, no estamos diciendo la verdad. Pero El dice que si nosotros confesamos los pecados, El es "fiel y justo para perdonar pecados, y para limpiamos de toda maldad".
Un punto que debemos aclarar aquí es que si has pecado, lo sabrás. En el mismo instante en que hagas algo malo, algo dentro de ti te lo dirá. El Espíritu Santo, el cual habita dentro del creyente instantáneamente te hará saber que has cometido pecado. Si no damos en el blanco en alguna manera, es importante que no esperemos, que nos detengamos ahí mismo y pidamos al Señor Su perdón. El nos perdonará, y continuaremos andando en comunión con El.

         El Perdón Restaura La Comunión.
Cuando tú has confesado tus pecados, El te perdona en ese mismo momento y tú estás ante Su presencia como si nunca hubieras pecado. No es necesario continuar confesando esos mismos pecados una y otra vez, porque esto acrecienta la debilidad, la duda y la conciencia de pecado dentro del espíritu.
Si lo confesaste una vez, El lo perdonó y El lo olvidé. El no se acuerda de eso. "Yo, Yo soy el que borra tus rebeliones por amor de mi mismo, y no me acordaré de tus pecados" (Isaías 43:25). Y en Jeremías 31:34 leemos, "...Porque perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado".
Si Dios no se acuerda más de ese pecado que rompió tu comunión con El, ¿por qué debes recordarlo tú? No es el Espíritu Santo el que te está condenando. Es Satanás tratando de abusar de ti. El Salmo 103:1-3 dice, "Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios: El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias".
Algunas veces hay personas que me piden que ore por ellas y dicen, "No sé si el Señor me va a oír o no, porque he pecado y fallado". Sin embargo, si ellos le han pedido perdón a Dios, El no se acuerda de que ellos han hecho algo malo. Así que, ¿por qué deben ellos recordarlo? Sin necesidad, se han hablado a sí mismos fuera de la fe. El creyente debe estar dispuesto a perdonarse a sí mismo, tal y como Dios desea perdonarle. Demasiadas personas se han robado de fe a sí mismas porque no estaban dispuestas a perdonarse a sí mismas.

         El Perdón En Sanidad.
Santiago 5:14-15: “¿Hay alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”.
Estos versículos son frecuentemente usados en conexión con la oración para sanidad y está bien. Pero no debemos pasar desapercibida la última parte – "...Y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados".
Muchas veces al ver que alguien se ha enfermado que nosotros sabemos está fuera de comunión con el Señor, pensamos, "él ha hecho algo malo; ahora va a recibir los resultados de su mala actuación. Está enfermo por causa de su pecado". Algunas veces la comunión rota causará enfermedad. Pero la Palabra de Dios dice, "Y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados".
Yo he conocido a personas quienes han pensado que tenían que quedarse en el lecho de aflicción indefinidamente y que habían fallado y pecado. Esto no es necesario, sin embargo, porque la escritura dice, "la oración de fe salvara al enfermo, y el Señor lo levantará, Y SI HUBIERE COMETIDO PECADOS, LE SERAN PERDONADOS". Hay Perdón en la sanidad.
Hebreos 10:1-4: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados”.
Esta es la historia del fracaso de la sangre de los toros cabríos para quitar los pecados. Su sangre solamente podía cubrirlos. El pecado lo dejaba en el corazón de los hombres. Y con el pecado había conciencia de pecado. Pero en nuestra redención en Cristo, Jesús nos ha redimido de la conciencia de pecado. “Si nosotros confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y para limpiarnos de toda maldad" (1°Juan 1:9). Tú no debes tener más conocimiento de tu pecado. Dios no lo tiene, ¿por qué deberías tenerlo tú? Así puedes ver con qué confianza y seguridad puedes acudir a él en oración, sabiendo con certeza que El te escucha.

Texto Para Memorizar: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1°Juan 1:9).










Lección 12 – La Confesión De La Palabra de Dios Edifica La Fe.

Textos Bíblicos: Marcos 16:15-20; Isaías 41:10; Salmos 119:28,130.
Verdad Central: La confesión es el modo que la fe tiene de expresarse a sí misma. La confesión de la fe crea realidad.

Siempre es posible saber si una persona está creyendo de forma correcta por lo que dice. Si su confesión es incorrecta, su creer es incorrecto, si su creer es incorrecto, su manera de pensar es incorrecta. Si su pensar es incorrecto, es porque su mente aún no ha sido renovada con la Palabra de Dios. Los tres – creer, pensar, decir – van juntos. Dios nos ha dado Su Palabra para corregir nuestro pensar. Nosotros podemos pensar de acuerdo con la Palabra de Dios.
En nuestros estudios sobre el tema de la confesión hemos tratado con tres tipos de confesión: la confesión de los pecados de los judíos, la confesión del pecador de hoy, y la confesión del creyente que está fuera de comunión con Dios. En esta lección veremos la confesión de nuestra fe en la Palabra de Dios.
Como ya lo mencionamos en una de las lecciones previas, siempre que la palabra "confesión" es usada, nosotros instintivamente pensamos en el pecado y en el fracaso. Pero ese es el lado negativo. Eso es importante en su lugar, claro, pero hay un lado positivo y la Biblia tiene mucho más que decir acerca del lado positivo que del negativo.

         Las Cinco Partes De La Confesión.
Confesar es afirmar algo que creemos. Es testificar de algo que nosotros sabemos. Es dar testimonio de una verdad que nosotros hemos abrazado. Nuestra confesión debe centrarse alrededor de cinco cosas:
1)         Lo que Dios en Cristo ha provisto para nosotros en su plan de redención.
2)         Lo que Dios, a través de Su Palabra y del Espíritu Santo, ha creado en nosotros en el nuevo nacimiento y en la plenitud del Espíritu Santo.
3)         Lo que somos para Dios Padre en Cristo Jesús.
4)         Lo que Jesús está haciendo por nosotros ahora a la diestra del Padre donde él vive siempre intercediendo por nosotros.
5)         Lo que Dios puede hacer por nosotros, o lo que Su Palabra puede hacer a través de nuestros labios.

         La Confesión En Marcha – Predicando La Palabra.
Marcos 16:15-20: “y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas. Tomarán en las manos serpientes y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían”.
Dios obra a través de nosotros por su palabra a través de nuestros labios. Jesús dijo, "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura". Esa es la manera en que Dios obra a través nuestro. Nosotros llevamos la Palabra a los perdidos. Si no llevamos la Palabra al mundo, entonces perdemos el tiempo, orando para que Dios haga algo. En otras palabras, sería inútil orar por alguien que está perdido sino le lleváramos también el evangelio de la salvación. Si con solo orar pudiéramos conseguir que la gente se salvara, no tendríamos que mandar misioneros por todo el mundo. Sólo tendríamos que orar para que todos entraran al reino. Sin embargo, el Espíritu Santo obra solamente en conexión con la Palabra.
En obediencia al mandato de Jesús de ir por todo el mundo y predicar el evangelio, los discípulos fueron predicando la Palabra por todas partes y el Señor trabajó con ellos y confirmó Su Palabra con señales. Dios no hizo nada hasta que los discípulos predicaron la Palabra. Entonces las señales seguían.
Hablando de señales que seguían, éstas no siguen a un individuo, sino que siguen a la Palabra. Di la Palabra y las señales se encargarán de sí mismas. Tú no sigues las señales, las señales siguen la Palabra.
En la última iglesia que pastoreé, llegué a preocuparme porque no sucedían muchas señales en mi ministerio. Me encerré a orar por varios días, pidiéndole a Dios por más señales. Finalmente el Señor me habló y dijo: "Tú has estado orando para que yo confirme mi Palabra y sucedan señales. Pero todo lo que tienes que hacer es predicar la Palabra y yo la confirmaré. Si tú predicas la Palabra, las señales seguirán. Si las señales no están sucediendo, entonces no estás predicando la Palabra”.
Yo me sorprendí de esto, pero al examinar más cuidadosamente mi predicación, descubrí que era cierto. Había mezclado mucha tradición y muchas opiniones personales en mis sermones. Y Dios no va a confirmar tradiciones con señales.
A medida que empecé a predicar más de la no diluida, pura Palabra de Dios, comencé a ver que seguían más señales. ¡Mientras más predicaba la Palabra más señales tenía!
Dios se mueve solamente de acuerdo con Su Palabra. El ha magnificado Su Palabra por encima de Su nombre. Y no podemos esperar recibir ayuda de Dios si s ponemos en contra de Su Palabra, aunque éste sea un acto inconsciente por nuestra parte. Deberíamos tratar la Palabra de Dios con la misma reverencia que le demostraríamos a Jesús si él estuviera presente en el mundo natural.

         La Confesión Dispersa El Temor.
Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
¿Has notado alguna vez, leyendo la Biblia ¿cuántas veces Dios ha dicho a Sus hijos "No temas"? Cuando Jairo pidió a Jesús que sanara a su hija, el Señor le dijo, "...no temas. Cree solamente, y será salva" (Lucas 8:50). Cuando Cristo les estaba enseñando a Sus discípulos, dijo, "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino" (Lucas 12:32).
Cuando el Señor le apareció a Isaac, renovando el pacto que había hecho con su padre Abraham, el Señor le dijo, "...No temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré..." (Génesis 26:24). Si Dios sólo hubiera dicho, “No temas", y nos hubiera dejado ahí, podríamos decir ‘sí, pero no puedo evitar el tener miedo', pero El no solamente dijo, "No temas", El también dijo, "Porque yo estoy contigo". ¿Podemos creer que El está con nosotros y aún tener miedo? No. Si tenemos miedo, es porque le estamos dudando. "Pero". alguien podría decir, "yo soy tan débil". Dios dijo, "Yo te esforzaré". "Pero soy tan indefenso", alguien podría decir. Dios dijo, "Yo te sustentaré".
Salmos 119:28,130: “28Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra...130La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”.
Es cierto que en nosotros mismos podemos ser débiles e indefensos, cargados de ansiedades y problemas. Pero en nuestra debilidad miramos a Su Palabra para recibir fuerzas, porque "La exposición de tus palabras alumbrar hace entender a los simples".
Nuestra confesión puede ser, "Dios está conmigo". Podemos decir,...”Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4). "...Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Romanos 8:31). Puedes estar enfrentándote a un problema que parece imposible. En vez de hablar acerca de lo imposible que es, míralo a El, que está dentro de ti y di, "Dios está en mí ahora". Te encontrarás con que tu confesión de fe hará que obre a tu favor. El se levantará dentro de ti y te dará éxito. ¡El Maestro de la Creación está en ti! Puedes enfrentarte a la vida sin temor porque sabes que mayor es el que está en ti, que cualquier fuerza que pueda ser organizada en contra tuya. Esta debería ser tu confesión continua.

         La Confesión Aumenta La Fe.
Sin confesión no hay fe. La confesión es el modo en que la fe se expresa a sí misma. La fe, como el amor, es del corazón, del espíritu. Y sabemos que no hay amor sin palabra o acción.
Con razonamiento no podemos meter el amor dentro de las personas ni lo podemos sacar con razonamiento tampoco. Es algo del corazón. Como la fe también es del espíritu o corazón, podemos decir con seguridad que no hay fe sin confesión. La fe crece con la confesión.
La confesión del creyente hace varias cosas en él. Primero, lo ubica. Segundo, arregla las fronteras de su vida. Nunca tendrás más de lo que confiesas.
Marcos 11:23: “Porque de cierto os digo que CUALQUIERA QUE DIJERE a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino CREYERE QUE SERA HECHO LO QUE DICE, LO QUE DICE LE SERA HECHO”.
Si decimos que no podemos hacer algo, entonces por supuesto no podemos. Pero si decimos que podemos, entonces podemos. De acuerdo con Marcos 11:23, podemos tener cualquier cosa que digamos, o confesemos, sea creencia o incredulidad, éxito o fracaso, enfermedad o salud.
La razón por la que la mayoría de los cristianos, aunque sean sinceros, son débiles, es que nunca se han atrevido a hacer una confesión de lo que son en Cristo. Deberían averiguar cómo los ve Dios y luego confesarlo. Estos privilegios se encuentran mayormente en las epístolas del Nuevo Testamento, ya que fueron escritas a la iglesia. Cuando tú descubras todo lo que Dios tiene para ti, entonces confiesa con valentía lo que la Palabra de Dios declara que eres en Cristo. A medida que hagas esto, tu fe va a abundar.
La razón por la cual la fe es ahogada y detenida en cautiverio es que nunca te has atrevido a confesar lo que Dios dice que eres. Recuerda, la fe nunca crece más allá de tu confesión. Tu confesión diaria de lo que el Padre es para ti, de lo que Jesús está haciendo para ti ahora a la diestra del Padre, y de lo que el Espíritu Santo está haciendo en ti edificará una vida sólida de fe positiva.
No tendrás temor de ninguna circunstancia. No tendrás temor de ninguna enfermedad. No le temerás a ninguna situación. Enfrentarás la vida sin temores, serás un vencedor. Y para ser un vencedor, debes confesar que lo eres. "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37).
Viendo de nuevo la escritura en Romanos 10:10, vemos en forma de cápsula la Ley de Dios de la fe: "Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación". Para conseguir algo de Dios, primero debemos Creer en nuestro corazón lo que la Palabra dice. Luego debemos confesar con nuestra boca que es así. Por ejemplo, para ser salvo un hombre debe creer en su corazón y entonces confesar con su boca que Jesús murió por él de acuerdo a las escrituras, y que fue levantado de los muertos para su justificación. Como resultado, recibirá (o verá) la respuesta a su oración. Creerlo, confesarlo, recibirlo. "...Cualquiera que CREYERE que será hecho lo que DICE, LO QUE DIGA LE SERA HECHO" (Marcos 11:23).
A medida que estudias la Palabra de Dios y aprendes lo que la Palabra dice que eres, quien eres, y lo que tienes en Jesucristo, aunque no te parezca real al principio, empieza a confesar, "Sí, es mío, de acuerdo con la Palabra de Dios". Entonces averiguarás que la confesión de fe crea realidad.

Texto Para Memorizar: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazói4 sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (Marcos 11:23).


















Lección 13 – La Confesión Del Creyente De Sus Privilegios En Cristo.

Textos Bíblicos: 2°Corintios 5:17; Efesios 1:7-8; Hechos 17:28.
Verdad Central: Cuando sabemos lo que somos en Cristo y pensamos de acuerdo con ello – cuando lo creemos y lo confesamos – entonces no pueden haber fracasos para nosotros.

Brevemente tocamos las cinco partes de la confesión en nuestra última lección, pero lo veremos con más detalle en nuestro estudio de hoy para intentar aprender más acerca de lo que hemos de confesar. Nuestra confesión se centra alrededor de estas cinco cosas:
1)         Lo que Dios en Cristo ha provisto para nosotros en su plan de redención.
2)         Lo que Dios, a través de la Palabra y del Espíritu Santo, ha creado para nosotros en el nuevo nacimiento y la plenitud del Espíritu Santo.
3)         Lo que somos para Dios Padre en Cristo Jesús.
4)         Lo que Jesús está haciendo ahora a la diestra del Padre, donde El vive siempre intercediendo por nosotros.
5)         Lo que Dios puede hacer a través nuestro, o lo que Su Palabra puede hacer a través de nuestros labios.

         Descubriendo Nuestros Privilegios En Cristo.
Como dijimos, la confesión es testificar de algo que nosotros sabemos. Es imposible testificar de algo que nosotros no sabemos. Y es lo que sabemos personalmente acerca del Señor Jesucristo y lo que somos en El lo que cuenta. Primero que nada, lo podemos conocer a El personalmente. Es de primordial importancia el ser nacido de nuevo. Pero solamente porque alguien ha nacido de nuevo, no significa necesariamente que es un cristiano victorioso. También debe saber quien es él en Cristo Jesús. Cuando sabemos lo que somos en El y pensamos de acuerdo con ello, lo creemos y lo confesamos, entonces no hay fracaso para nosotros.
Para descubrir lo que somos en Cristo, debemos mirar a la Palabra de Dios. Ve al Nuevo Testamento, especialmente las epístolas escritas a la iglesia y subraya con lápiz rojo cada una de las escrituras que tengan la expresión "en El", "En Cristo”, y "En Quien". Aún mejor, toma varias hojas de papel y escribe todas estas escrituras.
En el momento en que las encuentres, empieza a confesar que esto es lo que eres y lo que tienes en Cristo. Si haces esto, yo te garantizo que tu vida será diferente dentro de unos pocos días.
Ya que ni tiempo, ni espacio nos permiten ver todas estas escrituras aquí, veamos algunas de ellas.
2°Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Nótese la expresión "en Cristo". ¡Qué cosa más revolucionaria es para los creyentes creer y confesar!
Somos nuevas criaturas en Cristo Jesús. No solamente somos pecadores perdonados. No somos débiles, pobres, vacilantes, escasamente siguiendo adelante, miembros de iglesia. Somos nuevas criaturas, creados por Dios en Cristo Jesús. Somos nuevas criaturas con la vida de Dios, la naturaleza de Dios y la habilidad de Dios en nosotros.
Como nuevo convertido a la edad de 17 años, nunca tuve los problemas que muchos tienen porque era pronto a decirles a todos, "soy una nueva criatura". Era pronto a dar testimonio de la gracia salvadera de Jesús en mi vida, dondequiera que iba. Encontré que mientras más hablaba de ello, más real se volvía para mí la nueva creación, porque eso es lo que somos y quienes somos.
Yo era activo en salvar almas predicando en las cárceles, en las calles y trabajando en la iglesia. Mientras estaba parado en la esquina de una calle, un día, un chico que yo conocía se me acercó y me pidió que le hiciera un favor. "No te pediría que hicieras esto," explicó, “pero ya se me ha hecho tarde y le prometí a mi novia que le traería un amigo para su prima, quien ha venido de otra ciudad a visitarla. ¿Vendrías conmigo y me ayudarías a salir de esa dificultad? Te estaré agradecido para siempre, y te prometo que no estaremos más de 30 ó 40 minutos, y que no fumaremos, beberemos, ni bailaremos mientras tu estés ahí". Vacilando un poco fui con él para sacarle de ese aprieto.
Cuando llegamos a la casa de su novia, ella me presentó a su prima. Acabábamos de sentarnos cuando pusieron un disco en el fonógrafo y empezaron a bailar. Cuando la prima de la novia de mi amigo me pidió que bailara, le dije, "no, gracias, yo no bailo".
Ella me miró como si yo acabara de venir de Marte y dijo, "¿no bailas? ¿Por qué?" "Porque soy una nueva criatura", le contesté. "¿Qué quieres decir con que eres una nueva criatura?" Entonces le cité 2°Corintios 5:17, "Por lo tanto si alguno está en Cristo, nueva criatura es: Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas". Hubo un tiempo cuando yo estaba interesado en cosas como el bailar, pero ahora mi vida es diferente. He sido hecho una nueva criatura en Cristo, con nuevos intereses y nuevos deseos". Mientras el disco continuaba tocando y la otra pareja bailaba, yo seguí dándole a la chica mi testimonio de fe en Cristo. Las palabras empezaron a apretar su corazón con convicción y empezó a llorar. Cuando el disco terminó, el chico vio lo que estaba pasando. El se dio la vuelta hacia mí y me dijo, “vámonos", y me llevó a mi casa.
No importaba donde estuviera – en las cárceles, en las calles, en la escuela o en la iglesia – siempre estaba listo para dar mi testimonio a toda persona con la que tuviera contacto, de que había nacido de nuevo y que era una nueva criatura en Cristo Jesús. Y si confesamos esto, hará una gran diferencia en nuestras vidas. Yo no era tentado por las cosas del mundo porque constantemente confesaba que era una nueva criatura en Cristo Jesús.

         Redención De La Maldición De La Ley.
Efesios 1:7-8: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia. Que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia”.
Nótense las palabras "en quien tenemos redención...". Qué agradecidos debemos estar porque no estamos tratando de alcanzarla, ya la tenemos. No la tendremos algún día, sino que ya la tenemos. El dominio de Satanás ha sido roto, él perdió su dominio sobre nuestras vidas en el mismo momento en que nos volvimos nuevas criaturas. Recibirnos un nuevo Señor. Jesucristo reina sobre nosotros. Satanás era nuestro Señor, pero ahora Jesús es nuestro Señor (Romanos 10:9 dice, "Que si confesores con tu boca que Jesús es el Señor..." o a Jesús como Señor). El dominio de Satanás terminó, el dominio de Jesús empezó en el momento en que lo aceptamos como Señor y nacimos de nuevo.
¿De qué y de quién somos redimidos? Cuando esta pregunta es hecha, mucha gente dice: "soy redimido del pecado". Y esa es parte de la respuesta, pero ni siquiera está cerca de ser toda la respuesta. Gálatas 3:13 dice, "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)". Somos redimidos de la maldición de la Ley. Para averiguar qué es la maldición de . la ley, debemos regresar a los cinco primeros libros de la Biblia. Ahí vemos que la maldición de la ley o el castigo por quebrantar la Ley de Dios es tripartita: pobreza, enfermedad y la segunda muerte. Dios nos ha redimido de la maldición de la pobreza, de la maldición de la enfermedad, y de la maldición de la muerta – de la muerte espiritual ahora y de la muerte física cuando Jesús venga otra vez. No debemos temer de la muerte segunda.
Hechos 17:28: “Porque en El vivimos, y nos movemos, y somos...”.
¡Qué almacén tan vasto de poder pasamos desapercibido muchas veces! En El, en Cristo nuestro Salvador y Señor, tenemos vida, energía, fuerza para las tareas imposibles. No dice que podemos hacer estas cosas en nosotros mismos, pero a través de El, a través de Su poder, porque "en El vivimos, y nos movemos, y somos”.

         Liberación Del Poder De Satanás.
Vamos a ver dos escrituras que, aunque no contienen las palabras "en El", “en quien" o "en Cristo", llevan algo del mismo mensaje de lo que tenemos en El. "Quien (Dios) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y tras al reino de su amado Hijo" (Colosenses 1:13). Este versículo dice que somos libres de la autoridad de las tinieblas, del poder de Satanás.
"Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4). La contraparte de este versículo en el Antiguo Testamento es encontrado en Isaías 41:10: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia".
Luego en el Nuevo Testamento encontramos, "Qué, pues diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Romanos 8:31). Podemos tomar esto como un mensaje personal para nosotros. Porque estamos bajo el nuevo pacto, podemos decir, "Gracias a Dios. El está en nosotros". Esta es la mejor razón en la que puedo pensar para no tener miedo.
Una mujer me dijo, "Pero no es así en mi vida, yo sé que no lo es".
Yo le contesté, "Dios dice que es así; tú dices que no. Por lo tanto, o tu o Dios está mintiendo al respecto. Si tú fueras a pararte delante de tu madre y la llamaras mentirosa, te sentirías muy mal, ¿no es así? Entonces, ¿cómo puedes esperar sentirte bien cuando te paras delante de Dios y dices: ‘Tu Palabra no es verdad, no es así. Tú eres un mentiroso'? Para remediar esta situación tienes que empezar a confesar que es así, aunque pienses que no es así en tu vida. Entonces se volverá una realidad".
Tenemos que poner nuestro pensar en línea con la Palabra de Dios, entonces nuestro creer será correcto. Cuando nuestro creer sea correcto, podremos empezar a confesar – decir, afirmar, dar testimonio, testificar – de la Palabra de Dios. Entonces tendremos éxito. ¡Entonces la vida será diferente para nosotros!

Texto Para Memorizar: "Porque en El vivimos, y nos movemos, y somos..." (Hechos 17:18)







































Lección 14 – La Confesión Correcta E Incorrecta.

Textos Bíblicos: 2°Timoteo 1:7; 1°Pedro 2:24; Mateo 8:17.
Verdad Central: La confesión de nuestros labios dará el dominio sobre nosotros a Dios o a Satanás.

La Biblia es la Palabra de Dios y contiene los pensamientos de Dios. Y por supuesto, los pensamientos de Dios son diferentes de los pensamientos de los hombres. "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor. Porque como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (Isaías 55:8-9). A medida que vamos estudiando la Palabra de Dios y conociendo sus pensamientos, podemos atrevemos a pensar los pensamientos de Dios poniendo nuestro pensar en línea con Su Palabra.
Estudiando acerca de la confesión hemos aprendido que si nuestra confesión es incorrecta es porque nuestro creer es incorrecto.  Si nuestro creer es incorrecto es porque nuestro pensar es incorrecto. Y si nuestro pensar es incorrecto, es porque nuestra mente no ha sido aún renovada con la Palabra de Dios.
Algunas veces las enseñanzas de la Palabra de Dios no le parecen razonables al hombre natural, pero eso es porque su mente no ha sido renovada por la Palabra. Marcos 11:22-24 dice, "...Tened fe en Dios (o la clase de fe que Dios tiene). Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere...y no dudare en su corazón sino creyere...lo que diga le será hecho. Por tanto os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá". La versión amplificada de este versículo dice, "Por esta razón os digo, cualquier cosa que pidiereis en oración, creed – confiad y estar seguros – de que se os ha otorgado, y lo obtendréis".
Las cosas más grandiosas que le sucederán a un cristiano ocurrirán cuando él se mueva en ese ámbito o reino espiritual. Su intelecto y los sentidos físicos se le pondrán a cada paso del camino para evitar que entre en ese ámbito, porque, si la mente natural no ha sido renovada por la Palabra de Dios, lo querrá mantener en el terreno natural. Pero hay un terreno espiritual, y este es realmente el terreno del cristiano.

         La Confesión Correcta E Incorrecta.
Mirando dentro del asunto del pensar incorrecto, el creer incorrecto y la confesión incorrecta, hagamos la pregunta, ¿Qué es exactamente la confesión incorrecta? La confesión incorrecta es una confesión de derrota y fracaso, y de la supremacía de Satanás. El hablar de cómo el diablo le está impidiendo a triunfar, manteniéndole en cautiverio, o manteniéndole enfermo, es una confesión de derrota. Y una confesión como esa, simplemente glorifica al diablo.
Como hemos dicho en las lecciones anteriores, la confesión es dar testimonio de una verdad que hemos abrazado, testificar de algo que sabemos, y afirmar algo que creemos. Muchas veces nuestras confesiones, en vez de dar testimonio de lo que la Palabra de Dios tiene que decir acerca de determinado asunto, admiten nuestra derrota y glorifican al diablo en vez de a Dios. Pocos de nosotros somos como la querida anciana que se puso en pie en la iglesia para testificar, "el diablo ha estado detrás de mí toda la semana, bendito sea su nombre". Pero muchos de nuestros testimonios testifican más de la supremacía de Satanás en nuestras vidas que del dominio de Cristo. Cuando testificamos de lo que Dios ha hecho por nosotros, lo estamos glorificando a El; de la misma manera, cuando hablamos de lo que el diablo está haciendo, de nuestras derrotas y fracasos, estamos glorificando al diablo.
Mucha gente pierde la bendición que Dios tiene para ellos solo por hacer la confesión incorrecta. Están derrotados y la vida es solamente un continuo roce para ellos.
¡En realidad, una confesión que glorifica al diablo es una declaración inconsciente de que Dios es un fracaso!  Una confesión como ésa destruye nuestra fe y nos mantiene en cautiverio. La confesión de la habilidad del diablo para estancarnos y evitar que triunfemos le da dominio a él sobre nosotros. Por lo tanto, con tu boca, vas a darle a Dios dominio sobre ti o a Satanás. La confesión de tus labios que ha crecido de la fe en tu corazón va a derrotar absolutamente al diablo en cada combate.
Cuando somos salvos, confesamos el Señorío de Jesús. El comienza a tener dominio sobre nosotros y a gobernar nuestra vida. Pero cuando confesamos la capacidad de Satanás para estancarnos y evitarnos triunfar, entonces, aunque seamos cristianos, le estarnos dando a Satanás dominio sobre nuestras vidas. El es el dios de este mundo, y él tomará lugar porque nosotros se lo permitimos. Aunque puede ser una permisión hecha por ignorancia o un consentimiento inconsciente, es, sin embargo, un consentimiento. Y cuando Satanás tiene dominio, estamos Henos de debilidad y temor.

         Venciendo El Temor Y La Duda.
2°Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía (temor), sino de poder, de amor y de dominio propio”.
Aunque en lo natural podemos algunas veces sentir miedo, nunca debemos confesar temor. El temor no es de Dios. La escritura anterior dice que Dios no nos ha dado un espíritu de temor, "sino de poder, de amor, y de dominio propio". El temor no es algo que viene de dentro de ti. Es algo que viene de afuera, tratando de dominarte. Es del enemigo. No debemos confesar temor, debemos confesar poder, amor y dominio propio.
Lo mismo es cierto sobre la duda. No confieses tus dudas. Esto no quiere decir que no debes admitir duda si la tienes. Únicamente que no digas nada acerca de ella. La duda es del diablo. La duda es un artículo de contrabando. La duda es mala. El cristiano no tiene nada que ver con la duda, porque no le pertenece a él. Mucha gente piensa que está siendo sincera cuando confiesa que duda. Puedes haber sido tentado a dudar, pero puedes hacer que el diablo huya, resistiéndolo.
Así que no confieses duda, confiesa fe. Empieza a hablar de quien eres en Cristo. Tú eres un creyente. Eres una nueva criatura. Habla eso, cree eso, piensa eso. Y si eres tentado – y ninguno de nosotros está exento de ser tentado "resistid al diablo y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). Niégate a dudar en el nombre del Señor Jesucristo y la duda te dejará.

         Confesando La Palabra De Dios………………..
En vez de confesar tus dudas y temores, confiesa lo que la Palabra de Dios dice. Dios dijo, "No temas, porque yo estoy contigo..." (Isaías 41:10). Por lo tanto puedes decir, "Yo no tengo miedo. Yo soy un hijo de Dios y El está conmigo. El no me ha dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio. No soy un desconfiado, soy un creyente".
Deja de hablar el lenguaje del diablo de duda y temor. Empieza a hablar el lenguaje de Dios. Dios es un Dios de fe. Nosotros somos hijos de fe de un Dios de fe.
En una de nuestras reuniones una mujer me dijo acerca de su hermana, quien estaba en una institución mental, "Ella no está muy mal, pero sí necesita los cuidados de una institución mental. Ella entiende lo que se le dice. En ocasiones puedo traerla a casa por períodos de dos semanas. La traeré a casa ahora para que pueda asistir a estas reuniones. Creo que le ayudarán".
Yo no oré por la mujer enferma durante esas dos semanas, pero estuvo en cada reunión. Sólo por escuchar la Palabra, su mente se volvió clara y nunca tuvo que volver a la institución mental. Los doctores le dieron por alta, dándole una tarjeta limpia de salud. En el pasado ella había estado confesando derrota, temor y duda hasta que se volvieron parte de ella. Pero a medida que escuchó la Palabra de Dios predicada vio donde había fallado, comenzó a confesar lo correcto y fue sanada.
Viendo la notable recuperación de esta mujer, otra señora en la iglesia fue inspirada para traer a su vecina, quien había sido asignada al hospital mental del estado pero todavía no se había ido. Ni esta mujer ni su esposo eran cristianos, pero él consintió en dejarla asistir a nuestras reuniones con su vecina. En una semana, la mujer fue salva, sana y llena del Espíritu Santo, y nunca tuvo que ir al hospital mental.
La gente se puede enfermar mentalmente así como físicamente, y Dios puede sanar enfermedades mentales tan fácilmente como puede sanar las físicas. Tenemos que reconocer que Dios no nos ha dado un espíritu de temor. Necesitamos aprender a estar firmes contra el enemigo.
Recuerda, la confesión de temor, le da al temor dominio sobre ti. Tus temores se vuelven más fuertes y tú te metes más dentro del cautiverio del enemigo. Pero si tú confiesas el cuidado que tu Padre tiene de ti, confiesas Su protección, confiesas Su Palabra, y declaras con denuedo que lo que dice Dios acerca de ti es cierto, confiesas que mayor es El que está en ti que el que está en el mundo, te levantarás por encima de la influencia satánica en toda ocasión.
Cuando confiesas tus dudas y temores, tus debilidades y enfermedades, estás confesando abiertamente que la Palabra de Dios no es verdad y que Dios ha fracasado en hacerlo bien. Su Palabra declara que por sus llagas tu fuiste sanado.
1°Pedro 2:24: “Quien llevó El mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.
Mateo 8:17: “Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”.
Si en vez de confesar que "Jesús tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias", declaramos que todavía las tenemos, permaneceremos enfermos. Pero cuando empezamos a confesar que El ha hecho algo con respecto a nuestras enfermedades, entonces recibiremos sanidad. Demasiadas veces tomamos el testimonio de nuestros sentidos físicos en vez de tomar el testimonio de la Palabra de Dios. Tenemos que practicar la Palabra de Dios, para que pueda obrar a nuestro favor.

Texto Para Memorizar: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobarde sino de poder, de amor, y de dominio propio" (2°Timoteo 1:7).





































Lección 15 – Fe Para Prosperidad.

Textos Bíblicos: Gálatas 3:13-14,29; Deuteronomio 28:1-8,11-12.
Verdad Central: Como creyentes nacidos de nuevo, somos redimidos de la maldición de la Ley y somos herederos de las bendiciones de Abraham y de las promesas de prosperidad de Dios.

Durante muchos años no podía entender que la voluntad de Dios es que Sus hijos prosperen. Yo pensaba como muchos hacen que la pobreza era una característica de la humildad, y que para ser humilde uno debe ser pobre. Yo pensaba que un hombre justo no podía ser rico y que un hombre rico no podía ser justo. Pensaba que cualquier promesa en las escrituras sobre bendición financiera se refería solamente a los judíos. Desde entonces he aprendido, a través del estudio de la Palabra de Dios y su aplicación en mi propia vida, que Dios quiere que Sus hijos sean “prosperados en todas las cosas, y que tengan salud, así como prospera su alma" (3°Juan 2).
"Pero", alguien puede decir, "la Biblia dice que el dinero es la raíz de todos los males". Sin embargo, la Biblia no dice eso. 1°Timoteo 6:10 dice, "Porque raíz de todos los males ES EL AMOR AL DINERO, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores".
Una persona puede ser culpable de ese pecado y no tener ni diez centavos. He oído a la gente decir, "Bueno, creo que debo ser otro Job". Alguna gente piensa que el pobre Job se pasó la vida agobiado por la pobreza, enfermo y afligido. Sin embargo, el libro entero de Job sucedió en un período de nueve meses, y el último capítulo dice que Dios quitó la aflicción de Job, y que "el Señor aumentó al doble las cosas que hablan sido de Job" (Job 42:10).
Cuando los ladrones entraron y robaron las cosas de Job, él estaba bajo la aflicción de Satanás. Cuando el fuego cayó y quemó sus rebaños, estaba bajo la aflicción de Satanás. Cuando vino la tormenta y azotó su casa y ésta cayó sobre sus hijos y los mató; cuando Job fue herido con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la cabeza, cuando su esposa se volvió a él y dijo, "maldice a Dios y muérete," Job estaba bajo la aflicción de Satanás. Pero Dios quitó la aflicción de Job.
Si tú piensas que eres otro Job, eso quiere decir que serás uno de los hombres más ricos de los alrededores. Tendrás el doble de lo que tenías antes, y serás sano y vivirás hasta ser viejo. Job vivió ciento cuarenta años después de los acontecimientos escritos en la Biblia. Si tú eres otro Job, vas a prosperar.

         Redimido De La Maldición De La Ley.
Gálatas 3:13-14,29: “13Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero).14Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu...29Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”.
Las escrituras recién mencionadas nos dicen que Cristo nos ha redimido de la maldición de la Ley. ¿Qué, pues, es la maldición de la Ley? Para encontrar esta respuesta volvamos a los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, referidos como el Pentateuco, o los libros de la Ley. Ahí aprenderemos que la maldición o castigo por quebrantar la Ley de Dios, es tripartita: la pobreza, la enfermedad, y la muerte segunda. Cristo nos ha redimido de la maldición de la pobreza. El nos ha redimido de la maldición de la enfermedad. El nos ha redimido de la maldición de la muerte de la muerte espiritual ahora y de la muerte física cuando Jesús venga de nuevo. No debemos tener miedo de la segunda muerte.

         La Bendición De Abraham.
Así como la maldición es tripartita, la bendición de Abraham también lo es. Primero, fue una bendición material, financiera. Segundo, fue una bendición física. Tercero, fue una bendición espiritual. La escritura del Nuevo Testamento, 3°Juan 2, está de acuerdo en que Dios quiere que tengamos prosperidad material, física y espiritual, porque dice, "Amado, deseo que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma". Demasiada gente está bajo la impresión de que todas las promesas de bendición material y de prosperidad en la Biblia, se refieren únicamente a los judíos. sin embargo, este versículo fue escrito para cristianos neotestamentarios.
La palabra "judío" es un término corto o un sobrenombre para "Judá". Los israelitas nunca fueron llamados judíos hasta después de la división de las tribus. Judá no tenía más promesas de bendición material y financiera que las que tenían las otras tribus de Israel. Ellos recibieron y heredaron la bendición a través de su padre Jacob. Jacob heredó la bendición a través de su padre Abraham. Así que no es la bendición o promesa de los judíos. No es la bendición de Israel. Es la bendición de Abraham. Y esa bendición es mía.
"Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu..." (Gálatas 3:14). En este tercer capítulo de Gálatas, también leemos en el versículo 7, "Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham". Al ser cristianos nacidos de nuevo, "Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa" (Gálatas 3:29).
Después que estas escrituras se me hicieron claras y vi lo que me pertenecía como un Hijo de Dios, a través de la fe en El, otras escrituras empezaron a abrirse. Todo le pertenece a Dios y está a su disposición. "Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados...porque mío es el mundo y su plenitud" (Salmos 50:10-12). "De Jehová es la tierra y su plenitud..." (Salmos 24:1). Dios creó todo, entonces hizo al hombre, Adán, y le dio dominio sobre todo. Dios lo hizo todo para su hombre Adán. El le dio a Adán dominio sobre los animales en los millares de collados, sobre la plata y el oro, sobre el mundo y su plenitud. En otras palabras, Adán era el dios de este mundo.
Pero Adán cometió alta traición y se lo vendió a Satanás. Así Satanás llegó a ser el dios de este mundo. Jesús, sin embargo, vino a redimirnos del poder de Satanás y de su dominio sobre nosotros. Romanos 5:17 dice, "Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia". La versión amplificada de esta escritura lee así: "Ellos reinarán como reyes en vida, por uno, Jesucristo". Nosotros hemos de reinar como reyes en vida. Eso quiere decir que nosotros tenemos dominio sobre nuestras vidas. Hemos de dominar, no ser dominados. Las circunstancias no han de dominarte. Tú has de dominar las circunstancias. La pobreza no ha de gobernar y reinar sobre nosotros. Tú has de gobernar y reinar sobre la pobreza. Las enfermedades no han de gobernar y reinar sobre ti. Tú debes gobernar y reinar sobre las enfermedades. Hemos de reinar como reyes en vida por Cristo Jesús, en quien tenemos nuestra redención.
Deuteronomio 28:1-8,11-12: “1Acontecerá que si oyeres, atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.2Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.3Bendito serás tu en la ciudad, y bendito tu en el campo.4Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. 5Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.6Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.7Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaron contra ti; por un camino saldrán contra ti y por siete caminos huirán de delante de ti.8Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da...11Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.12Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia”.
La primera parte de Deuteronomio 28 enumera todas las maneras en que el Señor bendeciría a su pueblo si ellos le obedecían. El prometió bendecir a sus hijos, sus tierras y sus animales. El prometió bendecirlos y protegerlos en las batalla. El prometió hacer “sobreabundar en bienes", y bendecirlos en "todo aquello sobre lo que pusieren su mano”.
Esta bendición lo incluía todo, pero también era condicional. Ellos debían guardar todos los mandamientos de Dios. Debían ser gente santa, que no lo dejaran a El para irse detrás de otros dioses, si no que lo sirvieran a El con todo su corazón. El resto de este capítulo, versículos 15 a 68, da una lista de las maldiciones que caerían sobre su pueblo si no guardaban sus mandamientos.
Cuando me di cuenta por primera vez de esta verdad, y vi la prosperidad, material y espiritual que Dios ha planeado para su pueblo, y que todo creyente nacido de nuevo en Cristo es un heredero de esta promesa, casi no podía contener mi gozo. Me conmoví al darme cuenta que estaba redimido de la maldición de la Ley, de la maldición de la pobreza, y que la bendición de Abraham era mía. Nosotros como cristianos no tenemos que padecer retrasos financieros, ¡no tenemos que estar cautivos de la pobreza o de la enfermedad Dios ha provisto sanidad y prosperidad para sus hijos si ellos obedecen sus mandamientos.
Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, El dijo, "Si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, CUANTO MAS vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a quienes le pidan" (Mateo 7:11). ¿Cuántos de nosotros que somos padres queremos que nuestros hijos pasen por la vida hambrientos, enfermos o afligidos, nunca teniendo suficiente? Ningún padre quiere eso. De hecho, trabajamos y nos sacrificamos para tratar de que nuestros hijos alcancen una mejor educación que la que nosotros tenemos Para que reciban mayor remuneración.
Dios puso todos los animales aquí, todo el oro y la plata. ¿Es razonable el pensar que El hizo todo esto solo para los que no creen en Dios? Ciertamente El ama al pecador, pero, ¿ama El más al pecador que a su propios hijos? No. Dios puso todas estas cosas aquí para Su pueblo. El le dijo a Israel, "Si quisierais y oyereis, comeréis el bien de la tierra" (Isaías 1:19). Y si Dios quiere que sus hijos coman lo mejor, El quiere que ellos usen la mejor ropa, El quiere que ellos conduzcan los mejores autos, y El quiere que ellos tengan lo mejor de todo.

         Probado A Través De Experiencia Personal.
Cuando esta verdad se volvió real en mi corazón, el Señor me habló y me dijo, "No ores más por dinero. Tú tienes autoridad a través de mi nombre para reclamar prosperidad. Yo ya he puesto oro, plata, y ganado sobre millares de collados para mi hombre Adán, y yo le di dominio sobre ellos. Después que él le vendió todo a Satanás, el segundo Adán, Jesucristo, vino a redimirte de la mano del enemigo y a liberarse de la maldición de la ley. Ahora en vez de orar que yo lo haga, ya que yo he hecho provisiones para tus necesidades, todo lo que tienes que hacer es decir, 'Satanás, quita tus manos de mi dinero'. Solamente reclama lo que necesitas. Tú reinas en vida por Cristo Jesús”.
Durante este tiempo en mi vida yo era un evangelista. A la siguiente iglesia donde fui dije, "Señor, si consigo lo que necesito aquí, esto tendrá que funcionar. La última vez que estuve aquí recibí solamente $60.00 por semana. Voy a reclamar $150.00 para esta semana". Entonces dije, "Satanás, quita tus manos de mi dinero, en el nombre del Señor Jesucristo". Ves, nunca se cree por lo posible, se cree por lo imposible. Se suponía que yo iba a estar en esta iglesia solo por una semana, pero resultó que estuve diez días. Entonces reclamé
$200.00 por esos diez días. El pastor no suplicó por dinero para nada, él simplemente pasó los platillos de la ofrenda, y cuando la ofrenda fue contada
yo recibí $240.00.
Después de eso cuando iba a iglesias a tener reuniones, el dinero venía fácilmente y muchas veces el pastor decía con sorpresa, "Esta es la ofrenda más grande que esta iglesia le ha dado a un evangelista". Y no había pedido ningún favor. Yo tenía la llave que abre la puerta.
¡Gracias a Dios, no estamos bajo la maldición, porque Jesús nos ha liberado! "Por enfermedad, tengo salud; por pobreza, riqueza; ya que Jesús ha pagado mi rescate".

Texto Para Memorizar: "Amados, deseo sobre todas las cosas que seas prosperado y que tengas salud, así como prospera tu alma" (3°Juan 2).












Lección 16 – Siete Pasos Hacia La Clase Más Elevada De Fe (Parte 1).

Textos Bíblicos: Colosenses 1:12-14; 1°Corintios 6:19-20.
Verdad Central: Es por la sangre del Cordero y la palabra de nuestro testimonio que vencemos a Satanás, que somos liberados del poder de las tinieblas, y somos trasladados al Reino de Su amado Hijo.

En esta próxima serie de lecciones de fe tengo un doble propósito en mente. Ya hemos cubierto la mayoría de estos siguientes puntos en una forma u otra, pero quise ponerlos juntos para que puedas ver el progreso que estás haciendo. Si has estudiado estas lecciones de fe y ellas han formado parte de tu vida, el diablo va a tratar de vencerte. El Señor quiere que estés preparado para el futuro, y a través del poder de la Palabra de Dios puedes estar listo para cualquier emergencia que se presente.

         Paso 1 – La Integridad De La Palabra De Dios.
Lo primero que necesitamos saber es que la Palabra de Dios es realmente lo que en sí declara ser. Es una revelación de Dios a nosotros. Es Dios hablándonos ahora, No es solamente un libro del pasado y un libro del futuro, es también un libro del ahora. Este libro tiene el aliento de Dios, es habitado por Dios, y es un mensaje inspirado por Dios. "Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12). La traducción de Moffat de este versículo (traducida del inglés) dice así, “Porque la Palabra de Dios es una cosa viviente". La Palabra de Dios es viva. Pero solamente se hará viva para ti cuando la uses y actúes en ella.
Así que vemos que el primer paso hacia la clase más elevada de fe es aceptar y entender la integridad de la Palabra de Dios. La Palabra es de gran importancia. Algunas veces las personas piensan que Dios no les da gran importancia. Algunas veces las personas piensan que Dios no les ha hablado a ellos a menos que tengan un mensaje en lenguas o profecía. Pero la Palabra de Dios es Dios hablándonos. El don de profecía, lenguas e interpretación de lenguas no sobrepasan a la Palabra. La Palabra viene primero. Estos dones orales inspiracionales nos son dados para inspirarnos en línea con la Palabra de Dios, pero si dicen algo aparte de la Palabra, no es el Espíritu Santo el que está hablando; esa persona está hablando de su propio pensamiento. Siempre debemos juzgar estas cosas a la luz de la Palabra de Dios.
También hay aquellos que tratan de hacer que la Palabra diga ciertas cosas porque quieren que diga lo que ellos creen. Están tratando de adaptar la Palabra a sus propias creencias en vez de adaptar sus creencias a la Palabra. Algunas gentes tratan de pasar desapercibidos ciertos pasajes o explicarlos de manera que les roban su valor. Pero debemos aceptarlos por lo que dicen y caminar en su luz. Debemos creer lo que la Palabra dice, no lo que pensamos que dice. Cuando empieces a estudiar la Palabra en esta luz, aceptándola como es, te sorprenderás al darte cuenta que algunas de las cosas que siempre has creído no se encontraban en la Palabra. Te preguntarás por qué creíste algunas cosas como lo hiciste.
Esto ocurrió en mi propia experiencia. Mientras pasé muchos meses en el lecho de aflicción, estudié la Biblia y vi en ella verdades de la fe y de sanidad. Pero mientras más estudiaba la Palabra de Dios, más vela que era verdad.
A pesar de las enseñanzas de mi iglesia, decidí que iba a andar a la luz de la Palabra de Dios porque creí que esta Palabra era Dios hablándonos a nosotros hoy en día. Cuando tomé ese paso, la mayor parte de la batalla fue ganada.
Para creer realmente la Palabra de Dios tuve que ir en contra, no solo de las enseñanzas de mi iglesia, sino también de mi familia. Es sorprendente como podemos hacerle más caso a lo que enseñan en una iglesia que a la misma Biblia. Y algunas veces nuestros amados, pensando que ellos saben lo que mejor nos conviene, se opondrán a que caminemos en la luz completa de la Palabra de Dios. Aun así, yo tomé la determinación de seguir la Palabra de Dios, sabiendo que ésta es Dios hablándome a mí hoy en día.

         Paso 2 – Nuestra Redención En Cristo.
Lo segundo que necesitamos saber es la realidad de nuestra redención en Cristo – no como doctrina, filosofía o credo de algún tipo – sino como una redención real de la autoridad de Satanás. Por el nuevo nacimiento hemos sido trasladados al reino de Su Hijo, al reino de Dios. En otras palabras, hemos nacido dentro de la misma familia de Dios.
Colosenses 1:12-14: “Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.
Qué maravilloso que podemos entrar a nuestra herencia en Cristo. Dios nos ha capacitado para poder tener parte de esta herencia, como acabamos de leer.
El versículo 13 continúa diciendo, "El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas”. La palabra griega traducida "potestad" aquí, quiere decir "autoridad". "El cual nos ha librado de la AUTORIDAD de las tinieblas...". Se refiere al reino de Satanás. Nótese también que la escritura no dice que El nos va a librar. Dice, "El cual nos HA librado...”.
El versículo 14 nos dice el precio de la redención. "En quien tenemos redención por su sangre...". En conexión con esta escritura leemos en Apocalipsis 12:11, "Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos...". La versión revisada Americana de este versículo dice, "por la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos".
La sangre de Jesús es la base de nuestra victoria. Pero tenemos que agregarle nuestro testimonio, nuestra confesión. Tenemos que defender nuestra posición en contra del enemigo. Ya que Satanás es el dios de este mundo, él tratará de ejercer autoridad sobre ti. Pero no tiene que ser él el que gane, por. que tú has sido librado a través de la sangre de Jesucristo del poder de las tinieblas, de la autoridad de Satanás. Por la virtud del nuevo nacimiento has sido trasladado al reino de Su amado Hijo. En toda batalla con Satanás tú puedes ganar, no importa la clase de prueba que sea, porque tienes redención a través de la sangre del Cordero y por la palabra de tu testimonio.

         ¡Hay Poder En Su Sangre!.
El dominio de Satanás sobre nosotros como nuevas criaturas en Cristo terminó. Jesús es el Señor y Cabeza de este nuevo cuerpo. Las escrituras se refieren a El como a la Cabeza de la Iglesia. La Iglesia, la cual es todos los creyentes nacidos de nuevo, es llamada el Cuerpo de Cristo. Satanás no tiene derecho de gobernar sobre el Cuerpo de Cristo. Cristo es la Cabeza del Cuerpo. El es quien debe gobernar y dominar el Cuerpo.
Algunas gentes aceptan la derrota en la vida porque no entienden la Palabra en su plenitud. Ellos me han dicho que no triunfaron porque no era la voluntad de Dios. Han dicho, "Nuestros espíritus pertenecen al Señor, pero nuestros cuerpos no han sido redimidos todavía. Por lo tanto, debemos sufrir enfermedades en el terreno físico ahora. Pero el tiempo viene cuando no tendremos que hacerlo”. En respuesta a esto vayamos a 1°Corintios 6.
1°Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
Este pasaje nos dice que no solamente nuestro espíritu, pero nuestro cuerpo es también comprado con un precio. Por lo tanto, tú has de "glorificar a Dios en tu cuerpo y en tu espíritu, los cuales son de Dios". ¿Recibe Dios alguna gloria cuando Satanás nos domina físicamente? Podría Dios obtener alguna gloria de un cuerpo, templo del Espíritu Santo, que está deformado o desfigurado con enfermedad? Ciertamente que no. Necesitamos entender esto claramente y aprender a tomar una posición firme contra el diablo cuando ataca nuestros cuerpos – tal y como lo haríamos cuando ataca nuestros espíritus.
Veamos de nuevo Colosenses 1:12, "Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz". Esto es parte de tu herencia como hijo de Dios cuando andas en la luz. Tenemos autoridad sobre el diablo a través de la sangre de Jesús. Es por la sangre del Cordero y la palabra de nuestro testimonio que vencemos a Satanás, que somos librados del poder de las tinieblas y somos trasladados al reino de su amado Hijo.
Nótense las palabras, "Dando gracias al Padre, que nos hizo APTOS para participar de la herencia...". Puedo tomar de mi herencia ahora mismo. No tenemos que relegar eso al futuro. Tenemos una herencia ahora. Estamos libres de la autoridad de las tinieblas ahora. Hemos sido trasladados al reino de Su amado Hijo ahora. Tenemos libertad y redención de la mano de Satanás ahora Podemos vencerlo ahora por la sangre del Cordero y por la palabra de nuestro testimonio. Podemos glorificar a Dios ahora en nuestros cuerpos y en nuestros espíritus, los cuales son de Dios.

Texto Para Memorizar: "Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos..." (Apocalipsis 12:11).















































Lección 17 – Siete Pasos Hacia La Clase Más Elevada De Fe (Parte 2).

Textos Bíblicos: 2°Corintios 5:17; 1°Juan 1:3-4,7; Juan 14:13-14.
Verdad Central: La comunión es la misma madre de la fe. Es la madre del gozo. Es la fuente de la victoria.

A medida que perseveramos en nuestro estudio de la Palabra de Dios hacia un entendimiento más profundo del significado de la fe, en esta lección veremos tres pasos más hacia la clase más elevada de fe. Estos pasos van a imprimir en nosotros la realidad de (1) la nueva creación, (2)nuestra comunión con el Padre, y (3) la autoridad del nombre de Jesús.

         Paso 3 – La Realidad De La Nueva Creación.
2°Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Para lograr la clase más elevada de te es necesario que sepamos la realidad de la nueva creación. Necesitamos saber que en la mente de Dios, fuimos creados en Cristo Jesús cuando El fue hecho pecado como nuestro substituto. Deberíamos saber que en el momento en que aceptamos a Cristo como a nuestro Salvador y lo confesamos como Señor, fuimos recreados. Ahí es cuando el aspecto legal se volvió una realidad en nuestra vida.
Tenemos hoy en nuestros espíritus la misma vida y naturaleza de Dios. Esto no es una experiencia, no es una religión, no es unirse a una iglesia. Es un nacimiento real de nuestro espíritu. Somos los mismos hijos e hijas de Dios. El es nuestro propio Padre. Sabemos que hemos pasado del dominio de Satanás y muerte espiritual al reino de la vida a través de Jesucristo. "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos" (1°Juan 3:14). Sabemos que estamos en la familia de Dios, somos hijos de Dios. Uno no puede unirse a esta familia, debe nacer dentro de ella.
¿Cómo nos afecta esto en la vida diaria? Si Dios es nuestro propio Padre y nosotros somos sus propios hijos. Tenemos tanta libertad y comunión con el Padre como tuvo Jesús en su andar por la tierra, ¡porque el Padre nos ama tanto como amó a Jesús! "Para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos COMO TAMBIEN A MI ME HAS AMADO".
Colosenses 1:18 dice, "Y El es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia: El que es el principio, el primogénito de los muertos; para que en todo tenga la preeminencia". Jesús es el primogénito, pero nosotros también hemos nacido de los muertos. Pedro dijo, "Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1°Pedro 1:23). Somos engendrados por Dios, somos nacidos de Dios. Somos hijos de Dios, herederos de Dios y coherederos con Cristo.
Cuando decimos esto, no nos estamos magnificando a nosotros mismos, estamos magnificando a Dios y lo que El ha hecho por nosotros a través del Señor Jesús. No nos hicimos nosotros mismos nuevas criaturas. El es el autor y el con. sumador de nuestra fe. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras..." (Efesios 2:10). Nosotros mismos no nos hicimos quienes y lo que somos, Dios lo hizo.
Cuando una persona se achica a sí misma, en realidad está achicando la misma hechura de Dios. Está criticando algo que el Señor ha hecho. Debemos dejar de mirarnos desde un punto natural y mirarnos como Dios nos ve, como creados en Cristo Jesús. El Padre no nos ve como cualquier otro nos ve, El nos ve en Cristo. Muchos cristianos son derrotados porque se ven a sí mismos desde el punto de vista natural cuando podrían ser victoriosos mirándose a sí mismos como Dios lo hace.
Un cristiano que estaba teniendo serios problemas en su vida una vez me dijo, "Creo que estoy pagando por la vida que viví antes de ser salvo. Fui tan pecador". Sin embargo, cuando nacemos de nuevo, somos redimidos no solamente del pecado, sino también de la paga del pecado. No tenemos que pagar por nuestros pecados porque Cristo ya lo ha hecho por nosotros. Ni siquiera nos es posible pagar por ellos.
Muchas personas no saben la diferencia entre el arrepentimiento y el hacer penitencia. Si los acusaras de seguir las enseñanzas de cierta otra religión, lo negarían acaloradamente. Pero eso es exactamente lo que están haciendo – están tratando de hacer penitencia por su vida pasada.
Cuando un hombre se arrepiente entonces Dios no tiene conocimiento de que ese hombre haya hecho algo malo alguna vez. "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo, y NO ME ACORDARE DE TUS PECADOS" (Isaías 43:25). Si Dios no se acuerda, ¿por qué debes hacerlo tú?
Si después de ser salvo un hombre tuviera que cosechar lo que había sembrado como pecador, entonces tendría que ir al infierno al morir, porque eso también es parte de la pena. Si va a cosechar cualquier parte de la pena, va a cosecharla toda completa. Pero, somos redimidos no solo del, poder, sino también de la paga del pecado. Jesús tomó nuestro lugar. El sufrió la paga de nuestro pecado. El nos ha capacitado para disfrutar de la herencia de los santos en luz, como vimos en nuestra última lección.

         Paso 4 – La Realidad De Nuestra Comunión Con El Padre.
La razón principal de la redención es la comunión. "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor" (1°Corintios 1:9). Nótese que fuimos llamados a "la comunión con su Hijo”.
1°Juan 1:3-4,7: “3Lo que hemos visto y oído, eso anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.4Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido...7Pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.
El honor más alto que el Señor nos ha conferido es el de tener comunión con El, con Su Hijo, y con el Espíritu Santo en la realización de su sueño de la redención de la raza humana. La relación sin comunión es una cosa insípida. Es como un matrimonio sin amor o sin compañerismo. La comunión es la madre de la fe. Es la madre del gozo. Es la fuente de la victoria. Y El nos ha llamado individualmente para tener comunión con su Hijo.
Si tenemos comunión con El y andamos en luz, entonces la oración se convierte en uno de los privilegios más dulces y grandiosos que heredamos en Cristo. Al oír a algunas personas hablar, uno pensaría que la oración es un trabajo penoso. Los oímos hablar de luchar y pelear; de tratar de creer. Pero nunca ha sido un problema o una lucha para mí el orar. El orar nunca me ha sacado algo, más bien ha puesto algo en mí. Yo a menudo oro cinco horas o más al día.
El problema con la gente que tiene tal dificultad con la oración es que en vez de dejar que el Espíritu Santo los ayude y ore a través de ellos, están tratando de hacer todo por sí mismos, con su propia energía. Naturalmente esto los va a extenuar. Dios quiere que vengamos al lugar de descanso en El. "Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo. A los cuales El dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio" (Isaías 28:11-12). Podemos encontrar un tiempo de refrigerio en el Señor mientras oramos en otras lenguas.

         Paso 5 – La Realidad De La Autoridad Del Nombre De Jesús.
Juan 14:13-14: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.
Suponga que un hombre rico le diera a usted un documento firmado diciendo que a usted se le ha conferido derecho para usar su nombre y así recibir cualquier cosa que usted necesite para vivir confortablemente. Suponga que ése fuera un documento legal, dado ante testigos, por el cual cada una de sus necesidades pudieran ser suplidas para el resto de su vida. ¿Suena esto demasiado bueno para ser verdad? ¡Lo más maravilloso de ello es que es verdad!
Dios nos ha hecho "apoderados" para usar el nombre de Jesús para suplir toda necesidad – espiritual, física o financiera. El nos ha dado poder sobre las fuerzas satánicas. El ha dicho que "todo lo que pidiereis en mi nombre" El nos lo dará. Tenemos autoridad para usar su nombre. El hecho de que muchos no lo hagan no es por falta de fe, sino por no saber cuáles son sus derechos legales en Cristo. Debemos tomar el lugar de un hijo o hija y aprovecharnos de nuestros derechos como hijos de Dios. Debemos saber lo que nos pertenece y hacer lo que la Palabra dice.

Texto Para Memorizar: "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor" (1°Corintios 1:9).


Lección 18 – Siete Pasos Hacia La Clase Más Elevada De Fe (Parte 3).

Textos Bíblicos: 2°Corintios 6:14-16; Romanos 3:23-26; Salmos 32:1-2.
Verdad Central: Podemos acercarnos a Dios con completa seguridad porque hemos sido hechos la justicia de Dios en Cristo Jesús.

Esta lección nos trae al paso 6 en nuestro estudio de la clase más elevada de fe. En ella queremos ayudarte a ganar nueva comprensión dentro del significado de las palabras "justo" y "justicia", tal y como se muestra en las escrituras.

         Paso 6 – La Realidad De Nuestra Justicia En Cristo.
2°Corintios 6:14-16: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”.
Leyendo la escritura anterior, mucha gente ve en ella solamente la enseñanza de la separación del mundo. Y ellos inmediatamente practican la segregación' pensando que eso es lo que la separación quiere decir. Piensan que no pueden tener nada que ver con el mundo o con nadie del mundo. Hasta se segregan de otros cristianos, si no están completamente de acuerdo con ellos. Sin embargo, Jesús dijo, "Vosotros sois la sal de la tierra...vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:13-14). Para poder ser la sal y la luz del mundo, debemos permanecer en el mundo, haciendo nuestro trabajo para el Señor.
Quiero que notes algo más en esta escritura, igualmente importante: los creyentes son llamados "creyentes" y los incrédulos son llamados "incrédulos". El creyente es llamado "justicia" y el incrédulo es referido como a "injusticia". El creyente es llamado "luz" y el incrédulo "tinieblas". Para muchos, la idea de llamarse a sí mismos "justicia" suena egoísta. Aún así estas mismas personas no objetan a llamarse a sí mismas "creyentes" o "luz". Esta escritura usa los tres términos para referirse a los creyentes. En el versículo 15 vemos a la iglesia, a los creyentes, referidos como a Cristo, porque El es la Cabeza y nosotros somos el cuerpo. Y por supuesto, la cabeza no va a ser llamada por un nombre, y el cuerpo por otro. La iglesia es Cristo, y nosotros somos el cuerpo de Cristo.
Romanos 3:23-26: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados. Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”.
¿Qué significa todo esto? Qué nos está enseñando Dios a través de esta escritura? Que Dios a través de Jesús declaró Su justicia. Que Dios mismo es justo, y que Dios es mi justicia. El es "el que justifica", o la justicia del que es de la fe de Jesús.
Romanos 5:17 dice, "Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia". La mayoría de la gente ha pensado que justicia es algo que uno logra viviendo correctamente. La justicia, sí quiere decir rectitud, o recto, pero esta escritura dice que es un don, no algo que podamos ganar haciendo buenas obras y viviendo limpiamente. Un don es algo que nosotros recibimos instantáneamente; un estado de desarrollo espiritual es el fruto. Si la justicia fuera un fruto, la escritura leería, "Y del fruto de la justicia". Sin embargo, dice, "Y del donde la justicia".
Cada uno de los amados hijos de Dios tiene la misma justicia y el mismo derecho para con Dios. El no ama a uno más que a otro. El no escuchará las oraciones de uno más que las de otro. Cuando esta verdad te haya penetrado completamente, ¡Tus oraciones obrarán resultado! ¡Tus oraciones serán contestadas!
Mucha gente lucha en el terreno de la autocondenación, dejando que el enemigo les robe la herencia que es de ellos en Cristo Jesús. Creen que sus oraciones no obrarán resultado y que Dios no los escuchará. Piensan que si pudieran encontrar a un hombre justo para orar por ellos, las oraciones de él sí que obrarían resultados.
Qué triste es que ellos no hayan visto la verdad en las escrituras que acabamos de leer. Dios es nuestra justicia. Él se convirtió en nuestra justicia cuando nos impartió su naturaleza, su vida eterna, cuando nacimos de nuevo. El se volvió nuestra justicia en el momento en que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y lo confesamos como Señor.
Yo descubrí las verdades de estas escrituras por primera vez siendo un joven cristiano, cuando por 16 meses pasó acostado en cama sin poder moverme de ella por mí mismo. No las entendí entonces. Al principio eran como un rayito de luz en una esquina obscura. Estaba sosteniendo las mismas luchas que muchos de ustedes sostienen para salir de algún problema en su vida o para obtener salud.
Leyendo mi Biblia me encontró un día con la escritura en Santiago 5:14-15, "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados le serán perdonados". Pero mientras leía, cualquier fe que momentáneamente flameara, era extinguida rápidamente por el pensamiento de que yo sabía, que mi iglesia no creía en sanidad o en la unción con aceite. Yo no tenía a nadie a quien llamar para oración, como decía esta escritura.
Entonces el Señor me habló y me dijo, "Es la oración de fe la que sana a los enfermos. Tú puedes hacer esa oración tú mismo como cualquier otro podría hacerlo".
Yo era simplemente un bebé en Cristo. Sólo tenía 16 años de edad, y hacía pocos meses que había sido salvo, ¡aún así el Señor dijo que yo podía hacer esa oración de fe! Inmediatamente mi pensar erróneo me derrotó. Pensé, "sí, podría – si fuera justo" (Yo me daba cuenta de todos mis errores y sabía que no era justo, por lo menos según mi entendimiento de la Palabra). Leyendo más adelante en el libro de Santiago, leí donde Elías es puesto como ejemplo de un hombre justo orando: "Elías era un hombre sujeto a pasiones como nosotros, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses" (Santiago 5:17).
Al estudiar acerca de Elías, determiné que él no era mi idea de hombre justo. Cuando la mano del Señor estaba sobre él,-podía correr más rápidamente que el carro del rey. Pero cuando se dio cuenta que la reina Jezabel lo quería matar, corrió y se escondió debajo de un árbol de enebro y le rogó al Señor que lo dejara morirse. Entonces él gimió al Señor, "Todos han apostatado, menos yo. Yo soy el único que te está sirviendo, Señor". Semejante inconsistencia no podía ser la marca de un hombre justo, yo pensé, "¿Cómo pudo Santiago haberlo puesto como ejemplo de un hombre justo orando? ¡El no era más justo que yo!"
Entonces recordé que Santiago dijo que Elías era un "hombre sujeto a pasiones como nosotros". Y no solamente estaba sujeto a estas pasiones, sino que también se rindió a ellas. Aunque permitió que el desánimo dominara sus acciones, fue llamado un hombre justo.

         Un Mejor Pacto.
Salmos 32:1-2: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño”.
Bajo el antiguo pacto, la sangre de animales inocentes cubrían el pecado. Dios no les atribuyó iniquidad a la gente aunque habían hecho maldad. El lo encubrió y lo perdonó y les imputó justicia. Ante El ellos eran justos. "Y veré la sangre, y pasaré de vosotros..." (Éxodo 12:13). Si Dios hizo esto por sus hijos bajo el pacto de le Ley, ¿cuánto más hará lo el por nosotros? Bajo la gracia tenemos un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. La sangre de Jesucristo no solamente cubre nuestros pecados, sino que nos limpia "de toda maldad". "Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre" (Apocalipsis 1:5).
Cuando leí esta escritura vi que cuando nací de nuevo todos mis pecados fueron perdonados y mi vida pasada dejó de ser. Vi que me había convertido en nueva criatura en Cristo, y yo sabía que él nunca hacía nuevas criaturas no justas.
Inmediatamente el diablo estaba ahí diciendo, "Eso no puede ser verdad, pero, ¿y desde entonces? No hace mucho tiempo te enojaste mucho. Esa ciertamente no es la manera de actuar de un hombre justo". El hizo que mirara a lo natural de nuevo en vez de a la Palabra de Dios.
Entonces leí 1°Juan 1:9, "Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (Esta escritura no fue escrita a pecadores, sino a creyentes). Esto significaba que yo me había convertido en la justicia de Dios en Cristo cuando nací de nuevo. Si había pecado desde entonces – y lo había hecho – sólo tenía que confesar mis pecados y El me perdonaba y me limpiaba de toda maldad (Si estoy limpio de maldad, entonces soy justo de nuevo).
Antes, cuando había leído Santiago 5:16, "La oración del justo puede mucho" había pensado que si algún día me pudiera volver justo, entonces si tendría una vida de oración tremenda y vería respuestas prominentes a mis oraciones. Ahora yo veía que mis oraciones obrarían resultado, porque Dios me escucharía tan pronto como El escucha a cualquier otro. En mi Biblia al lado de esta escritura en Santiago 5:16 escribí estas palabras, "Yo soy ese hombre justo". Esto no es jactarme de nada que yo haya hecho, es jactarme de lo que soy en Cristo. Es alabar a Dios por lo que El ha hecho posible para nosotros en Cristo.
Esto significa que podemos estar en la presencia de Dios sin ningún sentimiento de culpa, condenación o inferioridad. Esto quiere decir que el problema de la oración está resuelto. Ya no necesitamos ir ante su presencia con la lengua atada por la condenación o llenos de temor por la ignorancia. Podemos entrar en su presencia en completa seguridad porque hemos sido hechos justicia a través de la sangre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Texto Para Memorizar: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El" (2°Corintios 5:21).


































Lección 19 – Siete Pasos Hacia La Clase Más Elevada De Fe (Parte 4).

Textos Bíblicos: 1°Corintios 6:19-20; 2°Corintios 6:16; Hechos 8:14-15; 9:17; 19:1-2
Verdad Central: Dios mismo, en la persona del Espíritu Santo, habita en el creyente.

Muy a menudo, aquellos que han sido llenos del Espíritu Santo piensan de ellos mismos como que acaban de recibir una bendición maravillosa o algún tipo de experiencia espiritual rica. Y dejan pasar la enseñanza de la Palabra por completo. 1°Juan 4:4 dice, "Mayor es El que está en vosotros que el que está en el mundo".
La plenitud del Espíritu Santo significa que El – el Espíritu Santo – viene a morar en nosotros. Jesús dijo, "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, PARA QUE ESTE CON VOSOTROS PARA SIEMPRE" (Juan 14:16).
Por lo tanto, el séptimo – y extremadamente vital – paso en nuestra búsqueda de la clase más elevada de fe, es darnos cuenta de que nuestro cuerpo es el templo de Dios. ¡Dios mismo, en la persona del Espíritu Santo habita en nosotros!

         Paso 7 - La Realidad del Espíritu Morador.
En los tiempos del Antiguo Testamento, el lugar donde Dios moraba en la tierra era el tabernáculo o el templo. Pero después que Cristo murió en la cruz, se levantó otra vez y regresó al cielo, enviando al Espíritu Santo sobre los creyentes en el día de Pentecostés. El no habita más en el Lugar Santísimo hecho por hombres. Nuestros cuerpos se han vuelto Su templo.
1°Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestros espíritus, los cuales son de Dios”.
2°Corintios 6:16: “...Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo, habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”.
En toda crisis de nuestra vida debemos instintivamente decir, "soy más que vencedor. Soy más que victorioso, porque el Creador habita en mí. El más grande vive en mí. El puede hacerme triunfar. El me puede hacer un éxito. No puedo fracasar". Esto no es jactancia de uno mismo. Es jactarse de El que está en ti. Sin embargo, muy frecuentemente creyentes llenos del Espíritu Santo tiemblan ante las pruebas de la vida, y sin haber necesidad le permiten al diablo que los derrote.
Andan de un lado a otro llorando en los hombros de otro, orando oraciones débiles y sin poder, preguntándose por qué no les llega la victoria. Sin embargo la ayuda estaba presente todo el tiempo – porque el Espíritu Santo está dentro de ellos listo para ayudarles.

         El Revestimiento de Poder en la Iglesia Primitiva.
En la iglesia del Nuevo Testamento era una excepción y no una regla que hubiera algún creyente que no hubiera recibido la plenitud del Espíritu Santo con la señal sobrenatural de hablar en otras lenguas. Los apóstoles reconocieron la necesidad del Espíritu de Dios morando en el interior, y enfatizaron esto en sus enseñanzas a los nuevos convertidos.
Hechos 8:14-15: “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la Palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan. Los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo”.
Hechos 9:17: “Fue entonces Ananías y entró en la case y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la viste y seas lleno del Espíritu Santo”.
Hechos 19:1-2: “Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hablando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo”.
Ciertamente la iglesia hoy no tiene menor necesidad de este revestimiento de poder.
El apóstol Pablo dijo, "No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1°Corintios 3:16). La Versión Amplificada de este versículo dice: "¿No disciernen y entienden que ustedes (toda la iglesia en Corinto) son templo de Dios (Su Santuario), y que el Espíritu de Dios tiene habitación permanente en ustedes, para estar en Su hogar en ustedes (colectivamente como una iglesia, y también individualmente)?". Somos el templo de Dios. Dios habita en nosotros, no sólo como un cuerpo, sino como individuos.
Nótese la expresión, "estar en Su hogar en ti". Dios está realmente haciendo Su hogar en nuestros cuerpos. Ya no habita más en un lugar Santísimo hecho por hombre, como en los tiempos del Antiguo Testamento. Entonces era requerido que cada varón se presentara a sí mismo, por lo menos una vez al año en Jerusalén ante Dios. Los varones tenían que viajar a Jerusalén, ya que la presencia de Dios solamente estaba en el Lugar Santísimo. Nadie se atrevía a acercarse a la presencia Santa excepto el Sumo Sacerdote, y él solamente con gran precaución. Cualquier otro que se metiera al Lugar Santo caía muerto instantáneamente.
Pero ahora todo esto ha pasado y podemos "acercamos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:16).
Poco antes de que Jesús muriera El dijo, "Consumado es". El no se estaba refiriendo al plan de redención, porque aun no estaba terminado cuando El murió. El tuvo que levantarse de los muertos y ascender al Lugar Santísimo en los Cielos con su propia sangre como sacrificio para obtener nuestra redención. Después tuvo que ascender hasta lo Alto para sentarse a la diestra del Padre y empezar Su intermediaria intercesión, para ser el mediador entre Dios y los hombres. Hasta entonces el Nuevo Pacto no había entrado en vigor. Cuando Jesús dijo en la cruz, "Consumado es", se estaba refiriendo a la terminación del Antiguo Pacto.
Cuando esto sucedió, el velo o cortina que separaba al Lugar Santísimo fue rasgado en dos desde arriba abajo.
Los historiadores judíos nos dicen que esta cortina tenía 40 pies de anchura, 20 pies de altura y 4 pulgadas de grosor. ¡Imagínate que difícil sería para un hombre rasgar en dos algo de estas dimensiones! Pero nota que las escrituras no dicen que la cortina fue rasgada de abajo para arriba. Sino "...el velo del templo se rasgó en dos, DE ARRIBA ABAJO..." (Mateo 27:51). Esto significó que fue Dios y no el hombre quien rasgó la cortina, la barrera que separaba al hombre de Dios.
La presencia de Dios se fue del Lugar Santísimo hecho por hombre y nunca más habitó allí. Ahora Su presencia divina habita en nosotros.
El ser lleno del Espíritu Santo es mucho más que solamente una experiencia estremecedora. ¡El Espíritu Santo, la divina personalidad, realmente viene a vivir en ti!. “Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo, HABITARE Y ANDARE ENTRE ELLOS, y seré su Dios. Y ellos serán mi pueblo" (2°Corintios 6:16). Pero ¿cuántos de nosotros nos damos cuenta completa de esta maravillosa verdad? ¿Cuántos de nosotros reconocemos el hecho de que en nosotros, listo para nuestro uso, está todo el poder que necesitaremos para triunfar en la vida?
Si comenzamos a creer lo que la Biblia dice, a confesar lo que la Palabra de Dios dice, entonces el Espíritu Santo se levantará dentro de nosotros y dará iluminación a nuestras mentes. El dará dirección a nuestros espíritus, salud a nuestros cuerpos y ayuda en cada aspecto de la vida. Podemos estar conscientes de Su presencia moradora a cada momento.
Veamos otra vez la traducción Amplificada de 1°Corintios 3:16, "...El Espíritu de Dios tiene su residencia permanente en ti, para estar en Su hogar en ti".
Muy pocos de nosotros estamos conscientes de que Dios vive en nuestros cuerpos, porque no podríamos estar conscientes de que El vive en nosotros y ¡todavía hablar como lo hacemos! Por ejemplo, cuando se nos pide hacer alguna cosa difícil, que prontos somos para decir, "No, no puedo hacer eso". ¿Por qué hacemos esto? Es porque estamos confiando en nosotros mismos para hacerlo y sabemos que no tenemos la habilidad. Pero si sabemos que El está en nosotros, sabemos que El tiene la habilidad. Entonces cambiamos el "no puedo" por "yo puedo", porque estamos confiando en El. Decimos "yo puedo, porque El está en mí. “Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo". No importa qué imposibilidades estemos afrontando, podemos decir, "El me hará un éxito, porque El mora en mí".
Esta clase de creencia, esta manera de hablar es hablar con fe, y lo pondrá a El a obrar a tu favor.
Algunos tienen un concepto erróneo del papel del Espíritu Santo en su vida. Piensan que El entrará, tomará posesión y se ocupará de todo. Esperan que El se convierta en algo así como un gran jefe, sin que ellos tengan que hacer nada. Sin embargo, el Espíritu Santo es un caballero. El nos guiará y nos dirigirá, pero El nunca nos obligará o controlará nuestra vida. Los demonios y los espíritus malignos controlarán a aquellos en quienes entren, forzándolos a hacer cosas que ellos no quieren hacer. Pero el Espíritu Santo gentilmente nos dirige y nos guía. El no hará nada hasta que nosotros lo pongamos a trabajar para nosotros, porque El ha sido enviado para ser nuestro ayudador. El no es enviado para hacer el trabajo, pero para ayudarnos a hacerlo, "...Porque El dijo: No te desampararé, ni te dejaré, de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Hebreos 13:5-6).
La Versión Amplificada de Efesios 3:16-17 dice, "Que el te dé de los ricos tesoros de Su gloria, que seas esforzado y reforzado con superpoder en el hombre interior por el Espíritu Mismo morando en lo más profundo de tu ser y personalidad. Pueda Cristo a través de tu fe realmente morar, establecerse, habitar y hacer hogar en vuestros corazones. Puedas tú ser enraizado profundamente en el amor, y cimentado muy seguro sobre el amor". En este pasaje de escritura Pablo estaba escribiéndoles a aquellos que ya habían nacido de nuevo y eran Henos del Espíritu Santo. ¿Cómo habita Dios en nuestros corazones? A través de nuestra fe. Cristo quiere morar en nuestros corazones, reinar como Rey en el trono de nuestros corazones. Pero muy pocos le hemos permitido que lo haga.
La gente espera que Dios haga algo independientemente de ellos, cantan "Pasa por aquí, Señor, pasa por aquí" (Pensamos que si tan solo pudiéramos hacerlo pasar por aquí, quizás haría algo por nosotros). Luego cantamos, "alarga tus brazos y toca al Señor cuando pase". Pero esto es todo un conocimiento de los sentidos. Está todo fuera, es todo físico. Alguien quiere discutir, "pero en la Biblia, la mujer con el flujo de sangre, ¿no alargó ella los brazos y tocó al Señor?" Sí, pero eso fue cuando El estaba aquí en la tierra con forma física. Ahora El no está con nosotros, El está en nosotros. No tenemos que alargar nuestros brazos y tocarlo, El está siempre en nosotros. Pero esto no te servirá de nada a menos que lo sepas y lo creas, porque el Espíritu Santo no se levantará y tomará control. Cuando sabemos que El está ahí dentro y actuamos sobre la Palabra de Dios inteligentemente, entonces El obrará a través de ti.
Podemos decir, "Mayor es El que está en mí que el que está en el mundo. El más grande está en mí. Estoy dependiendo en El. Me hará triunfar, me hará un éxito, porque El está en mí. El Maestro de la creación está haciendo Su hogar en mi cuerpo".

Texto Para Memorizar: "...Mayor es El que está en mí que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4).
























Lección 20 – Seis Enemigos De La Fe.

Textos Bíblicos: 2°Corintios 5:17,21; Juan 16:23-24; Romanos 10:10; Marcos 11:23-24
Verdad Central: Cuando nosotros "peleamos la buena batalla de la fe", podemos salir fuera del angosto lugar del fracaso y entrar al infinito poder de Dios.

Nuestra lección hoy trata con "la buena batalla de la fe", como menciona 1°Timoteo 6:12. Yo algunas veces he oído a algunos decir que van a pelear contra el diablo. Yo no sé porqué, porque en primer lugar no podrían. En segundo lugar, Jesús ya ha derrotado al diablo a nuestro favor. Jesús fue nuestro substituto. También he oído a algunas personas decir que van a pelear contra el pecado. Yo no voy a pelear contra el pecado, voy a predicar la cura para el pecado. Jesús es la cura.
La única batalla que el creyente está llamado a pelear es la "buena batalla de la fe". Y si hay una pelea, entonces deberán haber enemigos o estorbos para la fe. Si no hubieran enemigos de la fe, no habría pelea. En esta lección trataremos con seis enemigos de la fe.

         Enemigo No. 1 – Falta De Entender Lo Que Significa Ser una Nueva Criatura En Cristo.
2°Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
La falta de entendimiento de lo que significa ser una nueva criatura obstaculiza nuestra vida de fe. Mucha gente no se da cuenta que ellos son realmente nuevas criaturas; piensan que cuando fueron salvos, Dios solamente los perdonó de sus pecados. Les sería de poco provecho si esto fuera todo lo que el pecador recibiera, porque es un hijo del diablo y todavía iría al infierno. El tiene que nacer de nuevo. El tiene que convertirse en una nueva criatura dejando todos sus viejos caminos pecaminosos. No, nosotros no sólo somos pecadores perdonados. No somos meros miembros de iglesia que apenas pueden ir pasando. No estarnos viviendo al final de la cuadra en la calle "Luchando para llegar al Cielo", contiguo al callejón "queja". ¡Eso no es para nosotros! Somos nuevas criaturas, creadas por Dios en Cristo Jesús con la misma vida y naturaleza de Dios en nuestros espíritus. Somos los niños de Dios, hijos de Dios, herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús.

         Enemigo No. 2 – Falta De Entender Nuestro Lugar En Cristo.
Dondequiera que voy sugiero que los cristianos vayan a través del Nuevo Testamento, particularmente las epístolas, y escriban las frases "en Cristo", “en quien", y "en El". El escribirlas ayudará a recordarlas. Hay aproximadamente 140 de estas expresiones en el Nuevo Testamento. Si lees y meditas en estas escrituras hasta que se vuelvan una parte de ti, la vida se te hará diferente. A medida que leas estos versículos, dite a ti mismo, "Esto es lo que soy. Esto es lo que tengo en Cristo Jesús".
En una iglesia que yo visité había una mujer a quien el pastor describió como una de las trabajadoras cristianas más sobresalientes que él había conocido. Ella se había graduado en un seminario de líderes con un grado en educación cristiana, y prestaba sus servicios a la iglesia gratuitamente. Durante nuestro avivamiento en ese lugar, yo urgí a la gente para que comenzaran a memorizar y a reclamar estos versículos. Después de un tiempo esta mujer se me acercó y me dijo que había estado confesando veinticinco de estas escrituras, y que se había convertido en una persona completamente diferente. Se dio cuenta de que ya no se preocupaba más. Ella dijo que pensaba y actuaba de diferente manera. Se sentía diferente. Estaba sorprendida de ella misma. Yo le dije que estaba comenzando ahora a andar en la luz de lo que siempre había tenido: Ella, como muchos cristianos, no había llegado a comprender lo que Cristo era en su vida. Esto obstaculizaba su fe. El recibir ese entendimiento la curó de su hábito de la preocupación.

         Enemigo No. 3 - Falta De Entender La Justicia.
2°Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos la justicia de Dios en El”.
La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado (1°Juan 1:7). Por lo tanto por el nuevo nacimiento nos volvemos una nueva criatura justa.
Sabemos que Dios no hizo ninguna nueva criatura injusta. Somos creados por Dios en Cristo Jesús. El hizo una nueva criatura justa. Somos hijos e hijas de Dios como si nunca hubiéramos pecado. Podemos estar en Su presencia sin conciencia de pecado, sin ningún sentimiento de culpa o vergüenza. No tenemos que estar paralizados por el temor. Podemos venir a la presencia de Dios porque ahí pertenecemos. Cuando nosotros nacimos de nuevo, nuestros pecados fueron perdonados porque nuestra vida pasada dejó de existir. Dios dijo que El no recordaría nuestras transgresiones (Jeremías 31:34). Y si El no las recuerda, ¿por qué debemos hacerlo nosotros?
Algunos pueden preguntar, "Pero yo he cometido pecados desde que me hice cristiano, ¿cómo puedo ser justo?" La respuesta a esta pregunta se encuentra en 1°Juan 1:9, "Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". Cuando el creyente que ha pecado confiesa su pecado y pide perdón, el Señor hace dos cosas: Primero, El lo perdona. Segundo, El lo limpia de toda maldad.
Cuando hemos pecado nos sentimos culpables y tenemos una sensación de injusticia. Nos sentimos indignos de venir a la presencia del Señor. Pero cuando confesamos nuestro pecado. El perdona y también limpia. Ganamos de nuevo nuestra posición correcta con El.
La palabra "injusticia" es la palabra "justicia" con el prefijo "in" por delante, significando "no" o "no-justicia". Si somos limpios de "no-justicia", entonces somos justos otra vez.

         Enemigo No. 4 – Falta De Entender Nuestro Derecho A Usar El Nombre De Jesús.
Juan 16:23-24: "...Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea cumplido”.
Cuando nos damos cuenta del poder del nombre de Jesús, cuando entendemos lo que ese nombre hará, entonces podemos derrotar a Satanás y disfrutar la victoria.
En el capítulo 16 de Marcos, Jesús les dijo a sus discípulos, "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen..." (Marcos 16:15-17). A aquellos que creen este evangelio, estas señales les seguirán – no solamente a la iglesia primitiva, no solamente a los apóstoles, no solamente a los predicadores. Todos los creyentes pueden echar fuera demonios en Su nombre. Todo cristiano tiene autoridad sobre los demonios y espíritus malignos en el nombre de Jesús. En Su nombre ellos hablarán con nuevas lenguas. En Su nombre impondrán las manos sobre los enfermos y sanarán.
¡El nombre de Jesús tiene autoridad y poder hoy, y ese nombre nos pertenece!

         Enemigo No. 5 – Falta De Actuar Sobre La Palabra.
Si sabemos que la Palabra de Dios es verdad, y actuamos como si es verdad, entonces se convierte en una realidad en nuestras vidas. La Biblia dice, "Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento" (Proverbios 3:5). Todo lo que es necesario que sepamos es "¿Qué dice la Palabra de Dios?".
La gente con frecuencia me pregunta por qué no reciben sanidad. Ellos citan escrituras como "...El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Mateo 8:17), y "Quien llevó El mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia y por cuya herida fuisteis sanados" (1°Pedro 2:24). Ellos me dicen que creen estas escrituras. Entonces les pregunto, "Pero, ¿han actuado ustedes como que estos versículos son verdad?"
A la edad de 46 años, al Doctor A.B. Simpson, un ministro Presbiteriano que más tarde fundó la Alianza Misionera Cristiana, se le dijo que estaba muriendo de una condición del corazón y que solamente tenía seis meses de vida. Tomó una vacación y se fue a su granja donde pudiera tener tiempo para estudiar la Palabra de Dios sobre el tema de la sanidad divina, un tema que había adquirido su interés. El escribió en el libro titulado, El Evangelio de la Sanidad, "...durante aquel verano oí a varias personas dando testimonio de su sanidad por el simple hecho de confiar en la Palabra de Cristo, tal y como lo hicieron para recibir su salvación. Esto me llevó a estudiar la Biblia. Determiné que debía resolver este asunto una vez por todas.
"Me alegro de no haber acudido a ningún hombre", continué. "A Sus pies, solamente, con la Biblia abierta, y con nadie para ayudarme o guiarme, me convencí de que esta era parte del Glorioso Evangelio de Cristo para un mundo pecador y sufriente, y que era parte de Su Compra en la Bendita Cruz, para todo aquel que creyere y recibiese Su Palabra”.
Simpson le prometió solemnemente a Dios que aceptaba la sanidad sin ninguna cuestión, que recibía a Jesús como su Sanador; y que predicaría y ministraría la sanidad en cualquier forma que Dios se lo pidiera.
Dos días después, Simpson fue invitado a predicar en una reunión en New Hampshire. Todo lo que le vino a la mente para hablar fueron las palabras "El mismo" en Mateo 8:17. Así que El abrió su Biblia, leyó el versículo y les dijo a la audiencia que quería enfocar su atención a esas palabras. Entonces dio su testimonio acerca de como había estado escudriñando la Biblia y había llegado a la conclusión de que Jesús todavía sana hoy.
El día siguiente fue invitado a ir a escalar montañas. Su primera reacción fue que no podía ir por la condición de su corazón. Entonces recordó que había declarado su sanidad, así que aceptó la invitación. Hasta ese punto él no había sentido realmente su sanidad sino que solamente la había declarado. Luchó todo el camino montaña arriba. Cada vez que quitaba su mente de la escritura comenzaba a sentir dolor, y miedo. Pero a medida que venció estos sentimientos y reclamaba su sanidad, los síntomas se iban. El peleó esa batalla todo el camino hasta llegar a la cima de la montaría, pero salió victorioso. Prosiguió llevando una vida energética y activa en el servicio de Dios sin ningún tipo de síntomas. "Yo necesitaba tomar ese paso y reclamar mi victoria", concluyó diciendo.
La fe real es hija del conocimiento de la Palabra de Dios. Simpson actuó en la Palabra y obtuvo fe real de ella. En vez de tratar de creer, él actuó sobre la Palabra.

         Enemigo No. 6 – Falta de Asirnos Bien De Nuestra Confesión De Fe.
Romanos 10:10: “Porque con el corazón se cree para justicia; pero con la boca se confiesa para salvación”.
Marcos 11:23-24: “Porque de cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte, quítate y échate en el mar; y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo, todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.
Un joven ministro en San Luis, una vez me dijo, "Tengo treinta y dos años. Los doctores han dicho que es imposible que mi esposa tenga hijos. ¿Hablarás y orarás con nosotros?" A medida que hablábamos y orábamos juntos, su esposa dijo que ella confesaría que tendrían un hijo. En el pasado había dicho que a ella le gustaría tener un niño. Ahora diría que ellos tendrían un hijo. Doce meses más tarde recibí una carta diciendo que tenían una robusta bebé. Todo lo que ellos necesitaban hacer era actuar sobre la Palabra. La fe es medida por nuestra confesión. Nuestra utilidad para el Señor es medida por nuestra confesión. Eventualmente nos convertimos en lo que confesamos para bien o para mal. Hay una confesión de nuestro corazón y una confesión de nuestros labios, y cuando estas dos armonizan, nos volvemos poderosos en nuestra vida de oración. La razón por la que muchos cristianos son derrotados es por que hacen una confesión negativa. Siempre están hablando de sus debilidades y fracasos, e invariablemente se hunden al nivel de su confesión.
Hay una ley en las escrituras que yo descubrí de los labios de Jesús en Marcos 11:23-24, la cual fue citada anteriormente. Esta es la ley que dice que nuestros confesiones nos gobiernan. Somos lo que decimos. La mujer con el flujo de sangre, cuya historia encontramos en Marcos 5:25-34 dice, "Si tocare solamente su manto, seré salva". Jesús dijo, "Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz y queda sana de tu azote". Lo que ella dijo era su fe hablando – y así sucedió.
Cuando nosotros peleemos "la buena batalla de la fe", como el apóstol Pablo nos exhorta, podemos salir del angosto lugar del fracaso y la debilidad en el que vivimos y entrar al infinito poder de Dios.

Texto Para Memorizar: "Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos" (1°Timoteo 6:12).



Lección 21 – La Clase De Fe De Dios.

Textos Bíblicos: Marcos 11:12-14,20-24; Romanos 10:13-14,17.
Verdad Central: La clase de fe que habló trayendo al universo a la existencia es repartida a nuestros corazones.

Hay dos cosas que se deben notar acerca de la clase de fe de Dios. Primero, el hombre cree en su corazón. Segundo, él cree con sus palabras. No es suficiente el creer con el corazón. Para conseguir que Dios obre para ti, tienes que creer con tus palabras también. Jesús dijo, "Cualquiera que dijere...y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice; lo que diga le será hecho" (Marcos 11:23). Esta es la inalterable ley de la fe.
Marcos 11:12-14,20-24: “12Al día siguiente cuando salieron de Betania, tuvo hambre.13Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos.14Entonces Jesús dijo a la higuera; nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos...20Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces.21Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. 22Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.23Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.24Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá”.
Vamos a enfocar nuestra atención en la afirmación, "Tened fe en Dios", o como el margen lee, "tened la fe de Dios". Los escolares del griego nos dicen que esto debería traducirse, "Tened la clase de fe de Dios". Jesús demostró que tenía la clase de fe de Dios. De lejos, Jesús vio que la higuera tenía hojas. Pero cuando se acercó, buscando fruto, vio que era estéril. Algunos preguntan por qué buscó Jesús higos en este árbol cuando no era tiempo para que tuviera fruto. Sin embargo, en aquel lugar, los árboles que retenían sus hojas generalmente también tenían fruto.
Al no encontrar fruto en el árbol, Jesús dijo, "Nunca jamás coma nadie fruto de ti".
Al día siguiente, cuando Jesús y Sus discípulos pasaron otra vez por ahí encontraron el árbol seco desde las raíces. Sorprendido Pedro dijo: "Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Fue entonces cuando Jesús hizo la afirmación, "Tened fe (tened la fe de Dios, o la clase de fe de Dios). Porque de cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte: quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (vs. 22-23).
Después de decirles a sus discípulos que tuvieran la clase de fe de Dios, Jesús prosiguió explicando en el versículo 23, lo que eso significaba: la clase de fe de Dios es la clase de fe en la cual un hombre cree con su corazón y dice con su boca lo que él cree en su corazón, y sucede.
Jesús mostró que El tenía esa clase de fe, porque creyó que lo que dijo sucedería. El dijo ala higuera: "Nunca jamás coma nadie fruto de ti". Esta es la clase de fe que habló al mundo a existir. “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía" (Hebreos 11:3). ¿Cómo lo hizo? Dios creyó que lo que dijo sucedería. El habló la Palabra y se hizo la tierra. El habló al reino vegetal a existir. Habló al reino animal a existir. Habló a existir los cielos así como también la tierra, la luna, el sol, las estrellas y el universo. El lo dijo y fue así. Esa es la clase de fe de Dios. El creyó que lo que dijo sucedería y sucedió.

         La Medida De Fe.
Jesús demostró la clase de fe de Dios a sus discípulos, y entonces les dijo que ellos también tenían esa clase de fe – la fe que un hombre cree con su corazón, dice con su boca lo que cree, y sucede. Alguien puede decir, "yo quiero esa clase de fe. Voy a orar para que Dios me la dé". Sin embargo, no necesitas orar por eso – tú ya la tienes. "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí mismo que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno" (Romanos 12:3).
Nota que Pablo escribió esto a creyentes, porque él dice, "A cada cual que está entre vosotros". La epístola a los Romanos no fue escrita a los pecadores en el mundo, es una carta para los cristianos. El dirige esta carta "A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos” (Romanos 1:7). Y en ella les dice que Dios ha dado a "cada uno la medida de fe". Pablo también dijo, "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios" (Efesios 2:8). Pablo está diciendo aquí que esta fe no es tuya. El no se estaba refiriendo a la gracia, porque todos saben que la gracia es de Dios. El está diciendo que la fe por la cual somos salvos no es nuestra. No es una fe humana natural. Fue dada por Dios a los pecadores. y ¿cómo le dio Dios fe a los pecadores para ser salvos? Romanos 10:17 dice, "Así que la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios". En estos versículos Pablo ha dicho que la fe: (1) es dada, (2) es repartida, y (3) viene.

         Creer y Decir – La Clave Para La Fe.
Nota otra vez las palabras de Romanos 10:8, "Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos". ¿Cómo se compara esto con las palabras de Jesús en Marcos 11:23?  Los escritos de Pablo a los Romanos concuerdan exactamente con lo que Jesús les dijo a sus discípulos cuando dijo, "Cualquiera que diga...y no dudare en su corazón, sino creyere...lo que diga le será hecho". Vemos aquí el principio básico inherente a la clase de fe de Dios: el creer con el corazón y decirlo con la boca. Jesús lo creyó y lo dijo. Dios lo creyó y lo dijo, creando la tierra en existencia a través de palabras.
Los versículos 9 y 10 de este mismo capítulo 10 de Romanos dice: "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación". Una medida de fe es repartida al pecador por el oír de la Palabra. Entonces él la usa para crear la realidad de la salvación en su propia vida.
Cuando se les pregunta a los cristianos, "¿cuándo fuiste salvo?", con frecuencia, contestan algo así: "alrededor de las nueve de la noche del 10 de Julio". Están equivocados, sin embargo, porque Dios los salvó hace cerca de 2,000 años. Sólo se volvió una realidad cuando ellos lo creyeron y lo confesaron. La salvación le pertenece a todos. Todo hombre y mujer en este mundo tiene derecho legal a la salvación. Jesús murió por todo el mundo, no solo por ti y por mí. Cuando la verdad es predicada al pecador, esto causa que la fe venga. Cuando él cree y confiesa, él crea la realidad de ello en su propia vida a través de su fe.
Romanos 10:13-14,17: “13Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.14¿Cómo, pues, invocaran a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?   17Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”.
Así como la fe viene por el oír la Palabra de Dios, es también con todo lo que recibimos de Dios. La clase de fe de Dios viene por el oír la Palabra de Dios. En otras palabras, Dios hace que la clase de fe de Dios venga a los corazones de aquellos que la oyen. Con razón Jesús dijo, "Mirad pues, como oís" (Lucas 8:18). No puedes dejarlo entrar por un oído y salir por el otro, porque eso no haría ningún bien. La fe no vendrá así. Si actúas como si la Palabra de Dios fuera una leyenda, la fe no va a venir así. Pero cuando la aceptas reverentemente, cuando actúas sobre ella, la fe viene.
Pablo escribió a la iglesia de Corinto, "pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito. Creí por lo tanto hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos" (2°Corintios 4:13).
Pablo dijo que tenemos el mismo espíritu de fe. Y lo que le pertenece a la iglesia de Corinto, le pertenece a la iglesia de hoy en día. En ninguna ocasión Pablo o alguno de los apóstoles escribió para animar a la gente a creer; nunca les dijeron que tuvieran fe. Nuestra necesidad de animar a los creyentes a creer o a tener fe es resultado directo de que la Palabra de Dios ha perdido su realidad en nosotros. ¡Somos creyentes! Cuando nuestros hijos están lejos, no tenemos que decirles, "acordaos de continuar respirando". Ellos seguirán respirando mientras estén vivos. Tampoco tenemos que animar a los creyentes a creer porque esto es lo que son – creyentes. ¿Cuántos de nosotros nos damos cuenta de que nuestras palabras nos dominan? "Te has enlazado con las palabras de tu boca..." (Proverbios 6:2). Otra versión dice: "Vosotros habéis sido tomados cautivos con las palabras de vuestra boca". Un joven una vez me dijo que nunca fue vencido hasta que confesó que lo era. Un ministro bautista lo puso de esta manera: "Dijiste que no tenías fe y la duda se levantó como un gigante y te ató. Eres aprisionado con tus propias palabras. Tú hablas fracaso y el fracaso te mantiene en cautiverio".
La derrota y el fracaso no le pertenecen al hijo de Dios. ¡Dios nunca hizo un fracaso! Dios nos hizo nuevas criaturas. No somos nacidos de la voluntad de la carne o del hombre, sino de la voluntad de Dios. Somos creados en Cristo Jesús. Los fracasos son hechos por el hombre. Son hechos por el creer erróneo y el pensar erróneo. 1°Juan 4:4 dice: "Mayor es El que está en ti, que el que está en el mundo". Aprende a confiar en el que es Mayor que está en ti. El es más poderoso que cualquiera en el mundo.
¡Dios creó el universo con palabras! Las palabras llenas de fe son las cosas más poderosas del mundo.
La clave para la clase de fe de Dios es creer con el corazón y confesar con la boca.
Nuestros labios pueden hacernos millonarios o mantenernos pobres.
Nuestros labios nos pueden hacer vencedores o mantenernos cautivos.
Podemos llenar nuestras palabras con fe o podemos llenar nuestras palabras con duda.
Podemos llenar nuestras palabras con amor que derretirá el corazón más frío, o podemos llenar nuestras palabras con odio y veneno.
Podemos llenar nuestras palabras con amor que ayudará al desanimado y al de corazón quebrantado, con fe que conmoverá el cielo.
Podemos hacer nuestras palabras respirar la misma atmósfera del cielo.
Nuestra fe nunca se levantará por encima de las palabras de nuestros labios. Jesús dijo a la mujer con el flujo de sangre que su fe la había hecho salva.
Pueden venir pensamientos y persistir en quedarse. Pero si rehusamos poner esos pensamientos en palabras, ¡se mueren sin haber nacido!
Cultiva el hábito de pensar en cosas grandes. Aprende a usar palabras que reaccionarán sobre tu propio espíritu.
Las confesiones de fe crean realidades. La realización sigue a la confesión. La confesión precede a la posesión.

Texto Para Memorizar: "Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos" (Romanos 10:8).

























Lección 22 – Acciones Que Corresponden Con La Fe.

Textos Bíblicos: Santiago 2:14-22; Mateo 7:24-27.
Verdad Central: Las acciones de un hacedor de la Palabra coinciden con su confesión.

Uno de los errores más grandes que muchos creyentes cometen es confesar su fe en la Palabra de Dios y al mismo tiempo contradecir su confesión con acciones incorrectas.
Decimos que estamos confiando en que Dios provee para nuestras necesidades financieras, pero al mismo tiempo nos estamos preocupando de cómo vamos a pagar nuestras cuentas. En un momento confesamos que la Palabra de Dios es verdadera, y el minuto siguiente repudiamos todo lo que dijimos con acciones incorrectas. Nuestras acciones tienen que corresponder con nuestro creer, si hemos de recibir de Dios.

         La Fe Hecha Perfecta.
Santiago 2:14-22: “Hermanos míos, ¿de qué aprovecha si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?”.
La traducción de Weymouth de los versículos 14 y 22 lee, "hermanos míos, ¿de qué aprovechará si un hombre profesa tener fe y, sin embargo, sus acciones no corresponden?...Notas que su fe estaba cooperando con sus acciones, y por sus acciones su fe fue perfeccionada".
Algunos han pensado que el libro de Santiago fue escrito acerca de la salvación y dirigido al no creyente. Sin embargo, Santiago no estaba escribiendo a los que no eran salvos, sino a los creyentes, el dijo: "¿de qué aprovechará, HERMANOS MIOS...". El estaba escribiendo a sus hermanos y hermanas en Cristo, señalando que la fe sin las correspondientes acciones no funcionará para ellos, aunque sean creyentes.
Santiago también dijo: "Pero sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" (Santiago 1:22). Otra traducción lee: "...burlándoos a vosotros mismos".
Hay muchos que se engañan a sí mismos y le achacan sus problemas al diablo o a algunos individuos, cuando realmente ellos se engañan a sí mismos. Esto es porque ellos no son hacedores de la Palabra.
¡Las acciones de un hacedor de la Palabra coinciden con su confesión!

         Las Tormentas De La Vida.
Mateo 7:24-27: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplan vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”.
Las tormentas de la vida nos vienen a todos. Pueden ser tormentas de enfermedad, dificultad financiera, problemas familiares, o cualquier otra prueba. No son las tormentas de la vida las que nos derrotan, sin embargo. Si las tormentas fueran las que nos derrotaran, derrotarían a todo el mundo. No, es nuestra reacción a las tormentas lo que nos derrota.
Los vientos soplan y las inundaciones llegan pero aquel que es un hacedor de la Palabra se aferrará a su confesión de fe, porque él sabe que Dios no puede fallar. Si la enfermedad viene, se mantiene firme y rehúsa aceptarla. Otros pueden ser derrotados con la misma prueba.
Aquellos que no son derrotados por las tormentas de la vida actúan según la Palabra de Dios. Aquellos que son derrotados, pueden ser verdaderamente salvos, pero sus acciones no corresponden con su fe.
El mismo viento y la misma tormenta vinieron contra las dos casas de nuestro texto. La razón por la cual una fue destruida y la otra no, es que el hombre sabio fue hacedor de la Palabra, y el insensato no.
Muchos profesan a Cristo y declaran que creen en la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis, pero no son hacedores de la Palabra. Son habladores de la Palabra. Eso es diferente.
Los "habladores" han asentido mentalmente simplemente que la Palabra de Dios es verdad, pero no les hace ningún bien, porque no la están haciendo suya. No están reclamando sus promesas.

         Confiar en Dios es Confiar en Su Palabra.
La manera de hacer la Palabra de Dios tuya es actuando sobre ella. Haz lo que ella dice. "Confía en el Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento" (Proverbios 3:5).
No puedes confiar en el Señor sin confiar en Su Palabra. Dios y Su Palabra son uno, así como tú y tu palabra son uno. Si tu palabra no puede confiarse, entonces tú tampoco. Si la Palabra de Dios no sirve, El tampoco. Pero Su Palabra es de confiar. El vigila sobre Su Palabra. “Entonces me dijo el Señor: Bien has visto; porque yo apresuro mi Palabra para ponerla por obra" (Jeremías 1:12). Otra versión lee: "Yo vigilo sobre mi Palabra para ponerla por obra".
Si no tomas la Palabra y la haces tuya, El no tiene nada para poder usar para traer bien a tu vida. El quiere que tengas lo que Su Palabra promete. Pero si no actúas sobre Su Palabra, entonces El no tiene nada con lo que trabajar para traer bien a tu vida.
Cuando confío en la Palabra con todo mi corazón y dejo de apoyarme en razonamientos humanos y dejo de mirar a la gente para recibir liberación, entonces tengo acciones que corresponden con mi fe. Mis acciones están en completa comunión con mi confesión de fe.
A algunos de nosotros nos ha costado mucho tiempo aprender esto; y a otros les costará más tiempo porque han estado caminando en el camino equivocado. Sus mentes están tan estancadas con razonamientos humanos que les costará algún tiempo renovar sus mentes con la Palabra de Dios hasta que tengan acciones que correspondan con su confesión de fe.
Hasta que haya acciones correspondientes, habrá continuo fracaso en la vida. Yo puedo confesar y decir que Dios es la fortaleza de mi vida, pero si al mismo tiempo continúo hablando acerca de mi debilidad y falta de fe, seré derrotado porque no hay acción correspondiente. El acudir a métodos humanos en vez de confiar en el Señor, trae confusión a mi espíritu. Trae debilidad y derrota a mi vida. Solamente hay una cosa que podemos hacer: Volver a la Palabra de Dios y actuar sobre ella.
Nuestro peor enemigo es la carne. La carne y el razonamiento humano natural nos limitarán a nuestra propia habilidad. Vemos las circunstancias, los problemas, las pruebas y tormentas y decimos que no podemos. El lenguaje de la duda, la carne y los sentidos es "No puedo, no tengo la habilidad, la oportunidad o la fortaleza. Estoy limitado". Pero el lenguaje de la fe dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).
Pablo no dijo que él podía hacerlo todo porque él era un apóstol y tenía poder especial o gracia. El dijo: "Todo lo puedo en Cristo..." y nosotros tenemos el mismo acceso a Cristo, Pablo dijo: "Por lo tanto, si alguno está en Cristo nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2°Corintios 5:17). Tú eres una nueva criatura en Cristo también. Cristo no le pertenece más a Pablo de lo que te pertenece a ti.
El lenguaje de la fe dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Nuestro Padre me fortalece. No puedo ser conquistado y no puedo ser derrotado".
Si vienen contra ti fuerzas naturales, no pueden derrotarte, porque no hay suficientes fuerzas naturales en todo el mundo que puedan conquistar al Espíritu Santo que mora en ti. "Mayor es El que está en ti que el que está en el mundo" (1°Juan 4:4). ¡Tú eres fortalecido desde adentro!
Yo he aprendido como poner el que es Mayor a trabajar a mi favor. No solamente soy nacido de Dios, copartícipe de Su amor, sino que mora en mí el Espíritu de Aquel que levantó a Jesús de los muertos.
Yo tengo la sabiduría, la fuerza y la habilidad de Dios en mí. Estoy aprendiendo a permitirle a esa sabiduría gobernar mi intelecto. Le estoy permitiendo a El gobernar mi mente y hablar a través de mis labios. Me estoy atreviendo a pensar los pensamientos de Dios después de El. Me estoy atreviendo a decir en presencia de todos mis enemigos: "Dios es mi habilidad". "Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos" (Salmo 23:5). "El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién temeré?" (Salmo 27:1). Dios me ha hecho mayor que mis enemigos. Dios me ha hecho aplastar el cuello de la debilidad, el temor y la inhabilidad.
La fortaleza de Dios es mía. Yo no estoy confiando en ni¡ propia fortaleza porque la Biblia no dice ni una palabra acerca de ser fuerte en mi mismo. Dice que Dios es mi fortaleza.
Hay tanta gente luchando y tratando de hacer algo por sí solos. Se levantan a testificar y piden a todos que oren por ellos para que puedan "aguantar hasta el final". Pero Dios no quiere que aguantes así. El quiere que tú le permitas a El hacerlo. ¡Envuélvete en las promesas de Dios!
Una vez oí la historia de un hombre que estaba caminando por la vía del tren con un bulto en sus espaldas. Cuando llegó a una sección donde estaban reparando la vía él pensó que el capataz le iba a decir que se saliera de la vía férrea, así que le mostró el billete que tenía. El capataz le dijo que ese boleto no le daba el derecho de caminar por la vía del tren.
Muchas personas son así, están en la vía correcta, pero deberían estar viajando en tren en vez de caminando. También, deberían registrar su equipaje porque no tienen por qué cargarlo. La Biblia dice: "Echando toda vuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de vosotros” (1°Pedro 5:7).

Texto Para Memorizar: "Hermanos míos, ¿de qué aprovecha si alguno dice que tiene fe y no tiene obras?" (Santiago 2:14).

































Lección 23 – Cómo Rellenar Tu Propio Boleto Con Dios.

Textos Bíblicos: Marcos 5:25-34; 1°Samuel 17:45-47,49-50,54; Lucas 15:18-20,24.
Verdad Central: Si nos encontramos al pie de la escalera de la vida, es porque eso es por lo que hemos creído. Cuando hablemos y crearnos correctamente, escalaremos hasta la cima.

Los cuatro pasos hacia la fe que delineamos en esta lección son tan simples que casi parecen tontos. Pero en el ministerio de Jesús en la tierra, El habló en términos que aún la gente sin educación podían entender. El habló acerca de viñas y viñeros, rebaños y pastores. El ilustró verdades espirituales en una forma tan simple que la gente sencilla pudo entenderlo. Su mensaje nunca fue complicado, sino más bien claro y conciso.
Marcos 5:25-34: “Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor. Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de su azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”.

         Paso 1 – Dilo.
¿Qué es lo primero que esta mujer hizo? El versículo 28 dice: "Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva". Alguien le había contado a esta mujer acerca de Jesús. Ella sabía que El andaba sanando gente. Teniendo esta información, ¿cuál fue su primer paso para recibir sanidad? Lo primero que hizo fue decirlo.
Hay un lado de Dios y un lado del hombre en cada batalla, en cada victoria, en todo lo que recibirnos de Dios. Nosotros tenemos que cumplir con nuestra parte. Hay algo que nosotros debemos hacer. Dios no va a fallar. Si hay alguna falta, es por nuestra parte. Sin embargo, si cumplimos con nuestra parte, podemos estar seguros de que habrá una respuesta y una victoria. Esta mujer pudo haber hecho una confesión negativa, y eso es lo que habría recibido. Podría haber dicho que era inútil, que ya había sufrido tanto y visitado tantos doctores, que quizás era mejor morir. Pero ella no habló negativamente, habló positivamente. Dijo: "Si tocare tan solamente su manto, seré salva". Y sucedió – porque podemos tener lo que decimos. Por lo tanto, el primer paso para rellenar nuestro propio boleto con Dios es: decirlo. Si somos derrotados, somos derrotados con nuestros propios labios. "Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios" (Proverbios 6:2).

         Paso 2 – Hazlo.
No le hubiera hecho ningún bien a esta mujer si cuando ella dijo, "Si tocare tan solamente su manto, seré salva", no hubiera actuado sobre ello. Nuestras acciones nos pueden derrotar o llevarnos al triunfo. De acuerdo con nuestras acciones, recibimos o nos impedimos recibir. La mujer con el flujo de sangre lo dijo y actuó sobre ello. Tocó Sus ropas.

         Paso 3 – Recíbelo.
Primero, la mujer lo dijo. Confesó su fe. Luego, actuó de acuerdo con aquella fe extendiéndose y tocando al Maestro. Luego, recibió su sanidad. Ella sintió en su cuerpo que estaba sana de su azote.
Nótese que los sentimientos y la sanidad siguieron al decir y al actuar. La mayoría de la gente quieren tener el sentimiento y la sanidad primero, y piensan que después tendrán el decir y el hacer. Pero no es así como funciona. Tienes que tener el decir y el hacer primero. Luego tendrás el sentimiento y la sanidad.
Jesús percibió que de El había salido poder. El mundo entero se está preocupando por las bombas nucleares porque sueltan material radioactiva dentro de la atmósfera – un poder que no puede ser visto o sentido, pero un poder mortal y peligroso. Sin embargo, hay un poder que no se ve, obrando en la tierra, el cual no es mortal ni peligroso, y ese poder está siempre presente en todo lugar. Este poder nos puede liberar de cualquier cosa que nos ate o nos dañe. Es el poder de Dios.

         Paso 4 – Cuéntalo.
El versículo 33 nos dice que la mujer con el flujo de sangre dijo lo que había hecho. Ella "...le dijo toda la verdad". Jesús quiere que nosotros lo contemos para que otros puedan recibir.
El primer paso al rellenar nuestro propio boleto es decirlo; el cuarto paso es contarlo. Hay una diferencia. Al principio la mujer dijo lo que ella creía. Luego contó lo que había pasado. Tenemos que decir algunas cosas en fe, antes que las recibamos de Dios. La gente dice cosas incorrectas. Cuando empiecen a creer lo correcto y a decir lo correcto, entonces eso es lo que van a tener.
1°Samuel 17:45-47,49-50,54: “45Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.46Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.47Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla y él os entregará en nuestras manos...49Y metiendo su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.50Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano...54Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén...”.
Cuando David derribó al gigante con su honda de pastor, él sabía que podía rellenar su propio boleto con Dios. El sabía que Dios haría cualquier cosa que él dijera. Y en los versículos de arriba vemos como David usó estos cuatro pasos para recibir su propio billete con Dios.
Primero, él dijo, "Jehová te entregará hoy en mi mano..." (versículo 46). David tenía fe – no en su propia fuerza, sino en la fuerza de su Dios. David sabía que en su propia fuerza él no tenía poder contra el filisteo. Pero no estaba confiando en su propia fuerza. Estaba confiando en el Señor. Entonces David actuó sobre su fe. "Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra" (versículo 49).
Si David hubiese sido guiado por sus sentidos naturales, si hubiera escuchado el razonamiento humano, habría sabido que era imposible matar a un gigante con una honda de pastor. Pero él estaba sintonizado con la voz interior de fe, no con la voz exterior del razonamiento humano, y la victoria fue suya. El recibió victoria para los israelitas sobre sus enemigos, los filisteos (Este es el tercer paso).
Luego David tomó el paso número 4. La noticia de la gran victoria del día fue publicada por toda la tierra. “Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén" (Versículo 54).
Muy poca gente sabe que puede rellenar su propio billete con Dios. La razón por la cual Dios no ha hecho más por ellos es porque ellos no han dicho nada más; no han actuado nada más. Todo lo que tienen hoy es el resultado de lo que ellos dijeron ayer.
Si tú estás al pie de la escalera, es porque eso es lo que has creído. Si tú hablas correctamente y crees correctamente, subirás hasta el final de ella. ¿Puede el pecador usar estos cuatro pasos para escribir su propio boleto con Dios? ¿Puede el pecador dar estos cuatro pasos para la salvación?  El pasaje siguiente prueba que sí.
Lucas 15:18-20,24: “18Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.19Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.20Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó...24Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”.
En la historia que Jesús contó acerca del hijo pródigo, vemos que lo primero que hizo el hijo fue decirlo. "Me levantaré e iré a mi padre, y le diré..." (versículo 18). El confesó su fe y su necesidad. Luego actuó. "Y levantándose, vino a su padre..." (ver. 20). El no se sentó a tratar de imaginar qué clase de recibimiento iba a tener en su hogar. Se levantó del lugar de su vida pecaminosa y regresó a su casa.
Cuando lo hizo, recibió completo perdón y fue restaurado a su padre. "...lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó" (ver. 20). El padre gozoso fue pronto para contar las buenas nuevas de que su hijo vagabundo había regresado al hogar. "Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado..." (ver. 24).
Si aquellos que están fuera de comunión con Dios el Padre se humillan como lo hizo el hijo pródigo, y toman estos simples pasos para la salvación, Dios correrá para encontrarlos y traerlos dentro de la completa comunión con El.

Texto Para Memorizar: "Y él dijo. Hija, tu fe te ha hecho salve; ve en paz, y queda sana de tu azote" (Marcos 5:34).












































Lección 24 – La Duda, Ladrón De Las Más Grandes Bendiciones De Dios.

Textos Bíblicos: Marcos 14:22-31; Mateo 17:14-20; Marcos 4:35-40.
Verdad Central: La duda le robará al creyente lo mejor de Dios para su vida.

En la lección de hoy vamos a concentrarnos en algunos ejemplos de duda, los cuales encontramos en historias bíblicas familiares.

         Fe Para Caminar Sobre las Aguas.
Mateo 14:22-31: “En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”.
En esta historia Jesús envió a sus discípulos al otro lado del mar mientras él iba solo a un monte a orar. A la cuarta vigilia de la noche (entre cuatro y seis de la mañana siguiente) los discípulos vieron a Jesús caminando hacia ellos sobre las aguas. Pensando que estaban viendo un fantasma, gritaron con miedo. Entonces Jesús les habló, "yo soy, no temáis". El impetuoso Pedro gritó, "Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas". Jesús le contestó con una palabra: "ven".
Pedro comenzó con fe y mientras mantuvo sus ojos puestos en Jesús, le fue bien. Pero cuando quitó sus ojos de Jesús y miró a las circunstancias que le rodeaban – el viento batiendo el mar a su alrededor – le dio miedo y empezó a hundirse. "¡Señor, sálvame!", le dijo a Jesús.
Jesús tomó la mano de Pedro y lo llevó a salvo de regreso a la barca, reprendiéndole con las palabras "hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
La fe es actuar sobre la Palabra de Dios. Mientras Pedro actuó sobre la Palabra que Jesús le había dicho, todo fue bien. Pero cuando empezó a dudar cuando tuvo miedo, dejó de actuar en las palabras de Jesús – comenzó a hundirse. Jesús no tenía la intención de que Pedro se hundiera. El tenía la intención de que Pedro caminara de regreso a la barca con El. La duda le robó a Pedro su bendición.
La duda y el temor van de mano a mano, pero la fe y el amor también van de mano a mano. "...El perfecto amor echa fuera el temor..." (1°Juan 4:18).

         Fe Para Echar Fuera Demonios.
Mateo 17:14-20: “Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa ¿Hasta cuando os he de soportar? ¿Hasta cuando he de estar con vosotros? Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús le dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará, y nada os será imposible”.
En el pasaje de escritura anterior, ¿cuál fue la explicación de Jesús para el fracaso de los discípulos en sanar al muchacho poseído por un demonio? Fue por su duda o incredulidad (ver.20). ¿Pero tenían los discípulos en realidad el poder para echar fuera el demonio? Sí, de acuerdo con Mateo 10:1, “Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia".
Cuán a menudo escuchamos a cristianos decir que necesitan más poder para hacer más para Dios. Sin embargo, ese no es el problema. Si ellos tienen el Espíritu Santo, tienen el poder. Ellos piensan que si tuvieran más poder, obraría resultados automáticamente; pero obra por la fe. ¡El problema es la falta de fe, no la falta de poder!
La duda es la que está robándoles lo mejor de Dios. Jesús no les dijo a estos discípulos que no podían echar fuera al diablo porque no tenían el poder. Dijo que era por su incredulidad.
¿Cuánta fe se necesita para echar fuera demonios? Jesús dijo en el pasaje anterior que una fe no más grande que un grano de mostaza podía mover una montaña entera. Todo creyente lleno del Espíritu tiene dentro de él suficiente poder para reclamar lo mejor de Dios para su vida. Si él está viviendo debajo de sus privilegios, no es por falta de poder, sino por falta de dejar que este poder se suelte a través de la fe.

         Fe Para Aplacar Una Tormenta.
Marcos 4:35-40: “Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza”. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”.
Por la noche después de un día completo de predicar a multitudes que lo apretaban, Jesús dijo a sus discípulos reunidos a su alrededor en una barca "Pasemos al otro lado". Como estaba tan cansado, fue a la popa de la barca donde pronto se durmió. Estaba tan dormido que no se percató de la tormenta que se levantaba. A pesar de que las olas golpeaban la pequeña embarcación, Jesús continuó durmiendo en completa paz. Sus discípulos no estaban en paz, sin embargo. Mientras el rugiente viento aumentaba y la barca se llenaba de agua, los discípulos despertaron a Jesús diciendo, "¿no tienes cuidado de que nuestra barca se hunde y moriremos?". Ellos habían olvidado las palabras de Jesús cuando empezaron el viaje, "pasemos al otro lado".
Jesús se levantó, reprendió al viento y aplacó la tormenta hasta que el mar estuvo de nuevo en calma. Entonces se volvió a Sus discípulos y los reprendió, "¿Por qué dudasteis de mí? ¿Por qué estáis llenos de temor? ¿Dónde está vuestra fe? ¿No os dije al comienzo de este viaje que cruzaríamos a la otra orilla? ¿Por qué no me creísteis?"
Los discípulos permitieron que la duda y el temor entraran a sus corazones, llevándose la fe en la promesa de Jesús de que llegarían a salvo al otro lado. Una vez más el ladrón llamado duda había triunfado.
Notemos las similaridades de estas tres ilustraciones bíblicas. En cada una Jesús reprendió a los discípulos por su incredulidad. (Mateo 14:31; Mateo 17:20; Marcos 4:40), y en cada instancia Jesús resolvió el problema que los discípulos, a través de su falta de fe, habían fallado en resolver.
En cada instancia el ladrón duda privó a los discípulos de recibir lo mejor que Dios tenía para ellos. Lo más alto y lo mejor de El para sus vidas era que ellos lo recibieran por la fe.
Si nosotros, al igual, utilizamos el poder que está en nosotros y actuamos en la Palabra de Dios, obtendremos las más grandes bendiciones que Dios ha planeado para nuestras vidas.

Texto Para Memorizar: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (Marcos 11:23).









Lección 25 – Puedes Tener Lo Que Dices.

Textos Bíblicos: Marcos 11:23; Números 13:17-18, 25, 27-28,30-32; Números 14:6-9.
Verdad Central: No fueron los gigantes de la tierra de Canaán los que mantuvieron a los israelitas afuera, sino los gigantes del temor en sus corazones.

Nuestro texto para esta lección, Marcos 11:23, es uno que hemos usado muchas veces en nuestra serie de estudios acerca de la fe, porque en él vemos la "fórmula de la fe" para mover cualquier montaña que se presente en nuestras vidas. Ya sea que tu montaña particular sea enfermedad, seres queridos inconversos, dificultad financiera o problemas familiares, puedes encontrar la solución en este versículo de escritura.
Marcos 11:23: “Porque de cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”.
La última frase de nuestro texto dice, “...lo que diga le será hecho". En otras palabras, puedes tener lo que tú dices que puedes tener. Lo que dices es tu fe hablando. Esto obra en una forma negativa así como en una forma positiva, como vemos en la historia del Antiguo Testamento de los doce espías que fueron enviados a Canaán a reconocer la tierra.

         Un Reporte De Temor.
Números 13:17-18,25,27-28,30-32: “17Los envié, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte,18y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso...25y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días...27Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella.28Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac...30Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.31Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.32Y hablaron mal entre los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de gran estatura”.
De los doce espías que fueron a Canaán a reconocer la tierra, solamente dos, Caleb y Josué eran hombres de fe y visión. Ellos dijeron: "Subamos luego, y tomemos posesión de ella, porque más podremos nosotros que ellos".
Los otros diez regresaron con un reporte negativo, lleno de temor de los gigantes de la tierra. La Biblia dice de su reporte, que "...hablaron mal..." ¿Por qué? Porque era un reporte de duda y de temor. ¿Cuál es entonces un buen reporte? Un reporte de fe.
Los diez espías temerosos eran la mayoría y el pueblo de Israel aceptó el informe de la mayoría. Al hacerlo, ellos estaban diciendo que no podrían tomar la tierra. Y obtuvieron exactamente lo que dijeron. Estos espías y el resto de aquella generación de los israelitas, con excepción de Josué y Caleb, nunca vieron la Tierra Prometida. Creyeron que no podrían tomarla y no lo hicieron. Anduvieron en el desierto hasta que murieron. ¡Lo que dijeron, sucedió!
El de ellos, es un ejemplo de fe al revés. Después de todo, ¡aun cuando dudas, estás creyendo algo! Estás creyendo en derrota. Estás creyendo en lo incorrecto.
Siempre obtienes en tu vida aquello por lo que crees y lo que dices. Si no lo que estás diciendo, entonces no debes decirlo, porque si continúas diciendo algo durante un tiempo suficientemente largo, esas palabras eventualmente se registrarán en tu espíritu. Y una vez que estén registradas en tu espíritu, controlarán tu vida.

         Un Reporte De Fe.
Números 14:6-9: “Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare en nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis el pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis”.
Nota el buen informe de Josué y Caleb. Su confianza estaba en el Señor y sus corazones estaban llenos con la fe que Dios era capaz de llevarlos a la tierra que El les había prometido a sus padres. Dos veces en el versículo nueve, ellos reconvinieron a la gente para que no tuvieran temor. ¿Y cuál fue el resultado de su informe de fe? ¡Ellos fueron los únicos dos hombres de su generación que entraron a la Tierra Prometida! Puedes tener lo que dices.
Muchas personas me preguntan porqué no es pueden sanar. Yo siempre sonrío y le digo que ya han dicho que no pueden. Sus palabras les delatan. Puedes ubicar a la gente por lo que dicen.
Antes de orar por la gente, generalmente trato de que hagan algún tipo de confesión de fe. Les pregunto si serán sanos cuando imponga mis manos sobre ellos y ore. Si ellos contestan que esperan que sí, yo les digo que no se sanarán, porque ellos están en esperanza y no en fe.
Otros hacen una confesión con alguna vacilación, paro esa vacilación los derrota. Aquellos que tienen una pronta confesión llena de fe reciben casi instantáneamente (Son las "pequeñas zorras las que dañan la enredadera").
No es algo grande lo que impide que los hijos de Dios sean sanos. No fueron los gigantes de la tierra de Canaán los que mantuvieron a los hijos de Israel afuera. No fueron los gigantes los que los derrotaron. Si hubieran sido los gigantes, éstos hubieran derrotado a Josué y Caleb también. La gente se derrotó a sí misma por su propio pensamiento, su propia incredulidad, su propia declaración de incredulidad.
No son los gigantes en la vida los que te derrotan. No son las tormentas de la vida las que te derrotan. Si eres derrotado, es porque te has derrotado a ti mismo. Te has derrotado a ti mismo con el pensar erróneo. Te has derrotado a ti mismo con el hablar erróneo. Puedes tener lo que digas.
Caleb y Josué dijeron que ellos eran capaces de vencer a los gigantes. Después de cuarenta años de vagar en el desierto, y que toda la gente de esa generación que habían aceptado el informe maligno de los diez espías se murieron, Josué se convirtió en el líder de la gente, y él y Caleb los guiaron a la victoria.
Cuando Caleb vino a Josué y dijo "Dame esta montaña", Josué miró hacia atrás varios años, y se dio cuenta que su hablar correcto les había hecho ganar la victoria antes. El quería ubicar a Caleb, así que le preguntó si era capaz de tomar la montaña. Josué quería oír su confesión de fe. Le dijo a Caleb que había gigantes en la montaña. Pero Caleb, lleno de fe, dijo que él era capaz de tomarla – y lo hizo.
Muchas cosas pasan porque esperamos que pasen de cierta manera. Pasan porque las creemos y las hablamos, hasta que vienen a suceder. Yo he encontrado que esto es verdad en mi propia experiencia. Hace algún tiempo leí acerca de un científico que dijo que cuando uno se envejece, las arterias del cerebro no son tan suaves como cuando uno era joven; se van endureciendo gradualmente. Había llegado al lugar donde no podía recordar cosas tan bien como una vez lo hice. Seguí así por un tiempo hasta que me di cuenta que no había necesidad de esto. La mente es parte de mi ser interior y espíritu, y nunca se envejece. El mismo momento en que empecé a creer correctamente y a hablar correctamente, pude citar todas las escrituras que siempre había sabido, y mi memoria en realidad mejoró. Fallamos muchas veces porque nos preparamos a perder. Nos disponemos a perder. Lo pensamos y lo creemos y entonces lo hacemos. Como creyentes, sin embargo, no tenemos porqué hablar duda o derrota.

Texto Para Memorizar: "Porque de cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (Marcos 11:23).




Lección 26 – Cómo Entrenar El Espíritu Humano.

Textos Bíblicos: Josué 1:8; Santiago 1:22; Proverbios 4:20-22.
Verdad Central: Dios usará nuestros propios espíritus para guiamos.

Así como la mente humana puede ser educada y entrenada intelectualmente, también el espíritu puede ser entrenado espiritualmente. Puede ser edificado en fuerza al igual que el cuerpo. En esta lección veremos las cuatro maneras por las cuales se puede alcanzar esto.
1.         Meditando en la Palabra de Dios.
2.         Practicando la Palabra de Dios.
3.         Dándole a la Palabra de Dios el primer lugar.
4.         Obedeciendo instantáneamente la voz de nuestro espíritu.
Aplicando estos cuatro principios a nuestra vida diaria, podemos llegar a conocer la voluntad de Dios aun en los menores detalles de la vida
Dios se comunica con nuestro espíritu y no con nuestras facultades de razonamiento. Al obedecer instantáneamente a nuestro espíritu, encontraremos que le estamos obedeciendo al Espíritu Santo. Dios dijo en Su Palabra: "Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón" (Proverbios 20:27). Esto significa que Dios usará nuestro propio espíritu para guiarnos. El espíritu del hombre es la lámpara del Señor.

         Regla 1 – Meditando en la Palabra de Dios.
Josué 1:8: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.
Después de la muerte de Moisés, cuando Dios ungió a Josué para guiar a los hijos de Israel, Dios le dijo al principio de su ministerio la importancia de meditar en la Palabra. Otra traducción de la última frase de Josué 1:8, citado anteriormente dice: "Tú podrás tratar sabiamente en las cosas de la vida". Ciertamente, no tendríamos éxito si no pudiéramos tratar sabiamente en las cosas de la vida. Dios le dijo a Josué que meditara en la Palabra, y que si lo hacía, Dios haría prosperar su camino y todo le saldría bien.
Los hombres y mujeres más profundamente espirituales que yo he conocido n aquellos que dedican tiempo a la meditación. Uno no puede desarrollar sabiduría espiritual sin meditar en la Palabra de Dios.
Un pastor una vez me dijo que él había estado tratando de hacer de su iglesia un éxito. Voló a todas partes de la nación visitando muchas de las iglesias más grandes, estudiando sus métodos y tratando de averiguar qué era lo que las hacía triunfar. Traía a su iglesia sus programas e ideas, pero parecía que no funcionaban.
Después de oírme enseñar sobre la meditación en la Palabra de Dios, decidió tratarlo. En vez de pedirle a Dios por nada, diariamente dedicaba un tiempo para meditar en la Palabra de Dios. Después de treinta días, al final de su sermón matinal del domingo, un gran número de almas acudieron al altar. Más personas fueron salvas en ese culto, que las que habían sido salvas en los últimos dos o tres años en esa iglesia. Su gente recibió un avivamiento y el pastor empezó a tener buen éxito.
Su testimonio puede ser el de cualquier creyente que siga su ejemplo y dedique tiempo a meditar en la Palabra de Dios. Enciérrate solo con tu espíritu, y deja al mundo afuera. Si tienes ambiciones de hacer algo que valga la pena, te sugiero que empieces tomando diez o quince minutos diariamente para meditación. Comienza a desarrollar tu espíritu.

         Regla 2 – Practicando la Palabra de Dios.
Santiago 1:22: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”.
El practicar la Palabra es lo que Santiago llamó ser un "hacedor de la Palabra". Algunas personas piensan que ser un hacedor de la Palabra es seguir los Diez Mandamientos. Sin embargo, bajo el nuevo pacto tenemos un mandamiento – el mandamiento del amor. Si amas a alguien, no le robarás. No dirás mentiras acerca de él. Pablo dijo que el amor es el cumplimiento de la ley. Si andas en amor, no quebrantarás ninguna ley que haya sido dada para restringir al pecado.
En este versículo, Santiago estaba incitando a los creyentes a hacer primeramente lo que está escrito en las epístolas, a actuar en la Palabra. Por ejemplo, Pablo les escribió a los Filipenses: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Filipenses 4:6). La Versión Amplificada en inglés dice: "No te preocupes ni tengas ansiedad por nada. Sino que en todas las cosas deja que sean conocidas delante de Dios tus peticiones por oración y mego, con acción de gracias". Generalmente practicamos solamente parte de esto. No nos importa practicar la parte que nos dice que oremos, pero si solamente practicamos una parte y no la otra, no estamos practicando la Palabra. No somos hacedores de la Palabra.
Primero que nada, el Señor dijo que no nos preocupáramos. Si vamos a preocuparnos y a tener ansiedades, entonces no nos hará ningún bien hacer peticiones. Si Dios dijo que no nos preocupáramos, entonces esto quiere decir que podemos abstenernos de hacerlo. Dios es un Dios justo y El no nos va a pedir que hagamos algo que no podamos hacer.
Hubo un tiempo en el que yo creía que podía hacer mis peticiones conocidas delante de Dios, pero tenía dificultad en creer que no podía dejar de preocuparme. Sin embargo, Dios dijo que no tenemos que preocuparnos. Así que yo digo, "rehúso preocuparme o tener alguna ansiedad por cualquier cosa". Le traigo al Señor mis peticiones, y luego le doy las gracias. Esto apacigua y pacifica el espíritu preocupado que el diablo trata de que yo tenga. Si este malestar interno persiste, simplemente regreso a este versículo y lo leo otra vez. Continúo reclamándolo.
Si seguimos el consejo de Pablo y "no nos preocupamos o no tenemos ninguna ansiedad por nada", podemos creer en Dios por la promesa del versículo que sigue: "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:7). Mucha gente quiere lo que dice este versículo siete, pero no quieren hacer lo que el versículo seis dice hacer para alcanzarlo. sin embargo, para recibir esta "paz...que sobrepasa todo entendimiento", tenemos que hacer lo que dice el v.6. "Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (versículo 6).
"La paz de Dios...fortificará y montará guardia", es la versión amplificada de este versículo siete. Mantendrá guardia sobre tu corazón y sobre tu espíritu.
La educación de nuestros espíritus viene al practicar la Palabra de Dios. ¿Puedes recibir los resultados y tener paz sin ser un hacedor de la Palabra? No, realmente no podemos. Sé un hacedor de la Palabra y crecerás espiritualmente.

         Regla 3 – Dando el Primer Lugar a la Palabra.
Proverbios 4:20-22: “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”.
Con tantas voces diferentes rodeándonos, es a menudo difícil detenernos y oír la voz de la palabra de Dios. La familia y los amigos están siempre listos para darnos sus opiniones y consejos. Sin embargo, parte esencial del entrenamiento del hombre espiritual es aprender a escuchar lo que la Palabra de Dios nos dice a nosotros. Es dar el primer lugar a la Palabra en nuestras vidas.
En los versículos citados anteriormente, Dios nos dice que hagamos tres cosas con Su Palabra: (1) Escucharla; (2) leerla; y (3) memorizaría. En el versículo 20 leemos, "...inclina tu oído a mis razones". Siempre que la Biblia es leída en voz alta – en la iglesia, en los devocionales familiares, el evangelio radiado o televisado – dale especial atención a Sus palabras.
El versículo 21 nos dice, "No se aparten de tus ojos...". En otras palabras, dedica tiempo a la lectura de la Palabra, permite que se hunda dentro de tus pensamientos y en tu corazón. Memorízala, como la segunda parte del versículo 21 dice, "...guárdalas en medio de tu corazón".
Si hacemos estas tres cosas encontraremos que la Palabra de Dios es "...vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo" (versículo 22). Entraremos en una vida más abundante en Cristo Jesús. Encontraremos sanidad física para nuestros cuerpos. Todo lo que necesitarnos hacer es darle a la Palabra de Dios el primer lugar en nuestras vidas.

         Regla 4 – Obedeciendo Instantáneamente a la Voz de Nuestro Espíritu.
El espíritu humano tiene una voz. Nosotros le llamamos a esa voz, la conciencia. Algunas veces se le llama intuición. O le llamamos una voz interior que nos guía. Es nuestro espíritu hablándonos.
El espíritu de todos los hombres tiene una voz, ya sean salvos o no. Pero el nuevo nacimiento es un renacer del espíritu humano. Tu espíritu recibe información a medida que meditas en la Palabra de Dios. Aprende a obedecer a tu espíritu.
Tu espíritu tiene la vida y la naturaleza de Dios en él, porque el Espíritu Santo mora dentro de ti. El diablo no puede estar dándote la información porque él no está en ti. El está fuera de ti. Dios tiene que comunicarse contigo a través de tu espíritu porque ahí es donde El está. Tu espíritu obtiene su información a través de él. Aprende a obedecer a tu espíritu.
Algunos dicen que la conciencia no es una guía segura, pero eso no es siempre cierto. La conciencia es una guía segura en el creyente Heno del Espíritu Santo porque Dios está morando dentro de él. La conciencia del creyente, la voz de su espíritu, se vuelve la voz de Dios. Dios le está hablando. Pablo dijo que él obedecía a su conciencia (Hechos 23:1).
"Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre..." (Proverbios 20:27). Dios usará tu espíritu para guiarte. Lo usará para alumbrarte. A medida que tu espíritu se alimente y medite en la Palabra, se convertirá más y más en una guía segura; está entrenado en la Palabra.
El Espíritu Santo habla un poquito diferente con aquellos de nosotros que tenemos ciertos dones del ministerio. Pero como regla en las vidas de los creyentes, la voz interior es la voz del espíritu hablando; no el Espíritu Santo. El Espíritu Santo con frecuencia me habla acerca de otros, pero nunca lo oigo para mi propio beneficio. El ministerio de un profeta no le es dado a uno para su propio beneficio, sino para el beneficio de otros. Yo tengo que recibir guía para mí mismo a través de mi propia voz interior.
Cuando aprendamos a oír la voz de nuestro espíritu, llegaremos al lugar donde sabremos qué hacer en todas las fases de la vida. El Señor nos guiará. "Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas" (Proverbios 3:6).

Texto Para Memorizar: "Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón" (Proverbios 20:27).


Comunidad Cristiana
Centro de Avivamiento
“JESUCRISTO ES EL SEÑOR”
Lima-Perú.

Si Usted. Nesecita ayuda en su vida por causa de algún problema de tipo personal, conyugal o familiar, ponemos a su disposición un  servicio de Conserjería Espiritual, Fundada en la Palabra de Dios. Con toda libertad llame al Pastor: Ramiro Roque Paiva, al Celular: 997201914, para hacer una cita y Orar por Usted. Y  ayudarle a cambiar su vida, o envie su petición de Oración a la siguiente dirección de Correo Electrónico: ramiroroque2003@yahoo.com. Este servicio es totalmente gratis para Usted.


No hay comentarios:

Publicar un comentario